El pasado 8 de septiembre, Francia, Italia, España y Mónaco presentaron un expediente a la Organización Marítima Internacional para declarar parte del Mediterráneo zona marítima especialmente vulnerable (ZMVS) con el fin de proteger a los mamíferos marinos.
Este expediente, mencionado por el prefecto marítimo adjunto del Mediterráneo durante una entrevista con el marino, se volverá a examinar en diciembre en el 79º Comité de Protección del Medio Marino (CPMM). «El próximo CPMM tendrá la tarea prioritaria de examinar el proyecto en su conjunto, sus objetivos y su perímetro», dice la Dirección General de Asuntos Marítimos (DGAmpa), precisando que las medidas técnicas se «negociarán» en 2023 en el seno de subcomités específicos «una vez designada la AMP». Esta zona, entre Génova y Valencia, podría incluir parte de la plataforma del Golfo de León, el santuario de Pelagos y un corredor de migración de ballenas entre la península y las Islas Baleares.
También apoyada por los grupos ecologistas, esta zona pretende proteger a los mamíferos marinos del ruido emitido por los barcos, especialmente los transbordadores y los cruceros, que interfiere en la capacidad de comunicación de las especies, perturbando su reproducción y su capacidad para alimentarse y protegerse de los depredadores.
La creación de esta zona podría imponer a los armadores un nivel máximo de ruido y una reducción de la velocidad. En este desarrollo normativo participa el proyecto europeo Life-Piaquo, liderado por el Grupo Naval, que actualmente intenta optimizar el diseño de las hélices de los buques comerciales para limitar el fenómeno de la cavitación, una de las principales fuentes de ruido submarino.
Este expediente, mencionado por el prefecto marítimo adjunto del Mediterráneo durante una entrevista con el marino, se examinará en diciembre en el 79º Comité de Protección del Medio Marino (CPMM). «El próximo CPMM tendrá la tarea prioritaria de examinar el proyecto en su conjunto, sus objetivos y su perímetro», dice la Dirección General de Asuntos Marítimos (DGAmpa), precisando que las medidas técnicas se «negociarán» en 2023 en el seno de subcomités específicos «una vez designada la AMP». Esta zona, entre Génova y Valencia, podría incluir parte de la plataforma del Golfo de León, el santuario de Pelagos y un corredor de migración de ballenas entre la península y las Islas Baleares.
Limitación del ruido subacuático
También apoyada por los grupos ecologistas, esta zona pretende proteger a los mamíferos marinos del ruido emitido por los barcos, especialmente los transbordadores y los cruceros, que interfiere en la capacidad de comunicación de las especies, perturbando su reproducción y su capacidad para alimentarse y protegerse de los depredadores.
La creación de esta zona podría imponer a los armadores un nivel máximo de ruido y una reducción de la velocidad. En este desarrollo normativo participa el proyecto europeo Life-Piaquo, liderado por el Grupo Naval, que actualmente intenta optimizar el diseño de las hélices de los buques comerciales para limitar el fenómeno de la cavitación, una de las principales fuentes de ruido submarino.