Madrid, 21 de agosto de 2025
Las importaciones de camarón en España siguen al alza y consolidan al país como uno de los principales centros neurálgicos del comercio europeo de este crustáceo. Según datos de la Cámara Nacional de Acuacultura del Ecuador, en el primer semestre de 2025 España importó un 6% más de volumen y un 10% más en valor respecto al mismo periodo de 2024, confirmando una tendencia de crecimiento sostenido en los últimos tres años.
El gran protagonista es Ecuador, que con 39.731 toneladas se asegura casi la mitad del mercado español (47%). Su crecimiento interanual del 33% lo convierte en el principal socio comercial y en un proveedor estratégico para la industria española y europea.
En contraste, Argentina retrocede de forma notable: sus envíos cayeron un 21%, quedando en 18.158 toneladas (22%), lo que refleja un repliegue frente a la pujanza ecuatoriana y a la expansión asiática. China, por su parte, consolida su presencia con un incremento del 10%, alcanzando las 6.900 toneladas (8%). El resto de los suministros (23%) se reparte entre diversos países, sumando 19.141 toneladas.
Un mercado en transformación
El balance refleja una media anual de crecimiento del 3% en el periodo 2023–2025 en los primeros seis meses de cada año, lo que evidencia que no se trata de un repunte coyuntural, sino de una demanda estructural en ascenso.
España no solo se reafirma como gran consumidor, sino también como plataforma de redistribución hacia otros países de la Unión Europea, lo que multiplica su peso en la cadena de valor del camarón. Esta posición convierte al país en un auténtico hub europeo, donde se definen dinámicas de precios, disponibilidad de producto y competencia entre orígenes.
Ecuador gana terreno, Argentina pierde, China avanza
La foto del semestre muestra un escenario competitivo en transformación. Ecuador amplía su dominio en el mercado ibérico y europeo, Argentina pierde cuota de forma acelerada y China gana posiciones de manera constante.
La evolución de estos tres actores principales tendrá consecuencias directas en los precios internacionales, en la estabilidad de la oferta y en la capacidad de España de seguir siendo un centro clave de referencia en la importación y reexportación de camarón dentro del continente.
