La ONG EJF denuncia que la falta de control en la “Milla 201” favorece tanto la sobrepesca como la explotación laboral en flotas extranjeras.
La Environmental Justice Foundation (EJF) ha presentado un nuevo estudio que vuelve a situar a la flota internacional dedicada al calamar argentino (Illex argentinus) en el centro de la polémica. El informe confirma la relación directa entre la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR) y las violaciones de derechos humanos que sufren las tripulaciones, especialmente en los buques de pabellón chino.
El trabajo de EJF se centra en la llamada “Milla 201”, una franja marítima situada justo fuera de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) argentina, donde cada temporada se concentran centenares de poteros sin apenas regulación ni supervisión. Según el director ejecutivo de EJF, Steve Trent, este espacio se ha convertido en “un territorio sin ley” donde la ausencia de transparencia facilita tanto la sobrepesca como condiciones de trabajo abusivas.
La investigación, basada en datos satelitales, entrevistas a casi doscientos marineros, documentos de identidad y contratos laborales, describe jornadas laborales extenuantes, agresiones físicas por parte de mandos, alimentación insuficiente y casos extremos como la pérdida de dedos por congelación en faenas dentro de bodegas a temperaturas extremas.
A estos abusos laborales se suma el aprovechamiento ilegal de especies protegidas. El informe recoge testimonios sobre la captura oportunista de aves marinas, focas, tiburones o tortugas, cuyos restos son vendidos en mercados negros o utilizados como fuente de alimentación a bordo. Según Trent, estas prácticas suelen estar “facilitadas o toleradas por los capitanes”, que encuentran un ingreso paralelo en esta explotación ilegal.
Otro hallazgo preocupante es la malnutrición crónica en parte de la tripulación. Muchos marineros describieron síntomas similares al escorbuto, lo que la tripulación denominaba “beriberi”. EJF investiga cuántas muertes podrían estar relacionadas con esta falta de alimentación adecuada.
El estudio alerta también de la vulnerabilidad del recurso: el calamar es una especie con ciclos cortos que puede colapsar en una sola temporada si la presión pesquera no se controla. La intensificación del esfuerzo en la Milla 201 amenaza la sostenibilidad de toda la pesquería y, en consecuencia, la estabilidad de los ecosistemas marinos asociados.
Ante este escenario, EJF reclama mayor regulación y transparencia internacional, además de un boicot a los productos procedentes de flotas vinculadas a la pesca ilegal y a los abusos laborales, especialmente en el caso de la flota china.
“Si te importan los tiburones, los delfines o el propio calamar, es un problema”, subrayó Trent. “Y si te importan las personas que trabajan en esta industria, también lo es. El calamar argentino representa un ejemplo claro de cómo la falta de control mina tanto la sostenibilidad ambiental como la dignidad humana”.
