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viernes, diciembre 5, 2025
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El fin del ‘shutdown’ en EEUU trae más inspecciones de productos del mar

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El acuerdo que ha puesto fin al cierre más largo de la Administración federal de Estados Unidos no solo ha reabierto oficinas y devuelto el sueldo a cientos de miles de funcionarios. Entre las líneas del paquete de financiación aprobado por el Congreso y firmado el 12 de noviembre por el presidente Donald Trump, se esconden varias medidas clave para la industria de los productos del mar: refuerzo presupuestario para inspecciones alimentarias y la creación, por primera vez, de una figura específica de enlace del sector pesquero dentro del Departamento de Agricultura (USDA).

El acuerdo, una resolución de financiación provisional que mantiene al Gobierno en funcionamiento hasta finales de enero, congela en general los niveles de gasto en las cifras de 2025, pero incorpora a última hora una enmienda del Senado con varias reivindicaciones históricas del sector pesquero estadounidense.

Más dinero para la FDA y para los controles de alimentos

Uno de los pilares del nuevo texto es el refuerzo de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), encargada de supervisar la seguridad de la mayor parte de los productos del mar que consumen los estadounidenses. La ley fija un presupuesto total de 6.957 millones de dólares para la agencia, de los que 1.170 millones se destinan a su Human Foods Program y a las actividades de campo asociadas: inspecciones, investigaciones y operaciones de control en frontera. Además, al menos 116 millones de dólares deberán ir específicamente a programas de inspección y vigilancia realizados por estados y autoridades locales.

Estas partidas cobran relevancia tras un cierre gubernamental que dejó a FDA y al servicio de inspección de carnes y aves de USDA funcionando a medio gas, centrados únicamente en actividades esenciales y con gran parte de las inspecciones rutinarias pospuestas. En un país donde alrededor del 94 % del pescado y marisco consumido procede de la importación, la paralización parcial de controles ha generado una fuerte preocupación entre organizaciones de consumidores y operadores responsables, que ven cómo la inspección federal apenas alcanzaba ya a una fracción mínima de los cargamentos antes de la crisis.

En paralelo, el sector llevaba años presionando para que los presupuestos incluyeran líneas específicas para reforzar las inspecciones de marisco importado. Tanto la Cámara de Representantes como el Senado han manejado en los últimos ejercicios cifras mínimas de al menos 15 millones de dólares dedicados a este concepto, señal del interés político por aumentar el escrutinio sobre la cadena global de suministro de productos del mar.

Un “embajador” del sector pesquero dentro del USDA

La novedad más simbólica para la industria es, sin embargo, la creación de un nuevo puesto de seafood industry liaison —enlace o representante del sector de productos del mar— dentro de la Oficina del Secretario de Agricultura. El paquete asigna 500.000 dólares para poner en marcha esta nueva oficina, algo menos de los 625.000 previstos inicialmente por el Senado, pero suficiente para que el cargo arranque en 2026.

Según el informe explicativo del Senado, el enlace tendrá el mandato de apoyar al marisco “capturado y procesado domésticamente, tanto salvaje como de acuicultura”, y de coordinar la acción del USDA con el Departamento de Comercio —del que depende NOAA Fisheries— y con la Oficina del Representante de Comercio (USTR). En la práctica, se trata de un interlocutor interno que deberá velar por que el pescado y el marisco reciban un trato similar al de otros sectores agrícolas a la hora de acceder a créditos, programas de compra pública o acciones de promoción.

La creación de esta figura era una vieja aspiración de asociaciones como la National Fisheries Institute o Seafood Harvesters of America, que desde 2023 pedían una oficina específica para integrar la perspectiva del marisco en las políticas agrícolas federales. “Es una gran victoria para las comunidades costeras y para nuestros pescadores”, ha subrayado el senador republicano Dan Sullivan, uno de los principales impulsores de la medida, que la ve como una herramienta para defender mejor los intereses de Alaska y del resto de estados pesqueros en Washington.

Veto al marisco chino en los comedores escolares

La misma enmienda que crea el enlace pesquero incorpora otra disposición de fuerte carga política: a partir de ahora, los fondos públicos destinados al Programa Nacional de Comedores Escolares no podrán utilizarse para comprar pescado o marisco —ni productos avícolas— procedentes de China.

La cláusula, promovida también por Sullivan en anteriores intentos legislativos, había sido aprobada por el Senado en 2023, pero nunca llegó a superar el filtro de la Cámara de Representantes. Su inclusión en la resolución que pone fin al cierre gubernamental supone un giro significativo, en plena escalada arancelaria de Estados Unidos sobre los productos del mar chinos.

El veto no equivale a una prohibición general de importar marisco de China, pero sí cierra la puerta de uno de los grandes compradores públicos del país, los programas de alimentación escolar, y refuerza el mensaje político de priorizar producto doméstico o de aliados en la compra pública de alimentos.

Catfish, etiquetado y otros guiños sectoriales

El paquete de financiación incluye además otros detalles de interés para la cadena de valor de los productos del mar. Entre ellos, una partida de dos millones de dólares en ayudas a procesadores de bagre (catfish), un subsector con fuerte implantación en el sur de Estados Unidos que en los últimos años ha sufrido tanto por la competencia de importaciones como por los vaivenes del coste de la energía y la alimentación.

El texto también ordena a la FDA trabajar con la industria para consensuar un nombre de mercado adecuado para más de una docena de especies de rockfish, un grupo de peces que a menudo genera confusión en el etiquetado y que ha aparecido de forma recurrente en investigaciones sobre fraudes o mal etiquetado de productos del mar.

Todas estas disposiciones se suman a un lenguaje más amplio en los presupuestos federales que insta a las agencias a combatir el fraude alimentario, mejorar la exactitud del etiquetado y revisar sus recomendaciones de consumo de pescado a la luz de la evidencia científica más reciente.

Un respiro para la seguridad alimentaria… con fecha de caducidad

Para la industria pesquera y marisquera, el fin del shutdown y la entrada en vigor de este paquete suponen un respiro tras semanas de incertidumbre regulatoria: se reanudan las inspecciones, se desbloquean procesos de importación y exportación y se refuerza, al menos sobre el papel, la coordinación de políticas pesqueras dentro del USDA.

Sin embargo, se trata solo de una solución temporal. La resolución aprobada mantiene el Gobierno en funcionamiento hasta finales de enero y vuelve a colocar a las agencias frente al abismo presupuestario en apenas unas semanas. La nueva figura de enlace pesquero y el esfuerzo adicional en inspecciones alimentarias necesitarán consolidarse en los presupuestos definitivos de 2026 para convertirse en un cambio estructural y no en una anécdota legislativa nacida al calor de un cierre gubernamental histórico.

Marco redefine la seguridad y la eficiencia en la pesca de cerco con su Tuna Finder TF-100

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El nuevo vehículo no tripulado promete reducir costes, riesgos humanos y huella ambiental en la flota atunera, y se presentará en el Maritime Blue Growth 2025 de Cádiz

En la pesca al cerco, cada milla y cada decisión cuentan. Sobre esa premisa, la empresa Marco ha dado un paso más en su apuesta por una operación más segura y eficiente en la flota atunera con el Tuna Finder TF-100, un Vehículo de Superficie No Tripulado (USV) diseñado para revolucionar la detección de cardúmenes y el apoyo a las maniobras de pesca.

Lejos de ser un simple “gadget” tecnológico, el TF-100 se presenta como una alternativa real a helicópteros y lanchas rápidas, dos herramientas clásicas en la localización de túnidos que, sin embargo, implican altos costes operativos, un elevado consumo de combustible y riesgos notables para tripulaciones y pilotos. El mensaje de Marco es claro: es posible mantener –e incluso mejorar– el rendimiento de la pesquería reduciendo al mismo tiempo el impacto ambiental y los riesgos para las personas.

Un “scout” autónomo al servicio del patrón

El Tuna Finder TF-100 integra diferentes tecnologías en una única plataforma no tripulada, capaz de operar como “scout” avanzado en la búsqueda de atunes. Desde el punto de vista operativo, el concepto es sencillo: el USV se despliega desde el buque, se dirige a las zonas de interés y envía información en tiempo real, permitiendo al patrón tomar decisiones más informadas sobre cuándo y dónde largar el cerco.

Su diseño compacto y portátil permite instalarlo sin grandes modificaciones en cubierta y, sobre todo, facilita su traslado de un barco a otro, dando a las armadoras una flexibilidad que los helicópteros –ligados habitualmente a un solo buque y a un elevado coste de mantenimiento– no pueden igualar. Para las flotas modernas, que buscan exprimir cada campaña con el máximo margen de maniobra, esa capacidad de rotar el equipo entre unidades es un argumento de peso.

Menos combustible, menos riesgo, misma eficacia

Uno de los ejes del discurso de Marco es la reducción del consumo de combustible. Al sustituir vuelos de helicóptero y salidas rápidas de lancha por las misiones del TF-100, la flota puede recortar de forma significativa el gasto energético asociado a la búsqueda de banco. En un escenario de costes crecientes y presión regulatoria sobre las emisiones, esta ventaja no es menor.

El segundo pilar es la seguridad. En la pesca de cerco, la detección de atunes implica a menudo operar en condiciones de mar complejas, a gran distancia del buque y con maniobras que exigen experiencia y rapidez. El TF-100 elimina la exposición directa de tripulaciones y pilotos en esa fase, trasladando parte del riesgo a un vehículo no tripulado. Menos horas de vuelo, menos salidas en lancha, menos situaciones límite: más seguridad sin renunciar a la eficacia.

