Las autoridades ambientales del estado de Washington han confirmado la detección de nuevos ejemplares del cangrejo verde europeo (Carcinus maenas) en varias zonas costeras del estado, lo que ha encendido las alarmas sobre la propagación de esta especie invasora considerada una de las más destructivas del mundo. La detección del cangrejo verde europeo en el estado de Washington es un recordatorio de los riesgos que implican las especies invasoras y de la importancia de una vigilancia constante. Si bien la amenaza es real, los expertos coinciden en que actuar con rapidez puede marcar la diferencia para proteger los ecosistemas marinos locales.
Los hallazgos más recientes se produjeron en áreas donde hasta ahora no se había registrado su presencia, lo que representa un nuevo desafío para los esfuerzos de contención. El Departamento de Recursos Naturales del estado (DNR) indicó que, aunque estas nuevas detecciones son motivo de preocupación, su identificación temprana ofrece una oportunidad clave para actuar.
“Aunque estas nuevas detecciones son desalentadoras, encontrarlos a tiempo nos da la mejor oportunidad de suprimir la población y evitar una mayor expansión”, explicó Raquel Crosier, portavoz del Departamento.
¿Por qué preocupa tanto el cangrejo verde?
Originario de Europa y el norte de África, el cangrejo verde ha sido introducido accidentalmente en diversas partes del mundo a través del agua de lastre de los barcos y otras vías humanas. En América del Norte, ha colonizado zonas de la costa atlántica y, desde hace algunos años, ha comenzado a establecerse también en la costa pacífica.
Esta especie compite agresivamente con cangrejos nativos, consume grandes cantidades de moluscos, altera hábitats como marismas y praderas de pastos marinos, y representa una amenaza directa para la pesca comercial de bivalvos y el equilibrio ecológico local.
Medidas en marcha
El estado de Washington ha intensificado sus programas de monitoreo y trampas, en colaboración con tribus indígenas, científicos y voluntarios. Parte del éxito del programa depende de la participación ciudadana, ya que los residentes y pescadores locales son claves para detectar presencias inusuales y reportarlas rápidamente.
En respuesta a las detecciones, se están instalando barreras de contención y redes de trampas en puntos críticos para frenar su propagación.
Un reto ecológico y económico
La presencia de esta especie invasora no solo compromete la biodiversidad costera del noroeste del Pacífico, sino que también puede generar grandes pérdidas económicas, especialmente en sectores como la acuicultura y la pesca artesanal.
A nivel federal, el Servicio Nacional de Pesca Marina también ha mostrado preocupación, subrayando la necesidad de una estrategia regional coordinada para evitar que esta especie se expanda por la costa oeste de Estados Unidos y Canadá.
