A medida que se acerca la ONUC, varias ONGs han hecho de la prohibición de la pesca de arrastre en las AMP su prioridad. Así, son innumerables los llamamientos a la movilización, las plataformas y las peticiones para presionar a los poderes públicos. Todos los medios están permitidos para lograr sus fines. No obstante, la pesca bretona no está dispuesta a que las ONGs «se apoderen» del relato contra el arte de arrastre.
Hace unos días, la ministra Agnès Pannier-Runacher anunció que Francia tomaría una posición caso por caso. Una posición moderada y de compromiso. Pero estas ONG no aceptan ningún compromiso. Por eso están intensificando su lobby para ejercer la máxima presión sobre el ministro. Con medios vertiginosos: publicidad a página entera en Le Monde ayer, plan mediático en el metro de París, bombardeo mediático, convocatoria de manifestaciones…
Entonces nos preguntamos: ¿Quién es el lobby poderoso? ¿Quién tiene los medios humanos y financieros para movilizar esos recursos para influir en las decisiones políticas? ¿Quién se beneficia de una cobertura mediática unilateral? ¿Quién lleva años estigmatizando a toda una profesión? ¿Quién está alimentando la opinión pública con informes cuyo propósito persuasivo se basa en la emoción y se apoya en el sesgo de confirmación? ¿Quién está siguiendo las peores prácticas de otros lugares al atacar a la industria francesa de esta manera? ¿Quién creó este clima venenoso e impide cualquier debate constructivo?
Frente a esta presión constante, es más imprescindible que nunca hacer oír otra voz. Una voz lúcida, constructiva y respetuosa de la realidad sobre el terreno. No permitamos que quienes rechazan los matices y descalifican cualquier opinión divergente impongan su narrativa. Sigamos defendiendo, con nuestros medios, la pesca francesa.
