La pandemia y la nueva vida de los seres humanos tras la propagación del virus deben obligarnos a reflexionar globalmente sobre nuestra relación con los océanos y los mares, el mayor reto que la humanidad está llamada a afrontar en las próximas décadas. Los océanos, las enormes extensiones marinas que cubren las tres cuartas partes de la superficie terrestre, son una reserva de vida para la propia existencia de todo el planeta y de todo el ecosistema global. De hecho, el 97% del agua del planeta se acumula en los océanos y mares. Juntos, su superficie es más de 3 veces mayor que la suma de todos los continentes terrestres y forman el mayor ecosistema de nuestro planeta.
Los inmensos océanos son a la vez los principales termorreguladores y los mayores proveedores de oxígeno de nuestro Planeta. Más de la mitad del oxígeno que respiran los seres vivos procede del plancton, ese bosque de microorganismos tan poblado que cubre la superficie de todas las cuencas hidrográficas del planeta, nuestros océanos y mares. Gran parte del calor solar retenido en la superficie de la Tierra, gracias a la acción de los gases de efecto invernadero, es absorbido por el agua del mar que luego, a través de la dinámica de las corrientes, lo distribuye desde los Trópicos hasta los Polos, asegurando unas condiciones climáticas templadas y una habitabilidad, de otro modo imposible, en nuestro Planeta.
Microorganismos flotantes
Las aguas superficiales, alcanzadas por la luz del Sol, pululan con microorganismos flotantes que producen el 50% del oxígeno del planeta gracias, de forma similar a lo que ocurre con las plantas terrestres, al proceso de la fotosíntesis clorofílica. Por el momento se han contabilizado miles de especies de microorganismos marinos, pero estamos muy lejos de tener un mapa completo de ellos, al igual que todavía estamos casi en los albores del conocimiento del inmenso ecosistema oceánico.
El círculo vicioso del continuo aumento de la cantidad de gases de efecto invernadero y el correlativo incremento de la temperatura acaban por dinamitar el delicado equilibrio del ciclo del carbono marino, ya que la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera es tan elevada que no puede ser contrarrestada por su captación por el fitoplancton mediante la fotosíntesis. El aumento de CO2 en la atmósfera la calienta y el exceso de calor se transmite a la hidrosfera induciendo cambios en la circulación acuática, en particular en la circulación vertical, que es esencial para que el plancton vegetal obtenga minerales de las profundidades de las cuencas, del lago al océano. Investigación, pero también oportunidades para las empresas vinculadas a la innovación y la economía azul. La nueva carrera por el oro y la riqueza futura se jugará en las profundidades y en el Ártico. En nuestros océanos y mares pululan las más diversas y desconocidas formas de vida a más de 200 metros de profundidad y la industria minera corre el riesgo de poner en grave peligro los ecosistemas para extraer los preciados minerales que necesita nuestro actual sistema industrial global.
Formas de vida desconocidas
Los esfuerzos de los científicos han trascendido las fronteras geográficas para aunar conocimientos e identificar áreas de crisis en esos tesoros sumergidos. Sólo conociendo el estado de los mares, incluso en los rincones menos conocidos y accesibles, podremos ayudar a identificar nuevas estrategias sobre el terreno destinadas a reducir la huella humana. Los estudiosos se han puesto manos a la obra para garantizar que se siga prestando atención a los nuevos peligros cuyos efectos podrían ser irreversibles. La unión de esfuerzos entre el mundo científico y los protagonistas de la pesca puede generar nuevas oportunidades de desarrollo, investigación y promoción de procesos de trabajo sostenibles y respetuosos con la vida del mar. Los pescadores de nuestro planeta pueden convertirse en los mejores aliados de los científicos que estudian los océanos y el mar, proponiendo la historia, la cultura y las tradiciones de un oficio antiguo y noble, profundamente ligado al mar y a la fauna de los océanos.