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martes, diciembre 30, 2025
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La UE amplía el cerco a la “flota fantasma” rusa con 41 buques sancionados en la ruta del Estrecho

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El Consejo de la Unión Europea ha aprobado este 18 de diciembre nuevas sanciones contra 41 buques vinculados a la denominada “flota fantasma” de Rusia, una red de petroleros y cargueros que, según Bruselas, resulta clave para sostener los ingresos energéticos del Kremlin y, con ellos, su esfuerzo bélico en Ucrania. Con la decisión, el número total de embarcaciones incluidas en la lista europea asciende a 597.

La medida golpea de lleno a una operativa marítima que, de acuerdo con fuentes comunitarias y con el seguimiento realizado en el entorno del Estrecho de Gibraltar, se apoya en prácticas de transporte “irregulares y de alto riesgo” y utiliza este corredor como autopista estratégica hacia el Mediterráneo y destinos fuera de Europa. En el Campo de Gibraltar, donde el tráfico de grandes petroleros es constante, el anuncio vuelve a poner el foco en los riesgos ambientales y de seguridad marítima asociados a buques de bandera opaca o registros de conveniencia.

Veto de puertos y servicios: el núcleo de las sanciones

Los 41 buques añadidos a la lista quedan sujetos a una prohibición de acceso a puertos de la UE y a la prestación de una amplia gama de servicios relacionados con el transporte marítimo. La UE explica que el objetivo es cortar vías de elusión del régimen sancionador y limitar la capacidad de Rusia para generar ingresos por exportaciones, en particular de crudo.

Según el Consejo, las medidas se dirigen a petroleros y embarcaciones extracomunitarias que eluden el mecanismo de limitación del precio del petróleo, apoyan al sector energético ruso o están implicadas en actividades ilícitas, como el transporte de equipo militar o el traslado de grano y bienes culturales robados en Ucrania.

Entre los barcos citados por fuentes locales figura, por ejemplo, el Matros Koshka o el Kapitan Gotsky, junto a otras unidades que —según el Consejo— operan en esa zona gris del transporte marítimo que Bruselas quiere desactivar.

Una ofensiva más amplia: facilitadores y “derecho del mar”

La nueva lista no llega sola. El Consejo vincula esta decisión a iniciativas adoptadas en las últimas semanas para estrechar el cerco sobre toda la cadena de valor que sostiene la flota paralela: desde operadores y estructuras societarias hasta el entramado logístico y asegurador que permite mover el petróleo.

En paralelo, la UE y sus Estados miembros han lanzado una declaración política para “aprovechar plenamente” el marco del derecho internacional del mar frente a las amenazas asociadas a la flota encubierta y reforzar la protección de infraestructuras submarinas críticas. El texto menciona expresamente el análisis de opciones que podrían facilitar la “interceptación o el abordaje” cuando proceda, siempre dentro del marco jurídico aplicable.

Gibraltar, punto sensible en el mapa de riesgos

El Estrecho vuelve a emerger como escenario de especial sensibilidad. En esta franja marítima —entre las costas del Campo de Gibraltar y Marruecos— se concentra el paso de buques que transportan crudo hacia terceros países, con maniobras y prácticas que las instituciones europeas consideran problemáticas y que elevan la preocupación por incidentes en una de las puertas marítimas más transitadas del planeta.

La UE insiste en que su estrategia, reforzada desde febrero de 2022, busca debilitar la base económica rusa, restringiendo tecnologías y mercados críticos y reduciendo su capacidad de sostener la guerra. La ampliación de la lista de buques sancionados apunta, precisamente, a ese objetivo: hacer más costosa y difícil la exportación energética rusa por vías opacas.

Con el nuevo paquete, Bruselas deja un mensaje claro: la presión continuará y, si es necesario, se ampliará. En el horizonte inmediato, el reto será traducir la lista negra en eficacia real —control portuario, servicios y trazabilidad— en un tablero marítimo donde cada resquicio operativo puede convertirse en un atajo para sortear sanciones.

Fuerte incremento de la producción de harina y aceite de pescado

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En Perú, la segunda temporada de pesca en la región Norte-Centro continúa, con dos tercios de la cuota de 1,63 millones de toneladas métricas completadas hasta ahora. «Esto es una señal positiva que nos lleva en IFFO a proyectar una producción de 5,4 millones de toneladas para harina de pescado y 1,2 millones de toneladas para aceite de pescado en 2025«, comentó el Dr. Enrico Bachis, director de investigación de mercado de IFFO.

En octubre de 2025, la producción acumulada total anual de harina de pescado* aumentó aproximadamente un 7% en comparación con el mismo periodo de 2024. Este aumento se debió a una mayor producción en la mayoría de las regiones, excepto en Islandia y la zona del Atlántico Norte, que reportaron un descenso interanual.

De manera similar, la producción acumulada de aceite de pescado hasta octubre de 2025* mostró un aumento interanual de alrededor del 5%. La mayoría de los países registraron tendencias positivas en comparación con enero y octubre de 2024, con la excepción de Perú, donde los bajos rendimientos petroleros en 2025 jugaron un papel significativo en el descenso.

* Estos datos se basan en estadísticas compartidas por miembros de la IFFO en Chile, Dinamarca, Islas Feroe, Islandia, Costa de Marfil, Mauricio, Noruega, Reino Unido, Estados Unidos, Perú, Sudáfrica y España, representando el 40% de la producción mundial de harina de pescado y el 50% de la producción de aceite de pescado.

China: El consumo acumulado de harina de pescado en acuicultura y cría porcina probablemente superará al de 2024

La producción nacional de ingredientes marinos ha estado limitada durante el último trimestre de 2025. No esperamos que la producción del año supere el nivel de 2024, que se estimó en 570.000 toneladas métricas.

Según el Ministerio de Agricultura, la producción acuicultural nacional continuó creciendo hasta octubre en las principales regiones agrícolas. Actualmente, la acuicultura activa se concentra principalmente en provincias cálidas como Guangdong, Guangxi y Hainan. El camarón de patas blancas cultivado en cobertizos e invernaderos sigue siendo una de las principales especies de cría, ayudando a mantener el consumo de harina de pescado. En cambio, los agricultores de regiones más frías han suspendido en gran medida las actividades acuícolas, ya sea dejando de usar pienso por completo o reduciéndolo significativamente.

Source : CHEN WS / Shutterstock.com

Se estima que el consumo acumulado de harina de pescado en la acuicultura ha superado los niveles del año pasado hasta ahora, aunque la demanda en los últimos dos meses ha sido menor interanualmente.

