En plena costera de la anchoa, con jornadas en las que se descargan más de 300 toneladas diarias de bocarte, un grupo de personas usuarias del centro de día IMQ Igurco Ondarroa, perteneciente a la red de infraestructuras sociales de la Diputación Foral de Bizkaia, junto al alumnado de la ikastola municipal Zubi Zahar, han realizado una visita guiada al puerto de Ondarroa y a su lonja pesquera, en el marco de un programa intergeneracional que desarrollan la entidad asistencial y la educativa.
La excursión, según explicó Sonia Robles, trabajadora social de IMQ Igurco, «fue muy significativa para ambos grupos. Algo especial. Fue un momento para el aprendizaje y el descubrimiento mutuo y con el entorno, pero también para la transmisión de vivencias, recuerdos, costumbres antiguas y valores entre dos colectivos con una gran diferencia de edad y de experiencia vital».
Para la trabajadora social, «fue una experiencia muy enriquecedora, con muchos sentido y significado: desde la salida en el autobús municipal, con el encuentro con las vecinas y vecinos, hasta la ayuda del alumnado en el traslado las personas mayores que iban hasta el puerto con muletas o en silla de ruedas, pasando por el aprendizaje compartido con la guía de la actividad y los testimonios de las personas usuarias».
A este respecto, el de los testimonios de las personas mayores usuarias del centro de día IMQ Igurco Ondarroa, María Asun Azpiri destacó que la visita al puerto y a la lonja le recordó «los tiempos de la juventud donde el puerto estaba lleno de barcos y pescado». Tal y como señaló, «se me llenaron los ojos de lágrimas de emoción y, al terminar en mi calle, me emocione más. Quiero dar las gracias a todas las personas que han compartido esta experiencia con nosotros, tanto de la escuela como de los trabajadores del centro. Todos fueron muy atentos».
Por otra parte, Carmen Serantes, otra usuaria del centro de día, sintió al inicio «mucha pena» porque se acordó del día en el que vino de Galicia a Ondarroa con su hija de 5 años y sus otros dos hijos, de 2 años y de 3 meses. No obstante, confiesa: «Me lo pasé muy bien. Hay que repetir, ya que nos traen recuerdos agradables pero a la vez duros de aquellos comienzos».
En la misma línea se pronunció, esta vez en euskera, Cristina Burgoa, otra usuaria del centro de día: «Oso gustora, nire gaztetasuna gogorarazi zidan, bai aldatu dela, lehen itsasontzi gehigo zeuden, gaur egun asko galdu da, arrantza mundua gogorra delako. Baina oso gustora egon nintzen oroitzapenetan bizirik».