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viernes, diciembre 5, 2025
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«La Pesca contribuye a mitigar el hambre en el mundo»

Ernesto Penas autor del libro Proteína Azul, basa su discurso en los beneficios para la soberanía alimentaria que otorga la industria pesquera y critica a las Administraciones por no favorecer el consumo de los productos pesqueros. “Existe un discurso en el mundo occidental que la pesca y ganadería son profundamente negativos para el medio ambiente y destructor de la biodiversidad. Es un discurso comprado y falso porque no hay ningún sistema de producción de alimento que no tenga consecuencias. No hay tortilla sin romper huevos. Por ello, algunas veces me han indignado algunas posiciones que ha tomado la Unión Europea porque han comprado ese discurso ecologista extremo y yo lamento profundamente porque además quiero introducir un pequeñísimo elemento adicional. No soy jurista pero me he leído el el tratado el Tratado de Lisboa y reto a quien sea a que me encuentre una sola disposición que justifique el ecologismo extremo que impregna frente a la seguridad alimentaria. Todo ella deriva del Tratado de la Unión, donde se prioriza la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible. Y, el elemento de medioambiental de todas las políticas europeas debe ser compatible con la explotación prudente de los recursos naturales. En el Tratado no hay lugar para el ecologismo extremo”, decía Penas , autor del libro ‘La Proteína Azul’.


Frente a las campañas mediomabientales que nos dicen que es preciso dejar de pescar, para conservar la biodiversidad marina, Ernesto Penas se preguntaba qué “pasaría con nuestra producción de alimento puesto que para producir ese pescado que ya no se pescaría habría que producir, en términos de soja, nuevos cultivos sobre un total de 230.000 km cuadrados de nueva Tierra. Si el pescado lo reemplazamos por cereal serían 480.000 km cuadrados de nueva tierra agrícola para reemplazar el pescado. Si ese pescado lo reemplazamos por producción agropecuaria y ganadería de acuerdo con la proporción de distintos de distintas especies que tenemos en la actualidad la cifra sería de cerca de 6 millones de kilómetros cuadrados, es decir la superficie de Brasil. Cuando me jubilé visité la zona del Chaco, en el norte de Argentina y Paraguay, y de veía que estaban cultivandosoja en uno de los bosques con mayor biodiversidad del mundo, un bosque no amazónico y subtropical con una riqueza maravillosa, pero que ha quedado literalmente arrasado para producir soja. Cuando pensemos en la soja como la gran solución vegana me gustaría que se vieran esa zona . Y en el caso que queramos incrementar la productividad agrícola reduciendo la superficie de tierra agrícola no podremos abastecer a la población puesto que, según la FAO, todavía quedan más de 800 millones de personas malnutridas¨, explicaba Penas.


También Penas habló de la invasión de productos de carne artificial o de la proteína vegetal, “promovida por personas que digamos no pasan, necesariamente, grandes dificultades económicas por decirlo así porque están invirtiendo millones de dólares y yo me atrevo a avanzar la hipótesis todavía no plenamente comprobada y estoy en ello que a lo mejor quien invierte dinero en carne artificial quizá sea mal pensado y su único interés sea combatir la competencia desacreditando a los sectores y productores tradicionales de proteína animal, pero repito esto es una hipótesis mía. Yo creo que hay que potenciar la proteína azul y aunque nos lo presentan como un problema ecológico la pesca contribuye a los dos principales objetivos de las Naciones Unidas como son los de luchar contra la pobreza y contra el hambre’.
Duplicado el consumo
También, se habló de la producción de proteína acuática, la cual sigue aumentando y de hecho de acuerdo con la FAO es el tipo de alimento que está creciendo con mayor tasa en la actualidad. “Tanto la proteína marina como la dulce se mantienen estables con lo que se desmiente cualquier planteamiento apocalíptico sobre el estado de los recursos pesqueros mundiales y es que la gente en el mundo conforme escapa de la pobreza lo primero que quiere hacer es comer proteína animal.Yo diría por decirlo, de otra forma, que en el mundo hay millones de veganos, pero la inmensa mayoría son veganos forzosos porque son pobres no por elección y cuando dejan de ser pobres lo primero que hacen eseso”. Según los datos de FAO, se ha pasado a un consumo, de menos de 10 kilos por habitante y año, a algo más de 20 de media mundial, es decir se ha duplicado por lo tanto la proteína de pescado como proteína favorita de millones y millones de personas en el mundo que escapan de la pobreza con lo que tendríanos que hablar si esto es problema ecológico o es un problema efectivamente de alimentación y de lucha contra la pobreza.


Favorece la salud
Asimismo, Penas citó un estudio David Costello que mostraba que las pesquerías salvajes pueden incrementar un poco su producción no en gran medida eso es verdad pero básicamente a través quedan pocos recursos subexplotados, pero quedan muchos en los que hay margen de mejora si se le aplica la buena gestión pesquera y por supuesto la la proteína acuática de origen acuícola tiene todavía hoy un gran potencial de desarrollo. En cuanto a la salud humana, se citaban los estudios de la Sociedad Estadounidense de Cardiología, en el que la dieta ideal “más allá de la tan cacareada dieta mediterránea es la dieta pesco mediterránea; es decir, la dieta mediterránea con pescado, la cual es con diferencia la mejor dieta para la salud coronaria para la salud cardíaca de la población mundial”. Sus beneficios por producción de Omega 3 que “favorece el factor esencial con es el consumo de pescado por las madres gestantes ,para que cara a que sus hijos tengan un desarrollo cerebral pleno lo cual en muchos casos hoy día desgraciadamente no es el caso es decir que el pescado es incluso en los países del Tercer Mundo un factor esencial para la salud del sistema nervioso de los niños».


Cambio climático
Sobre los efectos que tiene la actividad pesquera sobre los ecosistemas marinos “son muchísimos menores que los cambios que se producen en los niveles tróficos marinos como resultado de la alteración de vida de la actividad pesquera. Y esos cambios son menores, muy particularmente, en el caso de los ecosistemas pelágicos. Si hacemos arrastre de fondo en una zona con corales de agua fría ahí tenemos una incidencia grande sobre la la biodiversidad marina, pero no tan grande como la de las la del arado en tierra firme pero importante. Mientras tanto la pesca pelágica de atún, sardina o anchoa tiene una incidencia verdaderamente mínima sobre la estructura de los ecosistemas marinos y por lo tanto en términos comparativos de efectos del sistema de producción de alimentos”, finalizaba Penas.

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