«Soy un pescador enfadado y un ciudadano desilusionado», señalan los armadores franceses al anuncio francés de cerrar la pesca para proteger a los delfines
«¡Qué humillación, esta vez es el golpe de gracia! Éric Taraud, el curricanero más veterano del golfo de Vizcaya y patrón del «Petit Gaël II» en la isla de Yeu (Vendée), ha reaccionado a la suspensión por el Conseil d’État, el viernes 22 de diciembre, de las excepciones a las medidas espacio-temporales destinadas a reducir las capturas accidentales de delfines.
«Creía haberlo pasado todo en mi carrera. Pensaba que había sobrevivido a todas las crisis. La decisión del Conseil d’État de dejarnos en tierra del 22 de enero al 20 de febrero, en plena temporada de lenguado, acaba de demostrarme lo contrario.Vivir esto al final de la carrera es la mayor de las humillaciones. Como muchos de mis colegas, he luchado por la profesión. Todos podemos estar muy orgullosos de ello. El mar te arrebata en un instante el trabajo de un día, de una marea y a veces incluso de toda una vida. Lo aceptamos porque conocemos las limitaciones del oficio. Pero, ¿cómo aceptar una decisión tan injusta y de consecuencias tan trascendentales?
Hoy soy un pescador enfadado y un ciudadano desilusionado. Siento que ya no pertenezco a esta sociedad. Es una prueba constante, con la profesión condenada al ostracismo a través de las redes sociales. El que consigue más ‘me gusta’ gana. Las minorías agitadoras dirigen el espectáculo mediático. Como resultado, los jueces han tomado el relevo de los políticos, y nos están abandonando a nuestra suerte.
«La política del palo y la zanahoria
«Como de costumbre, nos prometerán dinero a condición de que seamos buenos y dóciles. Es la política del palo y la zanahoria. No nos dejemos engañar, todo lo que nos imponen hoy nunca será suficiente. La prohibición de las redes de deriva en 1998 es el mejor ejemplo de ello. A pesar de todos nuestros esfuerzos, e incluso de nuestros sacrificios, acabamos siendo sacrificados en el altar de la ecología. Los mayores lo recuerdan y hoy es el mismo escenario desastroso».
No sé si estaré en el mar el 22 de enero. ¿Quedarme en el mar como un hombre libre o volver a puerto como un perro en su perrera? Sí, qué humillación, esta vez es el golpe de gracia. Pero seamos optimistas, un Plan de Apoyo Individual (ISP) lo arreglará todo cuando llegue el momento. ¡Menudo lío!