El sector conservero sigue ganando músculo y consolidándose como uno de los pilares de la industria alimentaria en España y base de la economía en algunas regiones como en Galicia pese a que, en 2019, su producción cayó un 0,4% hasta alcanzar las 352.112 t, según datos de Anfaco-Cecopesca, mientras que, en valor, volvió a crecer, si bien, de forma notablemente inferior a la de años anteriores (+0,3%), cuantificando así el sector en 1.675 M€. Junto a ello, se ha producido un descenso de las importaciones de atún en el primer semestre que ha supuesto ganar mayor cuota de mercado a las empresas nacionales
Detrás de estos datos se identifican fundamentalmente dos causas, entre las que destaca el parón experimentado por las exportaciones de conservas en el último año, negocio que representa más del 55% de las ventas totales del mercado. En el pasado 2019, las ventas exteriores apenas crecieron en los primeros diez meses del año un 0,5% en volumen y un 0,6% en valor respecto a los mismos niveles del curso previo, cifras muy alejadas del doble dígito al que estaba acostumbrado el sector. El motivo hay que buscarlo en la inestabilidad del comercio mundial, principalmente tras la aprobación del Brexit del Reino Unido de la UE y la nueva política arancelaria de EEUU, que grava la importación por parte de este país de algunos productos procedentes de España. Y a esto hay que sumar el influjo negativo que la globalización tiene sobre el sector, principalmente por la irrupción con fuerza en el mercado de las conservas de túnidos de bajo coste, elaboradas en países como China o Vietnam. De hecho, profundizando en los datos de ventas exteriores de conservas del último año, facilitados por el ICEX, la caída del 1,6% experimentado por las ventas de conservas de atún terminaron por impactar en términos generales al grueso de la actividad exterior. No en vano, esta especie representa el 60% del total de exportaciones de conservas realizado por España.
A esto se suma además, el ya tradicional estancamiento del consumo interno, que apenas creció un 0,2% según datos de IRI para el periodo de 52 semanas concluido a finales del mes de octubre, mientras que, en valor, la progresión fue del 1,5%, por efecto principalmente de la mayor presencia en el lineal de productos diferenciadas o de valor añadido, más caras que el resto, especialmente en categorías que manejan amplios volúmenes como los túnidos o los mejillones ya que, en el último ejercicio, el precio del atún se mantuvo en niveles significativamente inferiores a los de años precedentes, lo que limitó la inflacion de los precios en el punto de venta y frenó, a su vez, la revalorización del mercado. No en vano, esta especie representa casi el 70% de la actividad de la industria y aporta el 60% de su valor.
En cualquier caso, pese a este parón, las conservas siguen siendo un producto básico de la alimentación en España, lo cual ha quedado además demostrado en las primeras semanas de la crisis del Covid-19, el consumo de estas referencias se disparó hasta en un 30 por ciento.