El Congreso Uhinak se ha cerrado con el objetivo de tomar más medidas preventivas ante el avance del cambio climático. Su sexta edición, celebrada el 23 y 24 de octubre en Ficoba (Irún), ha congregado a expertos del mar, la costa y el cambio climático con científicos, gestores y usuarios, generando un debate fructífero e intercambio de información en un contexto transfronterizo. En el curso de más de 50 ponencias, se ha abordado especialmente el efecto del cambio climático en el litoral y las soluciones para mitigar, anticiparse y adaptarse a futuros escenarios.
El científico danés, Peter Ditlevsen advertía sobre un próximo colapso de la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico en la ponencia inaugural de la primera jornada con la temática Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC), un importante elemento de inflexión en el sistema climático y un futuro colapso tendría graves repercusiones en el clima de la región del Atlántico Norte. «Estamos en una situación de no retormo», es la palabra que más empleó. En los últimos años se ha informado de un debilitamiento de la circulación, pero las evaluaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), basadas en las simulaciones de los modelos del Proyecto de Intercomparación de Modelos Climáticos (CMIP), sugieren que es improbable que se produzca un colapso total en el siglo XXI. Sin embargo, el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero es cada vez más preocupante. Las predicciones basadas en observaciones se basan en la detección de señales de alerta temprana, principalmente un aumento de la varianza (pérdida de resistencia) y un aumento de la autocorrelación (ralentización crítica), que se han notificado ecientemente para el AMOC. «Estimamos que el colapso de la AMOC se producirá hacia mediados de siglo en el escenario actual de emisiones futuras». dijo.
Peter Ditlevsen, catedrático del Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague, ha abordado la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico como un importante elemento de inflexión en el sistema climático, cuyo futuro colapso tendría graves repercusiones en el clima de la región del Atlántico Norte, con grandes incertidumbres. «Estudios recientes indican un debilitamiento de esta circulación, y las predicciones sugieren que su colapso podría ocurrir hacia mediados de siglo si las emisiones de gases de efecto
invernadero continúan en su trayectoria actual».
En sus declaraciones Ditlevsen señalaba que «he liderado un gran estudio europeo sobre el punto de no retorno en el que el vuelco oceánico podría detenerse. Los datos de observación sobre el AMOC no se remontan más de 20 años, así que hemos utilizado el histórico de temperatura del océano (los barcos llevan 150 años midiéndola) y una gran cantidad de matemáticas. La temperatura del planeta sube, pero un punto del Atlántico no se ha calentado, se ha enfriado. Es un indicio de que la circulación de vuelco se ralentiza. El estudio pretendía utilizar métodos diferentes a los modelos habituales, pero manejábamos la tesis de riesgo de colapso a 100 años. Sin embargo, los resultados fueron, con un 95% de confianza, que el colapso se producirá entre 2025 y 2095, con las mayores probabilidades a mediados de siglo».
El caso es que es difícil predecir cómo se produciría ese colapso «Es difícil de prever porque los modelos climáticos no son fiables para situaciones extremas, pero Escandinavia está a la altura de Alaska y el Atlántico se comportaría de una manera parecida al Pacífico, así que los modelos apuntan que bajaría 10 grados la temperatura media en invierno y 5 en verano. Europa en general se enfriaría y cambiaría la agricultura, la forma de vivir.»
Aumento de las temperaturas
Jon Saenz, de la Universidad del País Vasco, expresó que «el golfo de Vizcaya se está calentando y se producen olas de calor marinas más frecuente sola temperatura obtenida por satélite (MODIS SST, 2000-2023) y la temperatura superficial del mar óptima interpolada (SST, 1981-2023) muestran que los registros de temperatura superficial del mar (SST) cálidos en verano se superan actualmente con más frecuencia que los fríos en el sur del Golfo de Vizcaya (SBoB). Comprobamos la hipótesis de que la atmósfera podría estar influyendo en estos registros. Utilizamos datos diarios MODIS-NSST y OISST promediados espacialmente calculados sobre datos de océano abierto en SBoB. Para estimar la relación lineal entre la derivada con el tiempo de la SST promediada espacialmente y los flujos de energía superficial se utilizan datos de reanálisis (ERA5 para flujos de energía atmósfera-océano y reanálisis del océano ibérico-atlántico de CMEMS para profundidad y salinidad de la capa de mezcla). La derivada temporal de la SST calculada a partir de OISST, es menos ruidosa cuando se utiliza para el cálculo de la relación con los flujos de energía. Se ha aplicado un modelo de regresión lineal múltiple (MLR) a los componentes principales de los flujos de calor en superficie turbulentos latentes y sensibles promediados diariamente y de los flujos de radiación de onda corta y onda larga. El MLR muestra que la atmósfera es capaz, como máximo, de explicar un 29% de la varianza total durante el mes de agosto entre 2000 y 2023. Este resultado sugiere que el calentamiento de la superficie del mar se ha debido probablemente a una combinación de forzamientos atmosféricos y procesos advectivos oceánicos (horizontales y/o verticales)».
