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viernes, diciembre 5, 2025
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Argentina adelanta la temporada 2026 de calamar con un esquema escalonado y guiado por la ciencia

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El Consejo Federal Pesquero fija tres fechas de apertura para la pesquería de Illex argentinus, tras el aval del INIDEP y a pedido de las cámaras empresarias. El objetivo: aprovechar mejor los distintos stocks sin comprometer la sostenibilidad.

La campaña 2026 de calamar Illex argentinus en aguas argentinas ya tiene hoja de ruta. El Consejo Federal Pesquero (CFP) aprobó por unanimidad adelantar el inicio de la zafra en el Atlántico Sur, apoyado en un dictamen técnico del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) y en los pedidos formales de la Cámara de Armadores de Poteros Argentinos (CAPA) y el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA), dos de las entidades clave de la flota potera.

La decisión, adoptada tras varias semanas de análisis, establece un calendario de aperturas por zonas y antecedentes de operación, con la mirada puesta en los diferentes stocks que componen la pesquería de Illex y en la fuerte variabilidad que viene mostrando el recurso.

Tres fechas, dos áreas y un mismo objetivo

El esquema aprobado por el CFP para la temporada 2026 queda fijado de la siguiente manera:

  • 2 de enero: apertura entre los paralelos 49° y 52° Sur, área históricamente asociada al denominado Stock Sudpatagónico (SSP).
  • 7 de enero: apertura al sur del paralelo 44° Sur exclusivamente para los buques que hayan operado previamente al sur de 49° Sur durante al menos tres días de pesca.
  • 12 de enero: apertura al sur del paralelo 44° Sur para el resto de la flota, completando así la habilitación general de la pesquería.

Este esquema escalonado busca ordenar el esfuerzo de pesca, evitar solapamientos innecesarios entre stocks y dar respuesta a las demandas operativas del sector, que venía reclamando previsibilidad en las fechas de inicio para planificar mejor sus mareas y la logística en puerto.

El respaldo científico: aprovechar el Stock Desovante de Verano

El punto central del dictamen del INIDEP tiene que ver con el Stock Desovante de Verano (SDV), un componente de la población de Illex que, según describen los informes técnicos, hacia mediados de enero ya ha completado su ciclo reproductivo y se encuentra en el tramo final de su vida.

Este stock se distribuye, en términos generales, entre los paralelos 44° y 48° Sur, al oeste del meridiano 62° Oeste, en un área donde la presencia del Stock Sudpatagónico (SSP) es baja o prácticamente nula. Esa segregación espacial abre una ventana de oportunidad: una explotación temprana que permita capturar calamares que ya han desovado, sin comprometer la estructura reproductiva del conjunto de la población.

En los últimos años, el INIDEP viene avalando adelantos acotados de la temporada justamente para optimizar la captura del SDV, una orientación que ya se aplicó en campañas recientes y que ahora se consolida para 2026.

Variabilidad del recurso y buena campaña reciente

El informe científico enviado al CFP también analizó el comportamiento de la flota sobre el Stock Sudpatagónico, al sur del paralelo 49° Sur. Los datos de los últimos cuatro años muestran una marcada variabilidad espacio-temporal en la distribución del recurso: años con concentraciones fuertes y acotadas, y otros con desplazamientos más erráticos.

Pese a esa variabilidad, la última temporada cerró con un incremento significativo en las capturas de la flota potera, un resultado que contribuyó al aval técnico para ordenar una apertura temprana, pero bajo un esquema más fino por áreas y con fechas diferenciadas.

El papel de las cámaras empresarias

Según han recogido medios especializados argentinos como Redes de Pesca y Agroempresario, el adelanto de la temporada era una demanda insistente de CAPA y CEPA, que en noviembre formalizaron sus pedidos ante el CFP. Ambas entidades argumentaron que una apertura temprana al sur de 44° Sur, en línea con los dictámenes del INIDEP, permite aprovechar mejor el SDV, ordenar el esfuerzo de pesca y ganar días efectivos de trabajo en un contexto de costos crecientes.

La nota de CEPA, del 14 de noviembre, y la presentación previa de CAPA, el 5 de noviembre, fueron el detonante para que el Consejo solicitara al INIDEP un análisis específico de la conveniencia biológica y operativa del adelanto. El dictamen del instituto, fechado el 18 de noviembre, terminó de despejar dudas y allanó el camino para la resolución que fija el cronograma 2026.

Un equilibrio delicado: más eficiencia, sin perder de vista la sostenibilidad

La apertura anticipada es, a la vez, una apuesta por la eficiencia económica y un ejercicio de gestión adaptativa. Desde el punto de vista del sector, cada día ganado en el mar —sobre todo en los picos de abundancia— puede marcar la diferencia en una zafra marcada por el precio del combustible, los costos de insumos y la competencia internacional de flotas que operan fuera de la Zona Económica Exclusiva argentina.

Desde la óptica de la administración y de la comunidad científica, en cambio, el foco está en que ese esfuerzo adelantado no se traduzca en sobrepesca ni en impactos no deseados sobre otros componentes de la población de Illex. De allí la insistencia en:

  • Delimitar con precisión las áreas de apertura según stock predominante.
  • Mantener y reforzar la presencia de observadores a bordo.
  • Ajustar en tiempo real las recomendaciones, en función de la información que llegue desde la flota y los muestreos biológicos.

Un recurso clave para puertos y comunidades del litoral

El calamar Illex argentinus es uno de los pilares del complejo pesquero argentino: genera divisas por exportaciones, ocupa un volumen importante de empleo directo e indirecto y sostiene la actividad de puertos como Mar del Plata, Puerto Deseado o Comodoro Rivadavia, además de toda la cadena de plantas, servicios y logística.

La campaña 2026 se perfila, así, como otro capítulo decisivo para una pesquería que convive con la presión de flotas extranjeras en el borde de la ZEE, la necesidad de mantener la competitividad de la flota nacional y el desafío permanente de demostrar al mercado internacional que la explotación se realiza bajo estándares de sostenibilidad crecientes.

Mirando hacia 2026 y más allá

Con el cronograma ya definido —2, 7 y 12 de enero según áreas y antecedentes de operación—, las empresas ultiman ahora detalles de tripulaciones, reparaciones y pertrechos para llegar listas al inicio de la zafra. El mensaje que deja la decisión del CFP, tras el aval del INIDEP y la presión ordenada del sector, es claro: la gestión de la pesquería de calamar se sigue afinando año a año, con decisiones que intentan acompasar la biología del recurso, la realidad económica y las demandas de sostenibilidad.

El verdadero examen llegará en los próximos meses, cuando los poteros se hagan a la mar y la estadística empiece a escribir la historia de la campaña 2026. Si el clima y el comportamiento del recurso acompañan, el modelo de apertura escalonada podría consolidarse como una herramienta clave para administrar uno de los caladeros más importantes del Atlántico Sur.

Expertos del IHCantabria y del IEO-CSIC reclaman más datos, participación y herramientas para gestionar la convivencia entre parques eólicos y flotas pesqueras

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Tres expertos del IHCantabria y del IEO-CSIC reclamar más datos, participación y herramientas para gestionar la convivencia entre parques eólicos y flotas pesqueras

La transición energética ya ha llegado al mar y, con ella, un reto que atraviesa todo el litoral: cómo encajar la expansión de la eólica marina con la actividad pesquera. En el marco de las Jornadas Técnicas de Celeiro, tres especialistas –Carlos Vinicius da Cruz Weiss, Xabier Guinda Salsamendi (IHCantabria) y Paula Isabel Valcárce Arenas (IEO-CSIC)– pusieron sobre la mesa herramientas científicas, modelos de decisión y estudios de caso que apuntan a una idea central: la coexistencia es posible, pero no automática, y exige datos, planificación fina y una participación real del sector.


Mapear la vulnerabilidad de mares y comunidades

El primero en intervenir fue Carlos Vinicius da Cruz Weiss, investigador del Grupo de Ecosistemas Litorales del IHCantabria y especialista en ciencias de la decisión aplicadas al análisis espacial. Su ponencia giró en torno a un concepto cada vez más presente en los debates europeos: la vulnerabilidad socioecológica marina.

“La pregunta de fondo –explicó– es hasta qué punto los ecosistemas marinos y las comunidades costeras son susceptibles de verse afectadas por el cambio climático y por nuevas actividades como la eólica marina”. Para responderla, su equipo trabaja en el proyecto SIDICTO, centrado en modelos de vulnerabilidad para alimentar los llamados gemelos digitales del océano.

Su enfoque combina tres piezas:

  • Riesgo ecológico: cómo cambian las especies objetivo y los hábitats ante el calentamiento del agua, la salinidad o la implantación de parques eólicos. Para ello utilizan modelos de distribución de especies (SDM) y comparan escenarios actuales y futuros.
  • Riesgo social: dependencia económica de la pesca en cada zona, peso de determinadas especies en las descargas provinciales y exposición de las comunidades a cambios en caladeros u ocupación de espacio marino.
  • Capacidad adaptativa: indicadores como empleo, nivel educativo, PIB per cápita, digitalización, riesgo de pobreza o estructura de edades, que marcan hasta qué punto una comunidad puede reconvertirse o diversificar su economía.

Como caso piloto, el grupo ha analizado la demarcación noratlántica, desde Galicia hasta el País Vasco, donde confluyen tradición pesquera, propuestas de zonas eólicas y otras actividades de la economía azul. A partir de datos oficiales (INE, plataformas europeas como EMODnet y BOE para las zonas eólicas), han calculado índices de vulnerabilidad asociados a la pesca, a la eólica y un índice acumulativo.

Los resultados dibujan un mapa desigual: provincias con mayor peso del sector y mayor dependencia de determinadas especies muestran vulnerabilidades más altas, especialmente cuando el cambio climático desplaza stocks clave o cuando las zonas propuestas para eólica se solapan con áreas de intensa actividad pesquera.

“El objetivo no es decir sí o no a un parque –subrayó Weiss–, sino dotar a la ordenación del espacio marítimo de una base más transparente y equitativa. Que las decisiones se tomen sabiendo quién gana y quién pierde, y con qué margen de adaptación cuenta cada comunidad”.

Entre los próximos pasos, el investigador citó el refinado de indicadores, la incorporación de otros sectores (acuicultura, turismo, transporte marítimo) y la escalada del modelo a toda Europa.


