El protocolo de adquisición por 11,2 millones de euros garantiza actividad y 59 empleos en Zumaia, mientras el comité de empresa alerta de que la oferta no respeta plenamente las condiciones fijadas por el juez concursal
Astilleros Balenciaga ha dado este fin de semana su paso más decisivo hacia una nueva etapa. La histórica factoría naval de Zumaia ha firmado el protocolo de venta al grupo inversor árabe encabezado por Abu Dhabi Ports, operación valorada en 11,2 millones de euros que, sobre el papel, asegura la continuidad de la actividad y del grueso del empleo.
El Gobierno Vasco dio prácticamente por cerrada la operación al anunciar que “hoy se ha firmado el acuerdo de compraventa por el grupo inversor” y al presentar el día como “una gran noticia para Euskadi, para nuestra industria, para el sector naval vasco, para Zumaia y para las familias de Balenciaga, que han vivido meses de incertidumbre”.
La operación se ha formalizado tras la autorización del Juzgado de Donostia-San Sebastián, que en septiembre validó la oferta de Safeen Drydock, incluyendo la subrogación de 59 contratos. En su auto, el juez subrayó que la venta “cumple con los parámetros de interés del concurso: maximiza la satisfacción de los acreedores, garantiza la conservación de la actividad empresarial, preserva el empleo, evita la generación de nuevos créditos contra la masa y optimiza el valor de realización de los activos”.
Sin embargo, la venta aún tiene un escollo clave: el acuerdo con los trabajadores. Sin el visto bueno del comité de empresa no habrá rúbrica definitiva ante notario ni cierre formal del proceso concursal.
Un protocolo que abre la puerta a “Balenciaga Shipyard”
El documento firmado este domingo por la administración concursal y el consorcio inversor –formado por Abu Dhabi Ports y Premiere Marine– fija las bases de la operación: el grupo árabe tomará el control de las instalaciones y operará en Zumaia bajo la marca Balenciaga Shipyard, con el compromiso de aportar carga de trabajo inmediata y desarrollar un proyecto industrial de continuidad.
Abu Dhabi Ports Group es uno de los grandes actores internacionales del sector portuario y marítimo, presente en más de 50 países y con una flota de alrededor de 250 buques, lo que refuerza la idea de un inversor con músculo financiero y experiencia en el negocio marítimo.
Desde el Departamento de Industria subrayan que la propuesta cumple las condiciones habituales exigidas por el Ejecutivo vasco para rescatar empresas en crisis: inversor sólido, proyecto industrial definido y compromiso con el mantenimiento de empleo de calidad.
Choque de relatos: “gran día” para la industria, dudas en la plantilla
Mientras el consejero Mikel Jauregi celebraba la operación como un “gran día para Euskadi”, el ambiente en Zumaia y en el propio astillero era bastante más prudente. El comité de empresa ha evitado, por ahora, hacer declaraciones públicas detalladas, pero fuentes sindicales insisten en que la firma del protocolo es “un paso más, pero no cierra la operación” y reclaman analizar con calma la letra pequeña de las condiciones laborales.
El alcalde de Zumaia, Iñaki Ostoloza, ha puesto voz a esas reservas. Según ha explicado, la propuesta definitiva del grupo árabe no garantiza íntegramente las condiciones laborales actuales, especialmente en el terreno salarial: la oferta introduce variables y conceptos retributivos que, a juicio del consistorio y de la representación de la plantilla, no se ajustan al auto del juez concursal que marcaba el marco mínimo para aprobar la venta.
Ostoloza también ha criticado la actitud del Gobierno Vasco, al considerar que al “dar por hecha” la operación está “lanzando las campanas al vuelo” y trasladando toda la presión a los trabajadores, en un momento en el que aún están en juego puntos sensibles de su convenio.
