Un estudio académico recién publicado ha descubierto que la quitina es una fuente de energía sostenible plausible para los vehículos eléctricos
El trabajo, titulado «A sustainable chitosan-zinc electrolyte for high-rate zinc-metal batteries» (Un electrolito sostenible de quitosano y zinc para baterías de zinc-metal de alta velocidad), fue escrito por el profesor Liangbing Hu de la Universidad de Maryland y se publicó en septiembre de 2022 en la revista científica Matter.
La quitina es el material principal de los exoesqueletos de muchos crustáceos, como el cangrejo, la gamba y la langosta. Según el estudio, una batería fabricada con quitosano y zinc derivados de la quitina, desarrollada por Hu, mostró una eficiencia energética del 99,7% tras 1.000 ciclos de la batería.
Hu explicó a la revista Newsweek que la batería puede utilizarse para motores de combustión interna o para almacenar la energía generada por instalaciones eólicas y solares a gran escala para transferirla a las redes eléctricas. Pero la principal mejora que las baterías podrían aportar al espacio comercial es una mayor asequibilidad y sostenibilidad, dijo Hu.
«Se están produciendo y consumiendo cantidades ingentes de baterías, lo que plantea la posibilidad de que surjan problemas medioambientales», dijo Hu. «Por ejemplo, los separadores de polipropileno y policarbonato, muy utilizados en las baterías de iones de litio, tardan cientos o miles de años en degradarse y aumentan la carga medioambiental».
La quitina ya ha encontrado un uso comercial en medicamentos, pesticidas, fertilizantes y como película comestible en los alimentos.