La propia compañía resume el concepto en una idea: el TF-100 representa “una forma más eficiente de operar”, ayudando a las flotas atuneras a mejorar sus estándares de seguridad y a reducir su huella ambiental sin comprometer el rendimiento.

Seguridad y eficiencia, eje del mensaje en Cádiz

El lanzamiento del Tuna Finder TF-100 se enmarca en la estrategia de Marco “Seguridad y Eficiencia, Redefinidas en el Mar”, y tendrá uno de sus escaparates clave en Maritime Blue Growth 2025, el foro sobre economía azul que se celebrará en Cádiz del 11 al 13 de noviembre.

El equipo de Marco | Industria pesquera y naval & Hyarks estará presente con stand propio, donde mostrará el TF-100 y explicará sus principales ventajas a armadores, técnicos y responsables de flota. Los visitantes podrán conocer de primera mano cómo se integra el USV a bordo, qué tipo de datos genera y de qué manera puede incorporarse a las rutinas diarias de la pesca al cerco.

En un momento en que la pesca industrial vive un proceso de transformación tecnológica marcado por la digitalización, la automatización y las crecientes exigencias en materia de seguridad y sostenibilidad, soluciones como el TF-100 apuntan el camino: hacer más con menos, reducir costes y riesgos, y al mismo tiempo mantener –o mejorar– los resultados de la campaña.

Una invitación al cambio de modelo

Marco anima a las empresas interesadas a profundizar en las capacidades del TF-100 a través de su catálogo técnico y del contacto directo con el equipo comercial. La compañía ha habilitado el correo [email protected] como vía de contacto para armadores y gestores de flota que quieran analizar el encaje del sistema en sus operaciones.

La apuesta es clara: que el USV deje de verse como una curiosidad tecnológica y pase a ser una herramienta integrada en la estrategia de la flota, igual que en su día lo fueron el sonar, el eco-sonda o las primeras soluciones de satélite. Si el sector atunero decide dar ese paso, el Tuna Finder TF-100 está listo para convertirse en un nuevo aliado en la eterna ecuación del cerco: pescar mejor, con más seguridad y con menos impacto en el mar.

Creadores gastronómicos descubren en Bermeo el alma del Bonito del Norte de OPESCAYA

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Bermeo ha sido hoy el escenario de una inmersión total en la cultura marinera y el sabor del Cantábrico. Un grupo de reconocidos creadores gastronómicos y de lifestyle ha vivido una jornada completa diseñada por OPESCAYA, la Organización de Productores de Pesca de Bajura de Bizkaia, para mostrar sobre el terreno la tradición, la sostenibilidad y la excelencia que definen al Bonito del Norte capturado artesanalmente por su flota.

La experiencia comenzó en los espacios clave del puerto bermeano: la Cofradía de Pescadores, la Lonja y la planta de congelación, donde los invitados pudieron conocer el día a día de la actividad pesquera, el funcionamiento de las subastas y la organización del trabajo en torno a una especie que es emblema de Euskadi. Desde allí, el recorrido se trasladó a la histórica conservera Serrats, símbolo de la transformación y del arraigo industrial de Bermeo al producto del mar.

La convocatoria reunió a cinco perfiles muy seguidos en redes sociales, que suman juntos más de 1,4 millones de seguidores: Isabel Sorribas (@hoycomemosconisi), Clara Martínez (@guinda.guindilla), Iñaki (@inakigastro), Maxi Aj (@maxiaj) e Iñaki Ibaibarriaga (@guk_green). A lo largo de la jornada, fueron compartiendo impresiones sobre la pesca artesanal, la vida del puerto y el trabajo que hay detrás de cada lomo de Bonito del Norte que llega al plato.

OPESCAYA quiso subrayar tres ideas-fuerza: la defensa de las artes de pesca tradicionales, la captura “uno a uno” como garantía de selectividad, sostenibilidad y calidad, y el papel fundamental de las neskatillas, mujeres que han sostenido durante generaciones el conocimiento, la clasificación y el manejo del pescado. El grupo pudo seguir la trazabilidad del producto desde el momento de su descarga hasta su transformación en las conserveras de Bermeo, comprobando cómo se preserva el valor del Bonito del Norte en cada etapa de la cadena.

La jornada culminó en el restaurante Leku, ubicado en la propia Cofradía, con una degustación basada en productos MSC procedentes de la flota de OPESCAYA. El menú incluyó una ensalada bermeana de patata, tomate y Bonito del Norte, anchoas de Bermeo, un tataki de Bonito del Norte y un sorprendente helado de Bonito del Norte, una propuesta innovadora que despertó curiosidad y elogios entre los asistentes. Tanto el Bonito del Norte como las anchoas servidas cuentan con el distintivo MSC, que certifica su origen en pesquerías sostenibles.

Antes de la comida se celebró un breve acto institucional en el que intervino Ixone Soroa, directora de Pesca y Acuicultura, que puso en valor el compromiso del Gobierno Vasco con la pesca responsable, la preservación de las artes tradicionales y la promoción de los productos de origen Cantábrico. Soroa agradeció a los creadores su participación y destacó el papel que pueden desempeñar a la hora de acercar el Bonito del Norte y su historia a las nuevas generaciones a través de las redes sociales.

Como colofón, OPESCAYA entregó a cada influencer un obsequio especial: una bolsa de algodón orgánico con el lema “Yo, Bonit@ del Norte”, un delantal y una selección de conservas de Bonito del Norte de las cinco marcas bermeanas que elaboran este producto —Zallo, Campos, Cusumano, Arroyabe y Serrats—, a modo de resumen tangible de la diversidad y la calidad de la industria local.

Tras esta experiencia, se espera que las publicaciones, vídeos y relatos que los creadores compartan en sus canales digitales contribuyan a proyectar más allá de Bermeo el valor humano, cultural y gastronómico del Bonito del Norte del Cantábrico y de la flota artesanal de OPESCAYA, reforzando el vínculo entre territorio, producto y consumo responsable.

CMA CGM mantiene una alta rentabilidad, pero avisa: 2026 no será un gran año para el ‘shipping’

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El grupo francés CMA CGM, tercer gigante mundial del transporte de contenedores, ha presentado unos resultados trimestrales que siguen mostrando músculo, pero con un horizonte mucho más sombrío. La compañía cerró su último trimestre con un margen de resultado operativo (EBITDA) en torno al 21 %, una cifra claramente inferior a la de los años de “bonanza covid”, pero aún por encima de los niveles previos a la pandemia y mejor que la del trimestre anterior, según ha explicado la propia naviera.

Pese a esta “rentabilidad honorable”, los beneficios y los ingresos del grupo vuelven a resentirse por la normalización de los fletes y un contexto económico menos dinámico. Tras el ciclo excepcional de 2021-2022, impulsado por el colapso logístico global y los fletes disparados, CMA CGM encadena trimestres de descensos interanuales en facturación y resultado, en línea con el resto de grandes navieras de línea regular.

El director financiero del grupo, Ramon Fernandez, ha sido claro en su mensaje a los mercados: el cuarto trimestre será previsiblemente peor que el tercero y 2026 “no debería ser un año formidable para el shipping”. La compañía vincula este diagnóstico a una combinación de factores: tensiones comerciales persistentes entre Estados Unidos y China, volatilidad en las rutas afectadas por la crisis del mar Rojo, presión a la baja sobre las tarifas y un fuerte aumento de capacidad con la entrada en servicio de nuevos portacontenedores encargados durante la etapa de fletes récord.

En este escenario, CMA CGM insiste en que la industria ha vuelto, en términos generales, a “condiciones de mercado pre-pandemia”: volúmenes razonablemente sólidos, pero tarifas mucho más ajustadas y clientes más sensibles al precio. Informes recientes sobre el sector sitúan la caída de ingresos frente a los máximos de 2022 por encima del 40 % en algunas navieras, con márgenes que han pasado de niveles extraordinarios superiores al 40–50 % a horquillas del 15–25 %.

Aun así, el negocio marítimo puro de CMA CGM continúa ofreciendo una rentabilidad que muchos sectores envidiarían, con márgenes operativos por encima del 20 % gracias a la disciplina en costes, la gestión de capacidad y el reposicionamiento de buques entre rutas. Al mismo tiempo, la división logística aporta una base de ingresos más diversificada, aunque también sufre la debilidad del mercado de transporte y el ajuste de precios en la carga aérea y el ‘freight forwarding’.

Lejos de replegarse, el grupo mantiene su estrategia de integración vertical y expansión en infraestructuras portuarias. En el último trimestre ha reforzado su posición en el puerto brasileño de Santos, el mayor de América Latina, tras avanzar en la compra de participaciones minoritarias en una gran terminal de contenedores, lo que le asegura el control efectivo de la instalación y consolida su papel como operador global de terminales, además de naviera.

Esta apuesta por los terminales —junto con inversiones en logística terrestre, proyectos de combustibles alternativos y alianzas estratégicas— busca amortiguar la volatilidad del negocio puramente marítimo. La compañía sigue defendiendo que la combinación de transporte, terminales y servicios logísticos integrados le permite ser más resiliente en fases de ciclo bajista, como la que se anticipa para 2026.

Las declaraciones prudentes de Fernandez se leen en el mercado como un termómetro del ánimo del sector. Cuando uno de los grandes del contenedor admite que el próximo ejercicio será, como poco, discreto, está poniendo negro sobre blanco las dudas que arrastra toda la cadena logística: incertidumbre sobre el comercio mundial, posibles nuevas rondas de medidas arancelarias y un exceso de capacidad que seguirá presionando las tarifas en las grandes rutas Este-Oeste.

