Jérôme Jourdain, secretario general de la Unión de Armadores a la Pesca de Francia, defiende una gobernanza global que enfrente la pesca ilegal, la contaminación y promueva la descarbonización del sector
Con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC) que se celebra esta semana en Niza, la pesca francesa alza la voz para reclamar acciones concretas, justas y globales para proteger los océanos sin comprometer el futuro del sector pesquero. Así lo expresó Jérôme Jourdain, secretario general de la Union des Armateurs à la Pêche de France (UAPF), quien destacó la urgencia de que la cumbre genere compromisos tangibles frente a los grandes desafíos marítimos.
“La protección del océano no puede hacerse con medidas arbitrarias ni desconectadas de la realidad del sector”, advirtió Jourdain. “Debemos hablar de contaminación, calidad del agua, lucha contra la pesca ilegal y, sobre todo, de cómo avanzar juntos hacia la descarbonización de la flota”.
La pesca francesa, una actividad que agrupa a más de 12.200 marineros y 6.200 embarcaciones, representa una gran diversidad de oficios y técnicas, desde la pesca costera artesanal hasta los grandes buques de altura. En este contexto, el sector defiende un enfoque equilibrado entre conservación y sostenibilidad económica, alertando sobre las consecuencias de las medidas unilaterales o desproporcionadas.
Una gobernanza global frente a la pesca ilegal
Uno de los puntos centrales de la intervención de Jourdain fue la necesidad de combatir eficazmente la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INN), que según estimaciones de la FAO representa hasta un 20 % de las capturas mundiales. “No se puede hablar de sostenibilidad sin reglas globales claras. Necesitamos límites de captura coordinados y voluntad política para hacer cumplir las normas”, insistió.
El representante francés también defendió el valor de la Política Pesquera Común de la Unión Europea, que puede servir de modelo para construir una gobernanza internacional más sólida. “La UE ha demostrado que es posible conciliar regulación, ciencia y viabilidad económica”, señaló.
La pesca, aliada de la conservación
Jourdain dejó claro que el sector pesquero no es enemigo de la conservación marina. “El océano es un bien común, y las reglas deben ser iguales para todos”, afirmó. En ese sentido, pidió que las decisiones internacionales reconozcan los esfuerzos ya realizados por muchas flotas para reducir su huella ambiental, y que se les apoye en la transición energética con medidas concretas, no con prohibiciones que pongan en riesgo miles de empleos.
El hecho de que Francia haya sido elegida sede de la UNOC 2025 es, para Jourdain, un reconocimiento al compromiso del país con los océanos, pero también una oportunidad que no debe desperdiciarse: “Es el momento de pasar del discurso a la acción”.
“Sin diálogo no salvaremos ni la pesca ni los océanos”: la senadora Mathilde Ollivier apela a los pescadores
La ecologista bretona defiende una transición justa y colaborativa en el sector pesquero en vísperas de la Conferencia de la ONU sobre los Océanos en Niza
París, junio de 2025 – A pocos días de la celebración de la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos en Niza, la senadora ecologista francesa Mathilde Ollivier, originaria de Bretaña y descendiente de pescadores, ha hecho un llamado público a través de una carta dirigida directamente a los profesionales del mar. En ella defiende que solo mediante el diálogo y la cooperación será posible preservar al mismo tiempo la pesca y los ecosistemas marinos.
“La protección del mar no consiste en prohibir la pesca, sino en hacerla sostenible y viable a largo plazo”, sostiene Ollivier, quien presentará esta semana en el Senado una propuesta de ley destinada a reforzar la protección de los ecosistemas marinos.
Un cambio inevitable, pero no impuesto
Ollivier reconoce el desgaste que afronta el sector pesquero: menos peces, mayor consumo de carburante, peores condiciones de trabajo y sueldos, y una creciente presión normativa. En este contexto, pide evitar la confrontación entre ecologistas y pescadores y aboga por construir soluciones conjuntas: “Nuestras luchas convergen”, afirma.
En su propuesta legislativa, la senadora plantea que el 10% de las aguas marinas francesas queden bajo una protección estricta, sin ningún tipo de pesca, pero con zonas de amortiguamiento exclusivas para la pesca artesanal. Defiende que estas áreas, bien gestionadas y definidas con claridad, pueden actuar como criaderos naturales, recuperando especies y aumentando la biomasa en las zonas colindantes, con beneficios directos para la pesca.
“Cuando los pescadores participan en el diseño y gestión de estas zonas, los resultados son mejores para todos”, recuerda, citando ejemplos exitosos en Francia, Filipinas o Hawái.
Contra los megabarcosa y por la justicia fiscal
Uno de los puntos más controvertidos de su carta es su firme oposición a los mega-chaluteros industriales, que califica como una amenaza tanto ecológica como económica. Estas embarcaciones, capaces de capturar hasta 250 toneladas de pescado al día, “vienen a vaciar los mares y a romper la competencia con los pescadores artesanales”, señala Ollivier, denunciando además prácticas de evasión fiscal mediante banderas de conveniencia.
Por ello, propone prohibir la presencia de barcos de más de 25 metros en la franja de las 12 millas náuticas, tradicionalmente reservada a la pesca costera.
Una transformación que debe ser acompañada
La senadora también advierte que la transición del arrastre de fondo es inevitable, dada su elevada huella de carbono y su vulnerabilidad a los precios del combustible y a la sobreexplotación. Pero defiende que este cambio no debe dejar a nadie atrás: “Si no acompañamos esta transformación con inversiones y compensaciones, el colapso será abrupto y devastador”, alerta.
Hora de actuar
La tribuna finaliza con un llamado urgente a aprovechar el impulso de la próxima conferencia internacional para definir una política oceánica verdaderamente ambiciosa. “No se trata de hacer gestos de cara a la comunidad internacional, sino de construir un futuro real para quienes viven del mar”, concluye Ollivier.
Con esta carta, la senadora bretona propone un nuevo enfoque para las políticas pesqueras en Francia y Europa: más protección, sí, pero también más diálogo y justicia para quienes hacen del mar su medio de vida.
