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viernes, diciembre 5, 2025
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La flota de artes de fondo pide a Bruselas “reglas proporcionadas” en su primera reunión con el comisario Kadis

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La European Bottom Fishing Alliance reclama que la protección del mar se base en ciencia y gestión pesquera, y alerta de los efectos de nuevas restricciones y de las medidas unilaterales del Reino Unido

La European Bottom Fishing Alliance (EBFA) mantuvo hoy su primer encuentro oficial con el nuevo comisario europeo de Pesca y Océanos, Costas Kadis, en una reunión centrada en el futuro de la pesca de fondo en aguas comunitarias y en el creciente impacto de las políticas ambientales sobre la actividad de la flota. ebfa-press-release-meeting-kadi…

El presidente de la alianza, Iván López van der Veen, abrió la cita recordando el papel de la pesca de fondo en el abastecimiento alimentario europeo. Subrayó que el sector está “comprometido con la pesca responsable” y con la mejora continua de sus prácticas “a través de la ciencia, la innovación y una gestión eficaz”, y se mostró dispuesto a trabajar con la Comisión para que “la ambición ambiental de Europa vaya de la mano de un futuro viable para las flotas y las comunidades que dependen de ellas”. ebfa-press-release-meeting-kadi…

Objetivos ambientales, pero “con los pies en el suelo”

EBFA insistió ante Kadis en que la flota apoya la protección de la biodiversidad, pero advirtió de que los objetivos generales de la UE deben reflejar la complejidad de los ecosistemas marinos y el carácter multinacional de las pesquerías europeas. La alianza saludó el enfoque “caso por caso” que dice percibir en el comisario, pero consideró “incompatible” con una gestión basada en la ciencia y con la seguridad alimentaria la idea de prohibir de forma generalizada la pesca de fondo en todas las áreas marinas protegidas (AMP) de aquí a 2030.

La organización defendió la necesidad de una ordenación espacial equilibrada y reclamó que se reconozcan las medidas de gestión pesquera de la UE —especialmente las ya aplicadas para proteger ecosistemas marinos vulnerables— como una herramienta eficaz de conservación, también en el marco del futuro Ocean Act europeo. ebfa-press-release-meeting-kadi…

Críticas a las prohibiciones unilaterales del Reino Unido

Uno de los puntos más delicados de la reunión fue la batería de cierres pesqueros que el Reino Unido ha ido decretando en sus AMP tras el Brexit. EBFA sostuvo que estas restricciones se basan en “datos defectuosos” y generarán pérdidas “desproporcionadas” para las flotas de la UE que faenan en esas zonas. La alianza pidió a la Comisión que vele para que las medidas británicas sean proporcionadas, no discriminatorias y plenamente compatibles con el Acuerdo de Comercio y Cooperación entre ambas partes. ebfa-press-release-meeting-kadi…

“No todo lo no protegido está sin gestionar”

La alianza recalcó que muchas AMP se han declarado para proteger especies u hábitats que no se ven afectados por los artes de fondo, mientras que, en paralelo, la regulación pesquera comunitaria ya impone fuertes limitaciones. “Que un área no lleve la etiqueta de ‘protegida’ no significa que no esté ya altamente regulada”, recordó la secretaria de EBFA, Margot Angibaud, quien citó el objetivo de la FAO de gestionar el 100 % de las zonas marinas y sostuvo que la UE “ya cumple” esa meta.

Para la organización, las medidas de gestión pesquera deben ser reconocidas como una vía válida para alcanzar los objetivos de proteger el 30 % del mar (“30by30”), sin necesidad de recurrir siempre a prohibiciones totales de actividad. ebfa-press-release-meeting-kadi…

Restauración marina compatible con la pesca

Mirando a la próxima aplicación del Reglamento de Restauración de la Naturaleza, prevista para 2026, EBFA alertó del riesgo de que la llamada “restauración pasiva” —dejar áreas sin actividad humana— se convierta en la opción automática en el medio marino. La alianza defendió estrategias “que permitan la coexistencia con la pesca”, basadas en una gestión integrada tierra-mar, en un análisis realista de las limitaciones espaciales y en la consideración explícita de las necesidades de seguridad alimentaria de Europa. ebfa-press-release-meeting-kadi…

Ciencia de alta resolución para proteger ecosistemas vulnerables

En cuanto a la protección de ecosistemas marinos vulnerables, EBFA mostró su preocupación por modelos científicos y marcos regulatorios que, a su juicio, conducen a cierres excesivos. Reiteró su apoyo a la protección de estos hábitats, pero pidió que las decisiones se basen en cartografías de alta resolución, zonas de amortiguamiento proporcionadas, evaluaciones específicas según artes de pesca y una revisión del Reglamento de Acceso a la Pesca en Aguas Profundas de 2016, que considera desfasado. ebfa-press-release-meeting-kadi…

Buen estado ambiental y producción de alimentos

La alianza acogió con satisfacción la revisión anunciada de la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina, que aspira a simplificar indicadores y alinearlos mejor con la Política Pesquera Común. Para EBFA, alcanzar el Buen Estado Ambiental de los hábitats marinos de fondo debe ser “compatible con una producción sostenible de alimentos del mar”, y no suponer un cierre progresivo de las zonas en las que operan las flotas europeas.

Al término de la reunión, Iván López lanzó un mensaje de fondo: “Nuestras flotas no pueden planificar el futuro si el paisaje político cambia constantemente bajo sus pies. Los pescadores necesitan previsibilidad, normas proporcionadas y decisiones basadas en la mejor ciencia disponible. Confiamos en que la Comisión garantice que la ambición ambiental de Europa no se logre a costa de sus comunidades costeras ni de su capacidad para alimentar a sus ciudadanos, porque ambas cosas pueden convivir”.

GFA, la plataforma que lleva la acuicultura europea a la sostenibilidad en tiempo real

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El proyecto italiano GreenFeed Analytics combina sensores IoT, análisis ambiental y costes para crear gemelos digitales de los sistemas RAS y optimizar su eficiencia y huella de carbono.

La acuicultura europea vive una transformación silenciosa, pero profunda. Mientras el sector avanza hacia sistemas de recirculación (RAS) más cerrados y tecnificados, una parte clave del debate se juega en los datos: cómo medir de verdad la eficiencia, el impacto ambiental y los costes de producción de cada kilo de pescado criado en tanque. En ese contexto nace GFA – GreenFeed Analytics, una plataforma desarrollada en Italia que aspira a convertirse en referencia para una “acuicultura sostenible inteligente”, capaz de tomar decisiones en tiempo real.

El proyecto se presentó oficialmente en Vicenza el pasado 27 de noviembre. Detrás de él hay una inversión superior a 315.000 euros, cofinanciada a través del Bando IRISS y canalizada por el SMACT Competence Center, uno de los polos italianos especializados en digitalización industrial. El desarrollo tecnológico corre a cargo de Service Group R&D, mientras que la base científica la aporta Spinlife, ‘spin-off’ de la Universidad de Padua especializada en evaluación de impacto ambiental.

Más que una simple herramienta de control, GFA se define como un modelo de gestión integrada para instalaciones RAS. Su objetivo es ambicioso: transformar un proceso complejo, en el que intervienen flujos de agua, energía, oxígeno, piensos y parámetros biológicos, en un sistema guiado por datos que el operador pueda leer de un vistazo.

Un gemelo digital del ciclo productivo

El corazón de GFA es la creación de un “gemelo digital” del proceso de cría. Para ello, los ingenieros han desplegado una red de sensores IoT en los circuitos de recirculación: puntos de medición del caudal de agua, consumos eléctricos, dosificación de pienso, indicadores metabólicos de los peces y calidad del agua (oxígeno, temperatura, pH, nitrógeno, etc.).

Toda esa información se envía de forma continua a la plataforma, donde se procesa mediante metodologías de Análisis de Ciclo de Vida (LCA, Life Cycle Assessment) y de Coste de Ciclo de Vida (LCC, Life Cycle Costing). El sistema no se limita a registrar cifras: calcula al momento la huella de carbono del ciclo productivo, los costes operativos asociados y la relación entre cada decisión técnica y su impacto ambiental.

Así, el acuicultor puede ver, por ejemplo, cómo varían las emisiones de CO₂ cuando cambia de tipo de pienso, cuánto pesa un pico de consumo eléctrico en el balance de sostenibilidad del lote o qué fase del proceso se desvía de los estándares de eficiencia fijados por la propia instalación o por el sector. El resultado es un auténtico sistema de ayuda a la decisión (DSS) que permite intervenir con rapidez: ajustar un flujo de agua, optimizar un fotoperiodo, anticipar un desperdicio o rediseñar el uso de la energía antes de que se convierta en un coste oculto.

Ciencia aplicada al día a día del criadero

La participación de Spinlife ha sido clave para adaptar las herramientas LCA a la realidad muy particular de la acuicultura. A diferencia de otros sectores industriales, un criadero RAS es un ecosistema dinámico, donde variables físicas y biológicas cambian de forma continua. Modelar ese comportamiento exige integrar datos de origen muy distinto: insumos industriales, metabolismo de los animales, procesos de filtración, gestión de lodos, consumo de energía y de agua.

Para validar el modelo, el equipo probó el prototipo en instalaciones piloto de acuicultura, en colaboración con productores y especialistas en piensos. Las pruebas sobre el terreno sirvieron para comprobar la estabilidad de los sensores, el buen funcionamiento de los algoritmos y, sobre todo, la claridad de los paneles de control destinados a los usuarios. Las conclusiones apuntan en una misma dirección: el sistema reduce la incertidumbre en la toma de decisiones, facilita la optimización de recursos y genera indicadores comparables en el tiempo, algo esencial para certificar mejoras reales.