Repercusiones costas
Roland Garnier de AZTi habló del Programa de seguimiento de acciones de restauración de marismas en la Costa Vasca. Dentro de la Misión de la UE de Adaptación al Cambio Climático, el proyecto Regions4Climate (R4C, GA-101093873, 2023-2027) pone en marcha acciones innovadoras para mejorar la resiliencia climática en 12 regiones europeas. La
región vasca es representada por AZTI, Tecnalia, Zabala, Ihobe y el departamento DESMA del Gobierno Vasco. Una de las misiones de los socios vascos es evaluar el impacto de actuaciones de restauración de marismas desecadas que se llevarán a cabo en el estuario de Txingudi/Bidasoa. El sistema de monitorización desarrollado es parte de un programa
de seguimiento a escala local, regional y transfronteriza de eventos extremos y cambios a largo plazo.
Marta Coll, del Instituto de Ciencias del Mar habló de la capacidad de adaptación y resiliencia de los mares europeos bajo trayectorias contrastadas de cambio climático y múltiples intervenciones de gestión. «En el marco del proyecto de la UE FutureMARES exploramos las consecuencias de escenarios de Cambio Climático (CC) e intervenciones de gestión sobre la biodiversidad, el funcionamiento de los ecosistemas y la provisión de servicios de los mares europeos. Se utilizan siete modelos Ecospace que representan tanto los mares regionales (Mar del Norte, Mar Báltico, Golfo de Vizcaya y Mar Mediterráneo Occidental) como las subregiones de estas áreas (Mar Báltico Local, Mar Mediterráneo Noroccidental y la Plataforma Portuguesa) para simular mecánicamente las narrativas de
reducción de escala Sostenibilidad Global (GS), Empresa Nacional (NE), Mercados Mundiales (WM) para contrastar escenarios SSP mediante datos ambientales estandarizados de reducción de escala. Las intervenciones de gestión bajo diferentes opciones de Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) incluyen protección, restauración y gestión pesquera traducidas a contextos regionales, legislaciones y marcos legales. Se evalúa el impacto del cambio climático y de las actividades humanas, cuantificando las trayectorias espaciotemporales de especies comerciales y vulnerables clave, así como indicadores ecológicos y económicos seleccionados. Se comparan las ventajas y desventajas de las estrategias de gestión en función de su impacto sobre la diversidad de especies, la función y prestación de servicios de los ecosistemas y la resistencia al cambio climático. Nuestros resultados colectivos proyectan realidades ecológicas y socioeconómicas distintas a medio (2050) y largo plazo (2100), lo que sugiere que las NBS (por ejemplo, restauración de especies formadoras de hábitat y protección de áreas clave, reducción de la carga de nutrientes y consecución de objetivos de conservación en relación con las
AMP – 30%) combinadas con acciones de sostenibilidad pesquera (por ejemplo, reducción del esfuerzo pesquero y reducción de descartes y capturas accesorias, establecimiento de áreas restringidas de pesca) pueden desempeñar un papel vital en la mitigación del impacto futuro del CC. Los resultados muestran trayectorias divergentes para muchas especies e indicadores entre los escenarios y sus análogos de CC. Ante el aumento previsto de la temperatura y la disminución de la producción primaria en todos los escenarios climáticos, nuestras simulaciones ponen de relieve que las intervenciones de gestión basadas en los ecosistemas son cruciales para configurar los futuros estados ecológicos y socioeconómicos de los mares europeos, y subrayan la importancia de una gestión proactiva de los mares regionales europeos».
Entre otras inervenciones, Matthias Delpey, Rivages Pro Tech, SUEZ Eau France, y Roland Garnier, AZTI, señaló que «el proyecto europeo Region4Climate tiene como misión contribuir a la adaptación al cambio climático mediante la ejecución de acciones en 12 regiones de toda Europa con el objetivo de mejorar la resiliencia al cambio climático, entre ellas destaca el estuario de Bidasoa y las marismas de Txingudi en la región vasca».
Soledad Vivas, coordinadora técnica de Medio Marino de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de la Junta de Andalucía dijo que «las praderas marinas son sumideros de carbono azul; su restauración en hábitats degradados permite mitigar el cambio climático».
Ainhize Butrón, IHOBE apuntó » La nueva ley de cambio climático del País Vasco sitúa la mitigación y la adaptación al mismo nivel.»
Aurelie Bocquet, GIS Littoral Basque alertó de la reciente presencia de dos especies de Ostreopsis que es un alga microscópica propia de aguas más cálidas y que produce toxinas que afectan la salud humana
María Calvo, AZTI: según la encuesta realizada, «se desprende que las mujeres están más preocupadas por el cambio climático y sus hábitos son más sostenibles que los de los hombres».
María Josep Picó, profesora de Periodismo, Universitat de València expresó «en la comunicación del cambio climático a la sociedad, hay que distanciarse del alarmismo y el catastrofismo, y trasladar mensajes optimistas, soluciones y hacer partícipes a la sociedad».
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