La campaña de bonito sigue protagonizando episodios de lo más dantescos. Tres meses han pasado desde que el 16 de agosto el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación cerrase la campaña del bonito del norte más corta de la historia. Ahora, cuando la flota ha vuelto a las campañas de cerco y no queda ni rastro de los bancos de ese pescado azul de temporada, desde el 16 de noviembre porque ha comprobado que la flota española todavía podría capturar otros 213.715 kilos de una especie también conocida como atún blanco.
Son parte de los 17,39 millones de kilos distribuidos por Pesca en este 2021. Pescadores gallegos y del resto del Cantábrico no entendieron el cierre prematuro y ahora menos la reapertura cuya única causa puede ser que no sobra el bonito, sino que falta, pero el momento es el más inadecuado y demuestra. La campaña solo se reabre para la flota profesional, continúa vetada para la recreativa y la deportiva.
Otro episodio ya fue que la temporada de túnidos finalizase para los miembros de la organización de productores (OP) Les Pêcheurs de Bretagne, según un anuncio publicado en el Diario Oficial, el martes 9 de noviembre que indicaba que las subcuotas de atún rojo de los miembros de esta organización de productores estaban agotadas, en el mismo caladero que pescan los cañeros del Cantábrico y en el mismo stock. Esto se aplicaba a todos los miembros de la OP que utilicen redes de arrastre, caña o anzuelo y a los que capturen esta especie de forma incidental.
La misma orden indica el cierre de la subcuota de atún blanco para todos los miembros de esta Organización de Productores . Esta pesquería también está cerrada para los miembros del Suroeste de y para los no miembros de las OP, aunque quedan pocas toneladas disponibles de algunas OPs.
El caso ha generado curiosidad, no exenta de indignación, en medios pesqueros del Cantábrico debido a que si la pesca ha estado permitida hasta noviembre para Francia, para el Cantábrico y Noroeste quedó cerrado el pasado 16 de agosto con un alto volumen de pescado en la mar, pero con un alto volumen comercializado en pescaderías españolas en otoño, con lo que se entiende que la mercancía procedía de las capturas que estaba realizando la flota francesa.
La costera del bonito se cerró en el Cantábrico y Noroeste al consumirse las 17.704 toneladas de total autorizado . El prematuro cierre de la pesca olímpica obliga a abrir un debate en cuanto a si sería más conveniente un reparto de cuotas, por Cofradías, y barcos, para que el sector planifique mejor su actividad. Al final la situación ha conducido a que la costera quede finalizada de forma prematura, un 16 de agosto, como nunca había ocurrido antes. La campaña ha dejado mucho pescado en la mar, lo dicen todos los pescadores, con lo que es necesaria una reevaluación del recurso. El bonito llega a nuestra costa desde tiempo inmemorial y crece su población de la misma manera que su alimento, la anchoa o sardina que evolucionan de forma favorable también. Esta buena situación de los recursos se manifiesta en que el bonito seguirá abundando y creciendo en el mar a expensas de la buena situación que evidencia su alimento.No obstante, para una especie que llega en migración a la costa cantábrica y que se encuentra en un buen estado biológico, desde mucho tiempo atrás, no se justifica una cuota que no concuerda con la situación real del recurso, ni tampoco con la situación general de los túnidos a nivel mundial.
Junto a ello, el TAC se mantiene a un nivel, sin grandes alteraciones desde mucho tiempo atrás, para un conjunto 130 cañeros del Norte, con más de 3.000 marineros, que persiguen el bonito, en muy poco tiempo de actividad. Pese a que este año, la Unión Europea aprobó anticipar la Recomendación del Comité de Conservación del Atún Atántico ICCAT y situó el total admisible de capturas (TAC) de bonito del norte en 37.801 toneladas, para todas las flotas, el dato representaba un incremento del 12,5% respecto al límite de 33.600 toneladas actuales, pero no ha servido para fortalecer el sector pesquero y la flota de bajura, cuyo ingreso principal es el atún blanco. De esta manera la cuota en el año 2021 pese a ser mayor vuelve a demostrarse que es totalmente insuficiente para los intereses de los pescadores y lejós de la situación biológica de una especie que abunda en nuestros caladeros. El problema central es que España, representada por la Unión Europea, como parte contratante del Comité ICCAT sigue sin conseguir unas cuotas suficientes para mantener la actividad de su flota.
Pese al cierre, barcos de arrastre pelágico de Irlanda y Francia, con 8 unidades y una cuota de más de 3.000 toneladas, han estado descargando una especie que es centro de protección de los pescadores de bajura. Nuestros pescadores siempre han realizado una pesca selectiva con caña y cebo vivo cuidando los recursos y la biodiversidad ofreciendo una calidad y experiencia que es incomparable con la que ejercen aquellos arrastreros pelágicos y antiguamente las volantas prohibidas. Por todo ello, es exigible solicitar a las instituciones un aumento de las cuotas que se lleva solicitando desde hace décadas sin que se atendieran sus reivindicaciones en su justa medida.
Junto a ello, es preciso solicitar que el Gobierno central prohiba las descargas en puertos españoles de las capturas de la flota. En el año 2018 la Administración de Euskadi aprobó un Decreto por el que se prohibían estas descargas en los puertos vascos, si bien la Administración española lo dejó en suspenso por razones de libre competencia. Lo paradójico de la situación es que el arte de la pesca de bonito pieza a pieza, contrasta con el sistema agresivo de las redes pelágicas empleadas por barcos procedentes de Irlanda que todos los veranos, también este año, proceden a descargar sus capturas en el puerto de Ondarroa. Las fotografías de las descargas de estos bonitos en nuestras lonjas han levantando estupor entre consumidores y ecologistas. Igualmente, en el seno arrantzale existe malestar por la poco apoyo de ICCAT en reconocer la buena situación de la especie y que el Gobierno central siga permitiendo la descarga de bonito en nuestros puertos. En este sentido, pese a la ausencia de las limitaciones que existen para evitar esta pesca pelágica, obliga a ser aún más conscientes del valor que tiene la práctica y resultado de los pescadores de bonito. Nuestra flota está comprometida con los consumidores llevándoles a la cita el pescado que aprecian y lo hacen de una manera responsable». Son un ejemplo para la consecución de la sostenibilidad ambiental y una muestra de respeto hacia la especie con lo que tienen que contar con un aumento de cuotas con el que puedan obtener rentabilidad a un año. Si no conseguimos ofrecer una estabilidad nuestros jóvenes pescadores huirán del trabajo marinero, ante la posible pérdida de empleo que se producirá en muchos barcos, en un momento en el que el relevo generacional es el problema más importante del sector.