En el lado del ganado, los precios de cerdos y lechones siguen siendo bajos debido al exceso de oferta. Aunque la manada de cerdas se había reducido significativamente a finales de octubre, un ajuste que reducirá la oferta de cerdos el próximo año, la oferta actual de lechones recién nacidos sigue superando la de hace un año. Normalmente, una población mayor de lechones soportaría un consumo más fuerte de harina de pescado. Sin embargo, la reciente disminución de la demanda de lechones ha provocado una menor producción comercial de piensos para lechones, afectando así el uso de harina de pescado. Gracias a una mayor demanda de lechones en la primera mitad de 2025, se espera que el consumo total de harina de pescado para el año supere los niveles de 2024.

Oceana cuestiona el pacto pesquero de la UE para 2026 en el Mediterráneo occidental

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La ONG ve “estabilidad” a corto plazo para la flota, pero advierte de que la sobrepesca sigue sin resolverse y reclama recortes reales de mortalidad y capacidad para garantizar futuro económico y ecológico

El acuerdo político alcanzado por los ministros de Pesca de la Unión Europea sobre las posibilidades de pesca en el Mediterráneo occidental para 2026 deja, de entrada, una sensación de continuidad para la flota. Sin nuevos recortes inmediatos de días de pesca para el arrastre, el sector gana aire en el corto plazo. Sin embargo, para Oceana Europe esa “estabilidad” es frágil: alivia la presión social y económica del momento, pero no despeja la cuestión que sigue pesando sobre la pesquería desde hace años: la sobrepesca.

La organización ambientalista enmarca su análisis en un dato que resume la magnitud del problema: en el Mediterráneo occidental —zona que afecta directamente a España, Francia e Italia— alrededor del 55% de las poblaciones evaluadas continúa sobresplotada. La mortalidad por pesca, añade, se mantiene por encima de lo sostenible, con un nivel aproximado de 1,6 veces los valores de referencia. En otras palabras, el sistema sigue funcionando con un margen biológico estrecho y con un futuro condicionado por decisiones que, año tras año, se ven forzadas a equilibrar economía inmediata y recuperación del recurso.

En ese contexto, los ministros optaron por no reducir más los días de pesca a arrastre y sostener para 2026 un esquema similar al de 2025. La decisión responde a una presión socioeconómica real —costes, rentabilidad, empleo, continuidad de empresas—, pero para Oceana también implica un riesgo: posponer de nuevo los ajustes estructurales que considera indispensables. La ONG sostiene que garantizar un futuro próspero para el sector requerirá “inevitablemente” una reducción más incisiva de la mortalidad por pesca y una intervención sobre la sobrecapacidad, dos palancas que, a su juicio, determinan tanto el estado de los ecosistemas como la viabilidad del tejido pesquero.

Oceana recuerda además el marco jurídico: los Estados miembros del Mediterráneo occidental tienen el compromiso —y la obligación— de poner fin a la sobrepesca en línea con la Política Pesquera Común y el plan plurianual de gestión. El acuerdo para 2026, sin embargo, consolida los días ya fijados e introduce un freno relevante: el número total de días no podrá superar en ningún caso los niveles autorizados en 2025, ni siquiera aprovechando beneficios derivados de mecanismos de compensación. La cláusula pretende evitar un aumento neto del esfuerzo pesquero, pero desplaza el debate a otra pregunta clave: si, sin recortes adicionales, los instrumentos previstos son realmente capaces de reducir la mortalidad y recuperar poblaciones.

Ahí aparece el corazón del pacto: el mecanismo de compensación. El acuerdo se apoya en medidas técnicas, de carácter voluntario, que buscan mejorar selectividad y reducir capturas no deseadas: cambios de artes, cierres espaciales o estacionales y otras opciones —hasta un máximo de catorce— diseñadas para disminuir la presión sobre los stocks. Sobre el papel, estas herramientas permitirían una transición gradual, con incentivos a quien adopta medidas de mejora. En la práctica, advierte Oceana, su éxito depende de tres condiciones: aplicación rigurosa, beneficios biológicos medibles y un sistema de control y seguimiento eficaz. La organización insiste en que cualquier día adicional que pudiera habilitarse debe estar estrictamente ligado a resultados demostrables en recuperación del recurso, para evitar que el mecanismo se convierta en una palanca de más esfuerzo sin retorno ecológico.

El texto de Oceana también subraya puntos críticos que, a su juicio, debilitan la coherencia del acuerdo. Entre ellos destaca la falta de ampliación de medidas de protección para ecosistemas profundos. La prohibición de pesca se mantiene por debajo de los 800 metros, sin extenderse hasta los 600 metros, una franja donde, según su planteamiento, la actividad ya es reducida y donde una restricción adicional aportaría protección con un coste operativo limitado. Para la ONG, mantener el umbral en 800 metros podría abrir la puerta a que algunas embarcaciones obtengan días adicionales de forma “injustificada”, incrementando el esfuerzo total y alejándose de recomendaciones científicas.

El debate se enmarca, como cada diciembre, en el Consejo de ministros de Agricultura y Pesca, donde se cruzan intereses y urgencias: sostener la actividad hoy, pero también evitar que la falta de recuperación convierta cada campaña en un callejón sin salida. Oceana interpreta el acuerdo de 2026 como la fotografía de un sector suspendido entre dos tiempos: la supervivencia inmediata y la necesidad de cambiar de rumbo para que la pesca siga siendo rentable y posible dentro de unos años.

La conclusión de la ONG es clara: la discusión ya no puede quedarse solo en cuántos días se conceden, sino en cómo hacer creíble y verificable la transición hacia una pesca sostenible. Sin ese salto de calidad —medidas con impacto real, control que garantice cumplimiento y un ajuste progresivo de la presión sobre los stocks— la “estabilidad” que ofrece 2026 corre el riesgo de ser solo una tregua administrativa, mientras el mar sigue esperando respuestas más profundas y duraderas.

Alsaker compra Bolaks y crea un nuevo “gigante privado” del salmón en Noruega

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La acuicultura noruega suma un nuevo movimiento de consolidación. El grupo Alsaker ha firmado un acuerdo vinculante para adquirir el 100% de su competidor Bolaks, una operación que, de completarse, dará lugar a la mayor empresa privada de cultivo de salmón en el oeste de Noruega, con un peso notable en varias comunidades costeras.