Por ahora, CMA CGM encara ese escenario desde una posición todavía cómoda: niveles de endeudamiento manejables, caja acumulada en los años de super-beneficios e inversiones en marcha que deberían empezar a rendir frutos a medio plazo. Pero el mensaje que lanza al conjunto del sector es claro: la fiesta de los fletes desorbitados quedó atrás y 2026 será un año para gestionar con prudencia, proteger márgenes y confiar menos en el viento de cola del mercado y más en la eficiencia operativa y la diversificación del negocio.

El mar se sienta en las aulas de Bizkaia: OPPAO lanza “Tu clase a bordo” para acercar la pesca a los escolares

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La campaña, dirigida a alumnado de 6º de Primaria, fomenta el consumo de pescado local y los hábitos saludables con un cuaderno ilustrado y actividades dinámicas en tres centros de la costa y el interior

El mar y las pizarras se dan la mano este mes de noviembre en Bizkaia. La Organización de Productores de Pesca de Altura de Ondárroa (OPPAO) ha puesto en marcha “Tu clase a bordo”, un proyecto educativo dirigido a estudiantes de 6º de Educación Primaria que busca promover hábitos alimenticios saludables, impulsar el consumo de pescado local y acercar la realidad de la pesca a las nuevas generaciones.

La campaña arranca en Ondarroa y recorrerá tres centros escolares de Bizkaia entre el 18 y el 20 de noviembre, convirtiendo las aulas en una especie de “puente de mando” en el que los escolares viajarán simbólicamente por el Atlántico, conocerán cómo trabaja la flota de altura y descubrirán por qué especies como la merluza, el rape, el verdel o el gallo son aliadas de una dieta sana y de un mar mejor cuidado.

Queremos que los más pequeños comprendan el valor del pescado, no solo como alimento, sino también como parte esencial de nuestra cultura marinera y del esfuerzo de las familias que viven del mar”, subrayan desde la organización.

Un cuaderno de viaje con Capitán OPPAO e Itsasne

El eje de la iniciativa es un cuaderno ilustrado titulado “Tu clase a bordo. Descubre el mundo de la pesca con el Capitán OPPAO y la Marinera Itsasne”. A través de estos dos personajes, el alumnado se embarca en un recorrido didáctico por el océano: cómo se organiza una campaña de pesca, qué artes utiliza la flota de altura de Ondarroa, qué especies se capturan y por qué su consumo resulta beneficioso tanto para la salud como para el planeta.

Las sesiones de presentación del cuaderno serán impartidas en el aula por representantes de OPPAO, en formato dinámico y participativo. Además de explicar los contenidos, utilizarán material audiovisual y juegos para hacer que los conceptos calen de manera sencilla y divertida.

Lejos de quedar en una simple charla de una mañana, la unidad didáctica está pensada para que profesorado y alumnado sigan trabajando con ella durante el resto del curso, profundizando en aspectos como la nutrición, la sostenibilidad, el funcionamiento de las pesquerías o la importancia del sector pesquero en la economía local.

Tres paradas, un mismo mensaje: comer pescado local, cuidar el mar

“Tu clase a bordo” visitará en noviembre los siguientes centros educativos de Bizkaia:

  • CEIP Zaldupe HLHI (Ondarroa) – 18 de noviembre
  • Lekeitioko Herri Eskola (Lekeitio) – 19 de noviembre
  • Berakruz Ikastola (Markina) – 20 de noviembre

De esta manera, la campaña combina municipios con fuerte tradición marinera, como Ondarroa y Lekeitio, con otro del interior, como Markina, donde el vínculo con la pesca no es tan visible en el día a día, pero forma parte igualmente del tejido socioeconómico del territorio.

En cada sesión, además del cuaderno, cada alumno y alumna recibirá un pequeño obsequio con la imagen de la campaña, diseñado para utilizar en casa y servir de excusa para compartir en familia la experiencia: hablar de pescado, cocinarlo juntos y disfrutarlo en la mesa.

Apostamos por llegar a las familias a través de los niños, porque ellos son los mejores embajadores de los hábitos saludables y de los valores de sostenibilidad que queremos transmitir”, explican los organizadores.

Educación, sostenibilidad y futuro del sector

Con esta iniciativa, OPPAO refuerza su compromiso con la educación y la sostenibilidad, acercando el conocimiento del mar a las aulas y ayudando a que los más pequeños tomen conciencia del papel que juega la flota pesquera local en la alimentación y en el cuidado de los recursos marinos.

La organización recuerda que el pescado de altura que llega a las lonjas vascas procede de una actividad regulada, que opera bajo los parámetros de la Política Pesquera Común, con cuotas, controles y exigencias crecientes en materia de sostenibilidad. Trasladar esa realidad al público infantil es, a su juicio, una forma de romper tópicos, visibilizar el esfuerzo de los profesionales del mar y poner el foco en el origen de los alimentos.

El cuaderno “Tu clase a bordo” se enmarca en el Plan de Producción y Comercialización 2025 de OPPAO, cofinanciado por el Gobierno Vasco y el Fondo Europeo Marítimo de Pesca y Acuicultura (FEMPA), lo que subraya el respaldo institucional a este tipo de acciones de sensibilización.

OPPAO: una flota de altura con vocación pedagógica

La Organización de Productores de Pesca de Altura de Ondárroa (OPPAO) agrupa a los armadores de una flota especializada en la captura de merluza, gallo, rape y verdel, entre otras especies. Nació con la vocación de afrontar de manera colectiva los retos del sector y avanzar hacia una mayor sostenibilidad, mejorando las condiciones de venta de las capturas, generando beneficios sociales y económicos y garantizando el cumplimiento de la normativa europea.

“Tu clase a bordo” supone un paso más en esa hoja de ruta: además de gestionar capturas y mercados, la organización asume el reto de explicar qué hay detrás de cada pieza de pescado que llega al plato, y de hacerlo con un lenguaje adaptado a quienes, en unos años, decidirán qué consumen y qué modelo alimentario quieren apoyar.

Porque, como recuerdan desde OPPAO, “si los niños entienden el valor del mar y del pescado hoy, estarán mejor preparados para cuidarlo y defenderlo mañana”.Pensamiento ampliado

“Innovamos hoy, alimentamos el mañana”: Vigo reúne al ecosistema mar-alimentario para diseñar la alimentación del futuro

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La III jornada de Disrupción e Innovación en la Industria Marina y Alimentaria consolida a ANFACO-CYTMA como foro de referencia para las tendencias tecnológicas que marcarán 2026

Bajo el lema “Innovamos hoy, alimentamos el mañana”, ANFACO-CYTMA celebró en su sede de Vigo la III edición de la jornada “Disrupción e Innovación en la Industria Marina y Alimentaria”, un encuentro que reunió a más de 150 profesionales de empresas, centros de investigación, universidades y administraciones públicas. Con el aforo completo y un programa centrado en las grandes palancas tecnológicas del sector, la cita se consolida como punto de referencia anual para anticipar tendencias y perfilar los proyectos que marcarán la agenda mar-alimentaria en 2026.

La inauguración corrió a cargo del director xeral de Pesca, Acuicultura e Innovación Tecnolóxica de la Xunta de Galicia, Cándido Rial, y del presidente de ANFACO-CYTMA, Iván Alonso-Jáudenes Curbera, quienes coincidieron en subrayar el valor estratégico de la colaboración entre industria, centros tecnológicos y administraciones para acelerar la innovación, impulsar la sostenibilidad y reforzar la competitividad del complejo mar-industria. La idea fuerza que sobrevoló toda la jornada fue clara: sin ciencia aplicada y sin transferencia efectiva, la transición hacia un sistema alimentario más sostenible no será posible.

El programa se articuló en cuatro bloques temáticos: nuevos ingredientes alimentarios; retos y oportunidades de algas y microalgas; inteligencia artificial aplicada a la industria alimentaria; y nuevos enfoques en transferencia de conocimiento e innovación. Catorce ponentes de referencia en los ámbitos industrial, académico y tecnológico fueron desgranando casos reales, proyectos en marcha y líneas de trabajo que ya apuntan hacia la próxima generación de productos marinos y soluciones alimentarias.

En el primer bloque, dedicado a “Nuevos ingredientes alimentarios: en la frontera de la innovación”, se presentaron avances en proteínas alternativas, fermentos y nuevos ingredientes de origen marino, con aplicaciones directas en alimentación humana. Se puso el acento en cómo el uso de tecnologías computacionales —modelización, cribado in silico, análisis masivo de datos— está acelerando el desarrollo de nuevos ingredientes y abriendo la puerta a alimentos funcionales más personalizados, así como a nuevas estrategias de valorización de subproductos. Los ponentes insistieron en que el reto ya no es solo innovar en el laboratorio, sino escalar procesos de forma compatible con los estándares de calidad y seguridad alimentaria y con los costes de la industria.

El segundo bloque, centrado en “Algas y microalgas: retos y oportunidades”, se adentró en una de las cadenas de valor emergentes con mayor potencial para Galicia. Se presentaron tecnologías que están permitiendo escalar la producción y el aprovechamiento de compuestos de alto valor añadido, junto a ejemplos concretos de uso de microalgas en la elaboración de hidrocoloides, ingredientes funcionales y soluciones específicas para acuicultura y alimentación humana. La mesa coincidió en que el salto decisivo pasa por reforzar las capacidades de industrialización y aumentar la colaboración público-privada, de manera que la investigación puntera se convierta en negocios viables y en empleo de calidad.

