La avanzada tecnología de detección de especies y la comunicación satelital se ha embarcado en los barcos.Las boyas inteligentes, el ‘observador electrónico’, drones y sistemas de monitorización con Inteligencia Artificial (IA) están en la flota europea y exportadas a todo el mundo por parte de firmas como Satlink, Marine Instruments y Zunibal, así como por la acción de centros tecnológicos como Azti. En opinión de su director científico, Xabier Irigoien, «en los últimos dos o tres años se ha hecho un esfuerzo muy grande por parte de las administraciones públicas para llevar estas nuevas herramientas, incluso a las flotas artesanales».
Una opinión compartida por el director general de Marine Instruments, Gabriel Gómez, quien destaca que «la industria española es disruptora apostando por el uso de las últimas tecnologías». En su caso la gran apuesta es la monitorización electrónica. De esta forma se va estrechando la brecha digital entre la flota atunera -la más puntera- y las embarcaciones más modestas. España contaba, a 31 de diciembre de 2020, con una flota de 8.839 embarcaciones de las que las artesanales o de artes menores -cuya actividad está próxima al litoral- ya eran 6.895
Dos ejemplos del esfuerzo inversor al que se refiere Irigoien son los nueve millones en ayudas a proyectos de I+D+i para los años 2021 (un millón), 2022 (cuatro millones) y 2023 (cuatro millones) que aprobó en agosto el Ministerio de Agricultura. Además del creciente interés de los fondos de inversión por este sector: por ejemplo, Satlik cuenta en su accionariado con uno de los desde hace cuatro años, Artá Capital (Grupo March). Su presidente Faustino Velasco valoró en un reciente encuentro con periodistas de «buena noticia» el interés de este tipo de inversores e hizo un buen balance de su presencia como socios. «Nos han ayudado a mejorar procedimientos», apunta. Un caso similar tuvo lugar este verano en la vasca Zunibal, con la irrupción del fondo español Nazca Capital haciéndose con el 80% del capital de esta compañía especializada en soluciones tecnológicas para la pesca del atún. La empresa estima que cerrará este año con un facturación «cercana a los 27 millones de euros».
Desde la sociedad vasca, que ya emplean a unas 70 personas, creen que la operación les refuerza y hablán de «una nueva etapa» así como de «un proyecto ambicioso de crecimiento con el foco puesto en la fabricación de boyas satelitales para flotas pesqueras». No es casualidad que el 35% de su plantilla esté en el área de I+D+i y que más del 80% de sus ingresos vengan de mercados internacionales. Al hilo de lo anterior, tampoco descartan en el futuro crecer a través de la adquisición de otras empresas que complementen su actividad. «Nuestro firme compromiso es el seguir ganando cuota de mercado y convertirnos en líderes en aquellos mercados en los que todavía no lo somos», concluyen desde la tecnológica.
Junto a ello, Satlink, ha inaugurado un centro de alta tecnología e I+D en Galicia dirigido al sector pesquero. Las nuevas instalaciones, ubicadas en el puerto de Marín (Pontevedra), cuentan con unas oficinas que ocupan una superficie útil de 605 m2 y reúnen actualmente a más de 20 profesionales de alta cualificación. El objetivo de Satlink es sumar nuevos recursos a un ritmo del 10% anual.
Sobre todo lo anterior, el secretario general de la patronal pesquera Cepesca, Javier Garat, defiende que «tenemos la fortuna en España de tener muchas empresa punteras, líderes en su ámbito», y ve como «una buena noticia» la entrada de fondos ya que viene a demostrar que se trata de un sector con futuro. En este sentido, pone el acento en los avances para reducir «la ya de por si escasa huella de carbono y mejorar la vida de los tripulantes. También para ser más eficientes desde el punto de vista pesquero». Garat también cree que el nuevo Fondo Europeo Marítimo de Pesca y Acuicultura (FEMPA) será utilizado más por los barcos de menos de 24 metros «para la digitalización de la flota, la implantación de lo que conocemos como el barco digital que ya muchos barcos de altura lo tienen». Todo ello por medio de sensores que permitirían «vigilar» de cerca lo que ocurre en la embarcación.
Las dos principales puntas de lanza de esta ‘revolución tecnológica’ son las comunicaciones satelitales y las boyas inteligentes. Sobre su impacto en la actividad pesquera, un informe de Satlink estima que tras la instalación de este tipo de sistemas de comunicación en 28 buques atuneros los tripulantes consumieron 404.407 minutos (6.740 horas) en 2020. Lo que hace una media de seis horas por cada uno de los 1.100 marineros que trabajan a bordo. Un importante repunte tuvo lugar en el primer semestre del año pasado, cuando el confinamiento obligó a retrasar el relevo de las tripulaciones: 229.669 minutos en llamadas.
Referentes globales
Satlink y Marine Instruments tienen en las ‘boyas inteligentes’ o ‘satelitales’ uno de sus principales productos, sobre el que son líderes a nivel mundial. Un estudio de la primera empresa estima que la presencia de estas boyas aumentó un 20% interanual en 2019 y 2020. En 2021 lo hará al 30% entre las flotas del Atlántico e Índico, apuntan.
En el caso de Marine Instruments, empresa del Grupo Arbulu y que el año pasado facturó 35 millones de euros, su director general, Gabriel Gómez, explica que este tipo de boyas se usa en la pesca del atún tropical (el que termina en las conservas que consumimos), se comunican vía satélite y permiten «estimar la biomasa o cantidad de pescado concentrado» al que asocian un servicio de seguimiento con datos oceanográficos de la Agencia Espacial Europea o la Nasa, «para que el patrón del gran atunero pueda decidir a qué zonas acercarse y así optimizar en combustible». A lo que pronto se añadirá la Inteligencia Artificial que permitirá al sistema de monitorización «aprender» a leer las ondas acústicas y predecir «las zonas con más éxito de pesca ese día». Los principales mercados de Marine son España, Francia, Corea del Sur y Estados Unidos.
En este mismo nicho explora nuevas oportunidades otra compañía española, Zunbial, que está introduciendo sus propios sistemas de monitorización ‘VMS’ (Vessel Monitoring System) en flotas de países que tienen reguladas sus embarcaciones a través de este tipo de tecnología. En este sentido, España fue su primer mercado en 2010 aunque sus ventas se extienden a otros mercados vecinos.