Según los términos divulgados, la entidad combinada reunirá más de 25.000 toneladas de biomasa máxima autorizada (MTB) en las áreas de producción noruegas PO2 y PO3, y aspira a una capacidad productiva total superior a 50.000 toneladas. En el sector, estos indicadores marcan la diferencia entre un operador regional y un actor con músculo industrial para negociar, invertir y planificar a largo plazo.

Una operación con lógica de “cadena integrada”

El argumento central de la compra es industrial: Alsaker y Bolaks defienden que el grupo resultante podrá apoyarse en una cadena de valor plenamente integrada, con margen para optimizar instalaciones de smolt, emplazamientos de engorde, wellboats, embarcaciones de servicio y plantas de sacrificio/procesado. Además, Alsaker sostiene que la integración contribuirá a asegurar empleo local y a generar eficiencias a lo largo de toda la cadena.

Quién es quién en el acuerdo

Bolaks es un operador con base local en el municipio de Bjørnafjorden, con 10 licencias de peces para consumo, 2 licencias de reproductores y un permiso para producción en tierra; también controla la mayoría de Sævareid Fiskeanlegg, lo que refuerza su integración desde ovas/reproductores hasta pescado final.

Alsaker, por su parte, está radicada en Onarheim (Tysnes, Vestland) y cuenta con 24 concesiones, además de activos propios en la cadena (hatchery, matadero, wellboat y flota de servicio, según la información corporativa difundida). En 2024, la compañía produjo en torno a 30.000 toneladas (peso eviscerado), un tamaño que ya la situaba entre los principales productores noruegos.

Próximo paso: el visto bueno de Competencia

Como es habitual en operaciones de este calibre, la transacción queda sujeta a la aprobación de las autoridades de competencia. Hasta que llegue ese visto bueno, las empresas mantienen el foco en el encaje operativo y en la continuidad de las inversiones previstas en sus zonas de actividad.

Millán Mon reclama un fondo potente para la pesca en el próximo presupuesto de la UE

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AFET - Confirmation hearing of Kaja KALLAS, European Commissioner-designate for Foreign Affairs and Security Policy


El eurodiputado del PP tacha de “inaceptable” un recorte del 67% y pide cerrar ya el acuerdo UE-Mercosur

El eurodiputado del Partido Popular Francisco Millán Mon elevó este miércoles la presión sobre Bruselas al reclamar un fondo específico y “bien dotado” para la pesca en el próximo Marco Financiero Plurianual (MFP) 2028-2034. En un debate en el pleno del Parlamento Europeo sobre la próxima reunión del Consejo Europeo —que arranca este jueves 18— el representante gallego calificó de “totalmente inaceptable” el recorte del 67% planteado para este ámbito, y advirtió de que la arquitectura y la cuantía del futuro presupuesto comunitario no están a la altura de los desafíos.

Millán Mon intervino en una sesión centrada en el apoyo a Ucrania, las relaciones transatlánticas y la autonomía estratégica de la Unión. El debate contó con la participación de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y de la ministra de Asuntos Europeos de Dinamarca, Marie Bjerre, en representación del país que ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la UE.

En su turno de palabra, el eurodiputado subrayó la relevancia del Consejo Europeo como órgano clave de decisión política y situó el foco en el futuro marco presupuestario. A su juicio, la propuesta para 2028-2034 es “inadecuada” y, dentro de ella, la pesca requiere una respuesta diferenciada: “Queremos un fondo específico y bien dotado. El recorte del 67% es totalmente inaceptable”, afirmó.

Además del capítulo pesquero, Millán Mon abordó el escenario internacional. Sobre las relaciones con Estados Unidos, reconoció que la Estrategia de Seguridad Nacional norteamericana contiene “errores y provocaciones”, pero defendió que Europa no debe renunciar a un diálogo efectivo con Washington si quiere proteger sus intereses y principios. En ese marco, reclamó una actitud menos reactiva y más estratégica: “No ser reactivos, sino proactivos, anticiparnos”, señaló, citando como ejemplo la necesidad de trabajar fórmulas de paz para Ucrania.

Respecto a la guerra, pidió que cualquier salida sea “justa, duradera y con garantías” y reclamó mantener el respaldo a Kiev, también en el plano financiero, en vísperas de una cumbre comunitaria que volverá a medir el pulso político y presupuestario de la UE.

El tercer eje de su intervención fue la autonomía estratégica. Millán Mon sostuvo que la Unión debe seguir avanzando en esa dirección y, para ello, “diversificar nuestras relaciones” y reforzar la cooperación con países que compartan la visión europea del orden internacional. En ese contexto situó el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur como una pieza “clave” y pidió que se firme “cuanto antes”.

Con esta intervención, el eurodiputado popular conecta dos debates que volverán a cruzarse en los próximos meses: la negociación del próximo gran presupuesto europeo —donde la pesca busca blindar su financiación— y el rediseño de las alianzas comerciales y estratégicas de la Unión en un entorno geopolítico cada vez más tensionado.

Balfegó comunica que la granja piloto depende de la flota que capture atún rojo

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Juan Serrano defiende un engorde de 100 toneladas para “retener el valor añadido” en Euskadi, tras una primera prueba sin mortalidad y con ganancias de peso del 15% al 20%

El debate sobre cómo capturar más valor en origen llegó al atún rojo con acento vasco. Juan Serrano, director general del grupo Balfegó, desgranó en su intervención pública las claves de un proyecto impulsado por el Gobierno Vasco y por pescadores vascos para poner en marcha un engorde de atún rojo en el Cantábrico, un paso que, según explicó, busca que “el fruto del valor añadido” de la cuota vasca no se escape fuera del territorio. No obstante, será la flota de bajura la que decida si está en disposición de capturar la especie, una vez que la flota de bajura sólo puede emplear artes de cerco y de caña y no de arrastre como la que cuenta Balfegó en el Mediterráneo.

Serrano situó el punto de partida en una realidad que el sector conoce bien: hoy, una parte de los derechos de pesca del atún rojo se alquila a operadores especializados, entre ellos la propia Balfegó y otras compañías. “Los pescadores quieren que todo el valor añadido se quede en el País Vasco”, afirmó, en referencia a un modelo en el que la captura termina generando negocio, empleo y actividad industrial lejos de donde se asigna la cuota. En esa ecuación, Balfegó asegura aportar “conocimiento” y experiencia para que el engorde sea posible y rentable en el norte.