La inteligencia artificial protagonizó el tercer bloque, bajo el título “Inteligencia artificial aplicada a la industria alimentaria”. A través de casos prácticos se expusieron aplicaciones reales de IA para la optimización de procesos, el control de calidad en línea y la toma de decisiones automatizada en entornos industriales. Se habló de sistemas que ajustan parámetros de producción en tiempo real, algoritmos que detectan desviaciones de calidad antes de que lleguen al consumidor y plataformas de datos que permiten anticipar demandas o mejorar la trazabilidad. Los ponentes insistieron en la importancia de la sensórica avanzada y de la gestión de datos en tiempo real, así como en la necesidad de un acompañamiento tecnológico específico para pymes, de forma que la digitalización inteligente se convierta en un pilar real de competitividad, y no en un discurso abstracto.

El cuarto bloque, dedicado a “Nuevos enfoques en transferencia de conocimiento e innovación”, puso el foco en los modelos de colaboración entre centros tecnológicos, inversores, startups y empresas industriales. Se analizaron estrategias para acelerar el paso de la investigación al mercado, construir ecosistemas de innovación y atraer inversión hacia proyectos con capacidad de generar valor añadido en el territorio. Cobró especial protagonismo el papel de los fondos deeptech, diseñados para apoyar tecnologías altamente disruptivas que pueden crear nuevos mercados o transformar de forma profunda los existentes. La mesa coincidió en que la cooperación, la financiación orientada a resultados y la medición del impacto real deben ser los criterios que guíen la política de innovación en la industria marina.

Más allá del programa de ponencias, la jornada reservó un espacio destacado al networking, con el objetivo de facilitar el contacto directo entre empresas, investigadores y representantes institucionales. Ese intercambio informal, subrayaron los organizadores, es muchas veces el origen de proyectos colaborativos, consorcios para concurrir a convocatorias europeas o iniciativas conjuntas de I+D+i.

El encuentro se completó con una sesión de formación avanzada en el marco del proyecto europeo BIOTECH4FOOD, que permitió conocer de cerca la experiencia de varias empresas biotecnológicas que ya están desarrollando soluciones de alto valor para la industria alimentaria. La sesión sirvió también para explorar nuevas oportunidades de colaboración empresarial en el ámbito de la biotecnología aplicada al mar.

La jornada se enmarca en el Convenio de Colaboración con la Consellería do Mar de la Xunta de Galicia y está cofinanciada por el Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (FEMPA), lo que refuerza la idea de que la innovación mar-alimentaria es una prioridad de política pública.

Con más de 250 empresas asociadas, una facturación conjunta superior a 14.000 millones de euros y más de 26.300 empleos representados, ANFACO-CYTMA se reafirma, con esta tercera edición, como hub de conocimiento y tecnología para la industria marina, acuícola y alimentaria. Un lugar donde, al menos por un día, el futuro de la alimentación se diseña entre laboratorios, factorías y muelles, bajo una misma premisa: lo que se innova hoy en el mar marcará cómo comeremos mañana.

España se prepara para un nuevo aumento de la cuota de atún rojo entre 2026 y 2028

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El sector da por hecho una subida de entre el 7 % y el 17 % que se decidirá en la reunión de ICCAT en Sevilla, mientras el Ministerio abre la puerta a redistribuir posibilidades de pesca entre flotas

El sector pesquero español afronta con expectativas altas la próxima reunión de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), que arrancará el lunes 17 en Sevilla, donde se fijará el nuevo Total Admisible de Capturas (TAC) de atún rojo para el trienio 2026-2028. Las previsiones que manejan las organizaciones de productores y las administraciones apuntan a un incremento de la cuota española de entre un 7 % y un 17 %, apoyado en los buenos resultados del plan de recuperación de la especie en el Atlántico oriental y el Mediterráneo.

Actualmente, España dispone de 6.783 toneladas anuales de cuota de atún rojo, repartidas entre 819 buques y almadrabas. Esta cifra se viene aplicando desde 2023 y supuso ya en su momento una subida del 11,3 % respecto al periodo 2020-2022, cuando el TAC español era de 6.093 toneladas. Sobre esa base se calculan ahora los tres escenarios de crecimiento que se debatirán en Sevilla: uno conservador, con una subida del 7 %; un escenario intermedio, con un incremento del 11 %; y una opción más ambiciosa que elevaría la cuota hasta un 17 %. En términos de volumen, equivaldría a sumar entre 500 y 1.200 toneladas adicionales sobre el nivel actual.

La cita de Sevilla será la 29ª reunión ordinaria de ICCAT y se celebrará en formato híbrido, con sesiones presenciales y participación telemática de las delegaciones. Aunque la organización tiene sobre la mesa otros dosieres (como túnidos tropicales o tiburones), el reparto del atún rojo se perfila como uno de los puntos más sensibles, tanto por el peso económico de esta pesquería como por su simbolismo tras casi dos décadas de medidas de recuperación.

Desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se reconoce abiertamente que el contexto es favorable para España. La secretaria general de Pesca, Isabel Artime, se reunió el pasado 22 de octubre con más de 60 representantes de la flota y de las organizaciones de productores para preparar la posición española. En ese encuentro avanzó que el Gobierno trabaja ya en la modificación del real decreto que regula la pesquería de atún rojo, con el objetivo de adaptar la normativa interna al nuevo escenario que saldrá de Sevilla.

“En el supuesto de un aumento de la actual cuota, estaríamos en el momento idóneo para abrir la pesquería a nuevos segmentos de flota que no han podido acceder a la misma debido a la situación del recurso”, trasladó Artime a los representantes del sector. La idea del Ministerio es aprovechar una eventual subida del TAC para atender demandas que se arrastran desde hace años, con especial atención a las flotas artesanales y a los buques que vienen registrando capturas accidentales en distintos caladeros sin apenas margen legal para comercializarlas.

Hoy por hoy, el 87,15 % de la cuota española de atún rojo (5.911,98 toneladas) se concentra en las grandes flotas incluidas en el censo específico: cebo vivo del Cantábrico, cañas y líneas de mano del Estrecho, palangre y línea de mano, cerco del Mediterráneo y almadrabas. Un segundo bloque, equivalente al 11,69 % (793,6 toneladas), se asigna a buques con base en Canarias, a las artes menores del Mediterráneo y a la flota artesanal del Estrecho, en la que se encuentran, entre otras, las embarcaciones de Tarifa. El pequeño resto se reserva a capturas accesorias de las flotas de superficie y de curricán para bonito del norte, a la pesca recreativa y a un fondo de seguridad de 27,13 toneladas (un 0,4 %) para cubrir posibles sobrepasamientos o situaciones imprevistas.

Cada primavera, esta distribución se plasma en un real decreto y en una orden ministerial que fijan los cupos concretos para cada segmento. Sin embargo, la propia Secretaría General de Pesca ha dejado claro que esos porcentajes no son inamovibles si ICCAT aprueba un incremento importante del TAC. El debate, por tanto, no se limitará a cuántas toneladas adicionales recibe España, sino también a cómo se distribuyen internamente esas posibilidades de pesca.

Mientras tanto, desde el litoral andaluz las organizaciones artesanales insisten en que la realidad del caladero ha cambiado de forma radical en los últimos diez años. La Organización de Productores Pesqueros Artesanales (OPP72), que agrupa a pescadores de Tarifa, La Atunara y Conil, recuerda que la llegada del alga invasora Rugulopteryx okamurae a la costa atlántica gaditana, en torno a 2015, ha transformado el ecosistema. El manto que forma sobre el fondo ha hecho desaparecer los cascajos y moluscos que alimentaban a especies como el pulpo, el voraz o el pez sable. A ello se suma, según subrayan, el efecto depredador de una población de atún rojo en claro crecimiento.

“Hace quince años peleábamos por salvar al atún; ahora el recurso se ha recuperado y son otras especies las que están en jaque”, resumen desde el sector, que reclama una actualización más frecuente de las cuotas y un enfoque más flexible que tenga en cuenta la nueva situación biológica. Desde su punto de vista, aumentar la cuota de atún rojo y redistribuirla de forma más equilibrada podría ayudar a compensar la pérdida de ingresos por la caída de otras pesquerías afectadas por el alga asiática.

El contexto económico de fondo tampoco es sencillo. La Junta de Andalucía ha alertado en las últimas semanas del riesgo de un “parón industrial” por falta de capacidad eléctrica para alimentar nuevos proyectos en la franja costera, lo que podría condicionar inversiones en congeladores, plantas de procesado o instalaciones logísticas ligadas al atún rojo y a otros túnidos. El Gobierno autonómico ha anunciado alegaciones contra la planificación estatal de la red, al considerar que no garantiza el suministro suficiente para el desarrollo del tejido industrial vinculado a la economía azul en la región.

En este tablero, ICCAT sigue siendo el escenario donde se decide la letra pequeña de la pesquería. Creada en 1966 y con sede en Madrid, la organización agrupa hoy a 53 partes contratantes, entre ellas la Unión Europea, y es la responsable de fijar cuotas y medidas de gestión para el atún rojo, el atún blanco, los túnidos tropicales, el pez espada, varios tiburones pelágicos y otros pequeños túnidos en el Atlántico y el Mediterráneo. España forma parte de la institución desde 1969 y, por el peso de su flota y su industria transformadora, es uno de los actores centrales en las negociaciones.

El éxito del plan de recuperación del atún rojo, puesto en marcha a mediados de la década de 2000 con cierres de pesquerías, controles estrictos y reducciones de TAC, es un argumento de peso para justificar ahora un aumento controlado de las capturas. Tanto el sector como la Administración coinciden en que la mejora del stock es fruto del esfuerzo conjunto y apelan a mantener la prudencia para evitar repetir errores del pasado. Pero también advierten de que no se puede gestionar la pesquería con las mismas reglas de hace veinte años cuando las condiciones biológicas y socioeconómicas han cambiado.

