El mejillón es el rey de la acuicultura de la comunidad autónoma de Galicia. Supone el 95,68 por ciento de toda la producción gallega. Su cultivo es prácticamente natural y, desde luego, tradicional. Las bateas son un diseño autóctono que consiguieron convertir a Galicia en líder europeo de producción de mejillón. Se trata de un vivero flotante constituido por un armazón de forma más o menos rectangular, sobre el que se atan las cuerdas del mejillón. La batea se mantiene suspendida en el mar mediante un sistema de flotadores.
No es el único. De hecho, el rodaballo de crianza, aunque no supone más que el 3,09 por ciento del conjunto gallego, sí que es practicamente el único lugar de España donde se cría, ya que el 99 por ciento del rodaballo del Estado lo hace en Galicia. Nuestra vecina Asturias se queda con el 1 por ciento restante.
Pero vayamos por especies. Dentro de los pescados, el rodaballo sigue siendo el número uno, ya que supone un 94 por ciento de la producción. Muy lejos quedan lenguado, besugo, o salmón, aunque en estos momentos el I+D+i de algunas empresas se dirige a situar al lenguado al mismo nivel del rodaballo, las dos especies planas, en nuestras aguas.
En cuanto al cultivo del mejillón, dentro de los bivalvos su producción supone nada menos que el 98,9 por ciento. De lo que no hay duda es de que si alguien nos enseña una fotografía de un mar sin identificar pero lleno de bateas, sabemos perfectamente que es de una ría gallega.
De los más de 266 millones de kilos de mejillón que se comercializaron en Galicia el año pasado, la mayor parte (61,87 por ciento) se vendieron como fresco, mientras que el 38 % restante fueron directamente a la industria, en su mayoría conservera