El proyecto, por ahora, se apoya en un primer paso que Serrano calificó como prueba piloto exitosa. Según sus declaraciones, el ensayo permitió comprobar tres elementos básicos: no hubo mortalidad, se logró un engorde “digno”, estimado ya entre un 15% y un 20%, y se abrió la puerta a una fase decisiva para responder a la gran pregunta del sector: si el modelo es viable a escala, en condiciones reales del Cantábrico.

Esa siguiente pantalla tiene cifra: 100 toneladas. “No va a haber más paso que intentar colocar 100 toneladas”, sostuvo Serrano, señalando que esa cantidad sería la adecuada para testear el proyecto con mayor robustez, aprovechando “las instalaciones que ya hay actualmente”. El salto de escala, sin embargo, no depende tanto de Balfegó como de una decisión que el directivo situó con claridad “en la flota”.

La cuestión clave es cómo pescar ese volumen. Serrano explicó que, para alcanzar un suministro de 100 toneladas, habría que cambiar de modalidad: “dejar la caña” y capturar el atún “en cerco”. Y esa operativa no la ejecutaría Balfegó en el Cantábrico, sino la propia flota vasca: “Son ellos quienes tienen que decidir si vamos a pescar, si vamos a hacer un barco o dos barcos que puedan pescar de otra manera el atún”. La idea, insistió, es avanzar “de manera escalonada”, comprobando paso a paso que la logística funciona, que el engorde resiste y que el mercado responde.

El Cantábrico, admitió, no es el Mediterráneo. Preguntado por las mayores dificultades frente a una actividad ya consolidada en otras latitudes, Serrano apuntó a una primera barrera: la pesca. “No hay una tradición”, dijo, recordando que Balfegó lleva “toda una vida” en su modalidad de captura habitual en el Mediterráneo, mientras que en Euskadi la pesquería de atún rojo ha perdido continuidad y conocimiento operativo acumulado. En su relato, el proyecto exige recuperar práctica con una lógica de “prueba-error”: determinar cuándo es mejor capturar —si en marzo o abril, cuando el atún podría estar más agregado, o si más tarde— y ajustar técnica, tiempos y artes.

En ese punto entran también los socios locales. Serrano citó la necesidad de colaboración con OPEGI y el sector pesquero vasco para afinar el calendario y el método, y dejó otra imagen significativa sobre el aprendizaje en curso: este año, contó, uno de los patrones de Balfegó se desplazó a pescar al Cantábrico y “anduvo perdido” y “con un arte no bien preparado”. La conclusión es práctica: hace falta una red nueva y una preparación específica. “Haremos una reunión, espero, a principios de enero”, avanzó, con la idea de ordenar la hoja de ruta.

Además del arte de pesca, el Cantábrico impone otra variable: el temporal. Serrano apuntó a una de las cuestiones que el proyecto debe verificar antes de consolidarse: la capacidad de gestionar episodios duros de mar mediante soluciones como sumergir jaulas, una práctica conocida en acuicultura marina avanzada para reducir el impacto de la mala mar. El objetivo, dijo, es confirmar que el sistema se comporta bien en condiciones reales y que el producto obtenido logra precios suficientes como para justificar el esfuerzo.

La intervención del directivo incluyó también un vistazo al contexto empresarial de Balfegó. Serrano recordó que la compañía ha vivido años recientes marcados por la reconstrucción de su capacidad industrial tras un incendio en 2018: de unas instalaciones de 1.200 metros cuadrados, la empresa ha pasado a una nueva planta de 12.000, lo que definió como un salto de seguridad, automatización y mejores condiciones de trabajo, además de una base para crecer en nuevas líneas de producto.

En el mercado, Serrano dibujó un panorama exigente y atribuyó a factores externos parte de la presión: citó el reto de mantener Estados Unidos como destino, por un encarecimiento acumulado para sus clientes derivado —según dijo— de aranceles y de la depreciación del dólar, lo que empuja a la empresa a recolocar producto en Europa. También se refirió al debate recurrente de la cuota de atún rojo y a la percepción de “sobreabundancia”, defendiendo que el incremento de capturas está justificado por la presencia del recurso.

Con todo, el foco de su mensaje se mantuvo en el norte: si Euskadi quiere que el atún rojo deje más riqueza en casa, el camino pasa por construir capacidad local: capturar de otra manera, engordar en el Cantábrico y vender un producto con mayor valor añadido. La prueba piloto, según Serrano, ya ha demostrado que el engorde puede funcionar. Ahora, la fase de 100 toneladas marcará si aquella idea que nació desde la administración vasca y la flota puede convertirse en un modelo estable. Y, como repitió el propio directivo, la decisión final ya no está en el tanque: está en el barco.

El pescado, a examen en clave de cerebro: salud, ciencia y un reto infantil

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El pescado, a examen en clave de cerebro: salud, ciencia y un reto infantil

Álava, Mulet y Santi F. Gómez alertan del desplome del consumo en jóvenes y reclaman combatir mitos, adaptar formatos y educar desde casa: “nutrir el cerebro” también es política alimentaria

El I Congreso de Pesca España dejó una de sus ponencias más transversales con un mensaje directo: hablar de pescado ya no es solo hablar de capturas, mercados o sostenibilidad; es hablar de vida, ciencia y salud. Bajo ese título, la doctora en Psicología Clínica y de la Salud Silvia Álava, el catedrático de Biotecnología de la UPV e investigador José Miguel Mulet y el doctor Santi F. Gómez, director global de Investigación y Programas de la Gasol Foundation, construyeron un relato común: el pescado es un alimento estratégico para el desarrollo cognitivo y emocional, pero su presencia en la dieta —sobre todo en edades tempranas— se está erosionando a un ritmo preocupante.

Álava situó el debate en un órgano que rara vez aparece en congresos del sector primario: el cerebro. Recordó que, aunque representa en torno al 2% del peso corporal, es un gran consumidor de energía y necesita estar “bien nutrido” para funcionar. En su explicación, la conexión entre alimentación y bienestar no es una metáfora: cuando faltan nutrientes esenciales, los efectos se notan tanto en el terreno emocional —más ansiedad, estados de ánimo más bajos— como en el rendimiento cognitivo, con dificultades para concentrarse y mantener la atención. El núcleo de su argumento fue claro: no basta con “alimentar”, hay que nutrir el cerebro.