La reunión de Sevilla servirá, en última instancia, para poner cifras a ese equilibrio entre conservación y aprovechamiento. Si se confirma una subida de entre el 7 % y el 17 % para España, se abrirá un nuevo escenario en el que el reparto interno de la cuota, el encaje de las flotas artesanales y la capacidad de la industria para transformar y dar valor al atún rojo serán tan determinantes como el número final de toneladas. El sector mira a ICCAT con expectativa, pero también al BOE, donde se plasmará, en los próximos meses, cómo se traduce en la práctica ese margen adicional que llegue desde Sevilla.

Puertos, eólica marina y pesca reclaman pasar de los discursos a los hechos en la Economía Azul

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En una mesa titulada “¿Están teniendo en cuenta la Economía Azul?”, puertos, industria eólica y sector pesquero coincidieron en lo esencial: sin energía disponible, seguridad jurídica y diálogo real, la economía azul corre el riesgo de quedarse en “chau chau”

La pregunta que daba título a la mesa era directa –“¿Están teniendo en cuenta la Economía Azul?”–, pero la presidenta de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, Teófila Martínez, propuso matizarla desde el inicio: “Lo que falta es el ‘cómo’. La economía azul ya está en casi todo lo que hacemos; el reto es cómo la estamos aplicando de verdad”. A su lado, el director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), Juan Virgilio Márquez, y el presidente de la Plataforma en Defensa de la Pesca y de la Federación Nacional de Cofradías, Basilio Otero, completaban una mesa tan heterogénea como representativa del nuevo triángulo de la economía azul: puertos, energía y pesca, moderada por Noelia Ortega.

Martínez quiso situar el debate en una perspectiva larga: “En Cádiz vivimos de economía azul desde los fenicios: comercio, transporte marítimo, pesca… Ahora todo el mundo habla de economía azul, pero para los puertos no es una etiqueta, es una obligación”. Recordó que los puertos están llamados a jugar “un papel fundamental y estratégico en la transición a la economía sostenible” y que ya no basta con ser meros puntos logísticos de entrada y salida de mercancías: “Tenemos que convertirnos en ecosistemas de innovación, articulando sectores como la pesca, la energía y la tecnología”.

En el ámbito pesquero, Martínez describió un cambio profundo: “Nuestras lonjas ya no reciben mayoritariamente pescado de los barcos, sino de camiones frigoríficos desde Mauritania o Marruecos. Eso nos obliga a modernizar instalaciones, incorporar tecnología y garantizar trazabilidad si queremos seguir siendo relevantes en la cadena de valor”. Para la presidenta gaditana, los puertos son también espacios ideales para integrar renovables –placas fotovoltaicas, parques eólicos, hidrógeno verde– y convertirse en auténticos “hubs energéticos” capaces de suministrar electricidad a buques y flotas terrestres.

Como ejemplo, citó el eco-parking para camiones del puerto de Cádiz, gestionado por una empresa privada, que permite que hasta 300 vehículos diarios se conecten a la red eléctrica mientras esperan embarcar. Y destacó el proyecto de suministro OPS (electricidad a buques atracados) al primer crucero en España: “Si solo electrificamos un muelle no sirve de nada: necesitamos que sea el sistema portuario en su conjunto, y para eso hace falta algo básico que hoy no está garantizado: que Red Eléctrica nos asegure el suministro renovable. Si no hay energía disponible, todo lo demás es papel mojado”.

Martínez fue especialmente crítica con el riesgo de que solo los grandes puertos puedan cumplir los objetivos verdes: “Si solo pueden desarrollar estas políticas Barcelona, Valencia, Bilbao, Huelva o Algeciras, entonces no tenemos un sistema portuario equilibrado, tenemos una horda. El Estado tiene que velar para que todos los puertos, grandes y pequeños, puedan ofrecer servicios sostenibles”.

Desde la eólica marina, Juan Virgilio Márquez trazó un diagnóstico igual de claro: “La eólica marina en España está parada, sobre todo por la regulación. En este sector nada se mueve sin una decisión política: hacen falta subastas, reglas de juego y permisos. Y ahora mismo, tras planes, rutas y decretos, tenemos ‘silencio radio’”. Recordó que existe una hoja de ruta aprobada en 2021, planes de ordenación del espacio marítimo con polígonos identificados y un marco procedimental, “pero sin subastas no hay mercado”.

Virgilio insistió en que el momento es crítico porque la tecnología flotante –destinada a aguas profundas como las de España– abrirá un mercado global donde la competencia de Asia será feroz: “Nuestros astilleros y empresas se han posicionado bien en la eólica fija, pero ese mercado es limitado. La flotante será global y, si no arrancamos ya con un mercado piloto en España, no seremos competitivos”. Puso como ejemplo Canarias, donde el 80 % de la electricidad sigue generándose con fuel y las renovables en tierra tienen fuertes limitaciones: “Si hoy lanzáramos la regulación y la subasta, el primer parque flotante comercial podría estar operativo en 2033. Hasta entonces, todo seguiría igual. Pero a partir de entonces ahorraríamos más de 100 millones de euros al año al contribuyente solo en costes eléctricos”.

El director de la AEE recordó, además, el potencial industrial de un mercado piloto con apenas cuatro parques repartidos entre Galicia, Canarias y Mediterráneo: “Estamos hablando de miles de toneladas de acero y hormigón, trabajo para los astilleros y para toda la cadena auxiliar durante años. No es una invasión de molinos, es una oportunidad industrial y climática que ahora mismo se está escapando”.

Desde el sector pesquero, Basilio Otero reivindicó que “el mar ya es economía azul desde siempre, no por el color del agua, sino porque todo lo que hacemos se ajusta a esa definición”. Y quiso dejar claro que la pesca no es el freno a la transición, sino un actor que ya está intentando avanzar: “Estamos a años luz en descarbonización respecto a otros sectores. Llegamos a plantear con Repsol un buque a hidrógeno, pero el poder calorífico es cuatro veces inferior al diésel y, tal como Europa sigue midiendo la capacidad extractiva por kilovatios y GT, es inviable meter cuatro veces más combustible. Necesitamos reglas adaptadas a la realidad”.

Otero subrayó la urgencia de renovar una flota con edad media superior a 35 años, mejorar la habitabilidad a bordo y disponer de fondos europeos más ambiciosos: “No podemos tener barcos del siglo XIX con marineros del siglo XXI. Y con un Fondo Europeo Marítimo y de Pesca recortado y diluido, es imposible plantear la transición energética que todos dicen querer”. También alertó del riesgo para la soberanía alimentaria europea: “Entre pesca y acuicultura solo cubrimos el 30 % de lo que consumimos; el 70 % restante viene de terceros países. ¿Queremos seguir perdiendo barcos y empleos? Desde la entrada en la UE hemos pasado de 20.000 a 8.500 buques. No podemos permitirnos perder ni uno más”.

Sobre la convivencia con la eólica marina, el presidente de las cofradías se mostró dispuesto al diálogo –“cuando no tengamos nada más de qué hablar, habrá que seguir dialogando”–, pero reclamó ciencia y tiempo: “Llevamos años pidiendo al Instituto Español de Oceanografía mapas de distribución espacial de especies en las zonas donde se quieren instalar los parques. Es increíble, pero no existen. No sabemos a qué especies afectarán el ruido, las cadenas, los cables o los campos electromagnéticos. Esos informes son de largo recorrido y se encargaron tarde; ahora todos tenemos prisa y todos vamos tarde”.

Uno de los momentos más vivos del debate llegó cuando se planteó si los parques eólicos podrían funcionar como reservas marinas de facto, al estilo de la del Hierro: zonas con restricciones que acaban generando más vida y beneficios para el turismo y la pesca. Otero fue prudente: primero hay que saber si habrá realmente biodiversidad más allá de los primeros organismos que se adhieren a las estructuras; Márquez recordó que, en cualquier caso, cada parque necesitará su estudio de impacto ambiental específico, que evaluará no solo la biodiversidad, sino también los impactos socioeconómicos y la coexistencia con otras actividades: “Si no hay acuerdos, ese estudio no será favorable. Pero tampoco podemos quedarnos en la parálisis por el análisis: hace falta ponerse de acuerdo en unas pocas zonas piloto, de tamaño limitado, y empezar”.

En su intervención final, Teófila Martínez volvió a la idea de fondo: la economía azul no puede construirse solo a golpe de eslóganes ni de marcos estratégicos con horizontes 2030 si luego los proyectos tardan cinco años en superar trámites o la energía verde no llega a los muelles. “Si la regulación va por un lado, la iniciativa privada por otro y la red eléctrica por ninguno, estamos vendiendo humo”, advirtió. Y lanzó un mensaje que resumió el espíritu de la mesa: “Hay talento, hay empresas y hay sectores –puertos, energía, pesca– dispuestos a innovar. Lo que falta es una cultura real de innovación compartida entre lo público y lo privado. Si no la construimos ya, la economía azul seguirá estando en los discursos, pero no en la vida de la gente que necesita trabajo y futuro en el mar”.

Bruselas aprueba nuevas normas de control pesquero más armonizadas y flexibles hasta 2028

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La Comisión Europea ha dado un paso clave en la modernización del control de la pesca en la Unión Europea. El 12 de noviembre adoptó un reglamento delegado y un reglamento de ejecución que concretan cómo debe aplicarse en la práctica la revisión del reglamento de control de la Política Pesquera Común (PPC), en vigor desde enero de 2024. El objetivo declarado: armonizar procedimientos entre Estados miembros, reforzar la lucha contra la sobrepesca y, al mismo tiempo, simplificar la vida administrativa de administraciones y profesionales del sector.

