Subvenciones, gestión y cambio climático: la pesca mundial según la OCDE son los temas del último informe de la OCDE que retrata un sector en crecimiento pero que todavía depende de políticas públicas a menudo ineficaces. Para ello, se necesitan reformas específicas para apoyar verdaderamente la sostenibilidad y la rentabilidad de la pesca.
La producción pesquera mundial está aumentando, impulsada principalmente por la rápida expansión de la acuicultura en países asiáticos no pertenecientes a la OCDE, como China, India, Indonesia y Vietnam. En los países de la OCDE, por el contrario, observamos un crecimiento más lento de la acuicultura y una disminución constante del empleo en la pesca, a pesar de una mayor estabilidad del valor económico generado.
El nuevo Informe de Pesca 2025 de la OCDE, que analiza 41 países, incluidos miembros de la OCDE y los principales productores mundiales, muestra un sector que todavía está lejos de un equilibrio sostenible. Entre 2020 y 2022 se destinaron al sector más de 10 mil millones de dólares anuales, lo que equivale al 10,6% del valor total de los desembarques. Sin embargo, el 65% de estos fondos públicos se desembolsaron a través de instrumentos que, en ausencia de una gestión eficaz de los recursos, corren el riesgo de incentivar la sobrepesca o la pesca perjudicial para los ecosistemas marinos.
Los subsidios a los combustibles, la modernización de la flota y la infraestructura son las principales formas de apoyo público, pero rara vez van acompañados de mecanismos de control suficientes. La OCDE pide recalibrar estos recursos hacia actividades más útiles para la sostenibilidad del sector, como fortalecer la gestión, monitorear las existencias y apoyar la resiliencia climática.
Están surgiendo algunas señales alentadoras en los países de la OCDE, donde las inversiones en control, vigilancia y gestión están aumentando, al tiempo que los subsidios a los combustibles se están reduciendo gradualmente. También se recurre cada vez más a formas de apoyo a la renta, consideradas menos riesgosas desde el punto de vista medioambiental.
El informe destaca cómo sólo el 59% de las existencias evaluadas son gestionadas para alcanzar la máxima productividad posible, pese a que el 81% goza de buena salud. Una gestión más eficiente aumentaría los rendimientos, reduciría las emisiones y mejoraría la rentabilidad de los pescadores, especialmente en un contexto cada vez más afectado por el cambio climático.
Otro elemento crítico se refiere a la falta de atención a las cuestiones de género. En la mayoría de los países analizados faltan datos desagregados sobre el papel de las mujeres en el sector, lo que dificulta la implementación de políticas verdaderamente inclusivas. La OCDE pide cerrar esta brecha para garantizar una representación más justa a lo largo de toda la cadena de suministro.
2025 es un año estratégico para la pesca mundial, también en vista de la 3ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (del 9 al 13 de junio de 2025). El informe propone un marco claro para las reformas: reducir las formas de apoyo más nocivas, fortalecer la gestión científica de los recursos y asignar fondos públicos a políticas realmente orientadas a la sostenibilidad económica, social y ambiental.
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