AMBEMAR-DSS: del informe subjetivo al impacto cuantificado

A continuación intervino Xabier Guinda Salsamendi, tecnólogo senior del mismo grupo de IHCantabria y doctor en Ciencias del Mar. Su presentación estuvo centrada en AMBEMAR-DSS, un sistema de soporte a la decisión diseñado para cuantificar los impactos ambientales de la eólica marina.

“Las evaluaciones de impacto ambiental tradicionales tienen un componente subjetivo muy alto”, recordó. “Con AMBEMAR intentamos objetivar y estandarizar esas valoraciones, apoyándonos en análisis geoespacial y técnicas de evaluación multicriterio”.

La herramienta, desarrollada como plugin de QGIS, permite:

  • Cargar capas SIG del proyecto (parques, cables, fondeos) y del entorno (hábitats, aves, rutas de navegación, puertos, caladeros, áreas protegidas…).
  • Definir matrices de impacto cruzando acciones del proyecto en sus distintas fases (construcción, operación, desmantelamiento) con factores ambientales y socioeconómicos.
  • Calcular, mediante lógica difusa, un índice de impacto entre 0 y –1, clasificado en categorías (compatible, moderado, severo, crítico) que se corresponden con la terminología legal.

Cada tipo de impacto –ruido submarino, alteración hidrodinámica, afección visual, interferencia con rutas marítimas, presión sobre aves o sobre recursos pesqueros– tiene sus propias ecuaciones y parámetros de cálculo. En el caso de la pesca, la herramienta cruza caladeros y horas de esfuerzo a partir de datos AIS y fuentes oficiales, para estimar qué porcentaje de actividad quedaría afectado por un parque en una zona determinada.

Guinda presentó una aplicación práctica en Asturias, sobre las áreas ZAPER NOR6, NOR7 y NOR8. Los mapas de esfuerzo muestran un uso muy intenso de arrastre de fondo en parte de estas zonas, especialmente frente a Gijón y Candás. Las conclusiones fueron matizadas:

  • A escala regional, la pérdida de esfuerzo por el cierre de las ZAPER no aparecería como dramática.
  • A escala local, para ciertas flotas y puertos muy dependientes de esos caladeros concretos, el impacto podría ser severo y exigir medidas de mitigación o compensación.

“La lección es clara –resumió–: sin buena información espacial sobre la actividad pesquera, sobre todo de la flota menor, volamos a ciegas. Y además hay que mirar siempre la foto local, no solo las medias regionales”.


Coexistencia pesca–eólica: lecciones de Europa y cautelas para España

La tercera intervención, a cargo de Paula Isabel Valcárce Arenas, coordinadora de Vicedirección Técnica y de Asesoramiento del IEO-CSIC, se centró en la gran pregunta política del momento: “Eólica marina y pesca: ¿coexistencia posible o imposible?”

Valcárce arrancó situando el contexto: más de 80 GW de eólica marina instalada en el mundo, con fuerte presencia en el Mar del Norte y el Báltico, principalmente en parques de cimentación fija. España, en cambio, está en fase de planificación, con POEM aprobados, zonas propuestas para eólica flotante y un horizonte aún abierto a debate sobre el ritmo y la escala de despliegue.

“La mayor parte de la evidencia científica que tenemos procede de mares y flotas muy diferentes a las nuestras”, advirtió. “No podemos copiar y pegar lo que pasa en el Mar del Norte al Cantábrico o al Atlántico ibérico”.

La científica repasó las distintas formas de interacción entre usos del mar:

  • Sistemas multipropósito, donde varias actividades comparten infraestructura (por ejemplo, desaladoras alimentadas por renovables).
  • Usos simbióticos, como proyectos de acuicultura dentro de parques eólicos.
  • Co-localización simple, el caso que nos ocupa, en el que pesca y eólica comparten espacio y tiempo, pero no instalan ni operan infraestructuras de forma conjunta.

En ese escenario, los efectos más inmediatos son la competencia espacial y el desplazamiento de flota, con posibles impactos sobre la seguridad en la navegación, la rentabilidad de determinadas pesquerías y la estructura socioeconómica de puertos y comunidades.

Valcárce presentó varios estudios piloto europeos:

  • En Países Bajos, un parque fijo donde se prohíbe el arrastre pero se han probado artes fijas en zonas y condiciones muy controladas, sin que exista aún evidencia clara de viabilidad económica a escala comercial.
  • En Escocia, casos donde se permite la pesca dentro de los parques y la decisión se deja al patrón y a su aseguradora, con restricciones de distancia a turbinas y cables.
  • En Francia, un parque en el Canal de la Mancha diseñado con fuerte participación del sector, que redujo el número de turbinas y las espació para permitir corredores de arrastre, desplazando el proyecto para evitar bancos de vieira.
  • En Noruega, iniciativas de revisión y recomendación sobre coexistencia aún en fase inicial.

A partir de una revisión bibliográfica reciente, la experta identificó tres grandes barreras para la coexistencia:

  1. Falta de datos finos sobre la actividad pesquera, especialmente en la flota artesanal.
  2. Percepción de riesgo y de inseguridad de los pescadores a la hora de operar entre estructuras y cables, acentuada en el caso de la tecnología flotante.
  3. Marcos regulatorios y de compensación poco claros o muy dispares entre países.

En el lado de las soluciones, Valcárce insistió en varias recomendaciones: participación temprana y real del sector en la planificación, acceso abierto a datos, estudios caso por caso –“cada parque y cada pesquería son distintos”– y diseño transparente de los posibles mecanismos compensatorios allí donde la coexistencia resulte inviable o generé pérdidas evidentes.


Un mensaje común: sin ciencia, datos ni diálogo, no hay futuro compartido

Las intervenciones de Weiss, Guinda y Valcárce dibujaron, desde ángulos distintos, un mismo paisaje: la eólica marina no puede abordarse al margen de la pesca, ni la pesca puede ignorar un proceso de transformación energética que cuenta con fuerte impulso político en Europa.

Herramientas como los índices de vulnerabilidad socioecológica o sistemas de decisión como AMBEMAR-DSS ofrecen nuevas bases para discutir con números, mapas y escenarios en la mano. Pero todos coincidieron en que la clave no es solo técnica, sino también social y de gobernanza.

O la transición energética se planifica con la pesca dentro, con datos, equidad y diálogo, o la “coexistencia” se quedará en un lema vacío

Refugiados climáticos: cuando el hogar se hunde bajo el agua

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La historia de Denecia y Wenceslaus Billiot y de la isla Jean Charles, en Luisiana, simboliza cómo el cambio climático borra paisajes, casas y una forma de vida entera.

Los protagonistas de la crisis climática ya tienen rostro y nombre. No son cifras en un informe del IPCC ni curvas en una gráfica, sino matrimonios como Denecia y Wenceslaus Billiot, que pasaron toda su vida en Isle de Jean Charles, una estrecha lengua de tierra en el sur de Luisiana que se hunde lenta pero inexorablemente bajo el agua. La fotógrafa francesa Sandra Mehl ha retratado su historia en una serie que se ha convertido en símbolo de una nueva categoría humana: los refugiados climáticos.

Isle de Jean Charles, donde vive el pueblo indígena Biloxi-Chitimacha-Choctaw, ha perdido alrededor del 98 % de su superficie desde mediados del siglo pasado por el ascenso del nivel del mar, la erosión costera y la construcción de diques y canales que han alterado el flujo natural de sedimentos del Mississippi. De «casi una aldea» se ha pasado a apenas unas pocas familias resistiendo entre marismas, casas elevadas sobre pilotes y carreteras que se inundan con cualquier temporal.

La pareja fotografiada por Mehl murió antes de que el huracán Ida arrasara en 2021 parte de su vivienda. Tras su fallecimiento, lo que queda de su casa y de su abrazo se ha transformado en metáfora de una vida entera vivida en equilibrio precario frente a un clima cada vez más violento. Su imagen condensa lo que está ocurriendo en decenas de puntos del planeta: comunidades que no se marchan por elección, sino porque el territorio que les sostiene literalmente desaparece.

En el caso de Isle de Jean Charles, el Gobierno federal de Estados Unidos concedió en 2016 un fondo de 48 millones de dólares para reubicar a la comunidad en una zona más segura cerca de la ciudad de Houma, en lo que se presentó como uno de los primeros programas de «retirada gestionada» por causas climáticas. Pero sobre el terreno, el proceso ha sido complejo y conflictivo: no todos los vecinos querían irse, otros se sintieron excluidos de los criterios de elegibilidad, y las tensiones históricas derivadas del racismo y de otros desplazamientos forzosos han resurgido.

Aun así, el caso de Isle de Jean Charles ha pasado a la historia como un laboratorio de cómo gestionar —o cómo no gestionar— la primera ola de refugiados climáticos internos en un país rico. Investigaciones recientes advierten de que, si no se cambia de rumbo, millones de personas en las costas estadounidenses tendrán que abandonar sus hogares a lo largo de este siglo por el avance del mar y el aumento de las tormentas extremas.

Fuera de Estados Unidos, el fenómeno es aún más dramático. Pequeñas islas del Pacífico, del Índico o del Caribe negocian ya su futuro como Estados cuyo territorio habitable se encoge año tras año. En regiones del Sahel o del sur de Asia, las sequías prolongadas y las inundaciones extremas obligan a campesinos y pastores a desplazarse a ciudades saturadas o a cruzar fronteras, generando nuevas tensiones sociales y políticas. Naciones Unidas calcula que, de mantenerse las tendencias actuales, decenas de millones de personas podrían verse forzadas a migrar por motivos vinculados al clima antes de mediados de siglo, aunque no existe una cifra única ni un reconocimiento jurídico específico para estas personas.

Precisamente, uno de los grandes vacíos es legal. La Convención de Ginebra de 1951, que define quién es refugiado, no contempla el cambio climático como causa de protección internacional. Quienes huyen de la subida del mar, de la desertificación o de huracanes cada vez más destructivos quedan atrapados en una zona gris: no encajan en las categorías clásicas de persecución política o étnica, pero tampoco pueden volver a un hogar destruido. De ahí que muchas organizaciones reclamen nuevos marcos legales, o al menos interpretaciones más flexibles de los ya existentes, que permitan dar respuesta a estas nuevas realidades.

Ante esta falta de reconocimiento, la fotografía y el periodismo desempeñan un papel crucial. El trabajo de Sandra Mehl sobre Isle de Jean Charles no solo documenta la desaparición física de un territorio, sino también la de un modo de vida: la pesca artesanal de agua salobre, las redes familiares, las ceremonias comunitarias, las casas de madera que se oxidan frente al pantano. Su cámara recoge el momento exacto en que una cultura se ve obligada a mutar para sobrevivir, y al hacerlo pone rostro al concepto abstracto de «refugiado climático».