De la sostenibilidad “ex post” al control en tiempo real

Hasta ahora, la sostenibilidad de muchas explotaciones acuícolas se evaluaba a posteriori, mediante auditorías o estudios de ciclo de vida realizados una vez cerrado el año productivo. GFA rompe con ese enfoque: introduce la idea de “real-time sustainability reporting”, informes de sostenibilidad en tiempo real que permiten ver el impacto mientras se produce, no meses después.

“Nuestro enfoque une competencias de ingeniería y herramientas analíticas avanzadas para transformar los datos en valor sostenible”, explica Luca Dal Ferro, director general de Service Group R&D. “El objetivo es responder a una necesidad muy concreta del sector: disponer de información precisa e inmediata para mejorar la eficiencia y reducir el impacto ambiental. Con GFA llevamos la acuicultura a la lógica del monitorización continua y abrimos la puerta a modelos de gestión más conscientes y competitivos”.

En la práctica, esto significa que el operador ya no se limita a saber si ha cumplido un determinado estándar al final del ciclo, sino que puede corregir el rumbo en pleno proceso. Si un lote presenta peores índices de conversión de pienso, el sistema ayuda a identificar si el problema está en la formulación de la dieta, en la oxigenación, en una temperatura inadecuada o en un error de manejo. Si el consumo eléctrico se dispara, es posible localizar qué módulo está generando el aumento y valorar alternativas.

Una herramienta alineada con los criterios ESG

La iniciativa llega en un momento en que el sector acuícola europeo avanza hacia estándares ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) cada vez más exigentes. Grandes cadenas de distribución y empresas de transformación piden más transparencia sobre el origen del pescado que compran, su huella de carbono y el uso de recursos. Al mismo tiempo, la regulación comunitaria se orienta hacia objetivos de neutralidad climática y reporte obligatorio de impactos.

En ese contexto, plataformas como GFA pueden marcar la diferencia. La integración entre datos operativos y evaluación ambiental permite identificar márgenes de reducción del consumo energético, explorar escenarios productivos alternativos, comparar protocolos de cría o líneas de producto distintas y, sobre todo, comunicar estos avances de forma clara a clientes, autoridades y socios de la cadena de valor.

“Con esta iniciativa, Service Group R&D se proyecta en el mercado de las soluciones ‘smart’ para el control y la gestión de los impactos ambientales en tiempo real”, subraya Dal Ferro. “La plataforma ofrece un seguimiento transparente de las prestaciones ambientales y ayuda a que los criaderos sean más resilientes económicamente, porque lo que no se mide, no se puede mejorar”.

De Veneto a Europa: un modelo exportable

Aunque el proyecto nace en el noreste de Italia, sus impulsores lo conciben desde el inicio como una solución escalable a nivel europeo. Cualquier instalación de recirculación —ya sea de trucha, salmón, lubina, dorada o especies emergentes— comparte una estructura de procesos similar y podría beneficiarse de un sistema que traduzca millones de datos en decisiones comprensibles.

El reto, reconocen, será ahora acompañar a las empresas en la adopción de estas tecnologías. Más allá de la inversión inicial, se trata de introducir una cultura de gestión basada en evidencias cuantificables, en la que el equipo humano se acostumbre a interpretar indicadores ambientales con la misma naturalidad con la que hoy lee índices de crecimiento o mortalidad.

La experiencia piloto sugiere que el salto merece la pena. Los criaderos que han probado GFA señalan que la plataforma no solo ayuda a reducir consumos y costes, sino que también mejora la trazabilidad interna: cada lote deja un rastro digital asociado a condiciones de cultivo concretas, algo muy valioso para investigación, certificaciones y relaciones con los clientes.

Un anticipo del futuro de la acuicultura

El proyecto GreenFeed Analytics se suma a una tendencia de fondo: la digitalización de la acuicultura como vía para producir más y mejor con menos recursos. El uso de gemelos digitales, inteligencia artificial y sensórica avanzada ya ha demostrado su eficacia en sectores como la automoción o la energía; ahora empieza a encontrar su lugar en los tanques de peces.

GFA demuestra que sostenibilidad y competitividad pueden ir de la mano si se dispone de la información adecuada. Frente a un mercado que pide cada vez más proteína acuática, pero también más garantías ambientales, tecnologías como esta pueden convertirse en aliadas decisivas.

La acuicultura europea está cambiando de piel, y el proyecto italiano es uno de los primeros ejemplos concretos de cómo la unión de IoT, datos y ciencia ambiental puede replantear la gestión de los sistemas RAS. No se trata solo de un “upgrade” tecnológico, sino de un cambio de actitud: entender la granja no como una caja negra, sino como un proceso totalmente trazable, medible y guiado por la inteligencia de los datos. La próxima palabra la tienen ahora los productores, llamados a aprovechar esta oportunidad y hacer de sus instalaciones un laboratorio vivo de sostenibilidad en tiempo real.

El sector pesquero exige a España que frene en Bruselas la propuesta de la Comisión para el arrastre en el Mediterráneo

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CEPESCA alerta de que limitar la actividad a 9,6 días por buque “haría inviable” la flota y reclama una decisión basada en la ciencia y en el impacto socioeconómico

El sector pesquero español ha encendido las alarmas ante la nueva propuesta de la Comisión Europea sobre posibilidades de pesca en el Mediterráneo para 2026. Representado por la Confederación Española de Pesca (CEPESCA), el sector ha trasladado a la Secretaría General de Pesca su rechazo frontal a un planteamiento que, de salir adelante, limitaría la actividad de la flota de arrastre a una media de 9,6 días de pesca por buque al año.

La organización califica la propuesta de “inasumible” y advierte de que, en la práctica, supondría la paralización de la flota española de arrastre que opera en el Mediterráneo, con consecuencias “devastadoras” para las comunidades costeras dependientes de esta actividad. Por ello, ha manifestado su esperanza en que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación logre el apoyo suficiente entre otros Estados miembros para frenar el texto en el próximo Consejo de Ministros de Pesca de la UE, que se celebrará los días 11 y 12 de diciembre en Bruselas.

CEPESCA, representada en la reunión por su vicepresidente para los caladeros del Mediterráneo y Golfo de Cádiz, José María Gallart, y por su secretario general, Javier Garat, considera que la propuesta de la Comisión “no guarda relación” con las evaluaciones científicas más recientes. Según recuerda el sector, esos informes apuntan a una mejora en el estado de los recursos pesqueros en la zona tras años de recortes, vedas y ajustes de esfuerzo.

El sector reprocha, además, que el documento no responda al mensaje trasladado en los últimos meses por el propio comisario europeo de Pesca, quien habría reconocido públicamente el esfuerzo de los pescadores mediterráneos y la necesidad de compensar ese sacrificio con más días de actividad.

Uno de los puntos más polémicos es el uso de la cigala como argumento central para justificar una reducción tan extrema del esfuerzo pesquero. CEPESCA cuestiona esa decisión y recuerda que esta especie “no ha tenido un papel relevante ni en el diseño ni en el seguimiento” del actual plan de gestión del Mediterráneo, por lo que su peso en el debate le parece “desproporcionado y carente de suficiente fundamento científico”.

Los datos respaldan esa crítica: en la Comunidad Valenciana la cigala apenas representa el 0,4 % de las capturas, y en Cataluña, el 2,6 %. Tomar como referencia una especie con ese peso marginal para fijar un recorte generalizado del esfuerzo de la flota resulta, a juicio de la patronal, “difícil de justificar”.

Más allá de los argumentos técnicos, CEPESCA subraya que la propuesta de la Comisión ignora el impacto social y económico que tendría sobre las comunidades costeras del Mediterráneo español. La organización recuerda que la Política Pesquera Común establece explícitamente la necesidad de equilibrar la sostenibilidad biológica de los recursos con la viabilidad socioeconómica de las flotas y de los territorios que dependen de ellas.

En este sentido, la patronal considera que el Consejo de Ministros de Pesca de diciembre será “determinante” para corregir el rumbo y alcanzar un acuerdo que permita mantener la actividad de la flota de arrastre “dentro de un marco sostenible, pero realista y basado en la evidencia científica”.

El sector recuerda, además, que en 2025 la Comisión ya redujo el esfuerzo pesquero en el Mediterráneo a 27 días de actividad por buque, una decisión que entonces también fue calificada de drástica. Aquella rebaja se moduló posteriormente con un paquete de medidas de gestión compensatorias —ajustes en el tamaño de malla, vedas temporales y otras restricciones técnicas— que permitieron ampliar en la práctica la actividad anual hasta unos 130 días por embarcación.

Para CEPESCA, el salto desde ese escenario a una media de apenas 9,6 días “rompe cualquier lógica de progresividad” y se aleja del espíritu de los compromisos adoptados hasta ahora.

La organización insiste en que el sector ha participado activamente en la aplicación de medidas de gestión y control, asumiendo reducciones de esfuerzo, cambios técnicos y cierres temporales, y que seguirá implicado en la mejora del estado de los caladeros. Pero advierte de que la sostenibilidad no puede construirse “a costa de hacer desaparecer a la propia flota”.

“El mantenimiento de la actividad debe conciliar sostenibilidad biológica con viabilidad socioeconómica”, recuerda CEPESCA, que pide evitar decisiones que “abocan a la desaparición de los barcos, el empleo y el tejido socioeconómico que los rodea”.

A la espera de lo que ocurra en Bruselas, el mensaje del sector pesquero español es claro: el Mediterráneo sigue necesitando una gestión estricta, pero también previsible y equilibrada, capaz de reconocer los avances logrados y de garantizar un futuro posible para quienes viven del mar.

