No hay un mar en el mundo en el que la flota china sea bien recibida. