Las cuotas de hoy garantizan que los pescadores de mañana puedan tener caladeros para seguir viviendo de la mar. Eugenio Elduayen, presidente de OPEGUI y Marina Santurtun, Directora de Mercado de Pesca y Océanos Sostenibles de AZTI, ofrecen su punto de vista sobre esta cuestión
Sin sostenibilidad no habrá pesca de bajura en el futuro. Por eso este es uno de los sectores más comprometidos y más responsabilizados con el cuidado del entorno y con el respeto a los ciclos biológicos de las diferentes especies que pueblan nuestros océanos.
Esa sostenibilidad y la viabilidad futura de los caladeros de pesca y, en consecuencia, de la propia pesca de bajura, es salvaguardada por las cuotas de pesca. Se trata de la cifra que determina la cantidad de kilos de una cada especie que se pueden pescar durante una campaña en los diferentes países. Para calcularlos, las autoridades se basan en diferentes estudios científicos que realizan centros tecnológicos de toda Europa como AZTI. Marina Santurtún, Directora de Mercado de Pesca y Océanos Sostenibles de AZTI nos detalla cómo se determina esa cifra y la trascendencia que tiene para mantener el stock de las diferentes especies.
Por su parte, Eugenio Elduayen nos ofrece el punto de vista de los pescadores. Él es presidente de OPEGUI (Organización de productores de pesca de bajura de Gipuzkoa) y expone cómo afectará al sector la reforma de la ley de pesca que se está ultimando. Los pescadores echan en falta una mayor atención por parte del Gobierno central en la redacción de esta ley y reclaman cuotas repartidas para más especies. Sin embargo, se felicita por el hecho de que los caladeros vascos presentan un buen estado de salud que, de alguna manera, garantiza trabajo para las generaciones venideras.
EUGENIO ELDUAYEN Presidente de OPEGUI
¿Cómo afectará la reforma de la ley de pesca al sector de bajura?
Lo primero que tengo que decir es que no creo que la ley se haya debatido suficientemente con el sector. Ellos proponen una serie de cambios y nosotros, en principio, estamos de acuerdo en lo que se refiere a la sostenibilidad económica, social y de los recursos, pero vemos que hay ciertas lagunas que a nosotros nos afectan en los repartos. Pedimos el reparto de la anchoa y el bonito porque creemos que favorecería la gestión de esas pesquerías. Pero no parecen estar por la labor y ponen en entredicho repartos que ya están establecidos como el verdel, el txitxarro u otras especies. La gente ha comprado cuotas, derechos de pesca y ha hecho barcos en función de los repartos que estaban establecidos y no es de recibo poner todo eso en jaque. Otra cosa es que para las pesquerías que quieres repartir se pongan unos criterios diferentes.
¿Cuál es la diferencia entre la cuota conjunta y la cuota repartida?
Cuando la cuota está repartida, cada barco tiene una cuota y eso lo puedes gestionar por barcos o por medio de una organización de productores, como es nuestro caso, que lo hacemos a través de OPEGUI. Cuando es una pesca conjunta, como en la antxoa y el bonito, lo que pasa es que España tiene una cuota que todos los barcos con licencia van consumiendo esa cuota por habilidad libre. Ese sistema obliga a que muchas veces vayas a un sitio al que no le sacas la rentabilidad adecuada. Y si la cuota estuviera repartida por comunidades o asociaciones, cada uno podría regular e iría en función de ello, lo que ha demostrado que incrementa la rentabilidad. Se trata de pescar la misma cantidad de pescado, pero con una mayor rentabilidad. Si lo llevamos al terreno del fútbol puede resultar más fácil de entender. Vas a sacar más puntos si metes 2 goles por partido de liga que si metes 20 goles en 4 partidos y en el resto no metes ni uno. El número de goles totales es el mismo, pero la puntuación final muy diferente.
¿Cuál es la valoración general que hace de la nueva ley?
Un poco negativa porque creo que nos han presentado el plato hecho. Es una ley muy importante porque el devenir de muchas familias y de muchas tripulaciones durante los próximos años dependerá de ella y creo que deberíamos haberlo consensuado mucho más.
¿Cuál es el estado de salud de las pesquerías? ¿Las cuotas actuales son suficientes para vivir bien de la mar?