Millán Mon demanda a la Comisión Europea que asuma la simplificación de la normativa pesquera como “una prioridad”

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El eurodiputado popular abordó también la inasumible propuesta de posibilidades de pesca para 2026 en el Mediterráneo

El eurodiputado popular Francisco Millán Mon intervino en la reunión de la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo, en la que se abordaron varios asuntos relevantes. En especial, hubo un intercambio de puntos de vista con el Comisario Kadis sobre simplificación de la normativa pesquera, tras la presentación de un informe sobre esta materia por parte de la Comisión Europea.

El eurodiputado popular comenzó apuntando que la simplificación es una de las señas de identidad de esta nueva Comisión Von der Leyen, “debe serlo también en la pesca” y criticó una “cierta autocomplacencia” por parte de la Comisión. 

Millán Mon apuntó que, en el documento, la Comisión asume que la digitalización es igual que simplificación. “Yo no estoy de acuerdo. La digitalización per se no reduce la carga administrativa, sólo la vuelve electrónica”, puntualizó. También se refirió al estudio que la DG Mare está realizando para analizar los costes y beneficios de la implementación del Reglamento de Control. “¿Cuándo podríamos esperar la publicación de este estudio? En caso de que se identifiquen puntos débiles, ¿qué medidas esperan tomar?”, preguntó. 

El eurodiputado popular también pidió un ómnibus de simplificación para la pesca. “Ha habido ya 7 propuestas de ómnibus de simplificación en materias que van desde la agricultura, la defensa o el ámbito digital. Necesitamos un ómnibus para la pesca”, subrayó Millán Mon, enumerando una serie de iniciativas que podrían incluirse en este ómnibus: la exclusión del palangre de fondo del Reglamento de aguas profundas, la modificación del artículo 4.3 del Plan plurianual del Mediterráneo o una modificación puntual del FEMPA actual para eliminar las normas que dificultan la ejecución del gasto. También solicitó agilizar la modificación de los planes operativos nacionales del FEMPA, que tienen, a su juicio, un problema de rigidez.

Por último, Millán Mon exigió que la evaluación del PPC desemboque en una reforma urgente. “En el propio 2026, después de la evaluación, deberían presentar ya una propuesta de reforma”, indicó. También en este caso enumeró una serie de propuestas de reforma: flexibilización de la obligación de desembarque, reforma del concepto de capacidad pesquera para permitir la descarbonización y favorecer el relevo generacional, reforma del concepto de pesca artesanal o la inclusión de consideraciones socioeconómicas a la hora de proponer y fijar TACs y cuotas. 

OPORTUNIDADES DE PESCA EN EL MEDITERRÁNEO

En la reunión de la Comisión de Pesca, hubo también un debate sobre las oportunidades de pesca en el Mediterráneo para 2026. Sobre esta cuestión, Millán Mon subrayó que “la flota lleva ya cinco años consecutivos afrontando reducciones significativas del esfuerzo pesquero” y añadió que “muchas embarcaciones operan al límite de la viabilidad económica”.

El eurodiputado popular criticó la propuesta de la Comisión Europea para 2026, que tildó de “inasumible”, pues reduce en un 65% los días de actividad en el Mediterráneo. Con relación a las medidas compensatorias, que aportan días adicionales de actividad, Millán Mon apuntó que “son mecanismos muy complejos de aplicar” y reclamó más flexibilidad. 

El eurodiputado pidió que los Estados miembros más directamente afectados, como España, acudiesen al Consejo AGRIFISH “con datos biológicos actualizados, análisis socioeconómicos sólidos y propuestas técnicas claras”, pues es el Consejo quien aprueba definitivamente la normativa fijando las posibilidades de pesca, sin perjuicio de la responsabilidad de la Comisión Europea.

“Los pescadores han cumplido todos los requisitos que se les han impuesto: modernización de artes, mejora de la selectividad y aplicación de medidas de conservación. Estos esfuerzos deben ser reconocidos”, señaló Millán Mon. Para concluir, volvió a insistir en la necesidad de un ómnibus de simplificación donde sería oportuno incluir una reforma del artículo 4.3 del Plan Plurianual del Mediterráneo.

Fishwind, el proyecto que quiere reconciliar la pesca y la eólica flotante en el Mediterráneo

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Pescadores y promotores de parques offshore ensayan en Francia un modelo de coactividad con arrecifes artificiales para aprovechar “espacios de todos modos perdidos”

¿Cómo hacer convivir la pesca profesional con los futuros parques eólicos flotantes del Mediterráneo? ¿Es posible que esas áreas, una vez ocupadas por aerogeneradores, sigan siendo zonas de producción pesquera, o incluso mejoren su función como hábitat para los recursos marinos? A estas preguntas intenta responder Fishwind, un proyecto pionero en Europa que busca convertir los parques eólicos offshore en espacios de coactividad entre energías renovables, biodiversidad y pesca.

Lanzado a comienzos de 2025, Fishwind nace con una idea clara: si una parte del mar va a quedar condicionada por la presencia de aerogeneradores, conviene evitar que se convierta en “espacio perdido” para la pesca y explorar fórmulas para que siga generando valor para el sector y para los ecosistemas. El proyecto se presentó públicamente el 28 de noviembre en el Lycée de la Mer de Sète, en el litoral mediterráneo francés.

El impulsor desde el lado pesquero es la organización de productores Sathoan (OP Sathoan), cuyo director general, Bertrand Wendling, subraya la filosofía de partida: mantener una “buena entente” con los desarrolladores de parques eólicos flotantes, pero pasando de las declaraciones de intención a ideas concretas de coactividad.

Para explicar el concepto, los promotores de Fishwind han recurrido incluso a imágenes generadas mediante inteligencia artificial: visiones del mar en las que los aerogeneradores conviven con estructuras sumergidas que actúan como arrecifes artificiales, rodeadas de peces, y donde determinadas modalidades de pesca coexisten con las infraestructuras energéticas. No se trata solo de un ejercicio estético, sino de imaginar –y después testar– cómo podrían organizarse esos usos compartidos.

El proyecto se centra en los próximos parques comerciales de eólica flotante previstos en el Mediterráneo francés. En esos polígonos, donde el acceso estará restringido o regulado por motivos de seguridad y operación, Fishwind quiere diseñar y probar soluciones para favorecer la presencia de peces y, al mismo tiempo, permitir una actividad pesquera compatible, selectiva y segura.

La idea de fondo es aprovechar una realidad: buena parte de la superficie alrededor de los aerogeneradores quedará, de facto, fuera de la pesca tradicional de arrastre u otras artes móviles. Esos “espacios de todos modos perdidos”, como los describen algunos pescadores, podrían reconvertirse en zonas de arrecife, refugio de biodiversidad y escenario para nuevas prácticas pesqueras de bajo impacto, como ciertas modalidades de línea, palangre ligero o nasas, siempre que las condiciones técnicas y normativas lo permitan.

Fishwind se sitúa así en la intersección de tres agendas que, hasta ahora, han chocado con frecuencia: la implantación acelerada de energías renovables marinas, la defensa del espacio y la actividad pesquera, y la necesidad de reforzar la biodiversidad en un Mediterráneo cada vez más presionado.

El proyecto plantea que los pescadores no sean simples “víctimas colaterales” de la expansión de la eólica marina, sino actores de pleno derecho en el diseño de estas zonas: aportando conocimiento sobre fondos, especies, migraciones y usos tradicionales del espacio marítimo. Del lado de los desarrolladores, se busca definir desde fase temprana qué prácticas de pesca podrían ser compatibles con la seguridad de las instalaciones y la integridad de los cables y estructuras flotantes.

Aunque todavía se encuentra en fase inicial, Fishwind se presenta como una primera experiencia europea de co-diseño entre pesca y eólica flotante a escala de parques comerciales, y no solo en proyectos piloto. Para el sector pesquero, supone también una forma de pasar del “no” frontal a la búsqueda de condiciones de coexistencia más equilibradas, sin renunciar a plantear límites cuando la seguridad de los barcos o la viabilidad económica se vean comprometidas.

El debate llega en un momento clave para el Mediterráneo, donde se disputan el espacio múltiples intereses: corredores de biodiversidad, áreas marinas protegidas, caladeros tradicionales, rutas de navegación y, ahora, polígonos de energías renovables. Lograr que los parques eólicos no signifiquen automáticamente la expulsión de la pesca de grandes superficies es uno de los retos que Fishwind quiere abordar.

En Sète, ante estudiantes del Lycée de la Mer y representantes del sector, Bertrand Wendling insistió en esa dimensión pedagógica: explicar qué está en juego, mostrar que la pesca puede formar parte de la solución y no solo aparecer como obstáculo al despliegue de las renovables. La presencia de jóvenes en la presentación no fue casual: el futuro de las coactividades marinas se jugará también en la capacidad de las nuevas generaciones de pescadores para trabajar en un mar más compartido, regulado y tecnificado.

Fishwind acaba de empezar su singladura, pero ya plantea un mensaje de fondo aplicable a otros litorales, incluido el español: si el mar va a llenarse de infraestructuras energéticas, será necesario diseñar, caso por caso, cómo conviven con las actividades existentes. Y en ese diseño, la voz de la pesca –con sus miedos, pero también con su conocimiento– difícilmente puede quedarse fuera.

Burela celebra su tercer Día do Orgullo Mariñeiro

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La Fundación Expomar organiza la tercera edición del llamado «Día do Orgullo Mariñeiro», que tendrá lugar en Burela y en toda A Mariña Lucense el próximo jueves 11 de diciembre.