En ese punto, el pescado apareció como un aliado privilegiado por su composición. Álava subrayó la importancia de los ácidos grasos esenciales, como el omega-3 y el omega-6, que el cuerpo no sintetiza por sí mismo y que deben incorporarse a través de la dieta. Citó también su papel en estructuras clave —membranas cerebrales y procesos asociados al funcionamiento neuronal— y advirtió de que los déficits se traducen en señales de alerta cotidianas: irritabilidad, peor ánimo, menor capacidad de atención. Un recordatorio, en suma, de que la salud mental y el rendimiento escolar también tienen una dimensión nutricional.

La ponencia giró entonces hacia el diagnóstico social con los datos aportados por Santi F. Gómez. La fotografía, basada en información representativa de la población española de 8 a 16 años, dibuja una tendencia descendente sostenida: en el año 2000, un 82% de niños y adolescentes declaraba consumir 2 a 4 raciones de pescado a la semana; dos décadas después, en 2019-2020, el porcentaje había caído al 62%; y tras la pandemia, en 2022, bajó de nuevo hasta el 57%. El deterioro es aún más evidente en adolescentes: solo un 53% mantiene esa frecuencia. Y el golpe no se reparte por igual: existe un gradiente socioeconómico que deja a los hogares de menor nivel con cifras en torno al 40-45% de consumo regular. En el conjunto de la dieta mediterránea, remarcó, el grupo de alimento saludable que más ha empeorado precisamente es el pescado, por encima incluso de frutas, verduras o legumbres.

La mesa completó el mapa con otro ángulo: el momento en que se “construye” el cerebro. Gómez insistió en que el pescado —especialmente el pescado azul— es relevante no solo en infancia y adolescencia, sino también durante el embarazo y la lactancia, etapas en las que el aporte de omega-3 cobra especial valor. El aviso, más que clínico, fue de salud pública: cualquier vulnerabilidad nutricional en los primeros años puede dejar huella a largo plazo y aumentar riesgos de deterioro cognitivo en edades posteriores.

La pregunta incómoda la formuló el propio debate: con tanta evidencia y tanto consenso sobre beneficios, ¿por qué el pescado pierde terreno? José Miguel Mulet apuntó a un enemigo contemporáneo que no se pesca en el mar, sino en redes sociales: la mala información. Explicó que un bulo se resume en ocho palabras —“no comas pescado, tiene mercurio”— y desmentirlo requiere mucha más energía, matices y atención. En un ecosistema de mensajes rápidos, advirtió, la ciencia llega tarde si no aprende a jugar en el mismo tablero. Su receta fue simple: hacer pedagogía sin complejos, combatir mitos con datos y utilizar formatos que conecten con los canales donde hoy se forma la opinión.

Mulet defendió, además, el papel de las conservas como herramienta útil y moderna, no como “sustituto de segunda”: permiten consumir pescado todo el año, ayudan a reducir desperdicio alimentario y facilitan el acceso a más personas. También colocó el pescado en el centro de un argumento climático: como fuente de proteína, es más eficiente que otras de origen animal porque los peces son de sangre fría y su producción de proteína requiere menos energía metabólica.

La recta final de la ponencia aterrizó en lo cotidiano: cómo lograr que el pescado no sea “aburrido”, “feo” o “complicado” para los niños. Álava trasladó un punto clave desde la psicología: la experiencia del menor empieza antes del primer bocado. Si los padres muestran inseguridad —por el miedo a espinas o por creer que “no le va a gustar”— el niño capta esa emoción y la convierte en rechazo. Recordó que la neofobia alimentaria se trabaja con paciencia: algunos alimentos necesitan 10 a 15 exposiciones para incorporarse con normalidad. La propuesta pasó por cambiar el enfoque de la obligación al disfrute, cocinar con sabores amables, minimizar miedos y, como añadió Gómez, involucrar a los niños en la compra y la preparación. El cierre, práctico y sin dramatismo, resumió la idea: si el problema son las espinas, no pasa nada por comprar pescado fileteado. Lo importante es quitar el miedo y volver a comer pescado.

En un congreso donde se habló de excelencia, mercados y futuro del sector, la ponencia dejó una conclusión que atraviesa toda la cadena: el pescado necesita relato, formato y confianza. Porque si el consumo se rompe —sobre todo entre jóvenes y familias con menos recursos—, no solo se pierde un hábito saludable: se debilita el vínculo cultural con el mar y se resiente, también, el futuro económico de la pesca.

Noruega, Islas Feroe y Reino Unido sellan un pacto interino para la caballa

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El acuerdo fija el TAC de 2026, reparte cuotas y abre acceso a aguas ajenas mientras se intenta un gran pacto “a seis” que incluya a la UE y Groenlandia

La caballa del Atlántico nororiental vuelve a estar en el centro del tablero político y pesquero europeo. Noruega, el Reino Unido y las Islas Feroe —con Islandia incorporada en la última ronda— han cerrado un acuerdo interino para ordenar la pesquería en 2026 y dar algo de estabilidad a una especie estratégica para el sector pelágico, en un contexto marcado por años de falta de entendimiento entre los llamados “Estados ribereños” y por la presión constante para ajustar las capturas a la recomendación científica.

El texto, plasmado en un “Agreed Record” firmado el 15 de diciembre de 2025 tras consultas celebradas en Londres, reconoce de entrada el problema de fondo: no ha sido posible alcanzar un acuerdo completo de reparto de cuotas entre todas las partes que explotan el stock. Por eso, las delegaciones optan por una salida puente, con reglas de reparto y de flexibilidad para 2026 y un marco que pretende mantenerse, si no hay cambios, hasta 2028.

Un TAC para 2026 y cuotas con “porcentajes de referencia”

El elemento más visible del pacto es la cifra: los firmantes se comprometen a trabajar con un Total Admisible de Capturas (TAC) de 299.010 toneladas para 2026, alineado con un escenario de rendimiento máximo sostenible (MSY) y la referencia del asesoramiento científico.

A partir de ahí, el acuerdo establece porcentajes de reparto entre los cuatro participantes:

  • Islas Feroe: 13,35%
  • Islandia: 12,50%
  • Noruega: 28,24%
  • Reino Unido: 25,36%

Y, además, detalla “cuotas netas” tras transferencias bilaterales y ajustes: Feroe 12,00%, Islandia 10,50%, Noruega 26,40% y Reino Unido 30,55%.

Este diseño pretende, según las administraciones implicadas, reducir la necesidad de faenar en aguas internacionales y favorecer una explotación más eficiente, apoyada en acuerdos de acceso recíproco.

