Delsde hoy 1 de diciembre al 30 de abril de 2026, una amplia flota de barcos de enmalle franceses participará en una nueva gran experimentación con dispositivos Cetasaver-Pifil, alternando días con y sin sonido para medir su eficacia real en la protección de los delfines.
El golfo de Vizcaya afronta este invierno una nueva fase en la lucha contra las capturas accidentales de delfines. A partir del 1 de diciembre y hasta el 30 de abril de 2026, un total de 110 barcos de enmalle (fileyeurs) equipados con pingers Cetasaver-Pifil participarán en una gran campaña experimental destinada a comprobar, en condiciones reales de pesca, la eficacia de estos dispositivos acústicos como herramienta de mitigación.
La iniciativa se inscribe en el llamado plan cétacés del Gobierno francés, lanzado tras varios inviernos con un número muy elevado de varamientos de delfines comunes en las costas atlánticas, muchos de ellos vinculados a artes de pesca como los chaluts pelágicos y las redes de enmalle.
Pingers Cetasaver-Pifil: cómo funcionan y qué se quiere medir
Los pingers son pequeños emisores acústicos que, fijados al arte o a la estructura del barco, emiten pulsos sonoros en frecuencias que los cetáceos perciben claramente y que les resultan molestos, empujándolos a alejarse de la zona de pesca sin causarles daños físicos.
En el caso del proyecto PIFIL (Pinger pour Fileyeurs), se trata de dispositivos específicamente diseñados para la flota de enmalle, un segmento para el que hasta hace poco no existían soluciones adaptadas, a diferencia de lo que ocurre con la flota de arrastre pelágico, obligada a usar pingers en el golfo de Vizcaya desde 2020 en determinados periodos.
La campaña ahora en marcha plantea un protocolo sencillo pero robusto:
- Los pingers Cetasaver-Pifil se instalan de forma fija en la embarcación.
- Del 1 de diciembre de 2025 al 30 de abril de 2026, los 110 barcos participantes deberán registrar diariamente sus operaciones de pesca: zonas de calado, esfuerzo, capturas y cualquier interacción con cetáceos.
- Los dispositivos se activarán un día sí y otro no, de forma que se puedan comparar, de manera estadísticamente sólida, los resultados de las mareas con pinger encendido frente a las realizadas sin señal acústica.
El objetivo es doble: medir si disminuye el número de delfines capturados accidentalmente y comprobar si el uso de pingers altera en algún grado la eficiencia pesquera de los barcos (capturas objetivo, posibles cambios de comportamiento del recurso, etc.).
Un paso más en el Plan Cétacés
La nueva experimentación llega tras varios años de fuerte presión científica, política y social para reducir las mortalidades de delfín común asociadas a la pesca en el golfo de Vizcaya. El Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) y diversas ONG han reclamado reiteradamente el cierre temporal de determinadas pesquerías en los meses de mayor mortalidad, combinando esas vedas con medidas técnicas como el uso de pingers.
Francia respondió con varias tandas de medidas: obligaciones de pingers para parte de la flota de arrastre, refuerzo de la observación a bordo y programas de desarrollo tecnológico específicos para las redes de enmalle (proyectos LICADO, DOLPHINFREE, HYDROPHIN y PIFIL).
La campaña que ahora se pone en marcha supone, de hecho, el salto a gran escala de un dispositivo hasta ahora testado en fases más limitadas. La idea es disponer, a finales de la temporada 2025-2026, de una base de datos suficientemente amplia como para:
- Estimar con mayor precisión el efecto real de los pingers PIFIL sobre las capturas accidentales de delfines.
- Valorar su posible generalización obligatoria en determinados segmentos de la flota de enmalle del golfo de Vizcaya.
- Ajustar, si fuera necesario, otras medidas de gestión (cierres espaciales o temporales) en función de los resultados.
Entre la obligación europea y la realidad de los barcos
La presión para encontrar soluciones eficaces no viene solo de la opinión pública. La Unión Europea exige a los Estados miembros reducir las capturas accidentales de especies protegidas, como los pequeños cetáceos, en el marco de la Política Pesquera Común y de la Directiva Hábitats. Francia, en particular, ha sido objeto de un intenso escrutinio por parte de la Comisión Europea y de su propio Consejo de Estado, que ha obligado al Gobierno a reforzar los planes de acción.
En ese contexto, la flota de enmalle del Atlántico francés aparece a la vez como parte del problema y parte de la solución. Los representantes del sector han insistido en los últimos años en que los pescadores son los primeros interesados en reducir las capturas accidentales y en preservar la imagen de una pesca responsable, pero reclaman que las medidas sean técnicamente viables, económicamente soportables y basadas en datos reales, no en simulaciones.
La experimentación con 110 barcos y un protocolo común busca precisamente eso: generar evidencia científica bajo condiciones de pesca comercial, con participación directa de los profesionales.
Dudas, expectativas y próximos pasos
Aunque los pingers han demostrado una reducción significativa de capturas accidentales en determinadas flotas y áreas, la comunidad científica recuerda que no son una “varita mágica”: pueden perder efectividad si los animales se habitúan al sonido, pueden desplazar a los cetáceos de zonas de alimentación y su uso masivo contribuye al aumento del ruido submarino.
Por eso, el diseño de la campaña en el golfo de Vizcaya incorpora varios elementos clave:
- Alternancia de días con y sin pinger, para evitar conclusiones erróneas y limitar la posible habituación.
- Registro fino de la actividad: esfuerzo de pesca, localización, condiciones ambientales y capturas.
- Análisis posterior independiente, que permitirá valorar el balance entre beneficios para los delfines y posibles efectos secundarios.
Si los resultados son concluyentes y apuntan a una reducción clara de interacciones con delfines sin impacto negativo significativo en las capturas objetivo, los Cetasaver-Pifil podrían convertirse en herramienta central del Plan Cétacés para las redes de enmalle del golfo de Vizcaya. Si, por el contrario, los efectos son limitados o se detectan problemas importantes, ganará peso la opción de combinar o reforzar otras medidas, como cierres temporales más estrictos de las zonas de mayor riesgo.
En cualquier caso, la campaña que arranca el 1 de diciembre será observada muy de cerca por científicos, administraciones, ONG y, por supuesto, por las flotas de otros países con problemas similares de capturas accidentales de cetáceos, desde el Atlántico nororiental hasta el Mediterráneo.
