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sábado, diciembre 28, 2024
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La industria de las algas lanza ocho recomendaciones para salvar su futuro


El cultivo de algas es el sector de la acuicultura de más rápido crecimiento y representa más del 50% de la producción marina mundial. Por ello, un equipo internacional de 37 científicos de todo el mundo ha acordado que la multimillonaria industria del cultivo de algas, que ha crecido rápidamente en los últimos años, debe equilibrar la viabilidad económica con el medio ambiente y la salud humana y de los organismos para garantizar su supervivencia a largo plazo.

Investigadores del programa internacional GlobalSeaweedSTAR, financiado por el Departamento de Investigación e Innovación del Reino Unido y el Instituto de Estudios Comparativos sobre Integración Regional de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-CRIS), han publicado un documento con una serie de recomendaciones para mejorar la resistencia y la sostenibilidad de la industria de las algas.

El cultivo de algas es el sector de la acuicultura representa unos 34,7 millones de toneladas. El rápido crecimiento en los últimos 50 años ha llevado a la industria a alcanzar un valor de 14.700 millones de dólares en 2019. La industria apoya el sustento de más de 6 millones de pequeños agricultores y procesadores, muchos de los cuales son mujeres, en países predominantemente de ingresos bajos y medios.
El cultivo de algas está recibiendo ahora un creciente interés por parte de los países de mayores ingresos como solución natural para el desarrollo económico, contribuyendo de manera significativa a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y al Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030).

Las algas ya se utilizan ampliamente en la industria alimentaria, cosmética, farmacéutica y agrícola y tienen potencial como biocombustible. El cultivo de algas aumenta y restaura la biodiversidad al proporcionar hábitats a las criaturas marinas y puede ayudar a mitigar el cambio climático mediante la captura de carbono y la reducción de las emisiones de metano.

Sin embargo, la rápida expansión de la industria ha ido de la mano de las crecientes presiones del calentamiento de los mares provocado por el cambio climático y la excesiva dependencia de ciertas especies, que ha visto cómo la industria ha sido devastada por plagas y enfermedades.

Salvaguardar el futuro de la industria de las algas

1 – Desarrollar políticas y normativas internacionales claras que puedan ser adoptadas por un organismo específico a nivel nacional y regional, como la elaboración de una lista de patógenos de declaración obligatoria y la introducción de un sistema claro de notificación de brotes.
2 – D Desarrollar iniciativas regionales y nacionales de desarrollo de capacidades, que tengan en cuenta el género, incluyendo programas de formación en bioseguridad, prácticas de gestión de las explotaciones, procedimientos de diagnóstico precoz de patógenos exóticos y emergentes, para permitir una gestión eficaz de los patógenos.
3 – Desarrollar reservas de semillas regionales y nacionales y viveros bioseguros que apoyen la diversificación de las variedades de cultivos.
4 – Mantener la diversidad genética de las poblaciones silvestres mediante la conservación de las poblaciones silvestres, fomentando las zonas de no extracción, impidiendo la introducción de especies no autóctonas y fomentando el desarrollo de cepas/variedades autóctonas para su cultivo comercial.
5 – Herramientas avanzadas de evaluación para equilibrar los riesgos ambientales asociados a los beneficios potenciales de la producción de algas y para permitir el análisis basado en el riesgo de las opciones de gestión a múltiples escalas.
6 – Fomentar la integración de las algas con otras especies de acuicultura alimentada y otras actividades marítimas, cuando sea posible, para reducir la eutrofización, permitir la diversificación económica y minimizar los posibles conflictos sobre el uso de los recursos en el medio marino.
7 – Canalizar el apoyo a la inversión a largo plazo en la promoción de los aspectos beneficiosos de la industria, potencialmente a través de esquemas financieros innovadores que incentiven a los productores a adoptar y aplicar prácticas de bioseguridad, iniciativas de captura de carbono, mejora de la biodiversidad, apoyo a la diversificación, acceso equitativo a los productos de algas y distribución de los mismos y nuevas técnicas de cultivo innovadoras, para salvaguardar la industria de los brotes de enfermedades, desastres naturales y ayudar a construir la resiliencia a los impactos del cambio climático.

8 – Establecer una red de investigación sobre las algas, para desarrollar y garantizar la implementación de normas que puedan aplicarse tanto a los grandes como a los pequeños productores, incluyendo: mejoras en el rendimiento, control integrado de la gestión de patógenos, sistemas de alerta temprana para los brotes de patógenos, cría, uso de cepas resistentes a los patógenos, conservación de los recursos genéticos y abarcar las preocupaciones humanas y ambientales en general. Estas redes también ayudarían a mejorar las políticas, a garantizar la alineación de las mismas con el Enfoque Único de la Sanidad de la Acuicultura y a ayudar a los países a poner en marcha iniciativas nacionales, como la introducción de sus propias vías de gestión progresiva para mejorar la bioseguridad de la acuicultura, en particular en relación con las algas

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