Las nuevas disposiciones, que se publican en el Diario Oficial de la UE y comenzarán a aplicarse a partir del 10 de enero de 2026, introducen un despliegue progresivo de las obligaciones más técnicas hasta 2028, de forma que flotas y autoridades dispongan de tiempo para adaptarse. Con ellas, la Comisión culmina la actualización de un marco normativo que sustituye al ya superado Reglamento de Ejecución (UE) 404/2011, pensado para una era mucho menos digitalizada.

Digitalización total: cuadernos de pesca y datos en tiempo real

Uno de los pilares de las nuevas reglas es la digitalización integral del registro y comunicación de capturas. Los dos actos legislativos armonizan el formato y el intercambio de datos entre Estados miembros, fijando la frecuencia de transmisión y el contenido mínimo, pero introduciendo requisitos más ligeros para la pesca a pequeña escala, tradicionalmente sobrecargada por la burocracia.

A medio plazo, todos los buques deberán operar con sistemas digitalizados de registro y reporte (e-logbooks y declaraciones electrónicas), lo que permitirá a los centros de control disponer de información prácticamente en tiempo real sobre capturas, esfuerzo de pesca y zonas de actividad. Según la Comisión, esto facilitará una gestión más fina de los stocks y una detección más rápida de posibles infracciones, además de reducir duplicidades de papel para los armadores.

Seguimiento de buques con más claridad… y algo más de flexibilidad

Las normas fijan también los requisitos técnicos de los dispositivos de localización de buques (VMS), la frecuencia con la que deben enviar la posición y el tipo de información que deben incluir los mensajes. La novedad no es solo la homogeneización de criterios entre países, sino la introducción de cierta flexibilidad para los capitanes en caso de fallos técnicos o interrupciones temporales del sistema, siempre que se respeten los protocolos de comunicación con la autoridad competente.

Con ello, Bruselas busca un equilibrio entre trazabilidad y realismo operativo: asegurar que todos los buques sujetos a VMS son rastreables, sin convertir un problema técnico puntual en una infracción automática si el patrón actúa de buena fe y comunica la incidencia.

Un protocolo único de inspección y actas digitales

Otra de las piezas que más directamente afectará al día a día de las flotas es la creación de un protocolo común de inspección y de un modelo único de informe digital. A partir de ahora, los inspectores de cualquier Estado miembro trabajarán con las mismas pautas básicas y cumplimentarán actas en un formato homologado, lo que facilitará el cruce de datos entre administraciones y reducirá la inseguridad jurídica para los operadores.

La Comisión subraya que este sistema permitirá una validación más rápida de los datos y un control más coherente en todo el territorio de la UE, evitando situaciones en las que una misma conducta se interprete de forma muy distinta según el puerto o el país. Para los armadores, tener un modelo de acta estándar también ayuda a saber qué se les exige exactamente durante una inspección y a preparar mejor su documentación.

Puntos por infracción para los capitanes y nivel de juego igualado

Los nuevos textos desarrollan igualmente el registro nacional de puntos por infracciones graves aplicables a los capitanes, un sistema pensado para asegurar un “campo de juego nivelado” entre Estados miembros. Cada país debe mantener un registro homogéneo de las sanciones que conlleven pérdida de puntos, de manera que no existan “refugios regulatorios” donde determinadas conductas se penalicen menos.

Este registro se conecta con el esquema de infracciones graves de la PPC y, en última instancia, puede llevar a la suspensión de licencias si se acumula un número determinado de puntos, reforzando el peso del historial de cumplimiento en la actividad futura de los profesionales.

Marcado de artes: más claridad, menos carga para los pequeños

Otro capítulo importante es el marcado de las artes de pesca. Las nuevas normas precisan cómo deben etiquetarse las redes y demás aparejos para estar correctamente vinculados a un buque concreto, pero introducen flexibilidad para determinadas obligaciones de etiquetado en el caso de embarcaciones de menos de 15 metros que operan cerca de la costa con artes pasivas (palangres, nasas, enmalle, etc.).

El objetivo es mejorar la trazabilidad de las artes –un aspecto clave frente al problema de los aparejos perdidos o abandonados– sin imponer los mismos requisitos a un pequeño barco litoral que a un gran arrastrero de altura.

Calendario: de 2026 a 2028, una adaptación por fases

Los dos actos –uno delegado y otro de ejecución– fueron publicados en el Diario Oficial el 12 de noviembre y entrarán en aplicación el 10 de enero de 2026. No obstante, algunas disposiciones, especialmente las ligadas a nuevas soluciones digitales y a la adaptación de equipos a bordo, se activarán de forma escalonada hasta 2028.

Esta aplicación por fases pretende evitar “saltos al vacío” tecnológicos, dando margen a los Estados miembros para actualizar sus sistemas informáticos y de intercambio de datos, y a los armadores para instalar o renovar dispositivos de seguimiento y registro electrónico.

Un control más moderno en una PPC más exigente

Las nuevas normas son la pieza operativa de una reforma más amplia: la revisión del Reglamento de control de la pesca (CE) 1224/2009, actualizada por el Reglamento (UE) 2023/2842 para incorporar los avances tecnológicos y una aproximación más basada en el riesgo. Oceans and fisheries+1

Con este paquete, Bruselas quiere cerrar el círculo: más datos, mejor compartidos y en formatos comparables, un seguimiento de buques más homogéneo, inspecciones con reglas claras y una estructura de sanciones y puntos que funcione igual en todos los puertos de la Unión. En el discurso oficial, se trata tanto de prevenir la sobrepesca y garantizar la sostenibilidad como de asegurar “justicia entre flotas”, evitando que quien cumple quede en desventaja frente a quien no lo hace.

Para el sector, el reto ahora será convertir esta arquitectura normativa en procedimientos manejables en la práctica, especialmente para la pesca artesanal y costera, que se beneficiará de ciertas exenciones pero deberá, en cualquier caso, integrarse en un sistema de control cada vez más digital, más transparente y, en teoría, también más previsible.

Walter Stahel llama a pasar de la producción al uso: “La economía circular es una decisión de cada uno”

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El arquitecto y analista industrial, considerado uno de los padres de la economía circular, defendió una economía industrial centrada en la utilidad, la reparación y el trabajo local frente al modelo lineal basado en producción y residuos

La ponencia online de Walter Stahel, arquitecto, analista industrial y uno de los pioneros de la economía circular, fue una invitación directa a repensar los fundamentos de la economía industrial. Bajo el título “Simbiosis industrial”, Stahel distinguió con claridad tres enfoques: la economía lineal, que se ocupa de la “salida” y los residuos; la simbiosis industrial, que sigue centrada en la producción, aunque de forma más eficiente; y la economía circular, que comienza precisamente donde termina el modelo lineal y pone el foco en el uso y la utilidad de los bienes. “La pregunta clave es quién toma la decisión –subrayó–. La respuesta es muy sencilla: usted. Nadie más lo hará por usted”.

Stahel recordó que el origen de la circularidad no está en los manuales económicos, sino en la propia naturaleza, “un sistema circular en el que no existe el desecho, porque lo que para unos organismos es residuo se convierte en alimento para otros”. Agua, madera, minerales o biomasa circulan en ciclos cerrados que mantienen el equilibrio. Traducido a la sociedad, explicó, esa circularidad puede adoptar formas muy distintas, desde el “buen casero” que cuida sus cosas durante años hasta contextos de pobreza o escasez, en los que la reutilización es una obligación. En este marco, apuntó que hay dos recursos naturales renovables realmente insustituibles para una sociedad sostenible: el agua, “para la que no hay sustituto posible”, y el trabajo, entendido como capacidad humana que se deteriora si no se utiliza.

Sobre la simbiosis industrial, Stahel recordó el caso de Kalundborg como ejemplo paradigmático de cómo los residuos de unas empresas pueden convertirse en materias primas para otras, pero advirtió de su vulnerabilidad. “Es, en el fondo, una cadena de enlaces: si uno se rompe, el sistema entero puede colapsar”, ilustró. En el extremo opuesto situó el ejemplo de la antigua República Democrática Alemana, una economía casi autosuficiente basada en recursos locales que mostró con crudeza los límites y la entropía de una simbiosis industrial mal integrada en los mercados globales.

¿Por qué, entonces, apostar por una economía circular centrada en el uso? Stahel habló de “riesgos ocultos” inherentes al modelo lineal, incluso en sus versiones más verdes. Uno de ellos es la discontinuidad en el acceso a materias primas: si los países productores deciden pasar de vender minerales a vender “moléculas” o servicios, las cadenas globales de suministro pueden cambiar de forma abrupta. Otro riesgo, más profundo, es el crecimiento acelerado de la llamada “masa manufacturada” –toda la materia transformada por el ser humano– frente a la masa biológica. “Vivimos en un planeta finito. Si aumentamos de forma descontrolada la masa manufacturada, reducimos la masa biológica y con ella la biodiversidad. Sin naturaleza no habrá vida humana: al dominarla, nos estamos empujando fuera del planeta”.

El experto situó la economía circular en un mapa más amplio de formas de circularidad humana: comunidades sostenibles no monetizadas, sociedades circulares y economías circulares formales. En todos los casos, insistió, el núcleo no es producir más, sino “cuidar de los productos, de las personas, del capital natural y del capital cultural”. Estos cambios, dijo, no se producirán por inercia ni con un “business as usual”, sino a partir de decisiones conscientes de individuos, empresas y administraciones. En ese tránsito, la “suficiencia” –renunciar, reducir, reutilizar, rellenar– es una de las estrategias más eficaces para reducir el consumo de recursos.