Del concurso de acreedores al desembarco árabe
Balenciaga entró en concurso de acreedores hace un año, lastrado por un pasivo de unos 28 millones de euros. El saneamiento de esa deuda ha sido clave para hacer viable la operación. Cofides, la sociedad estatal de financiación, aceptó en marzo una quita que rebajó su crédito de 15 a 8,5 millones, reduciendo el monto total a abonar a 21,5 millones y haciendo más atractiva la compañía para potenciales inversores.
La oferta de Abu Dhabi Ports Group se impuso finalmente a las alternativas gracias a dos elementos centrales:
- Asunción aproximada del 30 % de la deuda total, en torno a 7,1 millones de euros.
- Compromiso firme con el mantenimiento del empleo y la actividad industrial en Zumaia.
El protocolo de adquisición firmado este domingo da por culminados los trámites con la administración concursal y con las instituciones, quedando pendiente únicamente el acuerdo laboral y la formalización jurídica final.
59 empleos protegidos… y siete puestos en el aire
En el capítulo laboral, la propuesta del grupo árabe plantea la absorción de 59 contratos, incluidos 15 trabajadores mayores de 55 años, y la asunción de las deudas con la Seguridad Social y con el fondo de pensiones Geroa asociadas a esas plantillas. Quedarían fuera solo siete puestos vinculados a contratos de relevo o a trabajadores próximos a la jubilación.
Sobre el papel, esto supone preservar la gran mayoría del empleo directo y abre incluso la puerta a futuras ampliaciones de plantilla si se confirma la cartera de pedidos prometida por el nuevo grupo. No obstante, para el comité no se trata solo de cuántos puestos se mantienen, sino en qué condiciones: qué salarios, qué jornadas, qué garantías de estabilidad y qué reconocimiento de antigüedades y derechos adquiridos.
Un astillero estratégico para el naval vasco
Fundado en Zumaia en la segunda mitad del siglo XX, Astilleros Balenciaga se ha especializado en buques de alto valor añadido –remolcadores, barcos offshore, unidades de apoyo a parques eólicos marinos, entre otros– y es uno de los nombres de referencia del naval guipuzcoano.
Su caída en concurso supuso un duro golpe para el tejido industrial de la comarca, por lo que la entrada de un grupo internacional como Abu Dhabi Ports se interpreta, desde las instituciones, como una oportunidad para consolidar a Balenciaga en segmentos de mercado en crecimiento y para reforzar la posición del País Vasco en el mapa europeo de la construcción naval especializada.
La negociación que falta
A partir de ahora, el foco se desplaza a la mesa de negociación entre el grupo inversor, la dirección del astillero y el comité de empresa. El juez concursal deberá comprobar que el acuerdo final respeta los parámetros fijados en su auto, especialmente en materia de condiciones laborales, antes de dar luz verde a la transmisión definitiva de la unidad productiva.
Para la plantilla, que ha vivido meses de incertidumbre y movilizaciones, la prioridad es doble: asegurar la continuidad del astillero y no hacerlo a costa de un deterioro de sus derechos laborales. La sensación entre muchos trabajadores es de mezcla de alivio –por tener, por fin, un comprador claro y solvente– y de desconfianza ante una operación que, a su juicio, se ha presentado públicamente como resuelta cuando aún quedan flecos importantes por cerrar.
Una gran empresa
Safeen Drydock es un consorcio creado hace poco más de dos años, en el que AD Ports Group ejerce como accionista mayoritario, acompañado por Premier Marine Engineering Services, firma con base en Dubái especializada en ingeniería naval, reparaciones y nuevas construcciones. El movimiento supone la primera irrupción de capital árabe en la industria española de construcción naval, un hito que fuentes del sector consideran de enorme relevancia estratégica.
