“Nos enfrentamos a grandes retos y debemos salvarnos a nosotros mismos y los unos a los otros. Todos estamos en el mismo barco, unos en el timón y otros en las máquinas, pero si el barco se hunde todos sentiremos el frío del agua”, así de gráfico y de claro recogió Knut Moestue, director de Sustainable Food Systems, Pacto Mundial de las NNUU – Noruega, los retos a los que se enfrenta el sector pesquero a nivel internacional. Porque aunque las cosas se están haciendo bien, aún quedan muchos retos a los que hacer frente, tal y como se puso sobre la mesa en sendas mesas redondas tituladas ‘Estrategias de sostenibilidad en el sector atunero’ y ‘Desafíos de la sostenibilidad del sector desde una perspectiva integral: económica, social y ambiental’.
Ejemplo de ello es el programa MSC, el referente más ampliamente utilizado para evaluar el sistema de capturas para mejorar la sostenibilidad de las actividades pesqueras a través de tres 3 principios: la sostenibilidad del stock, el impacto sobre el ecosistema y la efectividad real del sistema de gestión. Un programa bajo cuyo paraguas se encuentran casi el 60% de las capturas totales de atún del mundo, es decir, unos dos millones de atunes certificados. “MSC quiere conseguir más sostenibilidad medioambiental en las zonas pesqueras, pero también tenemos la necesidad de poner sobre la mesa la sostenibilidad social y económica”, defendió Nicolas Guichoux, director de Programas en Marine Stewardship Council (MSC).
El reto de la sostenibilidad
No en vano, un informe del International Seafood Sustainability Foundation (ISSF) sobre el estado de las pesquerías señala que “un 85% de las capturas de atún vienen de stocks saludables”, destacó Hilario Murua, senior scientist de ISSF. Una realidad que hace pensar que “vamos bien, pero podríamos hacer las cosas mejor si cabe”. Es por ello que para este experto el primer reto pasa por “mejorar las cosas en zonas del Índico y del Pacífico -especialmente en lo que a capturas de atún rojo se refiere- y, en segundo lugar, implementar de forma efectiva las medidas de gestión porque si no es muy difícil llegar a la eficiencia medioambiental”. Ya que, a su juicio, “la industria debe ser un líder proactivo y no reactivo, debe poder tomar medidas en pro de la sostenibilidad económica y medioambiental”. Y, para ello, destacó Murua, “hay que introducir la ciencia en el centro de los sistemas de gestión, además de tener una buena gobernanza y sistemas tecnológicas idóneas para mejorar los niveles de supervivencia de las especies”.
El reto económico
No hay que perder de vista que la pesca y las actividades económicas que le rodean, son un importante sustento económico para muchas ciudades y países. “El valor de los desembarques suponen entre el 12 a 13% del total de desembarques de la flota comunitaria, lo que contribuye a un 12% del PIB. Su peso es muy significativo.
«Solo al forjar alianzas y colaborar podemos generar confianza. Solo siendo transparentes podremos salvar vidas»
Además, en España en torno a 45.000 personas trabajan vinculadas al sector atunero”, sentenció Raúl Prellezo, investigador principal de AZTI. Por eso es importante “que los consumidores sepan cuáles son las acciones que el sector está promoviendo en pro de la sostenibilidad, que sepan el impacto de las actividades pesqueras para así poder ser capaces de elegir qué producto consumir en función del precio y del impacto de su actividad”, defendió Prellezo.
