La industria pesquera española ha recibido un importante empujón hacia la modernización. El grupo Pescanova, una de las mayores compañías del sector pesquero y acuícola de Europa, ha sido beneficiario de 5 millones de euros procedentes de los fondos europeos NextGenerationEU, canalizados a través del PERTE Mar-Industria, una iniciativa estratégica del Gobierno de España para dinamizar el tejido económico ligado a los océanos.
El proyecto aprobado busca digitalizar, hacer más sostenible y energéticamente eficiente la transformación de productos del mar, en línea con las exigencias del Pacto Verde Europeo y los nuevos hábitos de consumo responsables. La ayuda forma parte de una convocatoria muy esperada en el sector, que busca poner la economía azul en el centro de la transición ecológica.
¿Qué es el PERTE Mar‑Industria?
El PERTE (Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica) Mar‑Industria es un plan lanzado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para modernizar el sector marino-pesquero español, con especial énfasis en la cadena de valor acuícola, transformadora y comercializadora.
Cuenta con una dotación de más de 300 millones de euros hasta 2026, con el objetivo de:
- Reducir el impacto ambiental de la industria pesquera y acuícola.
- Incorporar tecnologías digitales y trazabilidad en tiempo real.
- Mejorar la eficiencia energética y reducir el desperdicio alimentario.
- Favorecer modelos de economía circular en los procesos de transformación.
- Impulsar el empleo y la innovación en zonas costeras.
¿Qué hará Pescanova con los fondos?
Los 5 millones concedidos a Nueva Pescanova se destinarán a varios proyectos clave de innovación industrial:
- Digitalización de procesos en sus plantas de transformación, permitiendo control en tiempo real, trazabilidad desde origen y automatización sostenible.
- Implementación de tecnologías de eficiencia energética, como sistemas de refrigeración avanzada, optimización de consumos eléctricos o aprovechamiento del calor residual.
- Desarrollo de soluciones en economía circular, como el reciclaje de subproductos, nuevos envases biodegradables y valorización de residuos marinos.
- Introducción de plataformas para medición de huella de carbono e hídrica, clave para cumplir con estándares ESG (ambientales, sociales y de gobernanza).
Un modelo de industria pesquera del futuro
Pescanova no solo es una empresa veterana en la pesca, sino también una de las pioneras en acuicultura marina. La empresa ha reforzado su compromiso con el cultivo sostenible de especies como el langostino vannamei y el rodaballo.
En este contexto, la financiación europea busca hacer de Pescanova un referente internacional en transformación de productos del mar bajos en impacto ambiental, favoreciendo no solo la competitividad, sino también la confianza del consumidor.
¿Qué significa esto para el consumidor?
Las mejoras en trazabilidad y sostenibilidad permitirán al consumidor conocer, mediante un código QR o app, el origen exacto del pescado, su forma de producción, su impacto ambiental y la huella logística. Además, los nuevos formatos de envases buscan reducir el uso de plásticos convencionales y mejorar la conservación sin aditivos.
Con ello, Pescanova responde a una demanda creciente de transparencia, respeto animal, reducción de emisiones y control sanitario.
Un cambio estratégico para todo el sector
La concesión de estas ayudas no solo impacta a Pescanova, sino que sienta un precedente para otras empresas medianas del sector mar-industria. Cooperativas pesqueras, pequeñas conserveras y empresas de acuicultura pueden seguir esta senda para optar a futuras convocatorias del PERTE.
Además, el proyecto se alinea con la estrategia española de economía azul, que pretende posicionar a España como líder europeo en actividades económicas sostenibles vinculadas al océano.
Con esta inversión, Pescanova no solo da un paso adelante en su transformación empresarial, sino que se convierte en un símbolo de la nueva pesca española: más responsable, más digital y más sostenible. En un contexto global marcado por la presión sobre los ecosistemas marinos, la trazabilidad y el impacto ambiental ya no son opcionales, sino requisitos fundamentales para el futuro de la industria.