En paralelo, expertos en adaptación insisten en que la reubicación no puede ser el «último recurso improvisado» cuando la catástrofe ya es irreversible, sino una política planificada, participativa y dotada de recursos. Estudian experiencias en Países Bajos, Australia o Guatemala, donde comunidades enteras han sido trasladadas para reducir el riesgo de inundaciones, y señalan factores comunes: diálogo temprano, compensaciones justas, participación real de los afectados y respeto por los vínculos culturales con el territorio.

Los refugiados climáticos —o quienes están en camino de serlo— plantean preguntas incómodas a las sociedades emisoras de gases de efecto invernadero. ¿Quién paga la mudanza de una comunidad que pierde su isla, su costa o su cosecha? ¿Qué responsabilidad tienen los países que más han contribuido a la crisis climática en la protección de quienes menos han emitido? ¿Cómo se respetan la dignidad, la identidad y la memoria de las comunidades desplazadas?

Mientras los gobiernos negocian respuestas imperfectas, historias como la de Denecia y Wenceslaus Billiot nos recuerdan que el tiempo corre. Su abrazo, fotografiado poco antes de que la muerte y un huracán deshicieran su hogar, encarna el vértigo de una humanidad que busca refugio frente a un clima que cambia más rápido que nuestras leyes, nuestras políticas y nuestras conciencias. Los refugiados climáticos ya están aquí; la cuestión es si estaremos a la altura de ofrecerles, además de un techo, un futuro digno.

Fotografía:Isle de Jean Charles, donde vive el pueblo indígena Biloxi-Chitimacha-Choctaw

España renueva su asiento en la OMI y refuerza su peso en la regulación marítima mundial

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El país revalida su puesto en el Consejo de la Organización Marítima Internacional y vuelve a impulsar la candidatura de Víctor Jiménez a la presidencia del órgano ejecutivo

España seguirá en la primera línea de la regulación marítima internacional durante los próximos dos años. La Asamblea de la Organización Marítima Internacional (OMI), el organismo de Naciones Unidas encargado de fijar las reglas del transporte marítimo a escala global, ha reelegido a España como miembro de su Consejo, el órgano ejecutivo donde se toman las decisiones clave sobre seguridad, medio ambiente, digitalización y condiciones laborales en la mar. OMI

Las elecciones se celebraron en Londres, con la presencia del ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, al frente de la delegación española. Con este respaldo, el Gobierno volverá a presentar como candidato a la presidencia del Consejo al actual presidente, Víctor Jiménez, representante permanente alterno de España ante la OMI, que ejerce el cargo desde 2021 y optará a su reelección el próximo 4 de diciembre.

“Esta elección es fruto de años de trabajo constante en el seno de la OMI y de una intensa labor diplomática en los últimos días”, subrayan desde el Ministerio, que interpreta el resultado como una confirmación del liderazgo español en la agenda marítima internacional y de la confianza del resto de Estados miembros en la capacidad de España para “tejer acuerdos y buscar consensos” en un momento delicado para el comercio mundial.

En unas breves declaraciones tras la votación, Víctor Jiménez expresó su satisfacción por el apoyo recibido y recordó que la presencia española en el Consejo permitirá seguir aportando una “visión experta y acreditada” en el diseño de un transporte marítimo “sostenible, ágil y resiliente” para el bienio 2026–2027. Según destacó, las prioridades pasan por acelerar la transición energética del sector, impulsar la adopción de tecnologías verdes, avanzar en la digitalización de procesos y reforzar la cooperación internacional en un contexto marcado por las tensiones geopolíticas y la fragilidad de las cadenas logísticas.

La directora general de la Marina Mercante, Ana Núñez, presente también en Londres, celebró la reelección de España y deseó suerte a Jiménez en la nueva carrera por la presidencia del Consejo. Núñez subrayó la importancia de mantenerse “en primera línea” en un momento en el que se están debatiendo cuestiones de fondo como las estrategias de descarbonización del transporte marítimo, la protección de los océanos o el futuro de la navegación autónoma.

La pertenencia al Consejo de la OMI no es nueva para España, pero sí estratégica. El país forma parte de este órgano desde 1973 y, desde 2001, se mantiene integrado en la categoría B, reservada a los diez Estados con mayores intereses en el comercio marítimo internacional. Es una pieza intermedia entre la categoría A —que agrupa a los diez países con más peso en la prestación de servicios marítimos a escala global— y la categoría C —que reúne a 20 países seleccionados por criterios geográficos para asegurar una representación equilibrada de todas las regiones marítimas del mundo—. En total, 40 Estados forman este “núcleo duro” desde el que se orientan las decisiones del plenario.

La reelección llega en un momento en el que el transporte marítimo vuelve a estar en el centro del tablero económico y político. Más del 80 % del comercio mundial se mueve por mar y cualquier disrupción —ya sea climática, bélica o logística— tiene efectos inmediatos en precios, suministros y estabilidad económica. En paralelo, crece la presión social y regulatoria para reducir las emisiones del sector, responsable de en torno al 3 % de las emisiones globales de CO₂, y para mejorar la protección de los océanos frente a vertidos, basura marina y otros impactos.

En ese marco, España ha tratado de posicionarse como un actor proactivo: impulsando la reducción progresiva de emisiones de los buques, defendiendo estándares más estrictos de seguridad y formación de la gente de mar, y apoyando la digitalización de los procesos marítimos —desde la ventanilla única portuaria hasta los sistemas de tráfico marítimo— como palanca para ganar eficiencia y transparencia. La continuidad de su asiento en el Consejo permitirá mantener esa línea de trabajo y, al mismo tiempo, reforzar la visibilidad de la comunidad marítima española en los debates globales.

Durante la semana de la Asamblea, la delegación española —integrada por responsables del Ministerio de Transportes y de la Dirección General de la Marina Mercante— ha mantenido una intensa agenda de contactos bilaterales con otros países y con representantes del sector. En las imágenes difundidas por el propio Ministerio se ve al ministro Óscar Puente junto a Víctor Jiménez, así como a la delegación posando ante el conjunto de banderas de los Estados miembros frente a la sede de la OMI en Londres, una puesta en escena que subraya el carácter “de Estado” de esta representación.

El reto ahora se traslada al interior del Consejo, donde España aspira a revalidar la presidencia que Víctor Jiménez ejerce desde 2021. Ese puesto sitúa al país en una posición privilegiada para moderar las grandes discusiones sobre el futuro del transporte marítimo, desde la definición de un posible precio global al carbono en el sector hasta la regulación de las nuevas rutas árticas o la seguridad de la navegación en zonas de conflicto.

En términos prácticos, el Gobierno confía en que esta presencia reforzada contribuya también a defender los intereses de la flota, los puertos y las industrias marítimas españolas, muy expuestas a los cambios normativos que se gestan en Londres. Las decisiones sobre estándares de eficiencia energética de los buques, requisitos de combustible, control de emisiones o digitalización de documentos tienen un impacto directo en armadores, navieras, astilleros, puertos y empresas de servicios marítimos de todo el país.

La nota de prensa del Ministerio de Transportes insiste en un mensaje que resume el sentido de este nuevo mandato: en un mundo lleno de incertidumbres, con conflictos regionales, crisis climática y tensiones en las cadenas globales de suministro, el transporte marítimo continúa siendo “la base que garantiza el comercio mundial”. En ese tablero, España quiere seguir jugando en la mesa donde se toman las decisiones. Y la reelección en el Consejo de la OMI, con la mirada puesta en la presidencia del órgano, es la confirmación de que, al menos por los próximos dos años, lo seguirá haciendo desde el centro mismo del puente de mando.

María Luisa Álvarez alerta en Celeiro: “El pescado está perdiendo la batalla del tiempo, del presupuesto y de la cocina”

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La directora general de FEDEPESCA reclama bajar el IVA, recuperar la cultura culinaria y adaptar la pescadería tradicional a una sociedad “cada vez más vaga y distraída”

Celeiro volvió a poner foco en el último eslabón de la cadena pesquera: el comercio minorista tradicional. En las Jornadas Técnicas del Puerto de Celeiro, la directora general de FEDEPESCA, María Luisa Álvarez, ofreció una intervención tan contundente como cargada de datos sobre el presente y el futuro de las pescaderías de barrio y del consumo de productos pesqueros en los hogares.

Álvarez dirige una organización que agrupa a 6.200 comercios especializados en toda España, que dan empleo a más de 20.000 personas, con una misión clara: prestigiar al sector, mejorar su competitividad y apostar por la innovación. FEDEPESCA ha sido reconocida con el Premio Alimentos de España, y la propia Álvarez recibió en 2024 la Encomienda al Mérito Pesquero del MAPA. Además, dirige FedePesca, la asociación provincial de pescaderos de Madrid. “Es una entidad inquieta, siempre probando proyectos nuevos e imaginativos que abren camino a otros”, se recordó en su presentación.

Desde ese bagaje, la responsable del sector mayorista y detallista puso el dedo en la llaga en tres grandes cuestiones: relevo generacional, representatividad del comercio tradicional y una reivindicación que lleva años defendiendo: la bajada del IVA del pescado. “Todavía no se ha conseguido —subrayó el moderador—, pero ojalá llegue por el bien del consumidor y de toda la cadena de valor”.


Una sociedad que cambia a toda velocidad

Álvarez partió de un diagnóstico socio-demográfico. España roza ya los 50 millones de habitantes, de los cuales en torno al 15% es de origen extranjero. “Los españoles estamos dejando de practicar nuestra dieta pesco-mediterránea y quienes llegan traen su propia cultura gastronómica, que no adoptan la nuestra automáticamente. Hay que pensar en ellos, en cómo hacerles llegar nuestros productos”, advirtió.

El mapa de los hogares también ha cambiado:

  • cada vez hay más hogares y más pequeños,
  • el 72% de los hogares de jóvenes son de una o dos personas,
  • muchos adultos comparten piso por la dificultad de acceder a una vivienda,
  • la familia tradicional “pareja con hijos” apenas representa ya alrededor del 17%.

“Queremos ser eternamente jóvenes y mantener hábitos juveniles durante más tiempo. Eso afecta a cómo comemos”, apuntó.


Adiós a la mesa compartida: se rompe la “comensalidad”

Uno de los conceptos que más subrayó fue el de “comensalidad”. Para Álvarez, la dieta pesco-mediterránea no es sólo una lista de alimentos, sino “un estilo de vida basado en lo que comemos y en cómo lo comemos”.