“Banking and borrowing”, con límites

El pacto también regula la flexibilidad interanual, uno de los puntos sensibles cuando no existe un reparto global aceptado por todos. Cada parte podrá:

  • traspasar (“banking”) hasta un 10% de cuota no utilizada al año siguiente, y
  • pescar (“borrowing”) hasta un 10% por encima de su cuota anual, descontándolo después del cupo del año siguiente.

La intención declarada es evitar que la flexibilidad se convierta en una puerta trasera para inflar capturas y, al mismo tiempo, permitir gestión operativa a flotas y empresas.

Un puente hacia un acuerdo completo (con la UE en el horizonte)

Las autoridades escocesas —en un comunicado sobre el entendimiento— subrayan que el acuerdo es un paso positivo, pero no la meta, y que la ambición sigue siendo un pacto “a seis partes” que incluya explícitamente a la Unión Europea y Groenlandia.

Esa falta de un marco global tiene efectos directos dentro de la propia UE. De hecho, el Consejo de la Unión Europea ha reconocido que, como las consultas sobre caballa siguen abiertas, los ministros tuvieron que acordar límites provisionales para los primeros seis meses de 2026, a la espera de cerrar un TAC definitivo en el marco ribereño.

Reacciones del sector: alivio, pero con advertencias

La lectura en el sector no es unánime. En Escocia, representantes de la flota pelágica han reaccionado con un mensaje claro: hace falta un acuerdo verdaderamente integral, porque un arreglo parcial, aunque rebaje presión pesquera y aporte certidumbre, no resuelve por completo el conflicto de reparto ni elimina el riesgo de desalineación entre capturas totales y ciencia.

De dónde viene: el antecedente tripartito

El acuerdo de 2025 llega tras un antecedente importante: en junio de 2024, Noruega, Reino Unido y Feroe ya habían pactado un plan a tres años sobre gestión, reparto y acceso a aguas, diseñado para poder ampliarse a otros Estados ribereños si se sumaban más adelante.

En síntesis, el acuerdo interino para la caballa consiste en esto: fijar una cifra de capturas para 2026, repartir cuotas con reglas de flexibilidad y ordenar el acceso a zonas, mientras se intenta construir —sin fecha cerrada— un gran acuerdo ribereño que ponga fin a la provisionalidad y garantice una explotación plenamente coordinada del stock.

El consejo consultivo del Noroeste pide “voz real” en las medidas técnicas de pesca

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El NWWAC reclama a Bruselas y a los Estados miembros plazos claros, consulta previa y más peso del conocimiento local antes de aprobar cierres, mallas o medidas correctoras

El North Western Waters Advisory Council (NWWAC) ha elevado a la Comisión Europea una petición explícita: reforzar de forma efectiva el papel de los Consejos Consultivos y de los agentes del sector en la elaboración de medidas técnicas y correctoras que afectan a las pesquerías del Atlántico noroccidental europeo. En una carta dirigida a Charlina Vitcheva, directora general de Asuntos Marítimos y Pesca (DG MARE), el organismo considera “crítica” una mayor implicación de los actores del mar antes de que se adopten normas que luego deberán aplicar las flotas. NWWAC_Advice_StakeholderEngagem…

El documento, fechado el 16 de diciembre de 2025, se enmarca en el diálogo con la Comisión —también a través del comité científico STECF— sobre la aplicación del Reglamento de Medidas Técnicas (UE) 2019/1241 y del Plan Plurianual de Aguas Occidentales (UE) 2019/472. El NWWAC recuerda que desde 2019 ha remitido recomendaciones, cartas y respuestas a consultas oficiales, y que participa como observador en grupos de trabajo del STECF sobre medidas técnicas, incluido el más reciente en octubre de 2025. NWWAC_Advice_StakeholderEngagem…

Pero, pese a ese historial, la organización lanza un aviso: la participación del sector llega tarde o con tiempos insuficientes, lo que limita la calidad de las aportaciones y reduce la sensación de “propiedad” de las medidas. Según el NWWAC, en la práctica las consultas a los Consejos Consultivos “no siempre son óptimas” y, en ocasiones, se realizan sin el margen necesario para elaborar una respuesta útil. NWWAC_Advice_StakeholderEngagem…

“Siempre” en la mesa, incluso fuera de la regionalización

El núcleo de la demanda es político y procedimental. El NWWAC sostiene que los Consejos Consultivos deben estar siempre implicados en el desarrollo de medidas técnicas y correctoras, incluso cuando estas no se tramitan por la vía de la regionalización (vía recomendaciones conjuntas de los Estados con interés directo). El texto pone un ejemplo claro: cuando las medidas acaban decidiéndose en el marco de las negociaciones de TAC y cuotas o en consultas UE–Reino Unido, hoy no existe un procedimiento formal que garantice la consulta previa al sector. NWWAC_Advice_StakeholderEngagem…

Con la vista puesta en 2026, el NWWAC advierte de que las medidas correctoras están ya en la agenda de las consultas bilaterales UE–Reino Unido, lo que, a su juicio, hace urgente incorporar la visión de quienes trabajan en el mar durante la preparación de esas discusiones. NWWAC_Advice_StakeholderEngagem…

Plazos realistas y aplicación gradual

Otra de las reclamaciones se centra en los calendarios. El NWWAC pide a Comisión y Estados miembros que ofrezcan cronogramas claros y realistas para que los Consejos Consultivos puedan contribuir a la preparación o revisión de actos delegados y de ejecución vinculados a las medidas técnicas, y que se deje tiempo suficiente tanto para formular recomendaciones como para que los operadores puedan implementarlas. Además, propone que la aplicación de nuevas exigencias se haga de forma escalonada, teniendo en cuenta realidades operativas y económicas. NWWAC_Advice_StakeholderEngagem…

El documento recuerda, como caso ilustrativo, el trabajo sobre medidas técnicas en el Mar Céltico, donde la Comisión llegó a calificar de “útiles” y “oportunas” las aportaciones del NWWAC para debates posteriores. Sin embargo, el consejo consultivo lamenta que sus recomendaciones se hayan integrado solo de manera marginal, lo que refuerza su argumento de fondo: escuchar es importante, pero integrar a tiempo lo es más. NWWAC_Advice_StakeholderEngagem…

Consulta directa y “conocimiento de cubierta”