El reto social
“Hay que pensar que en la cadena de valor del atún mundial hay 22 millones de personas trabajando, y entre ellas hay muchos incumplimientos en lo que a derechos humanos se refiere. Por eso pedimos a las empresas que tomen medidas en consonancia con los principios de Naciones Unidas para alcanzar un mayor rendimiento ético», solicitó Giorgia Ceccarelli, asesora de Políticas de Empresa y Derechos Humanos de Oxfam Italia. “Debemos hacer una distinción entre los riesgos existentes para quienes trabajan en los buques pesqueros y para quienes están empleados en las plantas transformadoras», señaló la experta. Una realidad nada baladí si se tiene en cuenta que en el caso de los buques, «las condiciones laborales son mejorables, con muchos varones embarcados que, cada vez en mayor medida son migrantes con quienes no se cumplan los estábdares recomendados por la AIT; mientras que en el caso de las plantas transformadoras, el 80% de las plantillas son mujeres con nóminas muy bajas. “Por eso es esencial que todas las empresas, de todos los tamaños y actividades del sector, certifiquen los derechos humanos de toda la cadena de valor y que cuenten con un proceso de diligencia de vida”, defendió Cicarelli.
Porque es especialmente importante que todas las partes implicadas participen en el proceso y sugieran soluciones. Una mayor implicación de todas las partes a través de una trazabilidad que permite garantizar un mejor rednimiento en la cadena de suministro. «La trazabilidad es buena para los clientes, el medio ambiente y las empresas. La transparencia y la trazabilidad son muy importantes para garantizar la sostenibilidad social de las actividades pesqueras”, puntualizó María del Camino Troya, responsable de Políticas Públicas para España de la EU IUU Coalition.
EL SUPERPODER DE LA COOPERACIÓN
Knut Moestue, director de Programas en Marine Stewardship Council (MSC), puso sobre la mesa lo que denominó el “pensamiento de transición”, lo que definió como “el tercer paso en el proceso hacia la sostenibilidad». Porque primero hablamos de la desinversión, es decir, analizamos los problemas en la cadena de suministro; y en segundo lugar invertimos en proyectos de renovables, el problema es cuando el dinero sostenible se frena. «El pensamiento de transición es una solución para garantizar el acceso sostenible a los recursos, y para ello necesitamos dos condiciones: un sistema que se apoye en herramientas digitales que permitan comunicarse entre los actores de la cadena de suministro y garantizar así que las personas reciban suficiente información para surcar las aguas; y asegurar una transición equitativa y justa para que las personas que trabajan en ello tengan un futuro prometedor. Solo al forjar alianzas y colaborar podemos generar confianza. Solo siendo transparentes podremos salvar vidas».
ANNE-FRANCE MATTLET
Directora de Europêche Tuna Group
«La precognición»
Las flotas a las que yo represento se enfrentan a muchos peligros, por eso debemos trabajar horizontamnente en todos los ámbitos para informar al consumidor final y, para ello, la precognición (el conocimiento anterior que facilita otro conocimiento) sería el superpoder esencial para alcanzar ese objetivo.
«Los derechos de los trabajadores»
Representamos a unos 20 millones de personas sel sector del transporte. Nunca hay suficiente reconocimiento ni remunieración para un sector tan peligroso porque aún no tenemos estándares internacionales legales. Todos los trabajadores necesitan a la industria, y viceversa, por eso el interés común pasa por que todos queremos eliminar la competencia desleal. Hay que respetar y mejorar los derechos de los trabajadores.
LUZ BAZ
Coordinadora de Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF) en España
ALFONSO MIRANDA
Presidente de la comisión interamericana del atún tropical
«La locuacidad»
Hemos avanzando mucho en cuanto a buscar las soluciones de sostenibilidad, pero no hemos tenido la claridad de transmitir ese mensaje. Hemos hecho muchísimo pero hay grandes retos que enfrentar, por eso hay que adecuar el esfuerzo del sector y de las instituciones.
«Trabajo en común»
Debemos unir fuerzas con ONG, ciencia, universidades… porque tenemos enormes retos para dar valor a esta proteína. En el sector privado sentimos la responsabilidad de liderar la transformación y utilizar tecnologías basadas en la ciencia. Debemos ser holísticos y no olvidanos de que hay que reducir el consumo de agua, las emisiones de CO2, reducir los residuos… Y no dejar pasar el hecho de que para conseguir alianzas las empresas deben ser lo suficientemente humildes para tener amigos que sean críticos.