“Tradicionalmente comíamos en compañía; eso se está abandonando a marchas forzadas”, lamentó. Hoy mandan el tupper en el trabajo y las cenas descoordinadas:

“Cada miembro de la familia cena por su cuenta, con su tablet. La comensalidad, que es un gran cohesionador social, se está perdiendo”.


El marketing educa… y nos vende que cocinar ‘es un rollo’

La directora de FEDEPESCA fue muy crítica con el papel del marketing alimentario. Puso el ejemplo del salmón noruego, cuyo éxito atribuyó a “años de inversión constante en comunicación e imagen país”, pero amplió el foco hacia la industria de los ultraprocesados:

“El marketing nos está educando. Nos vende que cocinar es una pérdida de tiempo, que lo guay es estar muy ocupado y que los frescos son un rollo porque hay que ir a comprarlos y cocinarlos”.

Ese discurso, impulsado por grandes corporaciones que fabrican productos ultraprocesados, “está calando y mucho”, advirtió.


Más mascotas que niños… y pescado también para ellos

Entre los datos que sacudieron a la sala, uno ya casi tópico pero no por ello menos significativo: en España hay más mascotas que niños.

  • Más de 10 millones de perros,
  • cerca de un millón de gatos,
  • 28 millones de animales de compañía presentes en el 40% de los hogares.

FEDEPESCA ha decidido convertir esa realidad en oportunidad:

“Este año hemos lanzado a nuestras pescaderías la venta de productos pesqueros para mascotas. Hay una empresa española que hace una gama magnífica sólo a base de pescado, y está funcionando muy bien”.

“Tenemos que vender productos para toda la familia —añadió— y hoy la familia también son las mascotas. Los supermercados llevan años haciéndolo; ¿por qué no la pescadería tradicional?”.


Suplementos, pantallas y falta de tiempo: la tormenta perfecta

Álvarez enlazó otros tres fenómenos que compiten directamente con los alimentos frescos:

  1. El boom de los suplementos vitamínicos, que ya mueve unos 2.000 millones de euros. “En mi generación, que levante la mano la mujer que no toma omega 3 o magnesio. Los jóvenes están obsesionados con la salud, pero funcionan por ingredientes y pastillas más que por comida real”.
  2. El tiempo fagocitado por internet.
    Citó estudios que cifran en 5 horas y 42 minutos el tiempo medio diario que pasamos conectados y cerca de 2 horas en redes sociales.
    “Decimos que no tenemos tiempo, pero dedicamos horas a la pantalla. Hemos internalizado tareas que antes subcontratábamos —como gestionar viajes o banca—, mientras subcontratamos otras como cocinar o cuidar el cuerpo. El resultado: menos cocina”.
  3. La caída del acto de cocinar. “Casi un 41% de los españoles no cocina nunca o muy rara vez. Ocho millones de personas viven sobre todo de comida preparada. Es abrumador”.

Paradójicamente, cuando se pregunta al ciudadano cómo le gustaría comer, la respuesta casi unánime (93,4%) es: frescos, de temporada y locales. “Queremos unas cosas y hacemos otras. Hemos perdido la voluntad del esfuerzo para alcanzar nuestros propios objetivos”, resumió.


Menos pescado en casa, más platos preparados… y un relevo generacional roto

Los datos de consumo que manejó la directora general son preocupantes:

  • El consumo de productos pesqueros en el hogar ha caído alrededor de un 35% en diez años.
  • A julio de 2025 se sitúa en torno a 17,8 kilos por persona y año para el conjunto de frescos, congelados y transformados.
  • En hogares con niños, esa cifra baja a menos de la mitad.

“Se ha roto el canal educativo gastronómico de una generación a otra. Nadie enseña a los niños a comer pescado ni a cocinar”, advirtió. Fuera del hogar, el consumo crece, pero poco: unos 4–6 kilos por persona y año entre restauración y delivery, porcentajes inferiores a otros alimentos.

En paralelo, los platos preparados se han disparado un 514% en 20 años, hasta casi 17,2 kilos por persona y año, prácticamente el mismo volumen que el conjunto de productos de la pesca.

El canal de pescadería tradicional, explicó, está aguantando mejor que la media, pero sufre una sangría silenciosa:

“Perdemos puntos de venta no tanto por la competencia como por falta de relevo generacional. Los propietarios no han querido que sus hijos se quedaran y para muchos empleados ser autónomo hoy es casi heroico. Es un trabajo exigente y poco valorado”.


IVA, ultraprocesados y coste real de la mala alimentación

En este contexto, la reivindicación de bajar el IVA del pescado se convierte, para Álvarez, en cuestión de coherencia sanitaria y social.

Citó la nueva pirámide alimentaria 2025, que incorpora explícitamente la cocina, la actividad física, la sociabilidad y el consumo de productos locales y sostenibles, y un gran estudio internacional sobre ultraprocesados que califica estos productos como “una de las amenazas más urgentes para la salud pública en el siglo XXI”.

“Ese trabajo plantea gravar determinados ultraprocesados y liberar de impuestos los alimentos mínimamente procesados. Y el pescado está ahí, en el grupo de los alimentos de verdad. Con argumentos así, lo del IVA tenemos que conseguirlo”.

La directora de FEDEPESCA recordó que España gasta más de 26.000 millones de euros al año en enfermedades ligadas a la mala alimentación y que el absentismo laboral podría costar unos 33.000 millones.

“Cuando me dicen que el pescado es caro, yo respondo: caro es perder la salud. Eso sí que es caro”.


“Nos estamos volviendo vagos”: luchar por el presupuesto… y por el tiempo

El diagnóstico de Álvarez es duro, pero no pesimista. “Nos estamos volviendo vagos, muy vagos”, dijo sin rodeos, aludiendo a que el 47% de los españoles asegura que no tiene tiempo libre.

En esa realidad, resumió, el sector de la pesca lucha en dos frentes:

  • la batalla del presupuesto: cada euro compite con viajes, ocio, plataformas, pedidos a domicilio, gasolina o alquiler;
  • y la batalla del tiempo: cocinar requiere planificación y esfuerzo, mientras la oferta de soluciones listas para comer crece sin parar.

A ello se suma una “gran desconexión emocional” con el producto:

“Los niños ven una merluza y les parece un bicho raro; un pulpo les parece un diplodocus. Ya no se sabe de dónde sale lo que comemos”.


Pescadería gastronómica y nuevas ideas para no rendirse

Pese al panorama, María Luisa Álvarez sacó pecho de la capacidad de adaptación del comercio tradicional. FEDEPESCA impulsa el concepto de “pescadería gastronómica”:

  • mostrador de fresco como base,
  • obradores en tienda,
  • platos cocinados y listos para llevar,
  • degustaciones en el punto de venta,
  • servicios de delivery,
  • sushi y otras elaboraciones modernas.

“Algunas pescaderías están haciendo cosas apabullantes. A pequeña escala, sí, pero os aseguro que esos negocios van bien”, aseguró.

Su mensaje final fue doble. Por un lado, a las administraciones, para que actúen con políticas coherentes: educación alimentaria, comedores escolares saludables, combate a la desinformación y, sobre todo, rebaja del IVA a los productos pesqueros. Por otro, al propio sector y a la ciudadanía:

“La identidad culinaria es parte de nuestra cultura. Cocinar empieza a ser un acto de resistencia. Yo cocino todos los días y lo vivo como la mejor inversión en mi salud y en mi felicidad. Si queremos un mar vivo y una pesca con futuro, también necesitamos cocinas vivas y consumidores conectados con lo que comen”.

Gorka Azkona radiografía el futuro del pescado en la gran distribución: “Competimos por cuota de estómago”

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El responsable de compras de pescadería de Grupo Eroski alerta en Celeiro del reto del precio, los nuevos hábitos de consumo y la necesidad de innovar en producto y comunicación para que el pescado llegue a los jóvenes

¿Qué está pasando con el consumo de pescado cuando el cliente entra en un supermercado? ¿Por qué gana terreno el salmón mientras la merluza se resiente? ¿Qué hueco le queda al mostrador tradicional frente al envasado y los platos preparados? A estas y otras preguntas trató de responder Gorka Azkona, responsable comercial de pescadería del Grupo Eroski, durante su intervención en las jornadas de Celeiro.

Socio de la cooperativa desde 2001, Azkona conoce el negocio del pescado desde todos los ángulos: fue responsable de compras de pescadería y comida preparada entre 2013 y 2014 y, desde 2014, dirige el equipo de compradores de pescado del grupo, además de liderar el diseño de la promoción, la estrategia de gama y la política de precios.

En Celeiro, dejó claro desde el inicio que no venía a hablar del “modelo Eroski”, sino de tendencias de mercado:

«Voy a hablar en general de lo que veo y leo, apoyado en datos, no sólo en opiniones. Mi intención es desgranar claves para entender por qué pasan las cosas y poder anticiparnos».


De Chencho al algoritmo: cómo ha cambiado la pescadería

Azkona arrancó su ponencia con una imagen simbólica: la de Chencho, 93 años, fundador de las pescaderías de Eroski a principios de los años 80, haciendo la compra en una tienda del grupo a las nueve de la mañana.

«Yo estoy aquí porque él fue quien empezó con las pescaderías», recordó. Y a partir de esa figura repasó en clave comparativa todo lo que ha cambiado el negocio:

  • Estandarización de procesos: “Chencho bajaba a Mercabilbao, compraba el pescado, hacía el picking en los muelles lloviera o tronase… Hoy eso sería impensable”.
  • Legislación más exigente y seguridad alimentaria: alta de un proveedor que ahora puede tardar una semana por exigencias de certificaciones y auditorías; trazabilidad estricta; fin de las etiquetas “puestas luego”.
  • Información en tiempo real y competencia global: «Hoy sabemos lo que pasa en Noruega, en China o en Alaska casi antes que en el puerto de al lado».
  • Entrada masiva de la acuicultura: lo que eran “proyectos” (salmón, doradas, lubinas) son ahora parte central del negocio.
  • Tecnología e inteligencia artificial: «Antes el responsable escribía a boli en la factura los precios de venta; hoy a mí los precios me los propone una inteligencia artificial, aunque luego los revisemos».

Esa transformación, subrayó, es transversal: afecta al barco, a la logística, a la industria y, por supuesto, al comercio detallista.


Más datos, menos intuición: entender al cliente… y sus “puntos de dolor”

Para anticipar el futuro, Azkona insistió en dos ideas: mirar al pasado para entender inercias y, sobre todo, trabajar con datos fiables.