La Fundación Expomar vuelve a poner en valor la importancia de la cultura marinera de Galicia con la celebración del tercer «Día do Orgullo Mariñeiro», que volverá a combinar el próximo jueves 11 de diciembre la divulgación en las escuelas, la exaltación de la cultura marinera y la gastronomía del mar para llegar a todos los públicos.

Esta acción está organizada por la Fundación Expomar con la colaboración del Concello de Burela y la Consellería de Mar de la Xunta de Galicia, en el marco de las ayudas del Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y Acuicultura (FEMPA).

«El Día do Orgullo Mariñeiro es una fiesta que nace de la Fundación Expomar hace tan solo 2 años, pero está perfectamente arraigada en el pueblo de Burela y en toda A Mariña Lucense, porque representa el sentir de la gente hacia una forma de vivir mirando al mar y a la pesca», asegura la presidenta de la Fundación Expomar y alcaldesa de Burela, Carmela López. 

«Orgullo Mariñeiro en las Escuelas»

Como ya es habitual, el día comenzará de nuevo en los comedores de diferentes centros de enseñanza y servicios sociales de A Mariña Lucense, donde se servirán más de 1000 raciones de pota de la lonja de Burela en sus menús diarios.

«La Mujer y el Mar»

La segunda parte de la jornada se celebrará por la tarde en el auditorio de la Casa de Cultura de Burela, con la charla-coloquio titulada «La mujer y el mar», con la participación de distintas mujeres vinculadas a los oficios del mar: armadoras, estibadoras, redeiras y Administración.

Este acto público se completará con las intervenciones de la presidenta de la Fundación Expomar y alcaldesa de Burela, Carmela López, y de la directora xeral de Desarrollo Pesquero de la Xunta de Galicia, Ángeles Vázquez, que clausurará la jornada cultural.

«Orgullo Mariñeiro Musical»

La parte musical del acto en la Casa de Cultura de Burela contará con las actuaciones especiales ‘Cantiños Osa do Mar’ a cargo del Grupo infantil de la SCR Alegría, Arumiños ACM Arume y Blood Skeleton.

«Orgullo Mariñeiro en la Plaza»

Y, como es habitual, el broche final de este día del Orgullo Mariñeiro se celebrará en la carpa de la Praza da Mariña de Burela, donde, a partir de las 8 de la tarde, comenzará la celebración gastronómica popular, con ambientación musical y una degustación gratuita de recetas elaboradas con diferentes especies de la lonja de Burela.

Para evitar las aglomeraciones de años anteriores, este año se limitará el aforo en el interior de la carpa. El acceso seguirá siendo gratuito, pero para poder entrar habrá que disponer de tícket de entrada, que se repartirán gratuitamente durante el acto en la Casa de Cultura

Drones e inteligencia artificial: la nueva frontera de la Defensa

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La escena se repite cada vez con más frecuencia: una fragata navegando en silencio, radares y sensores saturados de información, y en el centro de operaciones una pantalla donde sistemas de inteligencia artificial ayudan a distinguir, en segundos, si lo que se aproxima es un dron enemigo, un simple eco del mar o un avión aliado. Lo que hace pocos años sonaba a ciencia ficción se ha convertido ya en rutina en las principales marinas del mundo.

En el ámbito europeo, Francia está situando buena parte de esta transformación en torno a una nueva estructura: la Agencia Ministerial para la Inteligencia Artificial de Defensa (Amiad), creada en 2024 y dependiente del Ministerio de las Fuerzas Armadas. Repartida entre el centro de la Dirección General de Armamento (DGA) en Bruz, cerca de Rennes, y Palaiseau, en la región parisina, esta agencia trabaja precisamente en el corazón de esa revolución: el desarrollo y la integración de soluciones de IA en aplicaciones que van desde la acústica submarina hasta la lucha contra drones.

De la detección acústica a la guerra contra los drones

En el caso de la Marina nacional francesa, la inteligencia artificial ya no es un lujo tecnológico, sino una condición para “estar al nivel de sus competidores”, como reconocen los propios mandos. Los mares son hoy un entorno saturado de señales: ruidos de hélices, comunicaciones, ecos de sonar, firmas térmicas, tráfico civil… Separar lo relevante de lo irrelevante es una tarea inmensa para un equipo humano, pero es el terreno natural de la IA.

En acústica submarina, por ejemplo, algoritmos entrenados sobre millones de registros son capaces de identificar patrones sonoros asociados a determinados tipos de buques, submarinos o incluso drones subacuáticos. Allí donde un operador escucha ruido, la IA ve una huella. Esa capacidad de clasificación automática permite ganar minutos preciosos en la toma de decisiones y reduce el riesgo de error.

En superficie y en el aire, la irrupción de los drones —baratos, maniobrables, cada vez más autónomos— ha cambiado las reglas del juego. Los ejercicios antidrones, como los desarrollados en el Mediterráneo con buques como la fragata Lorraine, muestran hasta qué punto la defensa frente a estos aparatos depende de la capacidad de detectarlos, rastrearlos y neutralizarlos a gran velocidad.

Aquí, de nuevo, la IA se vuelve central: combina imágenes de radar, cámaras ópticas, infrarrojos y otros sensores para identificar firmas de vuelo anómalas, distinguir un dron de un ave, anticipar trayectorias y proponer respuestas adecuadas (contramedidas electrónicas, armas de energía dirigida, sistemas cinéticos). El factor humano sigue siendo decisivo, pero el ciclo “detección–clasificación–decisión” se apoya ya en sistemas automatizados que filtran y priorizan amenazas.

Amiad: una fábrica de algoritmos para las Fuerzas Armadas

La creación de la Amiad responde precisamente a la necesidad de coordinar e industrializar este tipo de desarrollos. Con unos 200 especialistas en activo y cerca de un centenar de incorporaciones previstas hasta 2026, la agencia se perfila como una auténtica “fábrica de algoritmos” al servicio de la Defensa.

Su misión no se limita a abrir líneas de investigación, sino también a conectar a las Fuerzas Armadas con el ecosistema civil: startups, universidades, centros de investigación y empresas tecnológicas. De este modo, Francia intenta evitar quedar atrapada entre los gigantes digitales estadounidenses y la presión tecnológica de otras potencias militares, trasladando al ámbito de la seguridad y la defensa innovaciones que ya están transformando la industria o el transporte.

Entre los campos de trabajo prioritarios se encuentran:

  • Fusión de datos y ayuda a la decisión en centros de mando, para que los responsables dispongan de una imagen de situación más clara y dinámica.
  • Optimización de mantenimiento de buques, vehículos y aeronaves, utilizando IA para anticipar averías (mantenimiento predictivo) y alargar la vida útil del material.
  • Autonomía de drones y sistemas no tripulados, tanto en mar como en aire y tierra, respetando el principio de “control humano significativo” en el empleo de la fuerza.
  • Ciberdefensa y guerra electrónica, donde la velocidad de reacción frente a ataques automatizados solo puede responderse con herramientas igualmente automatizables.

Por qué los drones se han vuelto tan decisivos

La importancia de los drones en la Defensa se ha puesto de manifiesto en conflictos recientes, donde pequeñas aeronaves no tripuladas han logrado efectos que antes solo estaban al alcance de grandes plataformas. Su capacidad para vigilar, corregir el tiro de artillería, atacar objetivos concretos o saturar defensas rivales ha obligado a todos los ejércitos a replantearse doctrinas y prioridades de inversión.

Para las marinas, los drones —aéreos, de superficie y submarinos— permiten extender el alcance de sus sensores mucho más allá del horizonte, vigilar estrechos y zonas portuarias, inspeccionar cascos, rastrear minas o realizar misiones de reconocimiento en entornos de alto riesgo sin poner en peligro a la tripulación.

En paralelo, la proliferación de drones hostiles, improvisados o comerciales adaptados, ha convertido a los buques y bases navales en objetivos potenciales de ataques de bajo coste pero gran impacto mediático y operativo. De ahí que la combinación “drones + IA” sea hoy vista como un binomio inseparable: sin algoritmos capaces de detectar, clasificar y responder, el volumen de amenazas superaría la capacidad humana de gestión.

Ventajas estratégicas… y nuevas preguntas éticas

El despliegue masivo de IA y drones en Defensa aporta ventajas evidentes:

  • Velocidad de reacción: la capacidad de procesar en segundos lo que antes llevaba minutos u horas.
  • Superioridad informativa: mejor conocimiento del entorno, del adversario y de la propia situación.
  • Protección de las tropas: más misiones realizadas por sistemas no tripulados en entornos peligrosos.
  • Eficiencia de recursos: empleo más racional de municiones, combustible y horas de vuelo o navegación.

Pero también plantea dilemas. ¿Hasta dónde debe llegar la autonomía de un dron militar? ¿Quién es responsable último de una decisión de fuego sugerida por un sistema de IA? ¿Cómo se evitan sesgos, errores de identificación o ciberataques que manipulen los datos sobre los que la IA toma decisiones?

Por eso, tanto en Francia como en otros países europeos, los desarrollos en este campo se acompañan cada vez más de marcos éticos y jurídicos específicos, que intentan garantizar que la tecnología se use bajo control político y militar claro, manteniendo la figura del operador humano como responsable final.

Un futuro inevitablemente “inteligente”

La puesta en marcha de agencias como la Amiad es, en realidad, un síntoma de algo más profundo: la convicción de que la superioridad militar del futuro no se jugará solo en el número de buques, aviones o carros de combate, sino en la capacidad de integrar sensores, datos y algoritmos en un sistema coherente.

