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miércoles, diciembre 17, 2025
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Noruega, Islas Feroe y Reino Unido sellan un pacto interino para la caballa

El acuerdo fija el TAC de 2026, reparte cuotas y abre acceso a aguas ajenas mientras se intenta un gran pacto “a seis” que incluya a la UE y Groenlandia

La caballa del Atlántico nororiental vuelve a estar en el centro del tablero político y pesquero europeo. Noruega, el Reino Unido y las Islas Feroe —con Islandia incorporada en la última ronda— han cerrado un acuerdo interino para ordenar la pesquería en 2026 y dar algo de estabilidad a una especie estratégica para el sector pelágico, en un contexto marcado por años de falta de entendimiento entre los llamados “Estados ribereños” y por la presión constante para ajustar las capturas a la recomendación científica.

El texto, plasmado en un “Agreed Record” firmado el 15 de diciembre de 2025 tras consultas celebradas en Londres, reconoce de entrada el problema de fondo: no ha sido posible alcanzar un acuerdo completo de reparto de cuotas entre todas las partes que explotan el stock. Por eso, las delegaciones optan por una salida puente, con reglas de reparto y de flexibilidad para 2026 y un marco que pretende mantenerse, si no hay cambios, hasta 2028.

Un TAC para 2026 y cuotas con “porcentajes de referencia”

El elemento más visible del pacto es la cifra: los firmantes se comprometen a trabajar con un Total Admisible de Capturas (TAC) de 299.010 toneladas para 2026, alineado con un escenario de rendimiento máximo sostenible (MSY) y la referencia del asesoramiento científico.

A partir de ahí, el acuerdo establece porcentajes de reparto entre los cuatro participantes:

  • Islas Feroe: 13,35%
  • Islandia: 12,50%
  • Noruega: 28,24%
  • Reino Unido: 25,36%

Y, además, detalla “cuotas netas” tras transferencias bilaterales y ajustes: Feroe 12,00%, Islandia 10,50%, Noruega 26,40% y Reino Unido 30,55%.

Este diseño pretende, según las administraciones implicadas, reducir la necesidad de faenar en aguas internacionales y favorecer una explotación más eficiente, apoyada en acuerdos de acceso recíproco.

“Banking and borrowing”, con límites

El pacto también regula la flexibilidad interanual, uno de los puntos sensibles cuando no existe un reparto global aceptado por todos. Cada parte podrá:

  • traspasar (“banking”) hasta un 10% de cuota no utilizada al año siguiente, y
  • pescar (“borrowing”) hasta un 10% por encima de su cuota anual, descontándolo después del cupo del año siguiente.

La intención declarada es evitar que la flexibilidad se convierta en una puerta trasera para inflar capturas y, al mismo tiempo, permitir gestión operativa a flotas y empresas.

Un puente hacia un acuerdo completo (con la UE en el horizonte)

Las autoridades escocesas —en un comunicado sobre el entendimiento— subrayan que el acuerdo es un paso positivo, pero no la meta, y que la ambición sigue siendo un pacto “a seis partes” que incluya explícitamente a la Unión Europea y Groenlandia.

Esa falta de un marco global tiene efectos directos dentro de la propia UE. De hecho, el Consejo de la Unión Europea ha reconocido que, como las consultas sobre caballa siguen abiertas, los ministros tuvieron que acordar límites provisionales para los primeros seis meses de 2026, a la espera de cerrar un TAC definitivo en el marco ribereño.

Reacciones del sector: alivio, pero con advertencias

La lectura en el sector no es unánime. En Escocia, representantes de la flota pelágica han reaccionado con un mensaje claro: hace falta un acuerdo verdaderamente integral, porque un arreglo parcial, aunque rebaje presión pesquera y aporte certidumbre, no resuelve por completo el conflicto de reparto ni elimina el riesgo de desalineación entre capturas totales y ciencia.

De dónde viene: el antecedente tripartito

El acuerdo de 2025 llega tras un antecedente importante: en junio de 2024, Noruega, Reino Unido y Feroe ya habían pactado un plan a tres años sobre gestión, reparto y acceso a aguas, diseñado para poder ampliarse a otros Estados ribereños si se sumaban más adelante.

En síntesis, el acuerdo interino para la caballa consiste en esto: fijar una cifra de capturas para 2026, repartir cuotas con reglas de flexibilidad y ordenar el acceso a zonas, mientras se intenta construir —sin fecha cerrada— un gran acuerdo ribereño que ponga fin a la provisionalidad y garantice una explotación plenamente coordinada del stock.

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