Mientras las pesquerías europeas luchan por contratar nuevos trabajadores, el sector se muestra preocupado por el futuro.
«Sabemos por los datos más recientes (2020), [que] el 10% de los pescadores tenían menos de 25 años y esto supone un descenso con respecto al 17% de 2018», afirma Anna Carlson, experta en cuestiones socioeconómicas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo, en este episodio de Ocean Calls.
«Es un descenso bastante drástico», afirma.
«En nuestra escuela de pesca se presentan muy pocas personas», añade Esben Sverdrup-Jensen, Presidente de la Asociación Europea de Organizaciones de Productores Pesqueros.
Explica que existe un grave problema de contratación en el sector: «El envejecimiento de la mano de obra plantea varios retos de sostenibilidad y también podría conducir a una disminución de los beneficios económicos y sociales.»
En 2018, el sector de la pesca y la acuicultura empleaba a unas 190.000 personas en toda Europa, pero estas cifras también están en declive.
Sin embargo, según Sverdrup-Jensen, la disminución del número de personas que trabajan en el sector «no es necesariamente un problema», ya que las nuevas tecnologías conducirán a la automatización de muchos procesos a bordo.
«Algunos de los buques de mi socio tienen unos 90 metros de eslora. Pueden llevar tres mil quinientas toneladas de pescado y tienes entre seis y ocho personas trabajando en el barco», explica.
«Es un trabajo muy físico»
«Normalmente, una salida de pesca dura menos de 24 horas», dice Carlson, describiendo el trabajo en un buque de pequeña escala en el mar Mediterráneo.
De no más de 12 metros de eslora, estos barcos constituyen el 82% de las flotas del Mediterráneo y el Mar Negro.
«Te levantas a las tres de la mañana para salir al mar. Es físico», prosigue. «En invierno hace frío, está mojado; en verano hace calor».
Tras regresar a puerto, los pescadores suelen preparar la captura, llevarla a vender e incluso comercializarla ellos mismos.
Por eso, dice Carlson, los jóvenes «preferirían tener un trabajo de oficina».
«Pero los pescadores también nos dicen que lo que más les gusta de su trabajo es que están en la naturaleza, en el mar».
Trabajar en la flota del Mar del Norte, que en su mayoría faena con grandes buques, «es bastante cómodo», explica Sverdrup-Jensen. Los pescadores disponen de camarotes y duchas privados, conexión wi-fi y zonas de fitness a bordo