En ese futuro, los drones —en todas sus formas— serán los ojos, los oídos y, en algunos casos, las manos extendidas de unas Fuerzas Armadas cada vez más conectadas. La inteligencia artificial, por su parte, actuará como cerebro auxiliar, capaz de procesar en tiempo real lo que ningún equipo humano podría absorber por sí solo.

La gran cuestión no es ya si la Defensa incorporará estos avances, sino cómo, con qué reglas, con qué nivel de transparencia y con qué garantías para evitar que la “guerra inteligente” cruce líneas que las sociedades democráticas no están dispuestas a aceptar. Mientras ese debate avanza, en centros como Bruz, Palaiseau o sus equivalentes en otros países, ingenieros y militares trabajan a contrarreloj para no quedarse atrás en una carrera tecnológica que, esta vez, se libra tanto en el mar y en el aire como en los silenciosos servidores donde viven los algoritmos.

La patronal europea reclama estabilidad y visión climática en las cuotas de 2026 para el Cantábrico y el Atlántico ibérico

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La EAPO pide revisar el impacto del cambio climático, evitar reducciones automáticas y proteger el empleo en las flotas de aguas suroccidentales

La Asociación Europea de Organizaciones de Productores en el sector de la Pesca (EAPO, por sus siglas en inglés) ha lanzado una seria advertencia sobre el futuro de las flotas del Cantábrico y del Atlántico ibérico. En un documento remitido a la Comisión Europea y al Consejo, la organización denuncia un “deterioro continuo” de numerosos recursos en las Southern Western Waters (aguas suroccidentales) pese a los esfuerzos realizados por el sector para ajustarse al objetivo de Rendimiento Máximo Sostenible (MSY).

Según la EAPO, mientras Bruselas destaca que la biomasa en el Golfo de Vizcaya y aguas ibéricas muestra “la tendencia alcista más importante desde 2003”, las perspectivas de explotación y las posibilidades de pesca “no se corresponden” con esa evolución. El resultado, subrayan, ha sido una “drástica caída” de las cuotas en los últimos años, con un impacto creciente sobre la economía y el tejido social de las comunidades pesqueras.

La patronal recuerda que las flotas de la zona han cumplido con las exigencias de la Política Pesquera Común (PPC): pescar al nivel de mortalidad FMSY, por debajo de ese umbral cuando la biomasa reproductora (SSB) caía por debajo del punto de referencia, o aplicar un enfoque precautorio. Pese a ello, afirma, “los esfuerzos de los pescadores no se ven recompensados” y el MSY “no garantiza estabilidad ni visibilidad” a medio plazo.

Uno de los ejemplos que cita el documento es la solla del Golfo de Vizcaya (sole 8ab). Estudios del proyecto francés RELIEF apuntan a una menor llegada de larvas a las zonas de cría, con mortalidades en fase pelágica y la suma de presiones antropogénicas como contaminación o desarrollos portuarios en las áreas de cría. Para la EAPO, casos como éste demuestran que el impacto del cambio climático y otros factores no pesqueros debe incorporarse de forma urgente a la gestión.

Por ello, la organización reclama una “evaluación exhaustiva” del alcance de esos efectos ambientales y de otros impactos humanos ajenos a la pesca, así como avanzar hacia un enfoque multiespecífico que evite escenarios de “choke species” (especies estranguladoras que obligan a parar la actividad al agotarse su cuota mientras quedan posibilidades de capturar otras).

Más moderación en el incremento de la lubina

Entre stock y stock, la EAPO desgrana su posición para las principales especies. En el caso de la lubina (seabass 8ab), saluda el “importante incremento” del consejo científico para 2026, pero pide prudencia. Apuesta por una subida limitada del 35 % respecto a las posibilidades de pesca de 2025, en línea con recomendaciones del instituto francés Ifremer, con el fin de estabilizar el buen estado del recurso y reducir las oscilaciones de cuota hasta 2033.

Alivio para el abadejo y la solla, preocupación por merlán y rayas

El tono cambia con el abadejo (pollack 8 y 9a). Pese a las restricciones de los últimos años —tamaño mínimo de captura de 42 cm, recortes de TAC y límites a la pesca recreativa—, el nuevo consejo científico vuelve a ser muy restrictivo. La EAPO teme un escenario de estrangulamiento para las pesquerías mixtas y pide mantener sin cambios el TAC global de 1.199 toneladas, al tiempo que reclama datos más sólidos y proyectos específicos de investigación sobre la especie.

Para la solla (plaice 8 y 9a), la organización critica el sistema que aplica reducciones precautorias del 20 % cada tres años a los stocks sin evaluación, y demanda programas de seguimiento científico que eviten recortes “excesivos y perjudiciales”. Mientras tanto, propone también un “roll-over” del TAC actual (124 toneladas).

En el caso del merlán (whiting 8 y 9a), la patronal asume que el recorte aconsejado para 2026 (990 toneladas) apenas tendrá impacto directo en la actividad, pero alerta de que supone ya una caída acumulada del 57 % desde 2023, “síntoma preocupante” de la situación de muchos recursos en la zona.

Gamba noruega, gallos y rapes: pedir estabilidad

Para la gamba noruega (norway lobster 8a, 8b y 8c), la EAPO acepta el fuerte aumento del TAC recomendado (hasta 4.014 toneladas en 8a–8b y 35 toneladas en 8c) y recuerda que, tras un desplome previo, las variaciones bruscas dificultan la planificación de las empresas. Reclama, por tanto, “más estabilidad y visibilidad” en la fijación de cuotas de cara a los próximos años.

En cuanto a las rayas (SRX/89-C), pide seguir el consejo científico de un incremento del 3 % del TAC, hasta 6.085 toneladas, y habilitar una flexibilidad del 10 % con la zona 7 en ambos sentidos. Sobre la raya mosaico (undulate ray 8), la patronal considera que existen “numerosos indicios científicos” de abundancia y reclama un TAC 2026 superior al actual, manteniendo las cuotas específicas para las pesquerías de “sentinel” que aportan datos al seguimiento científico.

Para especies de gran importancia económica como la merluza norte (hake 8abde), la EAPO recuerda que la mortalidad por pesca está por debajo de FMSY, que la biomasa reproductora supera el umbral de seguridad y que, desde 2022, las vedas a ecosistemas marinos vulnerables han cerrado caladeros tradicionales con fuerte impacto en las capturas. Por ello propone mantener el TAC actual de 58.272 toneladas y advierte de que las negociaciones con terceros países sobre la asignación zonal no deben perjudicar la subcuota de 8abde. EAPO25-60-EAPO-SWWWG-position-p…

Para la merluza 8c y 9a, donde la biomasa también crece y F se sitúa por debajo del MSY, la organización vuelve a apostar por mantener el TAC de 17.445 toneladas. En el caso del gallo (megrim 8abde), propone fijar el TAC 2026 en una horquilla entre FMSY (14.869 t) y FMSY upper del plan plurianual (22.931 t), y conservar la flexibilidad del 10 % con la zona 7, mientras que para megrim 8c y 9a respalda un incremento del 25,6 % hasta 5.585 toneladas, en línea con el aumento exponencial de la biomasa en los últimos cinco años.

Respecto a los rapes (anglerfish), la EAPO apoya para 8abde el consejo científico de 58.480 toneladas —también con flexibilidad del 10 % con la zona 7— y pide un mantenimiento del TAC en 5.432 toneladas para 8c–9a, donde ambas especies de Lophius presentan biomasa alta y mortalidad baja.

“No podemos cargar solo sobre la pesca los cambios del océano”

En su conclusión, la patronal insiste en que la pesca es “el único sector” sobre el que se están aplicando ajustes para intentar compensar impactos derivados de otros factores —climáticos o humanos— que no se están considerando adecuadamente en los modelos. De ahí su demanda de incorporar el cambio climático a las evaluaciones, de estudiar mejor la dinámica de reclutamientos y de avanzar hacia una gestión multiespecífica que combine sostenibilidad biológica y viabilidad socioeconómica.

El mensaje al Consejo y a la Comisión es claro: las flotas de las aguas suroccidentales necesitan cuotas más estables, reglas menos automáticas y una lectura de los datos que reconozca que el buen comportamiento del sector no siempre puede neutralizar por sí solo los cambios profundos que ya se están produciendo en el océano.

Nueva norma para nombrar conservas y preparados de pescado: más claridad para el consumidor

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El Consejo de Ministros aprueba un real decreto que actualiza las denominaciones comerciales de los productos de la pesca y la acuicultura, refuerza la seguridad jurídica y mejora la información al consumidor.

El Gobierno ha dado este martes un paso relevante en la regulación del etiquetado de los productos de la pesca y la acuicultura. El Consejo de Ministros ha aprobado un real decreto que regula el procedimiento para determinar las denominaciones comerciales nacionales de los alimentos en conserva y de los preparados de pescado y acuicultura, un ámbito donde confluyen ciencia, hábitos de consumo y prácticas comerciales muy diversas.

La norma, impulsada conjuntamente por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, pretende adaptar el marco actual a los cambios científicos, a los nuevos patrones de consumo y a la realidad del mercado, en un sector donde conviven productos tradicionales con elaboraciones cada vez más complejas.

Según explica el Gobierno, el decreto responde a las obligaciones comunitarias de garantizar un alto nivel de protección al consumidor y su derecho a la información. En la práctica, se trata de definir con claridad cómo deben llamarse comercialmente las conservas y preparados de pescado y marisco que se venden en el conjunto del Estado, evitando confusiones, solapamientos o denominaciones engañosas.

