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viernes, diciembre 5, 2025
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La Armada de EE. UU. acumula más de tres meses sin jefe titular de operaciones navales

Desde el despido de la almirante Lisa Franchetti en febrero, no se ha nombrado un sucesor permanente, generando inquietud dentro y fuera de la institución

La Marina de los Estados Unidos atraviesa un periodo de incertidumbre institucional sin precedentes. Desde el 21 de febrero, fecha en que la almirante Lisa Franchetti fue destituida de su cargo como jefa de operaciones navales por la administración Trump, el puesto más alto en la jerarquía operativa de la US Navy permanece vacante. Han pasado ya más de tres meses sin que se haya nombrado un reemplazo oficial.

Durante este periodo, el almirante James Kilby, quien se desempeñaba como jefe adjunto, ejerce las funciones de manera interina. Su permanencia en esta situación provisional ya ha marcado un récord de duración en la historia reciente de la marina estadounidense, y ha despertado preocupaciones entre altos mandos retirados y legisladores del Congreso.


Vacío de liderazgo en un contexto de tensiones geopolíticas

El cargo de jefe de operaciones navales (CNO, por sus siglas en inglés) es uno de los pilares del funcionamiento estratégico y administrativo de la Armada. Es responsable, entre otras funciones, del desarrollo de la doctrina naval, la preparación de la fuerza, la asignación de recursos y la planificación operativa global. La prolongada ausencia de un líder titular podría debilitar la capacidad de reacción y de decisión de una institución clave para la seguridad nacional estadounidense.

Diversas voces dentro del estamento militar han comenzado a expresar su preocupación ante la parálisis en el proceso de nombramiento. El retraso no solo afecta la estabilidad interna, sino que también puede tener impacto en el liderazgo internacional de la US Navy, especialmente en un momento de crecientes tensiones en el Indo-Pacífico y en el mar Rojo.


Consecuencias políticas del limbo institucional

Aunque no se han dado explicaciones oficiales claras sobre la demora, varios analistas apuntan a un bloqueo político en el seno del Congreso, donde los nombramientos de alto nivel militar requieren confirmación. La destitución de Franchetti, impulsada por la anterior administración republicana, generó controversia y dejó al cuerpo naval sin una hoja de ruta clara.

Lisa Franchetti fue la primera mujer en ocupar el cargo de jefa de operaciones navales, lo que había sido considerado un hito histórico para la Armada. Su salida abrupta, sin argumentos de peso publicados, fue criticada tanto por sectores progresistas como por oficiales veteranos que valoraban su experiencia y liderazgo.

Mientras tanto, el almirante Kilby continúa al frente de las operaciones de manera interina, enfrentando el desafío de mantener la operatividad sin la legitimidad plena que otorga un nombramiento permanente.


Presión creciente por una solución institucional

Las presiones para resolver la situación aumentan. Desde el Senado, legisladores de ambos partidos han solicitado a la Casa Blanca que proponga un candidato sin más dilación y han pedido a sus colegas acelerar el proceso de confirmación. “La Marina no puede permitirse permanecer acéfala por más tiempo”, declaró recientemente un senador demócrata del Comité de Servicios Armados.

Por ahora, la Armada estadounidense navega en aguas inciertas, con un liderazgo en pausa y con muchas decisiones estratégicas clave esperando una firma que aún no tiene un nombre definitivo.

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