El NWWAC también plantea un complemento: además de la opinión agregada de los Consejos Consultivos, la Comisión debería valorar consultas directas a operadores individuales mediante herramientas como la plataforma “Have Your Say”, para recoger información práctica “del terreno” sobre viabilidad, condiciones reales a bordo y aceptación de las medidas. Subraya que, en experiencias recientes, algunas consultas se han realizado después de que las decisiones estuvieran ya tomadas, lo que limita su utilidad. NWWAC_Advice_StakeholderEngagem…

La idea se resume en un concepto que atraviesa todo el texto: el conocimiento local. El NWWAC insiste en que las observaciones de los pescadores no siempre quedan reflejadas en los análisis científicos y pone ejemplos de discrepancias detectadas entre el asesoramiento del ICES y lo que reportan las flotas para diversas poblaciones (bacalao, eglefino, abadejo, lenguados, merlán, entre otras). NWWAC_Advice_StakeholderEngagem…

Cambio climático: “ya no lo explica todo la presión pesquera”

En su parte final, el documento introduce otra variable que gana peso año tras año: el cambio climático. El NWWAC afirma que sus miembros perciben cambios ambientales en los caladeros que afectan a los puntos de referencia con los que se evalúan las poblaciones y anima a los organismos científicos a investigar cómo esas alteraciones influyen en el reclutamiento y la dinámica de los stocks. Incluso sugiere que los gestores soliciten al ICES priorizar este trabajo porque, en algunos casos, la presión pesquera por sí sola ya no explica determinadas caídas de oportunidades de pesca. NWWAC_Advice_StakeholderEngagem…

Con todo, el consejo consultivo cierra el texto con una declaración de disponibilidad: el NWWAC asegura estar “plenamente comprometido” con una contribución constructiva, pero pide que la participación se produzca en fase preparatoria, antes de la adopción e implementación de medidas, para lograr normas “prácticas, eficaces” y mejor aceptadas por el sector.

Josu Santiago culmina su trayectoria en AZTI y se incorpora al Consejo de Dirección de ISSF

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La International Seafood Sustainability Foundation (ISSF) ha anunciado la incorporación de nuevas personas a su Consejo de Dirección. Entre ellas se encuentra Josu Santiago, quien ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria profesional como responsable del Área de Gestión Pesquera de Túnidos de AZTI, Su nombramiento refuerza la presencia científica española en la gestión internacional de los túnidos.

La International Seafood Sustainability Foundation (ISSF), una de las organizaciones globales más influyentes en
sostenibilidad de las pesquerías de atún, ha hecho público el nombramiento de nuevas personas para su Consejo de Dirección (Board of Directors): Melissa Murphy, profesora distinguida de la Universidad Carnegie Mellon; Amanda Stern-Pirlot, directora de estándares del Marine Stewardship Council (MSC); y Josu Santiago, investigador principal de AZTI durante más de tres décadas y figura clave de la ciencia
pesquera internacional especializada en túnidos. La incorporación de Santiago refuerza la presencia científica española en la gobernanza y la gestión internacional de los túnidos.
ISSF también ha incorporado a dos nuevas personas expertas a su Comité Asesor Científico (SAC) —el economista francés Patrice Guillotreau y el investigador Graham M. Pilling—, reforzando la base multidisciplinar que sustenta sus recomendaciones científicas globales.
Según el anuncio oficial de ISSF de esta misma mañana, los nuevos miembros —entre ellos Josu Santiago— aportan experiencia científica, económica y de gestión que refuerza la base multidisciplinar necesaria para avanzar hacia pesquerías más sostenibles. En el caso de Santiago, su nombramiento reconoce una trayectoria profesional de más de treinta años dedicada a la evaluación de stocks, la biología de
túnidos y la gobernanza internacional de pesquerías, lo que le sitúa como una figura clave dentro de la comunidad científica global.
Su labor en instituciones regionales de ordenación pesquera, como la Comisión Interamericana del Atún Tropical (IATTC), la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) o la Comisión de Pesca del Pacífico Occidental y Central (WCPFC), ha contribuido a incorporar la mejor ciencia disponible en los procesos de toma de decisiones que afectan al futuro de las poblaciones de
túnidos en varios océanos.

Tras su nombramiento, Santiago ha destacado el valor de este espacio internacional: “ISSF reúne investigación, sector pesquero, administraciones y organizaciones ambientales en un modelo de trabajo único. Este nuevo rol supone una oportunidad para seguir contribuyendo, desde la experiencia acumulada a lo largo de toda mi carrera profesional, al avance de la sostenibilidad global de las pesquerías de atún.”


AZTI, un referente en los principales comités científicos internacionales de pesca
La incorporación de Santiago al Consejo de Dirección de ISSF se suma a la amplia presencia de AZTI en los foros científicos donde se decide el futuro de la pesca a escala global. El centro participa de forma activa en los principales comités científicos internacionales, como el Comité Científico, Técnico y Económico de Pesca de la Comisión Europea, el Comité Asesor del Consejo Internacional para la Exploración del
Mar (CIEM/ICES), los grupos científicos de las organizaciones regionales de ordenación de túnidos, y múltiples grupos de trabajo especializados en genética, evaluación de poblaciones, socioeconomía, resiliencia de ecosistemas o tecnologías
emergentes aplicadas a la gestión pesquera.
Esta presencia, consolidada a lo largo de décadas, demuestra que AZTI aporta ciencia de alto nivel directamente en los espacios donde se definen estrategias de conservación, se evalúan poblaciones y se acuerdan medidas de gestión que afectan a flotas y ecosistemas de todo el mundo.
En un contexto de cambio climático, variabilidad oceánica y creciente presión sobre los recursos marinos, la participación en organismos como ISSF y la presencia estable de personal de AZTI en comités internacionales refuerzan la misión del centro: contribuir a una pesca sostenible, justa y resiliente mediante ciencia aplicada de excelencia.

Navalia refuerza su red nacional al integrarse en los clústeres navales de Cádiz y Canarias

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La feria de Vigo formaliza su entrada en dos polos estratégicos y consolida el “Navalia Meeting” como puente entre territorios, empresas e instituciones del sector

Navalia da un paso más en su estrategia de alianzas y proyección estatal. La feria internacional de la industria naval con sede en Vigo ha formalizado su entrada en el Clúster Marítimo Naval de Cádiz y en el Clúster Marítimo de Canarias, dos enclaves con peso propio dentro del mapa marítimo-industrial español. La organización enmarca el movimiento en una línea de trabajo que busca “conectar territorios”, reforzar el diálogo entre actores del sector y favorecer nuevas oportunidades de crecimiento compartido.