AD Ports Group, que supera los 1.100 millones de euros de facturación consolidada anual, lleva años desplegando una agresiva estrategia de diversificación y expansión internacional. En España, su desembarco se consolidó en 2023 con la compra de Noatum Logistics por 660 millones de euros y, posteriormente, de la terminal de contenedores APM Terminals Castellón, con una capacidad de 250.000 TEU. A ello se suma una presencia creciente en infraestructuras logísticas y portuarias a escala global, desde terminales en el Congo o Pakistán hasta un almacén frigorífico robotizado en Lisboa o un gran proyecto de planta de hidrógeno en la zona industrial de Kezad, en Abu Dabi.
La entrada en Balenciaga encaja en esa hoja de ruta de diversificación. AD Ports Group controla ya Safeen Drydock como vehículo para servicios de reparación y mantenimiento de buques, mientras mantiene abierto un canal de colaboración con la empresa pública española Navantia. De hecho, en octubre ambas compañías firmaron un memorando de entendimiento para “explorar áreas de colaboración en futuros proyectos navales”, en particular el desarrollo de infraestructuras de mantenimiento en Khalifa Port, en el Golfo Pérsico. La adquisición del astillero vasco ofrece ahora una base industrial en Europa con tradición, capacidades técnicas consolidadas y una cadena auxiliar muy competitiva.
La decisión judicial y el apoyo institucional han permitido evitar el desmantelamiento de una marca histórica, muy arraigada tanto en el tejido local como en la industria naval gallega, donde Balenciaga mantiene desde hace décadas una relación estrecha con múltiples empresas auxiliares. El mantenimiento de 59 contratos laborales, en un contexto de crisis y pérdida de actividad, se interpreta como una señal clara de continuidad operativa y no como una mera compra de activos.
Para el conjunto del sector naval vasco, la entrada de AD Ports Group abre interrogantes y oportunidades. Por un lado, se refuerza el mapa industrial con un socio financiero de gran envergadura, con acceso a proyectos internacionales y capacidad para atraer encargos de alto valor añadido. Por otro, se plantea el reto de integrar la cultura industrial vasca y su modelo de relaciones laborales en la estrategia de un conglomerado global acostumbrado a manejar grandes plataformas logísticas y terminales portuarias en distintos continentes.
En el ámbito local, Zumaia respira aliviada. El astillero no solo es un importante generador de empleo directo e indirecto, sino también una pieza clave en la identidad industrial de la localidad. El temor a un cierre definitivo o a una liquidación por partes ha dejado paso a la expectativa de una nueva etapa, en la que la experiencia de la plantilla y el saber hacer acumulado durante más de cien años puedan combinarse con la capacidad inversora y la red internacional del nuevo propietario.
La adquisición de Balenciaga coincide además con un momento de transformación para la industria naval europea, presionada por la competencia asiática, las exigencias ambientales, la transición energética y la incorporación de nuevas tecnologías. En este contexto, disponer de un astillero vasco bajo el paraguas de un grupo con músculo financiero y ambiciones en segmentos como las energías renovables marinas, las reparaciones especializadas o los buques de nueva generación puede situar a Euskadi en mejor posición para captar proyectos vinculados a la economía azul.
A falta de conocer en detalle el plan industrial de Safeen Drydock para el astillero, el mensaje que llega desde empresas y administración es de cautela optimista. La continuidad de la actividad, el mantenimiento de puestos de trabajo y la posibilidad de atraer nuevos contratos internacionales son hoy la principal prioridad. Mientras tanto, la compra de Balenciaga por 11,2 millones de euros confirma una tendencia de fondo: los grandes actores logísticos y portuarios del Golfo Pérsico buscan posicionarse no solo en la gestión de terminales, sino también en la cadena de valor de la construcción y reparación naval europea.
Balenciaga, símbolo de la industria vasca del mar, se convierte así en la punta de lanza de ese desembarco árabe en los astilleros españoles. El tiempo dirá si esta alianza entre tradición industrial y capital global se traduce en una nueva edad de oro para el naval de Zumaia o si, por el contrario, se queda en una operación aislada. De momento, lo que está claro es que el ‘oro negro’ del Golfo ha encontrado en el Cantábrico un astillero al que mirar con ambición de futuro.
