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Europa fracasa en la OIT para limitar el tiempo de embarque de los marinos


Del 5 al 13 de mayo se celebró la cuarta reunión de la comisión encargada de modificar el Convenio sobre el Trabajo Marítimo. A pesar de los avances en algunos puntos, Francia, que era la voz de la Unión Europea, unida, no pudo imponer el plazo máximo de 11 meses de embarque.

No obstante, la reunión da importancia a los convenios colectivos de trabajo para fomentar la inclusión, achicar brechas salariales y colocar a trabajadores y empresas en mejores condiciones para encarar crisis como la desatada por la pandemia covid-19, sostiene un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La negociación colectiva “ha desempeñado un papel crucial durante la pandemia a la hora de forjar la resiliencia, protegiendo a los trabajadores y a las empresas, asegurando la continuidad de los negocios y salvando puestos de trabajo e ingresos”, expuso el director general de la OIT, Guy Ryder.

El nuevo estudio de la OIT revisó negociaciones colectivas en 80 países con diferentes niveles de desarrollo y los marcos legales y reglamentarios en 125 naciones, y encontró que los empleados que gozan de una mayor cobertura en sus convenios de conjunto sufren de menores diferencias salariales.

Resalta que la negociación colectiva puede contribuir a reducir las diferencias salariales entre hombres y mujeres: 59 % de los convenios examinados incluyen acuerdos entre los empleadores y las organizaciones de trabajadores (en particular, los sindicatos) que abordan la desigualdad de género.

De ese modo se puede garantizar la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor, prever los permisos parentales y familiares, y abordar la violencia de género en el trabajo.

Los convenios colectivos “han proporcionado un medio eficaz para que empleadores y trabajadores se pongan de acuerdo sobre soluciones inclusivas a las preocupaciones o desafíos compartidos, y mitiguen los efectos de las crisis actuales y futuras en la economía, en las empresas y para los trabajadores”, dijo Ryder.

Más de un tercio de los empleados (35%) de 98 países tienen sus salarios, su tiempo de trabajo y otras condiciones laborales fijadas por negociaciones colectivas autónomas entre un sindicato y un empleador o una organización de empleadores.

Sin embargo, existe una considerable variación entre los países, que va desde más de 75 % en muchos países europeos y Uruguay –caso destacado en América Latina, escoltado por Brasil y Cuba- hasta menos de 25 % en la mitad de los países de los que se dispone de datos, con tasas muy bajas en el sureste asiático.

“La negociación colectiva ha desempeñado un papel crucial durante la pandemia a la hora de forjar la resiliencia, protegiendo a los trabajadores y a las empresas, asegurando la continuidad de los negocios y salvando puestos de trabajo e ingresos”: Guy Ryder.

La OIT destacó la relevancia de las convenciones colectivas en el empleo y los salarios durante la pandemia, pues ayudaron a suavizar algunos de los efectos sobre la desigualdad y, al mismo tiempo, reforzaron la fortaleza de las empresas y los mercados de trabajo al apoyar la continuidad de la actividad económica.

Millones de trabajadores fueron protegidos por disposiciones como la adaptación de las medidas de salud pública, el refuerzo de las medidas de seguridad de la salud en el lugar de trabajo, las bajas por enfermedad retribuidas y las prestaciones sanitarias previstas en muchos convenios.

La OIT sostiene que la negociación colectiva será una herramienta esencial para afrontar los cambios de amplio calado que están transformando el panorama laboral, como el trabajo a distancia, el autónomo, el temporal, a tiempo parcial y de guardia.

Por ejemplo, varios convenios “re-regulan” el tiempo de trabajo, afirmando los períodos de descanso a través del derecho a la desconexión, fijando los días y horas en que un empleado debe estar localizable, por un lado, y aumentando la autonomía y el control de los trabajadores sobre sus horarios de trabajo, por otro.

Varios países toman medidas para garantizar el reconocimiento del derecho a la negociación colectiva para todos los trabajadores, pero la OIT considera que se deben abordar algunos asuntos de manera prioritaria.

En primer lugar, revitalizar las organizaciones de empleadores y trabajadores, a partir del criterio de que una recuperación de la crisis centrada en las personas implica que esas partes tengan voz en las decisiones políticas que les afectan.

Según los registros de la OIT, la tasa de densidad sindical -la proporción de empleados afiliados a sindicatos- es alta, entre 50 y 90 %, en los países nórdicos y otros como Cuba y Vietnam, pero baja, menos de 10 %, en naciones como Hungría, Nigeria, Filipinas, Colombia, Perú, Estados Unidos y Venezuela.

Los convenios colectivos deben ocuparse de la desigualdad y la exclusión, facilitar transiciones justas, lograr la flexibilidad del tiempo de trabajo, mejorar el equilibrio entre la vida laboral y la personal, impulsar una agenda transformadora para la igualdad de género y propiciar empresas sostenibles, expone la OIT.

Considera, finalmente, que el papel de las organizaciones de empleadores y trabajadores es fundamental para alcanzar, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el ODS 8, que busca promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, y el empleo y el trabajo decente para todos.

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