Para aterrizar estas ideas, Stahel recurrió a ejemplos cotidianos. Citó los urinarios sin agua como solución sencilla para ahorrar un recurso crítico, y recordó una práctica tradicional india: conservar el agua en recipientes de cobre. “El cobre tiene un efecto biocida suave –explicó–; permite mantener el agua en buen estado durante días, algo que no ocurre en recipientes de plástico o de determinados metales”. Para él, estos casos muestran que muchas innovaciones circulares surgen de combinar ciencia y tradición, y no solo de grandes inversiones tecnológicas.

Stahel advirtió también de que la economía circular auténtica es disruptiva. “No va a ocurrir sola –dijo–. Exige cambios profundos en los modelos de negocio y en la regulación”. Solo aparece de forma espontánea en situaciones extremas, como guerras o crisis agudas, pero esas circunstancias, como recordó al mencionar los conflictos en Gaza o Ucrania, están en las antípodas de una economía circular deseable. Por eso, defendió que la transición circular debe ser fruto de políticas y decisiones empresariales deliberadas, no de la escasez forzada.

En su esquema, la economía industrial circular se sostiene sobre tres grandes “hileras”. La primera es el área de “R”, que agrupa todas las estrategias de reutilización y restauración: reparar, reacondicionar, remanufacturar, modernizar productos, alargar su vida útil. “Es la única estrategia que preserva el agua, la electricidad y el CO₂ incorporados en cada objeto desde la mina hasta el punto de venta”, subrayó. La duración de la vida útil, añadió, no depende tanto de la tecnología como del cuidado y el mantenimiento. “La decisión vuelve a ser suya: usted decide reparar, y usted se beneficia empleando mano de obra local en su comunidad”.

La segunda es el área de “D”, ligada al cierre del ciclo material: desmontar, descontaminar, deslaminar, desconstruir edificios e infraestructuras para recuperar átomos y moléculas lo más puros posible. Esta área, reconoció, se parece a la simbiosis industrial clásica y es necesaria, pero tiene límites claros: “Pierde toda la energía incorporada y el agua consumida en la producción y sufre el efecto de la entropía”. A ello se suma el problema de los recursos disipativos: micro y nanopartículas, PFAS y otros “químicos eternos” que se dispersan en la naturaleza y resultan casi imposibles de recuperar, convirtiéndose en “el peor enemigo de la sostenibilidad y de la salud”.

La tercera hilera es invisible: la de la responsabilidad y la “liability” asociada a los materiales antropogénicos. Según Stahel, solo la política puede imponer esa responsabilidad a los productores, obligándoles a hacerse cargo del ciclo completo de vida de sus productos y de los costes que hoy externalizan hacia la biosfera. Paralelamente, situó fuera de estas tres hileras un espacio clave: la innovación en nuevos materiales y componentes diseñados desde el inicio para ser compatibles con la circularidad y evitar problemas futuros.

Antes de concluir, Stahel volvió sobre el área de “R” para reivindicar su enorme potencial desaprovechado. Puso como ejemplo la reparación de buques durante las escalas en puerto: “Hay astilleros flotantes y empresas capaces de hacer reparaciones, soldaduras y pintura mientras el barco carga o descarga. Son modelos muy rentables porque cada día que el buque está parado el armador pierde dinero. Reparar en operación convierte el mantenimiento en una oportunidad, no en un coste”. Para el sector marítimo, apuntó, esta lógica de servicio, eficiencia y reducción de paradas abre un campo amplio de innovación circular.

Su intervención se cerró con una referencia a Aristóteles, que ya en la Grecia clásica distinguía entre riqueza basada en la propiedad y riqueza basada en el uso. “La verdadera riqueza –recordó Stahel– se basa en el uso, no en la propiedad. Si queremos un futuro sostenible, debemos aprender a usar bien los objetos y los materiales. Si además decidimos poseerlos, entonces asumimos también la responsabilidad de cuidarlos”. Con esa llamada a la responsabilidad individual y colectiva, el “padre” de la economía circular dejó un mensaje nítido a la audiencia: la transición no se jugará solo en grandes cumbres ni en planes estratégicos, sino en miles de decisiones diarias sobre cómo producimos, cómo consumimos y cuánto tiempo hacemos durar lo que ya tenemos.

Perú eleva la cuota de anchoveta norte-centro a 1,63 millones de toneladas tras un nuevo informe científico

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El ajuste al alza devuelve oxígeno a la mayor pesquería monoespecífica del mundo y estabiliza las previsiones globales de harina y aceite de pescado para 2025

El Gobierno de Perú ha decidido incrementar de forma significativa la cuota de captura de anchoveta en la zona norte-centro del país, tras recibir nueva evidencia científica sobre el estado del recurso. El Ministerio de la Producción (PRODUCE) ha fijado finalmente el total admisible de captura (TAC) en 1,63 millones de toneladas, muy por encima de la cuota provisional de 500.000 toneladas con la que se abrió la temporada a principios de noviembre.

La decisión llega después de que el Instituto del Mar del Perú (IMARPE) completara un nuevo informe técnico en el que confirma condiciones biológicas más favorables de lo previsto inicialmente. En la primera temporada del año, la cuota había alcanzado los 3 millones de toneladas, y en 2024 se situó en 2,51 millones, por lo que el recorte provisional había encendido las alarmas en un sector clave para la economía peruana y para el suministro mundial de harina y aceite de pescado.

“Al inicio de noviembre establecimos una cuota provisional de 500.000 toneladas para poder comenzar la temporada mientras IMARPE completaba sus estudios verificando el estado del recurso”, explicó el ministro de la Producción, César Quispe Luján. “Hoy, con esa evidencia científica sobre la mesa, PRODUCE fija la cuota final en 1.630.000 toneladas, lo que refleja una población de anchoveta saludable y una gestión pesquera responsable”, subrayó.

Del temor a las anomalías térmicas a un escenario “neutral”

La prudencia inicial de las autoridades se apoyaba en una serie de factores oceanográficos adversos: anomalías térmicas positivas, cambios en los vientos costeros y la intrusión de aguas superficiales subtropicales más cálidas y salinas, condiciones que pueden desplazar los cardúmenes, alterar su distribución por tallas y comprometer el reclutamiento.

Para verificar si esos riesgos se mantenían, IMARPE puso en marcha la Operación EUREKA LXXVII, una campaña oceanográfica y pesquera realizada entre el 4 y el 6 de noviembre con buques equipados para recopilar datos tanto ambientales como biológicos. El resultado del crucero científico fue un parte relativamente tranquilizador: el instituto concluyó que las condiciones habían pasado a ser “ambientalmente neutras” para la anchoveta en la zona norte-centro, lo que abrió la puerta a un TAC muy superior al provisional.

“Cada temporada de pesca en Perú se define a partir de estudios rigurosos de nuestros investigadores de IMARPE. Gracias a ese trabajo, el Estado puede fijar cuotas responsables que garanticen la sostenibilidad del recurso y del ecosistema”, remarcó el ministro Quispe Luján al anunciar el nuevo límite de captura.

La gran pesquería que marca el pulso de la harina de pescado

La anchoveta peruana está considerada la mayor pesquería comercial de una sola especie del planeta por volumen de descargas. De su buen o mal año dependen en gran medida los precios y la disponibilidad de harina y aceite de pescado en los mercados internacionales, insumos esenciales para la acuicultura, la ganadería y otros sectores.

El ajuste al alza del TAC ha sido recibido con alivio por la industria de ingredientes marinos. La organización internacional IFFO (Marine Ingredients Organization) destacó que la nueva cuota permitirá mantener relativamente estables las previsiones globales de producción de harina y aceite de pescado en 2025. “Esta cuota está muy por encima del límite provisional fijado el 1 de noviembre y confirma un enfoque basado en la ciencia en la mayor pesquería monoespecífica del mundo, que en un año medio aporta alrededor del 20 % de la harina de pescado mundial”, señaló el director de Investigación de Mercado de IFFO, Enrico Bachis.

Según las proyecciones de la entidad, la producción mundial en 2025 se mantendría en torno a 5,6 millones de toneladas de harina de pescado y entre 1,2 y 1,3 millones de toneladas de aceite de pescado. Hasta septiembre de 2025, la producción acumulada de harina había crecido un 8 % respecto al mismo periodo de 2024, impulsada por incrementos de actividad en la mayoría de regiones salvo el Atlántico Norte. En el caso del aceite de pescado, el aumento acumulado era del 6 %, con la mayoría de países en positivo, salvo España y el propio Perú, lastrado precisamente por la incertidumbre en la anchoveta.

Ciencia, cautela y presión del mercado

La secuencia de decisiones de PRODUCE ilustra la tensión permanente entre cautela biológica y presión económica. Un TAC demasiado bajo impacta de inmediato sobre flotas, plantas de procesamiento, empleo y recaudación fiscal; uno demasiado alto puede comprometer el estado del stock y erosionar la credibilidad del modelo de gestión peruano, a menudo presentado como ejemplo de pesquería regulada con base científica.

En esta ocasión, el Gobierno optó por un enfoque escalonado: abrir la temporada con una cuota reducida mientras se recopilaba más información sobre la distribución, biomasa y estructura por tallas del recurso; y, a continuación, ajustar al alza el TAC hasta 1,63 millones de toneladas una vez confirmadas condiciones ambientales más benignas.

A corto plazo, la decisión alivia la incertidumbre de la cadena de valor —armadores, plantas de reducción, exportadores y compradores internacionales— y reduce el riesgo de una fuerte volatilidad en los precios de la harina y el aceite de pescado. A medio y largo plazo, sin embargo, la clave seguirá estando en la capacidad de IMARPE y PRODUCE para leer con precisión un océano cada vez más cambiante.

