España se queda fuera del momento clave para la defensa de Navantia en Noruega. Un retraso a la hora de tramitar la acreditación de los técnicos de Fomento les impide participar en la recreación del accidente que hundió la fragata. Los técnicos de la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (CIAIM), dependiente del Ministerio de Fomento, no pudieron estar presentes en la recreación del siniestro de la fragata noruega Helge Ingstad -fabricada en los astilleros de Navantia en la ría de Ferrol-, llevado a cabo hace unos días por las autoridades del país nórdico y cuyas conclusiones se antojan como fundamentales para determinar qué sucedió para que la embarcación de última generación fabricada en España acabara hundida frente a la costa de Bergen.
Así lo ha confirmado al periódico La Información tanto de fuentes de la administración noruega como del organismo dependiente del Ministerio de Fomento, que hace alrededor de dos meses solicitó su inclusión como ‘Estado con Interés Sustancial’ en la investigación abierta por las autoridades noruegas para esclarecer las circunstancias del accidente. Este estatus -regulado por una Directiva Europea- garantiza, entre otras cosas, que la comisión que investiga el caso deberá someter su dictamen sobre el accidente a las observaciones del Gobierno de España y deberá tenerlas en cuenta antes de publicarlo de manera definitiva.
Según las fuentes consultadas, la ausencia de los técnicos del CIAIM en el ejercicio de reconstrucción del incidente se debe a un retraso burocrático. Fuentes del organismo homólogo de Noruega, el AIBN, aseguran a La Información que ya se ha reconocido a España el estatus de ‘Estado con Interés Sustancial’ y que el CIAIM ya forma parte a todos lso efectos de la investigación, pero que para tener acceso a información que tiene la naturaleza de reservada-por tratarse de un incidente militar- se requiere una certificación específica que el equipo técnico de Fomento aún no tiene.
El Gobierno confirma este relato. «Noruega ha solicitado que los miembros del CIAIM que participen en la investigación dispongan de una serie de acreditaciones de seguridad. Dado que la CIAIM es un organismo que investiga incidentes de naturaleza civil, no había sido necesario hasta ahora solicitar esas acreditaciones para sus técnicos. Éste es el motivo de que no haya sido posible participar en detalle en muchos aspectos de la investigación».
Fuentes del Gobierno precisan que la tramitación de esas acreditaciones de seguridad corresponde al Ministerio de Defensa y admiten desconocer cuáles son los plazos habituales para la obtención de este tipo de acreditaciones, lo que abre un espacio de incertidumbre sobre en cuántos aspectos de la investigación van a participar los técnicos de Fomento. El asunto es inquietante en tanto en cuando el Gobierno español maniobró para participar en la investigación después de trascender que las conclusiones preliminares evacuadas por la comisión de investigación apenas quince después del accidente, cuando apenas se había recabado la información más básica para conocer cómo se produjo éste, ya apuntaron a un posible fallo de diseño en la fragata.
A principios de abril, la comisión técnica de Noruega que investiga el accidente (AIBN) quiso recrear las circunstancias en las que en la madrugada del pasado 8 de noviembre la fragata KNM ‘Helge Instad’ (F-313) se estrelló contra un petrolero en la costa oeste del país. El buque, una de las cinco fragatas de la clase Fridtjof Nansen construidas en Ferrol por los astilleros españoles, regresaba a puerto después de las maniobras ‘Trident Juncture’ de la OTAN cuando colisionó con el Sola TS de bandera maltesa, un hecho inexplicable para un barco de guerra con toda clase de sistemas de radar y vigilancia de trayectoria.
Para la simulación de las trayectorias y circunstancias del siniestro se contó con la participación del armador, que puso a disposición el mismo petrolero protagonista, y también se empleó la F-311 KNM’ Roald Amundsen’, otra de las fragatas ‘hermanas’ de la accidentada igualmente construida en Ferrol. El ejercicio se considera esencial para dictaminar qué ocurrió la noche de la colisión y la ausencia de representante español alguno podría limitar la capacidad de respuesta del Ejecutivo español en caso de que la Armada de Noruega cargue las culpas del hundimiento del buque militar a los astilleros de Navantia.
Las fuentes del Ministerio de Fomento consultadas aclaran que, en cualquier caso, la investigación abierta por la AIBN noruega «no busca establecer responsabilidades, sino obtener lecciones para mejorar la seguridad marítima», tal y como se establece en los códigos internacionales de investigación de siniestros marítimos y en la directiva europea que regula el asunto. Desde esa perspectiva el Ministerio aclara, además, que la decisión de enviar técnicos de Fomento a Noruega no se ha tomado «en función de los intereses de Navantia, sino por la posibilidad de obtener información valiosa para la seguridad marítima».
Un argumento cuestionado en parte por la propia solicitud de la CIAIM de obtener la acreditación necesaria para poder acceder a información reservada, ya que dicha información sólo es relevante para este caso en cuestión y no para la futura investigación de incidentes civiles.
Noruega niega problemas con la presencia de técnicos españoles
A preguntas de La Información, el Capitán de Corbeta Thomas Gjesdal, portavoz de la Marina Real de Noruega niega de forma tajante que la Armada se encuentre incomoda por la presencia de técnicos españoles en la investigación del accidente, pero no aclara la razón de la falta de acreditación de los enviados de Fomento para esta prueba crucial en las pesquisas. Igualmente, desde el Ministerio de Defensa noruego una portavoz señala que la responsabilidad de esta cuestión recae sobre la Armada y la AIBN, negando tener papel alguno en la cuestión.
La ‘Helge Instad’, de casi 5.300 toneladas y 123 metros de eslora, dotada con el sistema Aegis SPY-1F, fue la cuarta que se realizó en Ferrol y la que más tardó en completarse, en concreto tres años y cinco meses. Su botadura tuvo lugar el 23 de noviembre de 2007 y la entrega a la Marina de Noruega se demoró dos años, hasta el 29 de septiembre de 2009.
Su coste para las arcas noruegas fue de 420 millones de dólares, un enorme desembolso para las Fuerzas Armadas del país nórdico, si tenemos en cuenta que el Parlamento otorgó 490 millones de dólares a la Armada noruega para todo el ejercicio de 2018.