En la bajura las cuotas están muy bien en algunas especies. Hay una gestión muy responsable porque desde hace muchos años nos fiamos de los criterios científicos y en base a ellos se ponen las cuotas. Llevamos unos años en los que el comité científico determina cuál es la biomasa y cuál es el cupo. Y lo vemos muy bien. En bajura podemos tener alguna especie en vías de recuperación, pero otras como la anchoa o el bonito están recuperadas, igual que el atún rojo. Hay muchas especies que están bien, pero sabemos que el mar es un ser vivo en el que influye la temperatura, las corrientes, la comida… que pueden hacer que de un año a otro varíe la biomasa
MARINA SANTURTÚN Directora de Mercado de Pesca y Océanos Sostenibles de AZTI
¿Qué métodos emplean para identificar el estado del stock?
Por un lado, tenemos varias tecnologías: a través de campañas científicas, en las que salimos a la mar miramos la abundancia de huevos o vemos las poblaciones de larvas, juveniles o adultos que hay a través de la acústica, del arrastre u otras tecnologías; por otro lado, nos llegan datos muy importantes del sector pesquero como son las cifras de volumen descargado y también cogemos muestras de lo que pescan. Luego en los laboratorios miramos la talla, el peso, su estado de reproducción y el crecimiento a través del otolito u otras piezas duras. Esto lo hacemos todos los años con un muestreo en diferentes puertos para que sea representativo de la pesca en Euskadi, sus especies y artes de pesca.
La potencia que tienen estos datos es que llevamos decenas y decenas de años haciendo esto y tenemos series históricas muy largas.
¿A partir de estos datos, cómo llegan a la cuota que proponen a las autoridades?
El proceso está súper definido, regulado y es igual para todos los stocks comerciales europeos… AZTI participa junto a otros científicos europeos en el ICES (International Council Exploration of the Sea). Es el foro científico donde se genera el consejo de captura. Ahí estamos representados todos los científicos de los países que tienen interés en la pesquería.
¿Y cuál es la labor del ICES?
Todos los datos recogidos se incluyen en un modelo contrastado y validado por el grupo de trabajo y por el ICES. Es un modelo acordado y transparente y nos da unos resultados en relación a cuántos reclutas nuevos vamos a tener en los años venideros, cuánta biomasa tendremos y cuál es la mortalidad pesquera que podemos ejercer teniendo un esfuerzo pesquero estable. Con eso proyectamos a futuro y obtenemos un número que es el ‘consejo de captura’ y que da una estima de cuál debe ser el nivel de mi captura para que sea sostenible. Siempre se da el consejo pensando en el máximo rendimiento sostenible. Aquello que asegure que mi población en el largo plazo va a seguir siendo sostenible y rentable.
¿Las instituciones respetan ese consejo de captura o suele ser modificado?
El consejo de captura sólo atiende a criterios biológicos y ecológicos. Luego hay otro paso, que es el que mira la STECF (Scientific, Technical and Economic Committee for Fisheries), que es un comité de expertos de la Comisión Europea. Ahí valoran factores diversos como la conservación, la gestión, temas económicos, medioambientales, sociales e incluso consideraciones técnicas. y puede haber alguna modificación. Luego, en los países, se da la negociación de TACs y cuotas, que es un paso donde los países ya tienen su propuesta de captura y tienen la oportunidad, en diciembre, de aportar evidencias de por qué consideran que es consejo es adecuado o no. Generalmente en las cuotas de los stocks pelágicos, que explota la flota de OPEGUI, en los últimos años no suele haber mucha controversia.
Es fundamental para su labor la colaboración de los pescadores…
Hay una colaboración importante a la hora de recoger los datos de descarga, las muestras y entender la dinámica de las flotas. Luego hay una parte de información cualitativa. Ellos son los centinelas del mar y son los avisadores y generadores de alarma. Nosotros somos capaces de adaptar o planificar nuestras campañas, reforzar los muestreos o plantearnos nuevas hipótesis de investigación en base a la información que tenemos de ellos. Por ejemplo, ellos fueron los primeros en dar la voz de alarma cuando se dio el cierre de la anchoa en 2004.
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