La integración llega tras varios años de relación creciente entre Navalia y ambos ecosistemas. No solo por contactos empresariales, sino también por la celebración de su formato itinerante Navalia Meeting, que se organiza en los años impares: Las Palmas de Gran Canaria acogió la edición de 2023 y Cádiz fue sede en 2025, con encuentros que reunieron a compañías, clústeres, administraciones y profesionales para impulsar intercambio de conocimiento y acuerdos de negocio.

En el fondo, Cádiz y Canarias comparten una condición clave: son territorios con posición geográfica privilegiada y una especialización industrial muy marcada. Navalia subraya ámbitos como la reparación naval, la defensa, la logística marítima, la eólica marina y la economía azul como espacios naturales de trabajo conjunto. La entrada en ambos clústeres, además, se alinea con una visión “descentralizada y vertebradora” del naval, en la que las regiones marítimas colaboran para reforzar la cadena de valor en su conjunto.

Ese enfoque ya ha empezado a traducirse en hechos concretos. Según la propia organización, la colaboración reciente entre empresas de Galicia, Cádiz y Canarias ha derivado en proyectos compartidos y acuerdos empresariales, hasta el punto de que varias firmas gaditanas y canarias se han implantado en Galicia, alimentando un flujo industrial que refuerza capacidades complementarias.

El paso dado por Navalia también se lee en clave de calendario y posicionamiento. La feria tiene ya fechas confirmadas para su próxima gran cita, del 19 al 21 de mayo de 2026, y la ampliación de su red de cooperación apunta a reforzar la presencia de actores del sur y del ámbito insular en el escaparate del noroeste.

Con esta integración, Navalia busca consolidarse no solo como un evento, sino como una plataforma estable de conexión entre territorios, capaz de facilitar conversaciones entre clústeres, empresas e instituciones y de convertir esa coordinación en actividad económica, innovación y empleo industrial.

Artime pone en valor el “giro” del arrastre mediterráneo: 600 barcos cambian redes y sostienen la actividad

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La secretaria general de Pesca reivindica la pesca como cultura y soberanía alimentaria y alerta de dos urgencias: relevo generacional y renovación de una flota con 35 años de media

La secretaria general de Pesca, Isabel Artime, defendió una visión integral del sector pesquero español y situó el cambio tecnológico como pieza clave para mantener la actividad. En su intervención, subrayó que casi 600 buques de arrastre del Mediterráneo han sustituido sus redes por otras más sostenibles en apenas tres meses, un “cambio rotundo” que, a su juicio, explica que la flota haya podido seguir faenando “como este año” y que, además, haya sido reconocido por el Consejo de ministros al validar que las medidas adoptadas son “efectivas y suficientes” para continuar mejorando los recursos y el estado del caladero.

Artime enmarcó el mensaje más allá de los datos técnicos. “La pesca es indudablemente un motor económico para muchas zonas costeras en España, pero es mucho más que eso”, afirmó, describiéndola como oficio, modo de vida y patrimonio que se transmite “de generación en generación”, ligado a la cultura, la tradición y la identidad de numerosas comunidades. A esa dimensión añadió otra idea que quiso reforzar: la pesca como garante de soberanía alimentaria, al asegurar el acceso a “una proteína de alta calidad, saludable y producida de manera responsable”. En ese punto agradeció el trabajo de los profesionales que “hacen posible” que el pescado llegue a la mesa con garantías.

En su diagnóstico, una política pesquera eficaz —orientada a la sostenibilidad en su triple dimensión ambiental, social y económica— necesita una alianza estable entre administraciones, ciencia y sector. Y dentro de esa arquitectura, destacó el papel del asociacionismo y de las organizaciones de productores, a las que definió como un canal decisivo para que el sector participe en la gestión y en el diseño de las políticas. “Contribuyen a ordenar la producción, garantizar la trazabilidad, fomentar la sostenibilidad y poner en valor la calidad”, resumió, reivindicando que el pescado desembarcado en puertos españoles llega al consumidor “con información y con una historia detrás” que sostiene el prestigio de los productos.

Sin embargo, Artime advirtió de un reto que atraviesa todo el discurso institucional y empresarial del sector: la desconexión del consumo, especialmente entre los jóvenes. “Es difícil entender que siendo el pescado uno de los alimentos más saludables que existen, esté perdiendo presencia en la cesta de la compra”, lamentó, llamando a desplegar nuevas estrategias para acercar el producto a los ritmos y hábitos actuales. La secretaria general reclamó que la cadena comercial aproveche la “excelencia” de la oferta pesquera para adaptarla a nuevas preferencias: formatos, conveniencia, comunicación y un relato que vincule consumo con salud, calidad y sostenibilidad.

El núcleo más técnico de su intervención llegó con el Mediterráneo. Artime defendió que el sector español ha demostrado capacidad de adaptación e innovación, y citó como ejemplo la sustitución masiva de artes en el arrastre. “En ninguna pesquería se ha hecho un cambio tan rotundo y en tan poco tiempo”, sostuvo, presentándolo como evidencia de que el sector puede avanzar hacia estándares más selectivos y con menor impacto sin renunciar a la continuidad de la actividad. Para la responsable estatal, esa transformación merece reconocimiento porque anticipa el tipo de exigencias que Europa y la sociedad plantean y porque contribuye a la recuperación y mejora del caladero.

El discurso cerró con una llamada de atención sobre dos desafíos estructurales: el relevo generacional y la renovación de la flota. Artime recordó que la flota española tiene una antigüedad media de 35 años, con armadores próximos a la jubilación, falta de tripulantes y un interés juvenil “insuficiente” para garantizar continuidad. De ahí su apelación a un marco financiero europeo “ambicioso y suficiente” para modernizar barcos y atraer vocaciones, y su crítica a la imagen negativa que, según señaló, se ha trasladado en ocasiones sobre la pesca. “Debemos transmitir la imagen del sector que se merece”, insistió, describiéndolo como vanguardia en conservación marina, control, trazabilidad, innovación y conocimiento científico.

En ese mismo hilo, defendió el papel de la Administración para acompañar la transición con normas más simples y modernas, capaces de dar seguridad jurídica y responder a exigencias europeas sin perder de vista las particularidades de la flota. Citó como referencias la Ley de Pesca Sostenible e Investigación Pesquera y el proyecto normativo de control e inspección del régimen sancionador, enmarcándolos en la necesidad de ordenar el futuro de un sector que, dijo, ya ha demostrado valentía para cambiar redes en tiempo récord y mantener el pulso de la actividad.