El texto subraya también la necesidad de una actualización y clarificación de la normativa nacional, especialmente en el terreno de los preparados y las conservas, donde las categorías se han ido multiplicando con el paso del tiempo. El nuevo procedimiento para determinar las denominaciones comerciales busca aportar mayor seguridad jurídica tanto a las empresas como a las administraciones encargadas de la supervisión.

Uno de los elementos centrales del real decreto es que establece la base regulatoria para la publicación periódica de listados oficiales de denominaciones comerciales, no solo para conservas y preparados, sino también para productos frescos, congelados, ahumados y salados, entre otros. Estos listados tendrán validez en todo el territorio nacional y servirán como referencia para la industria, la distribución y las autoridades de control.

Las comunidades autónomas podrán seguir elaborando y publicando sus propios listados de denominaciones comerciales, pero estos tendrán un carácter complementario, nunca sustitutivo. Es decir, las denominaciones autonómicas podrán aportar matices o usos locales, pero no podrán reemplazar a las denominaciones nacionales reconocidas en los listados estatales. Con ello se pretende combinar el respeto a la diversidad territorial con la necesidad de un marco común homogéneo para el consumidor en cualquier punto de España.

El Gobierno sostiene que la aprobación de este real decreto redundará en una mayor transparencia en el mercado, al facilitar que los consumidores sepan con mayor precisión qué están comprando cuando adquieren una conserva o un preparado de pescado o marisco. Una información más clara en las etiquetas, sostienen, refuerza la confianza del público y ayuda a poner en valor tanto la calidad de los productos como el esfuerzo de las empresas que cumplen con la normativa.

En un contexto de creciente sensibilidad hacia el origen de los alimentos, la trazabilidad y la sostenibilidad, la nueva regulación busca ordenar un terreno en el que las denominaciones comerciales no son solo una cuestión de marketing, sino también de protección de derechos y de lealtad en la competencia. Con este decreto, el Ejecutivo apunta a un etiquetado más claro y coherente, en línea con las exigencias europeas y con las expectativas de unos consumidores cada vez más informado

Irlanda acelera su apuesta por un transporte limpio y conectado hasta 2030

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Killybegs, County Donegal, Ireland - June 10, 2017: St. Mary's church and port of Killybegs in county Donegal, Ireland's largest fishing port.


El Plan Nacional de Desarrollo destina miles de millones a transporte público, movilidad activa, carreteras más seguras y puertos, con el reto de recortar a la mitad las emisiones del sector.

El Gobierno de Irlanda ha puesto negro sobre blanco su hoja de ruta para el transporte de los próximos años. Bajo el título Sectoral Investment Plan: Transport 2026-2030, el Ministerio de Transportes irlandés ha presentado un ambicioso programa de inversión pública que aspira a transformar la movilidad del país: menos dependencia del coche privado, más tren, autobús y bicicleta, y una fuerte apuesta por la descarbonización y la digitalización del sistema. INFORME IRLANDA

El documento forma parte de la revisión de su Plan Nacional de Desarrollo (NDP) y se alinea con la Estrategia de Ordenación del Territorio hasta 2040. La filosofía es clara: el transporte ya no se concibe solo como una red de carreteras y vías férreas, sino como un motor de competitividad, cohesión social y cumplimiento de los exigentes compromisos climáticos (–51 % de emisiones globales en 2030 y neutralidad de carbono en 2050).

El punto de partida es complejo. El transporte es el segundo sector emisor del país, solo por detrás de la agricultura, y arrastra un modelo muy dependiente del coche privado. Las autoridades reconocen que, con las políticas actuales, el sector apenas alcanzaría una reducción del 21 % de sus emisiones sobre 2018 en 2030, muy lejos del objetivo del 50 %. De ahí la puesta en marcha de un proyecto específico de “acción correctiva” para modelizar nuevos escenarios, ajustar medidas y orientar la inversión hacia las opciones más eficaces desde el punto de vista climático y socioeconómico. INFORME IRLANDA

Al mismo tiempo, Irlanda afronta fuertes presiones demográficas. Las previsiones oficiales apuntan a un incremento de hasta 950.000 habitantes entre 2022 y 2040, con un posible techo de entre 5,7 y 7 millones de personas a mediados de siglo, lo que multiplica la demanda de movilidad diaria y de transporte de mercancías. El Plan Nacional de Ordenación busca corregir el histórico desequilibrio a favor de Dublín y su entorno, promoviendo el crecimiento de ciudades y regiones intermedias. El transporte, subraya el documento, es una palanca esencial para esa “paridad regional”: sin conexiones fiables y asequibles, difícilmente se podrán desconcentrar población y actividad económica.

Sobre este telón de fondo, el plan sectorial compromete un esfuerzo inversor multianual muy significativo, articulado en seis grandes programas: movilidad activa y vías verdes, transporte público, carreteras y seguridad vial, aviación, transporte marítimo y salvamento, e infraestructuras digitales y de investigación. Cada uno tiene objetivos, calendarios y dotaciones indicativas para el periodo 2026-2030. INFORME IRLANDA

En movilidad activa y greenways, el Gobierno irlandés se marca un objetivo emblemático: entregar 1.000 kilómetros nuevos o mejorados de infraestructuras peatonales y ciclistas hasta 2030. Sobre la mesa ya hay proyectos como nuevos puentes peatonales, redes ciclistas urbanas y grandes corredores verdes en condados como Kerry, Kildare o Dublin. Además, se despliega una red ciclista de 3.500 kilómetros que conectará más de 200 núcleos y todas las comarcas a través de la National Cycle Network y los planes CycleConnects, configurando una malla continua de movilidad suave en todo el país.

El segundo gran bloque es el transporte público, que verá cómo su presupuesto anual pasa de unos 1.400 millones de euros en 2026 a 2.500 millones en 2028, para estabilizarse después en torno a los 2.000 millones. A esta cifra hay que añadir otros 2.000 millones específicos, procedentes de un fondo climático y de naturaleza, destinados a iniciar la construcción del MetroLink de Dublín, el proyecto estrella que promete reconfigurar la movilidad en la capital. El paquete incluye también la expansión del sistema DART+ de cercanías, el programa BusConnects en las principales ciudades y la modernización de estaciones ferroviarias estratégicas como Cork, Galway o Waterford.

El tercer eje, carreteras y seguridad vial, mantiene un peso importante en la inversión. El plan reserva entre 1.600 y 2.700 millones de euros anuales para 2026-2030, con un enfoque definido por la jerarquía NIFTI: primero mantener y optimizar la red existente (unos 102.000 kilómetros, de los que 5.300 son carreteras nacionales y autopistas), y solo después plantear grandes ampliaciones o nuevas infraestructuras. Una parte relevante de este programa se vincula a la Estrategia de Seguridad Vial 2021-2030, que aspira a reducir a la mitad las muertes y heridos graves en carretera en la próxima década.

La descarbonización del parque móvil es otra pieza central. El plan confirma la apuesta por la electrificación del automóvil, con el objetivo de que el 30 % del parque de turismos sea eléctrico en 2030, un hito para el que ya se ha alcanzado el objetivo intermedio de 195.000 vehículos eléctricos en 2025. La oficina Zero Emission Vehicles Ireland (ZEVI) lidera el despliegue de infraestructura de recarga en autopistas, áreas rurales y núcleos urbanos, combinando inversión pública y privada para asegurar una red equitativa en todo el territorio. En paralelo, se mantienen esquemas específicos de apoyo a camiones y autobuses de cero emisiones, considerados clave para recortar el 20 % de las emisiones del transporte que aporta el segmento de vehículos pesados.

Aunque el foco principal está en tierra, el capítulo marítimo y de salvamento también gana peso. El programa de Transporte Marítimo y Seguridad prevé un salto en su financiación anual, de 8 millones de euros en 2026 y 2027 a 43 millones a partir de 2028. Esos recursos se destinarán a renovar y modernizar las bases del servicio de guardacostas y a sustituir el buque farero ILV Granuaile, pieza clave en el cumplimiento de las obligaciones de ayudas a la navegación y seguridad marítima que Irlanda tiene en virtud del convenio SOLAS y de su propia legislación mercante.

El sector aéreo, por su parte, dispondrá de entre 8 y 10 millones de euros anuales dentro del programa de aeropuertos regionales, destinado a reforzar la conectividad internacional de las zonas periféricas, mejorar la seguridad y apoyar inversiones “verdes” que ayuden a los pequeños aeródromos a recortar su huella de carbono y adaptarse a los riesgos climáticos. INFORME IRLANDA

El sexto programa, dedicado a tecnologías de la información, participación y apoyo a la investigación, consolida la dimensión digital de la política de transportes. Con una dotación que alcanzará los 50 millones de euros anuales a partir de 2027, el Ministerio de Transportes desarrolla un “hub digital” encargado de automatizar trámites, migrar sistemas a la nube, reforzar la ciberseguridad y desplegar plataformas avanzadas de análisis de datos e inteligencia artificial. Este capítulo incluye también el desarrollo de sistemas inteligentes de transporte (ITS), gestión avanzada del tráfico, preparación para vehículos conectados y autónomos y la integración de servicios como el carné de conducir digital en las nuevas carteras de identidad electrónica.

Más allá de las cifras, el plan insiste en la necesidad de gestionar bien la ejecución. La experiencia acumulada de la Autoridad Nacional de Transporte (NTA) y de la agencia de infraestructuras Transport Infrastructure Ireland (TII) se presenta como una garantía de capacidad técnica. Y la Transport Appraisal Framework fija criterios comunes para que cada euro invertido responda a objetivos estratégicos y ofrezca valor por dinero, incorporando herramientas como la comparación con proyectos de referencia internacionales o la verificación independiente de costes.