«En el mundo del pescado se ha mejorado mucho, pero aún nos queda recorrido. No podemos quedarnos en lo que me han contado, tenemos que apoyarnos en estudios serios», defendió.

Mostró un esquema del “viaje” del cliente desde que entra en la tienda hasta que consume el pescado en casa. El resultado, dijo, es elocuente:

«Lo que nos dice el cliente es que comprar pescado no le gusta, no le resulta sencillo. Ese recorrido está lleno de puntos rojos, lo que los expertos llaman puntos de dolor».

Entre esos puntos de fricción citó:

  • la dificultad para elegir pieza y corte,
  • la incomodidad de hacer cola o manchar en casa,
  • el olor a la hora de cocinar,
  • la gestión de espinas y residuos.

«En cambio, comer pescado sí gusta. Se consume por placer y por salud. Ahí tenemos una fortaleza indudable», apuntó. El reto, a su juicio, es reducir al máximo esos puntos de dolor, desde la tienda hasta el hogar, y para ello toda la cadena de valor tiene que implicarse: “Muchos de esos problemas se generan o se pueden solucionar según cómo nuestro proveedor nos sirve el producto”.


Más frescos en la cesta… pero jóvenes despistados y nuevas proteínas en alza

Azkona aportó también algunas claves de contexto:

  • El gasto en productos frescos crece y el pescado mantiene un papel relevante en la cesta, especialmente en edades avanzadas.
  • La curva de consumo por edad sigue siendo la de siempre: a más edad, más pescado; pero los jóvenes se incorporan más tarde y consumen menos cantidad.
  • Otras proteínas, como el huevo, están “disparadas” gracias a su imagen saludable, versatilidad y precio.

«Tenemos que saber contra qué competimos y cuáles son las fortalezas y debilidades de cada proteína para posicionar mejor la nuestra», señaló.


Inflación, cestas pequeñas y miedo al desperdicio

La coyuntura económica también pesa. El responsable de Eroski describió así el escenario:

  • Cestas cada vez más pequeñas y más visitas a la tienda: la gente controla el gasto y compra más a menudo.
  • Eso es bueno para los perecederos —“si vinieran una vez al mes, el fresco sufriría mucho”—, pero hay un efecto colateral:
  • El ticket duele: “Cuando pasan por caja revisan el ticket y el pescado ‘canta’, porque una buena merluza sube mucho el importe frente a productos como el huevo”.
  • Crece la preocupación por el desperdicio alimentario, lo que penaliza productos de caducidad corta como el fresco sin transformar.

Redes sociales, dietas y airfryer: la cocina ha cambiado de manos

El análisis de Azkona se detuvo también en el impacto de las redes sociales y las nuevas modas de consumo:

  • La alimentación ha dejado de ser tan tradicional: “Hoy es muy fácil cambiar la pauta de alguien porque sigue a un influencer o una dieta de moda”.
  • Muchos jóvenes confunden “salud” con una hamburguesa vegana ultraprocesada: “Si en esa dieta el gurú de turno no mete pescado, estamos apañados”.
  • Nuevas tecnologías domésticas, como la airfryer, se han convertido en estándar: “Hace nada nadie tenía una; ahora es microondas, airfryer y colchón en el suelo”.

De ahí que insista en adaptar formatos:

«Necesitamos productos aptos para esas redes sociales, para esas airfryers, para el canal online. Si no, nos quedamos fuera del radar».


Pirámide envejecida, inmigración y pérdida de mano de obra

Las pirámides de población que mostró apuntan a un doble efecto: más mayores (buen dato para el pescado) pero también grandes dificultades para encontrar mano de obra en toda la cadena, incluida la pescadería tradicional:

«Cuesta encontrar gente. Y la pescadería clásica es una sección muy intensiva en personal», lamentó.

Sobre inmigración, la vio como una oportunidad gastronómica: “Es gente que cocina mucho y mantiene sus recetas; les gusta la gastronomía, también la rápida, pero cocinan”. Puso como ejemplo el auge del ceviche y del pescado crudo (sushi, poke, tartar):

«Ahí tenemos que meternos, no puede ser todo salmón. Cada uno tiene que jugar con sus fortalezas».


Precio, comodidad y espinas: las grandes barreras que ve el cliente

Cuando se pregunta al consumidor qué le frena, el veredicto es claro:

  • El precio: “El 80% dice que es una barrera importante. Siempre ha tenido fama de caro y no hemos sabido promocionarlo bien. Reclaman promociones y platos económicos, también en hostelería”.
  • La necesidad de producto limpio, cortado y que “me solucione la vida”:
  • «Una merluza entera asusta: no sé cómo meterle mano y me llena la basura».
  • Miedo a las espinas y a cocinar mal el producto.

Esto abre espacio a productos precocinados, despieces y elaborados sencillos, que faciliten la experiencia sin renunciar al sabor ni a la salud.


Hostelería y acuicultura: aliados y competidores

En restauración, Azkona recordó que muchos chefs apuestan por la acuicultura para estandarizar procesos: “Les garantiza calidad homogénea y precio más estable”.

Eso no significa que el pescado salvaje desaparezca; al contrario, la restauración lo ve como un elemento de prestigio y diferenciación. Pero, subrayó, “hay que ponérselo fácil” a la hostelería, igual que al consumidor doméstico: cortes adaptados, formatos prácticos y soluciones que no compliquen la operativa de cocina.


El mostrador retrocede, el envasado avanza

Una de las partes más crudas de la intervención fue la dedicada al formato de venta en tienda. Azkona no se anduvo con rodeos:

  • Los mostradores son cada vez más pequeños y los lineales de envasado más grandes.
  • Cada remodelación obliga a preguntarse si mantener, reducir o eliminar la pescadería tradicional: “El mostrador consume muchos recursos y es muy difícil ganar dinero en él”.
  • Durante la pandemia, la venta de producto envasado se disparó por razones higiénicas y de rapidez, y se ha mantenido: “La gente lo probó, le gustó y repite. Es lo que más crece con diferencia”.

Puso cifras orientativas:

  • langostino cocido: 50% mostrador / 50% envasado,
  • salmón fresco: 50/50,
  • pulpo cocido: 70% cocido y envasado,
  • mejillones elaborados: ya al 50% en valor entre formatos.

Mientras tanto, cadenas en fuerte expansión como Aldi y Lidl apuestan decididamente por el envasado, sin mostrador tradicional:

«Son operadores que necesitan operaciones muy económicas para vender barato. Se ‘cepillan’ el mostrador porque es caro de operar».

Incluso en formatos de franquicia, la pescadería se resiente: “Podemos tener cientos de franquicias y muy pocas con pescadería, porque cuesta mucho rentabilizarla”.


Guerra por la “cuota de estómago”: restauración vs. supermercado

Azkona describió una “batalla encarnizada” por lo que denominó la cuota de estómago.

  • La hostelería ha ganado terreno con el servicio a domicilio.
  • La gran distribución responde abriendo cocinas en tienda y ampliando la oferta de platos preparados.

Es ahí donde el pescado, reconoció, aún tiene poca presencia:

«Mi compañero de platos preparados me dice: “¿Qué pescado pongo? No seremos capaces de desarrollar productos para meter la cabeza aquí”. Y mientras tanto estamos perdiendo oportunidades».


Salmon marketing vs. merluza desaprovechada… y el problema del anisakis

En el debate posterior, surgió inevitablemente la comparación entre salmón y merluza. Azkona fue claro:

  • El salmón se ha convertido en un producto versátil, bien promocionado y omnipresente (sushi, poke, tartar, ahumado…).
  • Los exportadores destinan un porcentaje importante de sus ventas a marketing, con campañas en TV, redes y prensa.
  • La aquicultura permite calidad homogénea y menos “sustos” en cocina.

La merluza, en cambio, sufre por varios frentes: falta de adaptación a las nuevas recetas de moda, percepción de precio alto y, sobre todo, el impacto del anisakis:

«Ahí tenemos que hacer autocrítica: lo hemos gestionado mal. Hay mucha gente que ha dejado de comprar o que ha pasado a congelar todo el pescado».

Como respuesta, apuntó a la buena experiencia con lomos y filetes limpios de merluza, que funcionan “fenomenal” en lineal envasado. El problema es que al mostrador le cuesta dar el salto definitivo del pescado entero al despiece, entre otras cosas por la percepción del cliente: “Cree que el kilo de filete es mucho más caro que la pieza entera, aunque el valor real sea proporcional”.


Educación, influencers y tiempo: recuperar cultura gastronómica con nuevos códigos

Preguntado por el papel de las familias, Azkona reconoció que se ha perdido parte de la transmisión culinaria de abuelas a nietos, pero que la realidad social ha cambiado:

«Vamos todos con prisas, con las dos personas trabajando en casa… Eso exige soluciones rápidas. Hay que mantener esa cultura porque es un valor en sí mismo, pero sin negar la necesidad de formatos que encajen en las nuevas vidas».

Reclamó invertir no sólo en producto, sino en educación alimentaria y comunicación:

  • explicar de forma sencilla por qué un pescado fresco es más saludable que una hamburguesa ultraprocesada “con sabor a pescado”,
  • estar presentes en las dietas y prescripciones que siguen los jóvenes,
  • aprovechar su preocupación por la salud, el deporte y, en teoría, la sostenibilidad.

Y lanzó un mensaje al conjunto de la cadena pesquera:

«Las cosas cambian muy rápido. Si no diseñamos productos en los que todos ganemos —flota, industria, distribución y hostelería—, se irán recortando recursos y el pescado irá perdiendo peso. La buena noticia es que el cliente quiere comer pescado. La cuestión es si vamos a ser capaces de ponérselo fácil».

Isabel Artime abre las XXIX Jornadas Técnicas de Celeiro preocupada por el poco ambicioso marco financiero 2028-2034

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La secretaria general de Pesca defiende en el puerto lucense una reforma realista de la PPC, más fondos europeos, relevo generacional y modernización de la flota como claves del porvenir del sector

Celeiro volvió a convertirse en kilómetro cero del debate pesquero español. La secretaria general de Pesca, Isabel Artime, inauguró las 29ª Jornadas Técnicas de Difusión del Sector Pesquero subrayando, desde el primer minuto, el carácter estratégico del momento que vive la pesca europea y el papel que el puerto lucense y su organización de productores juegan como referente.

Reafirmamos nuestro compromiso con un objetivo común, que es el futuro de la pesca y del sector pesquero español”, arrancó Artime, antes de dedicar sus primeras palabras a la OPP del Puerto de Celeiro, a la que calificó de “extraordinaria” por su “constante trabajo” y su “liderazgo”. “Han convertido a esta organización en un referente, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras”, subrayó, recordando que estas jornadas son ya, tras 29 ediciones, “una cita esencial y pionera donde se debaten temas de gran futuro”.

