Un estudio internacional alerta de que, pese al apoyo político y a la creciente demanda, el sector sigue siendo de nicho por sus altos costes y barreras estructurales.
La acuicultura biológica en la Unión Europea se perfila como un elemento clave en la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles. Sin embargo, su desarrollo sigue siendo limitado, marcado por contradicciones que impiden al sector salir de su condición de actividad de nicho. Así lo revela un estudio internacional dirigido por Lola Toomey y publicado en la revista Reviews in Aquaculture, en el marco del proyecto europeo OrganicTargets4EU.
El informe analiza en profundidad las políticas comunitarias, la dinámica de los mercados y los factores económicos que determinan la evolución de este subsector acuícola. La conclusión es clara: las oportunidades existen, pero los obstáculos estructurales y económicos siguen siendo determinantes.
Rentabilidad en entredicho
El mayor desafío reside en la rentabilidad. Los costes de producción biológica superan con creces a los de la acuicultura convencional. El uso de piensos certificados, la reducción de densidades de cultivo y la necesidad de infraestructuras específicas encarecen la actividad, reducen los márgenes de beneficio y desincentivan las nuevas inversiones.
A ello se suma la cuestión de la escala empresarial. Las explotaciones demasiado pequeñas tienen dificultades para sobrevivir en un mercado competitivo, mientras que las grandes instalaciones corren el riesgo de contradecir los estándares ambientales y la propia imagen del producto biológico.
Normativa desigual y costes añadidos
El marco normativo europeo es otro de los grandes condicionantes. La aplicación desigual de las regulaciones entre los distintos Estados miembros genera costes burocráticos adicionales y desigualdades competitivas que penalizan a determinados productores.
Mercado poco receptivo
En el plano comercial, el estudio advierte que el mercado europeo no reconoce todavía de forma plena el valor añadido de los productos acuícolas biológicos. La presión de las importaciones de terceros países, con costes de producción más bajos y estándares de certificación diferentes, acentúa el desequilibrio. Esto dificulta consolidar una cadena de valor que premie realmente los esfuerzos de sostenibilidad.
Perspectivas de crecimiento
Pese a este panorama, el estudio identifica elementos de esperanza. La demanda de alimentos sostenibles crece de forma constante en la UE, especialmente en los mercados más sensibles al bienestar animal y a la calidad ambiental. Un mayor apoyo de las políticas comunitarias, orientado de forma específica a reducir los sobrecostes, podría impulsar la transición.
También se subraya la importancia de la diferenciación del producto: comunicar de manera clara y creíble los beneficios ecológicos y sociales de la acuicultura biológica será fundamental para atraer a consumidores dispuestos a pagar un precio premium.
Un reto inevitable
El estudio concluye que la acuicultura biológica europea no es una utopía, pero sí un camino complejo que requiere estrategia, inversión y un mercado capaz de reconocer el valor real de este modelo productivo. Para la cadena de valor pesquera y acuícola, el desafío es ineludible si se pretende conciliar competitividad y sostenibilidad con los objetivos ambientales y sociales que la UE ha fijado para la próxima década.
En última instancia, el futuro de la acuicultura biológica dependerá de la capacidad de superar las barreras económicas y normativas, impulsando un crecimiento sostenido mediante políticas específicas y estrategias de mercado que refuercen su singularidad.