En definitiva, Irlanda pone rumbo a un modelo de movilidad más sostenible, electrificado y conectado, pero reconoce que el tiempo apremia. Demografía, congestión, emisiones y desigualdades territoriales empujan en la misma dirección: invertir más y mejor en transporte. El NDP 2026-2030 sienta las bases, pero su éxito dependerá de la rapidez en la ejecución, de la aceptación social de las medidas de gestión de la demanda —como las restricciones al coche en las ciudades— y de la capacidad del país para coordinar inversión, regulación y cambio de hábitos. El reto es mayúsculo: transformar el modo en que Irlanda se mueve para “asegurar su futuro”, como reza el propio subtítulo del plan.

La flota vasca cuestiona la veda por delfines: “No está demostrado que seamos los culpables de los varamientos”

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Las nuevas restricciones impuestas a la flota que faena en Gran Sol para reducir las capturas accidentales de delfines han encendido las alarmas en el sector pesquero vasco. Desde Ondarroa, el gerente de la Organización de Productores de Pesca de Ondarroa (OPPAO), Mikel Ortiz, lanza un mensaje claro: las medidas suponen “un castigo desproporcionado” para los barcos y sus tripulaciones, mientras que la relación entre la pesca y los varamientos de cetáceos “no está científicamente demostrada”.

El dirigente pesquero considera que las administraciones están exigiendo a la flota un esfuerzo económico “muy por encima” de su capacidad de resistencia, sin ofrecer un colchón suficiente para amortiguar el golpe en empresas que ya operan con márgenes estrechos.

Revisión de modelos y equilibrio entre conservación y empleo

Las declaraciones de Ortiz se producen en un contexto en el que el sector reclama una revisión de los modelos científicos que se han utilizado para estimar las capturas accidentales de cetáceos y fijar las medidas de emergencia en vigor. Desde distintas organizaciones se insiste en que, con los nuevos datos de observación y monitoreo a bordo, las cifras iniciales de mortalidad de delfines podrían estar sobreestimadas, y se pide ajustar los umbrales de mortalidad aceptable a la realidad actual.

La OPPAO y otras entidades del noroeste defienden que es posible compatibilizar la conservación de los cetáceos con la continuidad de la actividad pesquera. Para ello, plantean reforzar sistemas de monitorización electrónica, observadores a bordo y protocolos de liberación de animales, pero evitando cierres “automáticos” que, en su opinión, trasladan todo el peso del problema a la flota sin garantías de que vayan a resolverlo.

La flota española que faena en Gran Sol volverá a vivir un invierno marcado por las restricciones para proteger a los cetáceos. Por tercer año consecutivo, los barcos que operan en aguas del Atlántico nororiental deberán respetar una veda de un mes pensada para reducir las capturas accidentales de delfines y otros mamíferos marinos, en línea con las medidas de emergencia adoptadas por la Comisión Europea.

Según confirma Mikel Ortiz, gerente de la Organización de Productores de Ondarroa (OPPAO), el llamado plan cetáceos abarca los años 2024, 2025 y 2026 y mantiene en vigor la prohibición de pescar del 22 de enero al 20 de febrero en determinadas zonas, una veda que afecta de lleno a la flota de Gran Sol en aguas francesas.

“No está demostrado que sean los barcos pesqueros los causantes del varamiento de delfines”, subraya Ortiz, que reclama prudencia a la hora de señalar al sector como principal responsable de un fenómeno complejo, en el que también intervienen otros factores ambientales y antrópicos.

“Nunca ha habido tanto delfín en nuestras aguas”

El responsable de la OPPAO pone el foco en el estado de la población de delfines en el Atlántico nororiental y en el Cantábrico, muy alejado —según sostiene— de una situación de amenaza.

“El delfín no es una especie en riesgo de extinción ni mucho menos. De hecho, es una de las especies que presenta mayor abundancia de biomasa. Nunca se ha conocido tanto exceso de delfín en nuestras aguas; hay tanto delfín en el mar como jabalí en tierra”, afirma.

Con esta comparación, Ortiz trata de contrarrestar la percepción de que la especie se encontraría al borde del colapso y cuestiona que se impongan cierres recurrentes de zonas de pesca con el argumento de proteger una población que, a su juicio, “goza de muy buena salud”.

Menos merluza local, más pescado importado

El gerente de la OPPAO advierte también de las consecuencias que estas vedas pueden tener sobre el consumo de pescado fresco de proximidad, especialmente en especies como la merluza capturada por la flota de la cornisa cantábrica.

“Lo que sí es un hecho es que estamos privando a las familias de menos merluza de aquí, de nuestras aguas”, señala.
“Esa merluza se está sustituyendo por otras proteínas menos saludables o por pescado congelado de importación, posiblemente capturado en condiciones menos sostenibles”.

Según Ortiz, el efecto final puede ser paradójico: se reduce la oferta de pescado local, bien gestionado y con controles estrictos, mientras se abre más espacio en el mercado a productos procedentes de flotas y caladeros donde las garantías ambientales y laborales son, como mínimo, más difíciles de verificar.

Pescadores en tierra y ayudas insuficientes

Otro de los puntos que más preocupa en Ondarroa es el impacto directo sobre el empleo y la viabilidad de las empresas armadoras afectadas por el cierre temporal de la pesquería.

Mientras las instituciones europeas y estatales avanzan en la revisión de estos planes de acción, las palabras de Mikel Ortiz ponen voz al malestar de una parte del sector: una flota que se siente señalada como culpable, que ve cómo se restringe su acceso a caladeros históricos y que reclama que, en el equilibrio entre delfines y puestos de trabajo, la balanza no se incline siempre del mismo lado.Pensamiento ampliado

“Estas medidas dejan a unos 30 pescadores en tierra sin trabajar durante un mes, y a la empresa armadora sin ingresos, pero con la obligación de seguir pagando la seguridad social y las nóminas de los trabajadores”, denuncia Ortiz.

A ese desequilibrio entre obligaciones y facturación se suma, según el gerente de la OPPAO, el déficit de las ayudas públicas:

“Las ayudas prometidas no cubren ni el 30 % de las pérdidas reales y, para más inri, los trabajadores aún no han cobrado las ayudas del cierre de 2024”, lamenta.

Mientras las instituciones europeas y estatales avanzan en la revisión de estos planes de acción, las palabras de Mikel Ortiz ponen voz al malestar de una parte del sector: una flota que se siente señalada como culpable, que ve cómo se restringe su acceso a caladeros históricos y que reclama que, en el equilibrio entre delfines y puestos de trabajo, la balanza no se incline siempre del mismo lado.Pensamiento ampliado


El noroeste español evita un cierre generalizado a cambio de más cámaras y observadores, mientras el sector pide revisar los cálculos de mortalidad de delfines en el golfo de Vizcaya.


Veda en Francia y más control para el noroeste español

En concreto, ningún barco de más de ocho metros podrá pescar en las aguas jurisdiccionales francesas del Atlántico —subzonas 8a, 8b, 8c y 8d— con una serie de artes consideradas de mayor riesgo para los cetáceos:

  • arrastre pelágico,
  • arrastre de fondo en pareja,
  • cerco con jareta,
  • enmalle de fondo,
  • trasmallos.

Para el noroeste español (Cantábrico y fachada atlántica gallega), la situación es diferente. El área se libra de una veda generalizada como la francesa, pero lo hace a cambio de aceptar un refuerzo sustancial de los controles sobre la actividad de las flotas que utilizan redes de enmalle, tanto en caladeros nacionales como comunitarios.

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación trasladó estas medidas a los representantes del sector el pasado 24 de noviembre, explicando que responden a una recomendación conjunta del Grupo de Alto Nivel de Aguas Suroccidentales, en el que participan España, Portugal, Francia, Países Bajos y Bélgica.

Más cámaras y observadores a bordo

El elemento central de este “trueque” regulatorio es la intensificación del monitoreo electrónico y de la presencia de observadores humanos a bordo. Entre enero y marzo se incrementará en un 7 % el control sobre los barcos que pescan con redes de enmalle, tanto en la costa como en Gran Sol.

Ese control se realizará de dos maneras:

  • mediante cámaras de vídeo a bordo que graban las zonas por las que entra y sale el pescado (sistemas de monitoreo electrónico),
  • o mediante observadores embarcados, que documentan las capturas, incluidas las accidentales de cetáceos.

En caladeros nacionales, entre Fisterra y la frontera con Francia, esta vigilancia reforzada será obligatoria para:

  • la volanta,
  • el rasco,
  • y las artes menores de enmalle.

En aguas comunitarias, la obligación se centrará en la volanta. El objetivo declarado es obtener datos mucho más precisos sobre cuándo, dónde y en qué condiciones quedan atrapados delfines en los aparejos, y ajustar en consecuencia las medidas de gestión.

Además, a lo largo del año, los pescadores deberán declarar de forma sistemática las interacciones con cetáceos: localización, arte de pesca utilizado, circunstancias del incidente y resultado final (liberación, muerte, etc.).

Opciones para los armadores: desplazarse o amarrar

La veda invernal en aguas francesas obliga a la flota de Gran Sol a reorganizar sus campañas. Los armadores disponen básicamente de dos opciones:

  1. Trasladar su esfuerzo pesquero a otros caladeros, siempre que la normativa y las cuotas lo permitan.
  2. Amarrar los barcos durante el periodo de prohibición.

En este último caso, los buques de bandera o capital español que operen bajo pabellón de países como Francia podrán acceder a ayudas para compensar el paro forzoso, en función de los esquemas de apoyo que aprueben las autoridades correspondientes.