“La sostenibilidad y el futuro no son eslóganes, son objetivos alcanzables”

El lema de esta edición —“Apuesta por un mar vivo y por una pesca con futuro”— sirvió a la secretaria general para marcar el tono de su intervención. “Refleja a la perfección la filosofía de la Secretaría General y nos sentimos plenamente identificados con esa declaración de intenciones, porque encierra una idea fundamental: la sostenibilidad y el futuro no son soluciones, son objetivos, y además son objetivos alcanzables”, afirmó.

Artime defendió que el sector “demuestra cada día” que es posible compatibilizar el desarrollo económico con la conservación de los recursos y la generación de empleo. “Esa compatibilidad es clave para asegurar la continuidad de nuestras comunidades costeras”, insistió.

Recordó que durante 2025 la Secretaría General de Pesca ha trabajado “de la mano del sector” para reforzar estructuras, construir marcos normativos sólidos y diseñar estrategias que permitan avanzar “con seguridad hacia un futuro sostenible”. “Lo hemos hecho pensando no sólo en atender necesidades inmediatas, sino también en preparar a nuestra flota, a nuestras empresas y a nuestras comunidades para los desafíos del mañana”, dijo.

España se reivindica en la revisión de la Política Pesquera Común

Uno de los ejes de su discurso fue el análisis en curso de la Política Pesquera Común (PPC) en el seno de la Unión Europea. “España está plenamente comprometida con la revisión de la PPC. Es crucial entender qué funciona, qué necesita mejorar y hacia dónde debe avanzar la política pesquera en los próximos años”, señaló.

En ese contexto, explicó que España ha liderado, junto con otros Estados miembros “amigos de la pesca”, un grupo de trabajo que la semana pasada presentó al comisario de Pesca un documento en el Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca (AgriFish). Ese texto propone una revisión de la PPC basada en la realidad de las flotas y de las comunidades costeras, marcando a la Comisión “las líneas hacia una política más equilibrada, más realista y adaptada a las necesidades del sector”.

En paralelo, la Secretaría General ha elaborado un documento de simplificación normativa y administrativa, ya remitido a Bruselas, que identifica las medidas que requieren actualización “para garantizar la viabilidad y la operatividad del sector”. El informe está disponible en la web ministerial y “abierto a las sugerencias” de los interesados.

Artime quiso destacar, en este punto, la implicación del sector en el proceso. “En la consulta abierta por la Unión Europea, España aportó el 59% de las sugerencias. Eso demuestra la enorme importancia que tiene la pesca para nuestro país y el gran compromiso del sector con la política pesquera común”, recalcó.

Nuevo marco de control: seguridad jurídica y lucha contra la pesca ilegal

La secretaria general repasó también los avances legislativos del último año. Subrayó la aprobación, el 21 de octubre, por el Consejo de Ministros, del proyecto de ley de inspección, control y régimen sancionador, que actualiza un marco que llevaba veinte años sin renovarse.

Recordó que durante dos décadas la Ley 3/2001 de Pesca Marítima del Estado ha sido la norma básica, pero la evolución del sector, los cambios internacionales y europeos, y los desafíos técnicos hacen necesaria su revisión. Esa senda, dijo, se inició con la Ley 5/2023 de Pesca Sostenible e Investigación Pesquera, que “sentó las bases de un marco adaptado a los principios de sostenibilidad, gestión responsable, investigación científica y valor socioeconómico del sector”.

“Ahora, con el nuevo proyecto de ley de control e inspección, el objetivo es fortalecer nuestro sistema de control y, sobre todo, dotar de seguridad jurídica y proporcionalidad al régimen sancionador, adecuándolo también al régimen de ayudas”, explicó. Todo ello, añadió, refuerza el compromiso de España como referente internacional en la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no regulada (INDNR).

Junto a esa propuesta legislativa, avanzó en la tramitación de un Real Decreto de desarrollo de la Ley 5/2023 que regulará medidas de gestión: requisitos de acceso a los recursos, criterios de asignación de posibilidades de pesca, mecanismos de flexibilidad, transmisión y gestión conjunta de cuotas, intercambios, etcétera. “Son herramientas modernas, transparentes, eficaces y adaptables, pensadas para reforzar la sostenibilidad, pero también para mejorar la eficiencia, la eficacia y la estabilidad de la actividad pesquera en los próximos años”, afirmó.

Sobre este texto, insistió en que se están estudiando “con especial atención” las numerosas observaciones del sector. “No podemos legislar al margen del sector. Queremos agradecer su participación comprometida en todas las normas que ponemos a consulta”, dijo.

Defensa frente al cierre de ecosistemas vulnerables

En un auditorio especialmente sensible a las restricciones en el Atlántico nororiental, Artime dedicó un amplio bloque a la defensa jurídica de la flota española frente a las limitaciones en ecosistemas marinos vulnerables (EMV).

Recordó que España ha interpuesto un recurso de casación ante el Tribunal de Justicia de la UE contra la sentencia del Tribunal General de 11 de junio. “Entendemos que la sentencia no valoró adecuadamente los impactos socioeconómicos y contraviene un principio fundamental de la PPC: el equilibrio entre sostenibilidad ambiental, social y económica”, argumentó.

El recurso, añadió, incide en que los informes científicos acreditan el bajo impacto del palangre de fondo y no se tuvieron suficientemente en cuenta. “La medida adoptada por la Comisión nos parece desproporcionada e injusta, sobre todo para una flota que ha invertido considerables esfuerzos en ser cada vez más sostenible”, remarcó.

Artime celebró el apoyo de Irlanda, que se ha sumado al recurso, reforzando la posición española. Mientras tanto, explicó, el Gobierno mantiene conversaciones con la Comisión, que ha pedido al ICES una nueva evaluación científica, con aportaciones del Instituto Español de Oceanografía. “Es un camino que vamos a seguir en paralelo al recurso, trabajando en grupos técnicos y científicos para crear incluso un métier específico para este arte”, apuntó.

Relevo generacional, condiciones dignas y modernización de la flota

Mirando al medio plazo, la secretaria general situó como reto estratégico el relevo generacional. “La pesca necesita a los jóvenes para garantizar su futuro”, dijo, citando el reciente Real Decreto sobre títulos profesionales, que facilita el acceso al título de patrón costero polivalente y busca trayectorias profesionales más atractivas.

Artime ligó esa estrategia a iniciativas “a pie de puerto” como las que impulsa OPP-77 Puerto de Celeiro: concursos escolares sobre pesca y sostenibilidad, talleres educativos, gymkhanas y actividades de cocina dirigidas al alumnado del CEIP de Celeiro. “Estas microacciones permiten que los jóvenes aprendan cooperación, alimentación saludable, protección de los ecosistemas y cultura marinera. Acercan al sector y ayudan a vincular de nuevo a los jóvenes con la pesca”, destacó.

Pero advirtió de que no basta con despertar vocaciones: “Hay que ofrecer condiciones laborales adecuadas y atractivas: mayor conectividad en los barcos, conciliación, seguridad, desarrollo profesional, itinerarios claros… Todo eso es esencial para incorporar talento joven”.

En ese punto conectó con otro gran desafío: la modernización de la flota. “Necesitamos una flota más segura, más eficiente desde el punto de vista energético y menos dependiente de los combustibles fósiles, pero también con condiciones a bordo que atraigan a los jóvenes”, afirmó. Y para ello, añadió, se necesita “financiación suficiente para invertir en innovación, transición energética, habitabilidad y seguridad”.

Fondos europeos, TAC y cuotas: un momento clave

Artime advirtió de que la negociación del nuevo Marco Financiero Plurianual 2028-2034 será “tremendamente decisiva” para que la pesca pueda afrontar esas inversiones. Criticó con contundencia la propuesta inicial de la Comisión, que elimina el título específico de la PPC y reduce de 6.000 a 2.000 millones la dotación para pesca y acuicultura. “Es muy preocupante. No recoge ni la ambición política ni la ambición presupuestaria necesarias para los retos que tenemos por delante”, alertó.

“Vamos a seguir reclamando que la dotación se incremente de manera sustantiva y que haya un enfoque claro de apoyo a la PPC como política comunitaria fuerte”, afirmó, reclamando coherencia política, ambición financiera y una posición unida entre Administración central, comunidades autónomas y sector.

De cara al corto plazo, recordó que en apenas quince días arrancan en Bruselas las negociaciones de TAC y cuotas para 2026. “Trabajaremos intensamente, como cada año, para obtener los mejores resultados posibles para nuestras flotas”, prometió.

Y adelantó dos reivindicaciones españolas en ese terreno:

  • que se adopten más decisiones plurianuales, que den previsibilidad a las empresas,
  • y que los Consejos de Ministros se adelanten a octubre o noviembre. “Es muy difícil que el 15 de diciembre se tomen decisiones que hay que aplicar el 1 de enero. La flota necesita tiempo para planificar”, remarcó.

“Estamos en un momento clave y tenemos que estar juntos”

En su tramo final, Isabel Artime insistió en que el sector vive “un momento clave” en el que se van a definir, en uno o dos años, los marcos normativos y financieros que determinarán la política pesquera de la próxima década.

Apostar por un mar vivo y por una pesca con futuro no es sólo un lema, es un compromiso que compartimos todos”, concluyó. Y subrayó la necesidad de que “sector, administraciones, ciencia, industria y distribución” sigan trabajando juntos para construir “un modelo pesquero sólido, con vocación de liderazgo global, que garantice el mantenimiento de nuestras comunidades costeras”.

La secretaria general cerró su intervención deseando “el mayor de los éxitos” a estas XXIX Jornadas de Celeiro y expresando su deseo de volver en 2026, cuando el encuentro celebrará su 30 aniversario, “un número redondo y muy bonito” para seguir hablando de pesca… con futuro.

Tony Fernández Jove, VII Premio Industria Azul

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El director general de Fernández Jove Group es reconocido por su papel clave en la internacionalización de la industria marítima e industrial de Cantabria


El empresario cántabro Tony Fernández Jove, director general de Fernández Jove Group, ha recibido el VII Premio Industria Azul por su contribución decisiva al desarrollo e internacionalización del sector marítimo e industrial de Cantabria. El galardón le fue entregado en un acto celebrado en el Gran Casino Sardinero, que reunió a cerca de un centenar de asistentes entre empresarios, representantes institucionales, profesionales del ámbito marítimo, familiares y allegados.

