CEPESCA alerta de que limitar la actividad a 9,6 días por buque “haría inviable” la flota y reclama una decisión basada en la ciencia y en el impacto socioeconómico
El sector pesquero español ha encendido las alarmas ante la nueva propuesta de la Comisión Europea sobre posibilidades de pesca en el Mediterráneo para 2026. Representado por la Confederación Española de Pesca (CEPESCA), el sector ha trasladado a la Secretaría General de Pesca su rechazo frontal a un planteamiento que, de salir adelante, limitaría la actividad de la flota de arrastre a una media de 9,6 días de pesca por buque al año.
La organización califica la propuesta de “inasumible” y advierte de que, en la práctica, supondría la paralización de la flota española de arrastre que opera en el Mediterráneo, con consecuencias “devastadoras” para las comunidades costeras dependientes de esta actividad. Por ello, ha manifestado su esperanza en que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación logre el apoyo suficiente entre otros Estados miembros para frenar el texto en el próximo Consejo de Ministros de Pesca de la UE, que se celebrará los días 11 y 12 de diciembre en Bruselas.
CEPESCA, representada en la reunión por su vicepresidente para los caladeros del Mediterráneo y Golfo de Cádiz, José María Gallart, y por su secretario general, Javier Garat, considera que la propuesta de la Comisión “no guarda relación” con las evaluaciones científicas más recientes. Según recuerda el sector, esos informes apuntan a una mejora en el estado de los recursos pesqueros en la zona tras años de recortes, vedas y ajustes de esfuerzo.
El sector reprocha, además, que el documento no responda al mensaje trasladado en los últimos meses por el propio comisario europeo de Pesca, quien habría reconocido públicamente el esfuerzo de los pescadores mediterráneos y la necesidad de compensar ese sacrificio con más días de actividad.
Uno de los puntos más polémicos es el uso de la cigala como argumento central para justificar una reducción tan extrema del esfuerzo pesquero. CEPESCA cuestiona esa decisión y recuerda que esta especie “no ha tenido un papel relevante ni en el diseño ni en el seguimiento” del actual plan de gestión del Mediterráneo, por lo que su peso en el debate le parece “desproporcionado y carente de suficiente fundamento científico”.
Los datos respaldan esa crítica: en la Comunidad Valenciana la cigala apenas representa el 0,4 % de las capturas, y en Cataluña, el 2,6 %. Tomar como referencia una especie con ese peso marginal para fijar un recorte generalizado del esfuerzo de la flota resulta, a juicio de la patronal, “difícil de justificar”.
Más allá de los argumentos técnicos, CEPESCA subraya que la propuesta de la Comisión ignora el impacto social y económico que tendría sobre las comunidades costeras del Mediterráneo español. La organización recuerda que la Política Pesquera Común establece explícitamente la necesidad de equilibrar la sostenibilidad biológica de los recursos con la viabilidad socioeconómica de las flotas y de los territorios que dependen de ellas.
En este sentido, la patronal considera que el Consejo de Ministros de Pesca de diciembre será “determinante” para corregir el rumbo y alcanzar un acuerdo que permita mantener la actividad de la flota de arrastre “dentro de un marco sostenible, pero realista y basado en la evidencia científica”.
El sector recuerda, además, que en 2025 la Comisión ya redujo el esfuerzo pesquero en el Mediterráneo a 27 días de actividad por buque, una decisión que entonces también fue calificada de drástica. Aquella rebaja se moduló posteriormente con un paquete de medidas de gestión compensatorias —ajustes en el tamaño de malla, vedas temporales y otras restricciones técnicas— que permitieron ampliar en la práctica la actividad anual hasta unos 130 días por embarcación.
Para CEPESCA, el salto desde ese escenario a una media de apenas 9,6 días “rompe cualquier lógica de progresividad” y se aleja del espíritu de los compromisos adoptados hasta ahora.
La organización insiste en que el sector ha participado activamente en la aplicación de medidas de gestión y control, asumiendo reducciones de esfuerzo, cambios técnicos y cierres temporales, y que seguirá implicado en la mejora del estado de los caladeros. Pero advierte de que la sostenibilidad no puede construirse “a costa de hacer desaparecer a la propia flota”.
“El mantenimiento de la actividad debe conciliar sostenibilidad biológica con viabilidad socioeconómica”, recuerda CEPESCA, que pide evitar decisiones que “abocan a la desaparición de los barcos, el empleo y el tejido socioeconómico que los rodea”.
A la espera de lo que ocurra en Bruselas, el mensaje del sector pesquero español es claro: el Mediterráneo sigue necesitando una gestión estricta, pero también previsible y equilibrada, capaz de reconocer los avances logrados y de garantizar un futuro posible para quienes viven del mar.
