Las negociaciones en torno a un tratado global contra la contaminación plástica terminaron este domingo 1 de diciembre con un sabor amargo. Los 175 países reunidos en Busan, Corea del Sur, no lograron finalizar el texto a tiempo, retrasados por la oposición de los países productores de petróleo a un acuerdo vinculante. Las discusiones se posponen para una fecha posterior.
¿Era el objetivo demasiado ambicioso? Así, se cerró la quinta y última sesión de negociaciones (INC-5) destinadas a adoptar un tratado global para poner fin a la contaminación plástica para 2040. Al menos, en teoría. Porque dos años y medio después del inicio de las discusiones, los 175 países presentes en Busan, Corea del Sur, no lograron ponerse de acuerdo sobre el texto en los plazos inicialmente fijados por la Asamblea de las Naciones Unidas para el medio ambiente.
Un resultado amargo para muchos estados, organizaciones y asociaciones. «La UE está decepcionada por los resultados de la conferencia INC-5: no hemos conseguido lo que buscábamos: un tratado jurídicamente vinculante que prevea medidas decisivas contra la contaminación plástica», lamenta Hugo Schally, asesor de la Unión Europea. «Se nos acabó el tiempo en Busan (…) y al final no cumplimos con el mandato y la oportunidad que se nos dio», afirmó Christina Dixon, jefa de la campaña de océanos de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA).
“Un deseo de obstrucción sistemática”
Lo que está en juego son diferencias significativas entre dos grupos principales de Estados. Por un lado, los países unidos en la Coalición de Alta Ambición, entre ellos la Unión Europea y Francia, que apoyan un acuerdo que cubra todo el ciclo de vida del plástico, desde la producción hasta el residuo. Por el otro, los países productores de petróleo, apoyados por Rusia, que defienden un tratado limitado al ecodiseño, el reciclaje y la gestión de residuos. “El objetivo de este tratado es acabar con la contaminación plástica, no con el plástico en sí”, defendió el delegado de Kuwait.
«Durante esta quinta sesión, los países «afines» revelaron claramente que no se trataba tanto de puntos de vista divergentes sino de un deseo de obstrucción sistemática, analiza Henri Bourgeois-Costa, jefe de asuntos públicos para la fundación Tara Océan. Incluso en temas en los que todos imaginaban que habría consenso, como la mejora del tratamiento de residuos”. Estos países también pudieron contar con la presencia de más de 220 lobbystas de las industrias petroquímicas. Agrupados, representaban la delegación más numerosa presente en el lugar.
¿Hacia una caída de la producción?
Obstaculizadas por estas estrategias, las negociaciones avanzaron con dificultad y finalmente desembocaron en la publicación de un “non paper” final, el domingo 1 de diciembre, por el presidente del Comité Intergubernamental, Luis Vayas Valdieso. Aunque no es demasiado restrictivo para los gustos de los países más ambiciosos, supone un claro paso adelante. Este documento no oficial, que debería servir de base para las próximas negociaciones, menciona, en su artículo 6 dedicado al suministro, un objetivo global de limitar la producción de plástico «a niveles sostenibles» para «reducir la contaminación por consumo».
El texto, propuesto inicialmente por Panamá, en el quinto día de negociaciones, recibió el apoyo de más de un centenar de países, mucho más allá de los sesenta estados que forman la Coalición de Alta Ambición. Sin embargo, en su versión actual contiene varios paréntesis, es decir, opciones sujetas a modificación, dejando la posibilidad de acordar en una futura sesión si este objetivo prevé una “reducción”, una “gestión” o un “mantenimiento” de la producción. El “non paper” también remite la adopción de este objetivo a la primera Conferencia de las Partes (COP) que debería tener lugar un año después de la aprobación del tratado.
Lamentablemente, este impulso no habrá sido suficiente para permitir la adopción de un tratado. Una nueva sesión, denominada INC-5.2, debería celebrarse “en una fecha posterior” con el objetivo de finalizar este acuerdo. Mientras que algunos países están considerando reanudar las discusiones en la segunda mitad de 2025, Francia pide que estas negociaciones finales se celebren a principios de año. “Esperamos que el proceso 5.2 pueda avanzar antes de junio de 2025”, señala Olga Givernet, ministra delegada responsable de Energía. En esta fecha se celebrará en Francia la Cumbre de los Océanos, otra reunión crucial en la agenda de los Estados de todo el mundo. ■