El reconocimiento está impulsado por MarCA – Clúster Marítimo de Cantabria, cuyo presidente, Juan Luis Sánchez, subrayó el valor de una trayectoria empresarial que simboliza el despegue de la “industria azul” en la región. Recordó cómo Fernández Jove ha liderado la evolución de una pequeña ferretería familiar hasta convertirla en un grupo industrial con presencia en más de 65 países.

“Su trayectoria demuestra que es posible crecer, innovar y abrirse al mundo sin renunciar al compromiso con esta región”, destacó Sánchez, poniendo el acento en el equilibrio entre expansión internacional y arraigo local que caracteriza la historia reciente del grupo.

Visiblemente emocionado, Tony Fernández Jove agradeció el galardón y aseguró que el premio actúa como acicate para seguir avanzando:
este reconocimiento le inspira “a seguir trabajando con más fuerza, más convicción y más compromiso por Cantabria y España”. El empresario quiso compartir el mérito con su equipo y con las generaciones que han hecho posible la consolidación del grupo en el mercado internacional de soluciones para la industria marítima.

Fernández Jove aprovechó su intervención para lanzar un mensaje de confianza en el presente del sector: “El sector está fuerte y es algo que tenemos que aprovechar”, afirmó, apuntando a las oportunidades que abre la transición energética, la digitalización y el crecimiento de la economía azul a nivel global.

Por su parte, el consejero de Industria, Eduardo Arasti, destacó que el premiado “forma parte de una generación de empresarios que demuestra que nuestra región puede competir, crecer y liderar”. Arasti enmarcó el galardón en una estrategia más amplia de apoyo a las empresas industriales vinculadas al mar, capaces de generar empleo cualificado y proyectar el nombre de Cantabria en los mercados internacionales.

El acto sirvió también para reforzar la idea de que la industria marítima y portuaria se ha consolidado como uno de los ejes de futuro para Cantabria, combinando tradición, innovación tecnológica y vocación exportadora. Con el VII Premio Industria Azul, el clúster MarCA quiso reconocer en la figura de Tony Fernández Jove no solo una historia de éxito empresarial, sino también un modelo de liderazgo comprometido con el territorio y con la competitividad global de la llamada “industria azul” cántabra.

La mortalidad de cetáceos en el Golfo de Vizcaya se reduce un 60 por ciento

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El informe Pelagis confirma el impacto de la veda invernal de 2025 en el golfo de Vizcaya, mientras el futuro de la medida a partir de 2027 dependerá de los datos de cámaras y pingers a bordo de la flota.


La decisión de cerrar durante un mes el golfo de Vizcaya a la pesca en el invierno de 2025 ha tenido un efecto contundente sobre las capturas accidentales de cetáceos. Según el informe publicado por el observatorio Pelagis, en colaboración con la Universidad de La Rochelle, la mortalidad por captura accidental se redujo un 60 % en comparación con inviernos anteriores.

Entre el 1 de diciembre de 2024 y el 31 de marzo de 2025, Pelagis estima en 1.900 los delfines y otros pequeños cetáceos muertos por interacción con artes de pesca en la zona de la Mancha occidental y el golfo de Vizcaya. Una cifra aún elevada, pero sensiblemente inferior a los niveles registrados antes de la introducción de la veda invernal.

La medida estrella fue la prohibición de faenar en el golfo durante un mes completo en pleno invierno, una decisión muy contestada por parte del sector pesquero, que cuestionaba su eficacia real y reclamaba datos científicos actualizados. El informe presentado el 27 de noviembre llega precisamente a dos meses de la próxima parada obligatoria: entre el 22 de enero y el 20 de febrero de 2026, los buques de más de ocho metros volverán a tener prohibido pescar en la zona.

El futuro de esta política, sin embargo, no está cerrado. La posible reconducción de la veda en 2027 dependerá en buena medida de los datos que aporten los equipos electrónicos instalados a bordo de los barcos en el marco del “plan cetáceos” adoptado en diciembre de 2024. Ese paquete de medidas incluye el uso de pingers (dispositivos acústicos disuasorios) y sistemas de videovigilancia para documentar las capturas y mejorar el conocimiento de las interacciones entre la flota y los cetáceos.

En el puerto de Lorient, los arrastreros pelágicos Annytia y Carmalia, pertenecientes a la organización de productores Apak, figuran entre los quince buques obligados a instalar cámaras a bordo como parte de este plan de protección de los pequeños cetáceos. Las imágenes registradas servirán para verificar el nivel real de capturas accidentales, evaluar el cumplimiento de las medidas de mitigación y alimentar el debate sobre la necesidad –o no– de prolongar los cierres espaciales y temporales en los próximos años.

El sector pesquero, que llevaba meses esperando este informe, ve confirmadas ahora las consecuencias de una decisión que ha tenido un fuerte impacto socioeconómico en buena parte de la flota del Atlántico francés. Para las ONG ambientalistas y numerosos científicos marinos, en cambio, los resultados confirman que las vedas pueden ser una herramienta eficaz cuando se combinan con tecnología a bordo y medidas de gestión más finas.

La Comisión Europea y las autoridades francesas tendrán ahora en la mesa una pieza clave de información de cara a 2026 y, sobre todo, a 2027. El equilibrio entre conservación de cetáceos y continuidad de la actividad pesquera en el golfo de Vizcaya se jugará, en buena medida, en el terreno de los datos: lo que vean las cámaras y “escuchen” los pingers será decisivo para el próximo capítulo de esta controvertida gestión en el Atlántico nororiental.

Un gigante camaronero ecuatoriano toma el control de Pescafacil tras el adiós de Lamar

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El cocedero burgalés de marisco entra en una nueva etapa después de frustrarse la venta al Grupo Diosmar y dar entrada a un nuevo socio productor, que compra la participación de la familia Rincón y precipita la salida de Luis Comella del consejo

La batalla por el control de Pescafacil, uno de los principales cocederos de marisco de España, ha dado un giro decisivo. Un gran exportador de camarón de Ecuador ha acordado la compra de una participación mayoritaria en la compañía burgalesa, operación que supone la salida definitiva del venezolano Grupo Lamar —controlado por la familia Rincón— y el cierre de una etapa marcada por la integración vertical con la producción de langostino vannamei en Venezuela. Según la prensa internacional especializada, el nuevo propietario es uno de los grandes productores camaroneros ecuatorianos, que busca reforzar su presencia en el mercado europeo a través de Pescafacil.

La maniobra llega tras el naufragio de la alianza anunciada este mismo año entre Pescafacil y el Grupo Diosmar. En mayo, la propia empresa burgalesa comunicó que Diosmar, uno de los diez mayores productores y exportadores de camarón de Ecuador, había adquirido una participación mayoritaria, en una operación presentada como “un nuevo capítulo” para el sector del marisco en Europa. Sin embargo, meses después, el presidente del consejo de administración de Pescafacil, Luis Manuel Comella Barboza, ha reconocido públicamente que la venta “no se concretó” por “circunstancias internas” y que la compañía “inicia una nueva etapa bajo el liderazgo de un socio productor vinculado a la familia fundadora”.

Pescafacil, con sede en el polígono Gamonal Villímar de Burgos, lleva más de 30 años dedicada a la elaboración y cocción de mariscos y cefalópodos, con una especialización muy marcada en langostino vannamei. La empresa figura entre los cinco principales cocederos de marisco de España y procesa del orden de 5.000 toneladas anuales, con una facturación cercana a los 34 millones de euros, trabajando tanto con marca propia como con marca de distribuidor para grandes cadenas como Carrefour y otros retailers europeos.

El desembarco de Lamar en Pescafacil se remonta a 2018, cuando el grupo venezolano —hoy responsable de buena parte de la producción camaronera de ese país— tomó una participación relevante en el capital, y el abogado y empresario venezolano Luis Comella se instaló en Burgos para asumir la presidencia del recién creado consejo de administración. La operación permitió a Lamar asegurar un pie industrial en Europa para su producto y a Pescafacil consolidar un suministro estable de materia prima. Desde entonces, la compañía burgalesa ha modernizado sus instalaciones, hasta contar con uno de los cocederos más avanzados del país, y ha apostado por la sostenibilidad, sustituyendo, por ejemplo, bandejas de plástico EPS por envases MAP de cartón reciclable.

El intento de alianza con Diosmar respondía a la misma lógica de integración vertical, pero desplazando el origen del suministro desde Venezuela a Ecuador, hoy gran potencia mundial del camarón. El comunicado conjunto hablaba de unir “dos empresas familiares que comparten visión, valores y compromiso”, combinando más de 6.000 hectáreas de cultivo camaronero en Ecuador con la capacidad de procesamiento y la red comercial de Pescafacil en España, Portugal y otros mercados europeos. La operación parecía cerrada, hasta el punto de ser presentada como ya consumada en la web corporativa y en mensajes del propio Comella en redes profesionales.

Sin embargo, esa vía se ha terminado rompiendo. En una publicación reciente, Comella explica que “finalmente no se concretó la venta parcial de Pescafacil al Grupo Diosmar”, agradece al grupo ecuatoriano “su confianza y esfuerzo” y confirma que la empresa burgalesa pasa “a una nueva etapa bajo el liderazgo de un socio productor vinculado a la familia fundadora”. Añade además que, tras ocho años presidiendo el consejo de administración, da por cerrada su etapa al frente de la compañía.

Es en este contexto cuando irrumpe el nuevo actor ecuatoriano. De acuerdo con la información avanzada por medios internacionales, uno de los mayores exportadores de camarón del país andino ha “tomado el relevo” en el proceso, acordando con la familia Rincón la compra de su participación en la sociedad tenedora de Pescafacil y asegurándose el control de facto del cocedero burgalés. Los detalles financieros de la transacción no han trascendido, pero todo apunta a una operación de envergadura, en línea con la tendencia de los grandes grupos camaroneros ecuatorianos a integrarse aguas abajo en plantas de procesado y valor añadido en la Unión Europea.

Para Pescafacil, el movimiento supone, de nuevo, atarse a un gran productor de origen, esta vez en un país con enorme peso en los flujos mundiales de langostino y con acceso directo a los mercados asiáticos y europeos. Para el nuevo socio, la planta de Burgos ofrece un puerto seguro para entrar con más fuerza en la distribución europea de marisco cocido, tanto en marca propia como en MDD, aprovechando la cartera de clientes y la experiencia tecnológica de la empresa castellana.