Un termómetro de la resiliencia frente al cambio climático

El caso de la anchoveta norte-centro se ha convertido en un termómetro de la resiliencia de las pesquerías frente al cambio climático y la variabilidad oceánica. Episodios de El Niño más frecuentes o intensos, olas de calor marinas y alteraciones en los vientos costeros pueden modificar en pocas semanas el cuadro que describen los modelos y obligar a correcciones rápidas en el esfuerzo de pesca.

En ese contexto, campañas como la Operación EUREKA LXXVII y la decisión de condicionar la cuota definitiva a sus resultados muestran hasta qué punto la flexibilidad adaptativa se ha vuelto imprescindible en la gestión pesquera. El reto para Perú será mantener ese equilibrio entre aprovechar un recurso que sostiene miles de empleos y exportaciones millonarias y garantizar que la mayor pesquería monoespecífica del mundo siga siendo, ante todo, una pesquería sostenible.

Los Premios FINE, un reconocimiento a las grandes aportaciones del sector marítimo

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El Museo El Dique de Navantia en Puerto Real (Cádiz) se convirtió el jueves 12 de noviembre en el gran punto de encuentro del sector marítimo con la celebración de la gala de los IX Premios FINE 2025, organizada por la empresa Very Vip Eventos, una cita que reunió a 300 directivos y primeras figuras de toda la cadena de valor de la mar en un escenario cargado de simbolismo industrial y memoria naval; la jornada comenzó con una degustación de productos del mar y de cercanía, en la que destacaron propuestas tan singulares como el “jamón del mar” de Petaca Chico, antes de que, tras una hora y media de cóctel y networking, los asistentes accedieran al antiguo taller de forja de Navantia, habilitado como comedor para una cena de gala en formato banquete, perfecta antesala de una ceremonia que volvió a escenificar la fortaleza de la economía azul española. La representación institucional y empresarial estuvo a la altura del evento, con la presencia, entre otros, del almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, el Excmo. Sr. D. Antonio Piñeiro, del presidente de Puertos del Estado, D. Gustavo Santana, del presidente del Consejo de la OMI, D. Víctor Jiménez, del secretario general de Cepesca y presidente del Clúster Marítimo Español, D. Javier Garat, del vicepresidente del CSIC, D. Carlos Closa, de la directora general de Anave, Dña. Elena Seco, de la directora general del Instituto Español de Oceanografía, Dña. Rosa Figueroa, del director de MBG, D. Sergio Alart, del presidente de Boluda, D. Vicente Boluda, del presidente de Suardiaz, D. Juan Riva, del presidente y consejero de Armón, D. José Ramón Fernández y D. Laudelino Alperi, del CEO de Astilleros Freire, D. Marcos Freire, del vicepresidente de Astilleros Gondán, D. Álvaro Platero, y del director de operaciones y negocio de Navantia, D. Gonzalo Mateo-Guerrero, junto a un amplio elenco de directivos de empresas, asociaciones e instituciones ligadas al transporte marítimo, la construcción naval, la pesca, los puertos y los servicios auxiliares. Precisamente fue Gonzalo Mateo-Guerrero quien abrió la parte formal de la gala con un discurso de bienvenida en el que subrayó el papel de Navantia como anfitrión y la importancia de la colaboración público-privada como palanca para abordar los desafíos tecnológicos, medioambientales y de competitividad del sector marítimo, marcando el tono de una noche en la que los premios no solo reconocieron trayectorias, sino también proyectos que miran a la transición energética y a la economía circular azul. A continuación se inició la entrega de galardones y reconocimientos extraordinarios, que comenzó con el Reconocimiento Extraordinario a Astilleros Gondán por su 100º aniversario, un siglo de historia que fue puesto en valor por Dña. Stephanie Schmidt, Senior Manager Commercial Marine Sales de Rolls-Royce Solutions, encargada de entregar la distinción al vicepresidente de la compañía, D. Álvaro Platero; después llegó el turno del Reconocimiento Extraordinario a la Organización Marítima Internacional (IMO) por su labor en favor de la seguridad y la prevención de la contaminación marina, un premio entregado por la directora general de Anave, Dña. Elena Seco, y recogido por el presidente del Consejo de la OMI, D. Víctor Jiménez, como símbolo del alineamiento del sector con los estándares internacionales más exigentes. El Premio al Buque Destacado recayó en el “Odón de Buen”, el nuevo buque del CSIC destinado a usos científicos del Instituto Español de Oceanografía, una herramienta clave para la investigación marina que fue reconocida de la mano de D. Emilio Costoso, socio y director del área de propulsión de Wiresa, quien hizo entrega del galardón a D. Carlos Closa y a Dña. Rosario Figueroa, vicepresidente del CSIC y directora general del IEO, respectivamente, poniendo en valor la apuesta por la ciencia oceánica como base del conocimiento y la gestión sostenible de los mares; el Premio al Astillero Destacado fue para Astilleros Freire, en el año de su 130º aniversario, un hito que simboliza la continuidad de la tradición constructora gallega y que fue entregado por el CEO del Grupo Arbulu, D. Iñaki Arbulu, y recogido por el director general de la compañía, D. Marcos Freire. En el ámbito empresarial, el Premio al Armador Destacado fue para Mureloil, cuyo gerente, D. José Luis Caraballo, recibió el reconocimiento de manos de D. Ignacio Cuenca, director general de Vulkan, como muestra de la relevancia de los armadores en la modernización y descarbonización de las flotas, mientras que el Premio al Proyecto de Ingeniería Destacado recayó en Enerocean y Ghenova por una iniciativa que combina ingeniería avanzada y transición energética, galardón que entregó Dña. Cristina Calvo, Sales Manager Transportation and Marine de Sika, y que recogieron los CEO de ambas compañías, D. Francisco Cuervas García por Ghenova y D. Pedro Mayorga Rubio por Enerocean. En el capítulo institucional, el Premio a la Institución Destacada fue para la Armada Española, reconocimiento entregado por el CEO de Industrias Ferri, D. Patricio Fernández, y recogido por el almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, Excmo. Sr. D. Antonio Piñeiro, subrayando el papel de la institución en la seguridad marítima, la protección de las rutas y la colaboración con la industria; el Premio al Profesional Destacado del Año recayó en D. Laudelino Alperi, consejero de Astilleros Armón, quien recibió el galardón de manos de D. Pablo Fernández, director corporativo del Grupo Fernández Jove, como reconocimiento a una larga trayectoria ligada al desarrollo de la construcción naval española. En la categoría de Pesca, el jurado decidió excepcionalmente otorgar dos premios por empate, evidenciando la riqueza y diversidad del subsector: por un lado, la Organización de Productores OPP51 Almadrabas, cuyo galardón fue entregado por el presidente de Puertos del Estado, D. Gustavo Santana, y recogido por su directora gerente, Dña. Marta Crespo; por otro, la empresa Petaca Chico, cuyo reconocimiento entregó el secretario general de Cepesca y presidente del Clúster Marítimo Español, D. Javier Garat, y recogió el consejero de la firma, D. Pedro Muñoz, en un guiño a la calidad de sus productos y a su apuesta por la sostenibilidad y la valorización de las pesquerías tradicionales. El Premio a Puertos y Terminales fue para Boluda Shipping, reflejo del peso de la logística y el transporte marítimo de mercancías en la competitividad del sistema portuario español, un galardón que entregó D. Samir Fernández, director de Marine Fuel Solution de Moeve, y que recogió el presidente de la compañía, D. Ignacio Boluda; además, el jurado quiso otorgar un Reconocimiento Extraordinario a la ONG Salarte, organización dedicada a la recuperación y restauración de la marisma salinera, principalmente en Andalucía, en coherencia con el enfoque del congreso MBG (Maritime Blue Growth), con el que los Premios FINE coincidieron en fecha y lugar, centrado en la economía circular azul, una distinción que fue entregada por el director de MBG, D. Sergio Alart, y recogida por el presidente de Salarte, D. Juan Martín. El momento más emotivo de la noche llegó con el Premio de Honor 2025, concedido a D. Juan Riva, presidente de Suardiaz, por toda una vida dedicada al sector marítimo y por hitos como la puesta en marcha de la autopista del mar, un reconocimiento que subrayó también su paso por la presidencia de Anave y de ECSA, las asociaciones de navieras españolas y europeas, respectivamente; la organización proyectó un vídeo que resumía su trayectoria antes de que el director de MBG, D. Luis Guerrero, le hiciera entrega del galardón, que Riva recogió entre prolongados aplausos. La clausura de la gala corrió a cargo de D. David Rodríguez, CEO de Very Very Vip, empresa organizadora de los Premios FINE, quien agradeció a Navantia la cesión del Museo El Dique y quiso destacar el compromiso histórico de Cádiz con el mar, ilustrándolo con la imagen proyectada en pantalla de una alcantarilla de la ciudad en la que se lee “No arrojes nada, el mar empieza aquí”, mensaje con el que enlazó la responsabilidad ambiental del sector con los pequeños gestos cotidianos; Rodríguez despidió el acto convocando a todos los presentes al décimo aniversario de los Premios FINE, que se celebrará en Vigo el 20 de mayo de 2026. La velada concluyó con la tradicional foto de familia de todos los galardonados y una copa de networking amenizada con jazz en directo, que prolongó la conversación entre armadores, astilleros, autoridades, proveedores y representantes de la comunidad marítima, dejando la sensación de que los Premios FINE se han consolidado como una cita imprescindible para medir el pulso y las aspiraciones del sector.