Las lonjas francesas se resienten de la situación abierta con la pesca. Así, la situación sigue siendo confusa en las subastas y talleres de mareas franceses. La vuelta al mar de los barcos pesqueros no se hace como un solo hombre y los pescaderos sufren la falta de pescado.
Esto es especialmente cierto en la lonja de Lorient, donde las últimas ventas (de bajura y de altura) tuvieron lugar en la mañana del viernes 18. El gestor de la subasta había cerrado el recinto por temor a las tensiones relacionadas con la crisis del gasóleo. Pero la situación está cambiando a cada momento. «La subasta se reabre hoy miércoles 23 por la mañana», dijo Lionel Madec, su director. Esta noticia alegra a la quincena de empresas de mayoristas que asisten al lugar.
En las demás subastas, sea cual sea la fachada, las ventas no se han detenido. Algunas de ellas han funcionado de forma dificultosa, con una fuerte disminución de los suministros cuando los buques pesqueros han permanecido en los muelles (en Guilvinec, en La Rochelle, por ejemplo).
La Unión del Mareaje Francés (UMF) también tiene la intención de pedir al Estado que apoye a las empresas en dificultades. «El sector lleva varios meses enfrentándose a la subida de los precios de los insumos (envases, energía) y ahora experimenta trastornos logísticos debido a los desplazamientos de los transportistas y al descenso de la actividad», explica Peter Samson, delegado general de la UMF. Algunas empresas querrían activar el mecanismo de paro parcial, pero el coste restante (30%) «es demasiado elevado».