Desde el sector se insiste en el coste económico que supone concentrar la veda en un mes clave de la campaña, pero también se subraya que el mantenimiento de la medida por tercer invierno consecutivo ofrece al menos cierta previsibilidad, frente a la incertidumbre de las primeras decisiones de emergencia.

Más datos, menos muertes estimadas

Mientras se aplican las restricciones, el debate científico y político sobre su diseño continúa abierto. El Consejo Consultivo de Aguas del Sur (CC-Sur) prepara un informe en el que pide a la Comisión Europea que encargue al Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) y al Comité Científico, Técnico y Económico de la Pesca (STEFC) una revisión de los dictámenes que sirvieron de base para las medidas de emergencia hoy en vigor.

La petición se apoya en varios argumentos:

  • En estos tres años se ha generado mucha más información sobre la abundancia de cetáceos y sobre las capturas accidentales, gracias a campañas específicas y programas de observación.
  • Se han actualizado los modelos de evaluación, y el nuevo método de cálculo rebaja en torno a un 23 % las estimaciones de muertes por pesca accidental.

Para el sector, este cambio de escenario científico justifica una revisión de los umbrales de extracción biológica potencial (PBR), es decir, de los límites de mortalidad aceptables para garantizar la conservación de las poblaciones de delfines sin bloquear innecesariamente la actividad pesquera.

Gestionar por ecorregiones y mirar al cerco pelágico

El CC-Sur también plantea que el futuro análisis se realice por ecorregiones, diferenciando de forma clara:

  • la zona 8 (Cantábrico),
  • y la 9a (golfo de Cádiz).

La idea es adaptar mejor las medidas a la realidad de cada área, en lugar de aplicar soluciones uniformes para todo el golfo de Vizcaya y aguas ibéricas. De igual modo, el Consejo reclama que se preste atención específica a las redes de cerco pelágicas, un arte con un comportamiento diferente en cuanto a interacciones con cetáceos.

Las organizaciones del sector se muestran convencidas de que es posible encontrar un equilibrio entre:

  • la preservación efectiva de los delfines,
  • y la viabilidad socioeconómica de las flotas que dependen de estos caladeros.

Entre la presión ambiental y la supervivencia económica

La continuidad de la veda de un mes para la flota de Gran Sol ilustra la tensión creciente entre las exigencias de conservación de la fauna marina y la necesidad de mantener la actividad pesquera en zonas históricas de trabajo para la flota vasca, gallega y asturiana.

Por un lado, las instituciones europeas y estatales se ven presionadas por la opinión pública y por organizaciones ambientalistas para reducir al mínimo las capturas accidentales de cetáceos en el Atlántico nororiental. Por otro, los armadores alertan de que encadenar cierres y restricciones sin ajustar los modelos a los nuevos datos puede lastrar la competitividad de las flotas del noroeste, empujar a algunas empresas al límite y desplazar el esfuerzo a otras zonas menos controladas.

En este contexto, el refuerzo de la monitorización electrónica y de los observadores a bordo se convierte en una pieza clave: más allá de la vigilancia, aporta la materia prima imprescindible para recalibrar las medidas en el futuro inmediato.

A corto plazo, la realidad es clara: en el invierno de 2026, la flota de Gran Sol seguirá obligada a parar un mes en aguas francesas por los cetáceos, mientras el noroeste español intenta demostrar, con cámaras, observadores y declaraciones detalladas, que es posible proteger a los delfines sin condenar a la flota que vive de esas mismas aguas.

El Senado francés aprueba una tasa por pasajero y ventajas fiscales para los barcos a vela

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La cámara alta francesa aprueba una tasa de 15 euros por pasajero de crucero y un “sobreamortización verde” para buques limpios, incluida una ayuda específica a los navíos vélicos, pese a la oposición del Gobierno.


El Senado francés ha enviado una señal política potente al sector marítimo internacional. En el marco del debate del Proyecto de Ley de Presupuestos para 2026, la cámara alta aprobó el 1 de diciembre un nuevo impuesto sobre los pasajeros de crucero, basado en el principio de “quien contamina paga”, así como un paquete de incentivos fiscales “verdes” para los armadores que apuesten por buques menos emisores, con un foco específico en los barcos propulsados por vela.

La iniciativa salió adelante contra el criterio del Gobierno, que considera que la medida puede entrar en conflicto con el derecho europeo.


15 euros por pasajero y escala: el crucero, en el punto de mira

El texto aprobado establece una tasa de 15 euros por pasajero y por escala en Francia para los grandes cruceros internacionales. No afectará a los ferris ni a los servicios regulares de transporte marítimo de pasajeros, sino a los buques turísticos que operan como “hoteles flotantes” y hacen escala en puertos franceses.

Las estimaciones del Senado sitúan la recaudación potencial en torno a 75 millones de euros anuales, fondos que se destinarían a financiar infraestructuras y proyectos de protección y valorización del litoral y del medio marino. La cámara alta reivindica así su papel de “cámara de los territorios”, subrayando el impacto directo del sector en espacios portuarios y ciudades costeras, especialmente en materia de contaminación atmosférica, ruido y presión turística.

El argumento central de los senadores impulsores del texto es que el turismo de cruceros genera “externalidades particularmente pesadas” para estas zonas, y que resulta legítimo adaptar el instrumento fiscal a esa realidad, dentro del marco del principio de responsabilidad del contaminador recogido en la legislación ambiental francesa y europea.


Contaminación y crecimiento del sector, el telón de fondo

El debate en París se produce en un contexto de crecimiento sostenido de la industria de cruceros en Europa. En los documentos de trabajo manejados por diputados y senadores se recuerda que, cada año, los buques de crucero en Europa emiten más de 7 millones de toneladas de CO₂, además de óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y partículas finas en niveles comparables a los de un parque móvil de cientos de millones de vehículos.

La medida francesa se suma así a una lista creciente de iniciativas locales y nacionales (zonas de bajas emisiones en puertos, restricciones a los atraques más contaminantes, exigencias de conexión eléctrica a muelle…) que buscan internalizar los costes ambientales de un sector que, aunque minoritario en volumen de tráfico, concentra un impacto notable sobre la calidad del aire y la huella de carbono de ciertas ciudades portuarias del Mediterráneo y del Atlántico.


Un Gobierno reticente y un futuro aún incierto

Pese a la amplia mayoría transpartidista en el Senado, el Gobierno francés ha mostrado su oposición al nuevo gravamen, al considerar que podría vulnerar normas europeas en materia de fiscalidad y de libre prestación de servicios, y afectar a la competitividad de los puertos franceses frente a otros destinos del Mediterráneo.

El texto forma parte del proceso presupuestario, por lo que ahora deberá enfrentarse a la “navette” parlamentaria y a la negociación con la Asamblea Nacional. Su redacción definitiva —o incluso su supervivencia— dependerá del compromiso global sobre el presupuesto de 2026.

Con todo, el voto del Senado supone ya un mensaje político claro: el turismo de cruceros no puede seguir siendo percibido como una actividad ajena a la fiscalidad ambiental que pesa sobre otros sectores altamente emisores.


Sobreamortización verde: premio fiscal a los barcos más limpios

En paralelo a la tasa a los cruceros, el Senado aprobó también un dispositivo de “suramortissement vert” (sobreamortización verde) para los buques, una herramienta fiscal que permite a los armadores deducir fiscalmente una parte adicional de sus inversiones en barcos más limpios, reduciendo así su carga impositiva en los primeros años de vida del activo.

Este mecanismo, ya esbozado y modificado en el debate presupuestario de 2026, busca acelerar la renovación de la flota hacia buques:

  • propulsados por combustibles alternativos de baja emisión,
  • híbridos o completamente eléctricos en ciertos segmentos,
  • mejor equipados en eficiencia energética y reducción de emisiones.

Un guiño a la navegación vélica moderna

Uno de los puntos más simbólicos es la introducción de un régimen específico para los buques vélicos, es decir, aquellos donde la vela —a menudo combinada con motores de apoyo— vuelve a ocupar un lugar central en la propulsión.

Francia es uno de los países europeos donde más han avanzado los proyectos de carga marítima asistida o impulsada por vela, con empresas que ya construyen o explotan buques que combinan:

  • grandes superficies vélicas rígidas o textiles,
  • cascos optimizados para navegar a vela,
  • y sistemas de control automatizados apoyados en la meteorología avanzada.

El sobreamortización verde específica para este tipo de barcos pretende dar un impulso adicional a una filière vélique compuesta en gran medida por pymes y empresas innovadoras, que hasta ahora no siempre encajaban bien en los esquemas fiscales clásicos.


Impacto para el sector marítimo europeo

Si las medidas superan las próximas etapas legislativas, Francia se situará entre los países que aplican una fiscalidad ambiental directa al turismo de cruceros, al tiempo que ofrece una ventana de oportunidad a los armadores que inviertan en buques de muy bajas emisiones.

Para el conjunto del sector marítimo europeo, el movimiento francés refuerza dos señales de tendencia:

  1. El principio de “quien contamina paga” avanza en el transporte marítimo, ya sea vía ETS europeo, tasas portuarias o impuestos nacionales específicos.
  2. Las ayudas públicas se orientan cada vez más hacia la descarbonización tecnológica, premiando a quienes apuestan por soluciones radicalmente distintas, como la vuelta industrial de la vela.

En un contexto de fuerte presión social y regulatoria sobre las emisiones del transporte, el paquete aprobado por el Senado francés se convierte así en un laboratorio fiscal a seguir de cerca por otros Estados miembros… y por una industria de cruceros que, poco a poco, ve cómo se estrecha su margen para seguir operando sin pagar por toda su huella ambiental.