Quedan interrogantes sobre cómo se reconfigurará el gobierno corporativo —hasta ahora con fuerte presencia de la familia Rincón y del propio Comella— y sobre el ritmo de las futuras inversiones en capacidad, innovación de producto y sostenibilidad. Pero el mensaje de fondo es claro: en un mercado global marcado por la sobreoferta de camarón, la presión de precios y la exigencia creciente de los retailers, la integración vertical entre granja y cocedero europeo se ha convertido en un movimiento casi obligado para los grandes grupos latinoamericanos. Pescafacil se vuelve, de nuevo, pieza clave en ese tablero.

Industrias Ferri, premio ARDÁN 2025 a Empresa Innovadora por su apuesta en I+D y fiabilidad naval

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Industrias Ferri, premio ARDÁN 2025 a Empresa Innovadora por su apuesta en I+D y fiabilidad naval

La histórica compañía gallega de maquinaria naval recibe el Indicador ARDÁN en un año clave para su expansión tecnológica y su división de sistemas eléctricos y de control

Industrias Ferri, referente gallego de la industria naval con sede en Gondomar (Pontevedra), ha sido distinguida con el Indicador ARDÁN 2025 como Empresa Innovadora, un reconocimiento que acredita el esfuerzo sostenido de la firma en inversión en I+D+i, desarrollo tecnológico y mejora continua de procesos. El galardón, otorgado por el servicio de información empresarial ARDÁN del Consorcio de la Zona Franca de Vigo, se basa en indicadores objetivos construidos a partir del desempeño de miles de compañías gallegas.

El Indicador ARDÁN de Empresa Innovadora se concede únicamente a aquellas empresas que superan un umbral elevado en su Índice Sintético de Innovación (ISI), lo que sitúa a Ferri dentro de un grupo reducido de compañías capaces de mantener de forma consistente altos niveles de esfuerzo innovador, tanto en tecnología como en organización y gestión.

Ingeniería de precisión al servicio de la fiabilidad

Desde la propia empresa resumen su filosofía en una fórmula sencilla: “nuestro motor es la ingeniería de precisión, pero nuestra promesa es la fiabilidad absoluta”. Esa combinación se traduce en tres pilares que explican el reconocimiento ahora obtenido:

  • Inversión constante en tecnología avanzada, para reducir al mínimo el margen de error en equipos que trabajan en condiciones extremas.
  • Capacitación continua de su plantilla, con un peso muy destacado de perfiles de ingeniería y técnicos especializados.
  • Diseño de sistemas más robustos y seguros, para garantizar que la maquinaria de Ferri no falle cuando más se la necesita, ya sea en un pesquero, un remolcador, un buque oceanográfico o una subestación eólica offshore.

Fundada en 1964 por el mecánico naval y capitán Ricardo Fernández Villar, Ferri nació como un pequeño taller en el sótano de la casa familiar y ha evolucionado hasta convertirse en un grupo industrial especializado en equipos de cubierta, cabrestantes, chigres, grúas offshore y soluciones a medida para el sector marítimo y energético.

En los últimos años, la compañía ha reforzado su perfil innovador con proyectos emblemáticos, como la fabricación de grúas para parques eólicos marinos o el desarrollo de drones marinos de gran tamaño en colaboración con la Universidad de Vigo.

FERRI Systems, cerebro tecnológico y palanca de innovación

Una de las claves de esta distinción es la consolidación de Ferri Systems, la división creada en 2018 para concentrar el desarrollo de tecnologías de accionamientos, controles eléctricos y automatización. Este departamento supera ya las 30 personas, de las cuales una gran parte son ingenieros, integrados en un equipo técnico de casi medio centenar de profesionales dentro del grupo.

Desde esta unidad se diseñan sistemas de control avanzados para buques civiles y militares, incluidos cuadros, accionamientos y software de supervisión, así como soluciones eléctricas de alta exigencia para programas como las futuras fragatas F-110 de la Armada española.

La propia Ferri subraya que, sin esa apuesta por la “ingeniería de sistemas” y la integración electrónica, sería imposible alcanzar los niveles de fiabilidad operativa que demandan hoy armadores, astilleros y administraciones.

ARDÁN: radiografía de la competitividad empresarial gallega

El reconocimiento llega en el marco del Informe ARDÁN Galicia 2025, que analiza el comportamiento de cerca de 45.000 empresas de la comunidad en ámbitos como productividad, internacionalización, innovación, igualdad o economía circular.

Los Indicadores ARDÁN —entre ellos, Empresa Innovadora, Gacela, Alta Productividad, Generadora de Riqueza o Empresa Circular— se han consolidado como una referencia para identificar compañías que destacan por buenas prácticas y por su contribución al crecimiento sostenible. Ferri ya había aparecido en ediciones anteriores entre las empresas gallegas reconocidas por su desempeño, lo que confirma una trayectoria continuada más allá de un año concreto.

En un comunicado de agradecimiento, la empresa hace extensivo el premio al conjunto de su plantilla y pone el foco en el papel tractor de ARDÁN: “Este logro no es solo una métrica, es la validación de que nuestra fuerte inversión en I+D+i se traduce directamente en la confianza que depositan en nosotros nuestros clientes”, señalan, agradeciendo expresamente al Consorcio Zona Franca de Vigo y a ARDÁN Información Empresarial su labor de impulso al tejido empresarial gallego.

Innovación para competir en un mercado global

Más allá del sello y del diploma, el Indicador ARDÁN 2025 como Empresa Innovadora refuerza la posición de Ferri en un mercado global cada vez más exigente, donde la capacidad de diseñar soluciones a medida, combinar tecnologías y garantizar servicio postventa 24/7 se ha convertido en una ventaja competitiva decisiva.

Con carga de trabajo asegurada a largo plazo, presencia en programas navales y eólicos internacionales y una estructura tecnológica en expansión, la compañía afronta este reconocimiento como un punto de paso más en una ruta que empezó hace seis décadas en un pequeño taller de Gondomar y que hoy navega en primera línea de la innovación naval y offshore.

Noruega logra un aumento del 25 % de su cuota de atún rojo para 2026-2028, pero ve difícil aprovecharla

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La cuota nacional subirá hasta unas 461 toneladas y podrá alcanzar 535 toneladas en 2026 gracias a la flexibilidad de cuotas acordada en ICCAT

Noruega saldrá reforzada de la última ronda de negociaciones de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT). El país ha conseguido un aumento sustancial de su cuota de atún rojo atlántico (makrellstørje) para el próximo periodo de gestión, que abarcará los años 2026, 2027 y 2028. La nueva cuota nacional se situará en torno a las 461 toneladas, lo que supone un incremento cercano al 25 % respecto al nivel de 2025.

Además, el acuerdo incluye una flexibilidad del 20 % entre años, lo que permitirá a Noruega pescar hasta 535 toneladas de atún rojo en 2026 si así lo decide, adelantando parte de la cuota de años posteriores.

Un recurso “fantástico” ya asentado en aguas noruegas

La decisión llega en un contexto de clara recuperación del atún rojo en el Atlántico y el Mediterráneo, reflejada en las últimas evaluaciones científicas y en las cuotas totales de captura (TAC) aprobadas por ICCAT. El TAC de la especie pasará de 40.570 toneladas en 2025 a 48.403 toneladas en 2026 para el conjunto de las 20 Partes que comparten la pesquería. La participación noruega en ese reparto aumentará hasta el 0,95 % del total.

«El atún rojo está ahora bien establecido en aguas noruegas y las oportunidades de pesca son mejores que nunca. Ha llegado el momento de empezar a aprovechar esta fantástica recurso», señaló la ministra de Pesca y Océanos, Marianne Sivertsen Næss, al anunciar el acuerdo logrado en ICCAT.

Cuota al alza, pero difícil de aprovechar

Paradójicamente, Noruega no ha sido capaz en los últimos años de agotar la cuota de atún rojo de la que ya disponía. En 2025, el país podía capturar 386,4 toneladas, pero la flota no llegó a ese volumen, algo que ya venía ocurriendo en campañas anteriores.

La propia ministra reconoció que esta infrautilización ha supuesto una presión adicional en la mesa de negociaciones: “En los últimos años no hemos logrado pescar toda nuestra cuota de makrellstørje, y eso se nota cuando defendemos un incremento en ICCAT”. Aun así, Sivertsen Næss confía en que el nuevo escenario de mayores posibilidades pueda convertirse en un aliciente para el sector: “En un momento de reducción de cuotas en muchas otras pesquerías, espero que la mejora de las oportunidades en este caladero sea positiva para los pescadores que quieran participar. Se trata de una especie de primerísima calidad y de un recurso que debemos ser capaces de aprovechar plenamente”.

Entre las razones que explican la dificultad para agotar la cuota, las autoridades noruegas han mencionado en ocasiones anteriores factores como los elevados costes de operación, las condiciones meteorológicas en la temporada de pesca, la coincidencia con otros caladeros prioritarios y ciertas limitaciones de mercado para colocar el producto.

Más barcos y una participación más amplia

Con el horizonte de una cuota mayor y más estable durante el periodo 2026-2028, el Gobierno quiere facilitar que un mayor número de buques noruegos pueda incorporarse a esta pesquería, actualmente desarrollada por una combinación de cerqueros, palangreros y una flota costera de menor escala. En la regulación de 2025, Noruega ya había ampliado el número de palangreros autorizados y mantenía un grupo específico para barcos costeros, además de reservar parte de la cuota a proyectos de investigación y marcado.

Sivertsen Næss avanzó que, de cara a los próximos años, el ejecutivo trabajará “para que más buques noruegos puedan participar en la pesquería”, con el objetivo de transformar en ingresos reales para el sector el incremento de posibilidades decidido en ICCAT.

Una señal al sector en tiempos de incertidumbre

El aumento de la cuota noruega de atún rojo se interpreta también como una señal política en un momento en que otras especies clave para la flota del país —como el bacalao o el arenque— afrontan ajustes a la baja en sus posibilidades de captura. Asegurar una participación algo mayor en una pesquería de alto valor comercial como el atún rojo puede contribuir a diversificar ingresos y a ofrecer nuevas alternativas a armadores y tripulaciones.

Queda ahora en manos del sector y de las autoridades de gestión convertir esta mejora en un aprovechamiento efectivo y sostenible del recurso. Si la flota logra adaptar su operativa, acceder a mercados de alto valor y optimizar la logística y la comercialización, el salto de 386,4 a 461 toneladas —y potencialmente hasta 535 en 2026— puede marcar un antes y un después en el papel de Noruega dentro de la pujante pesquería de atún rojo atlántico.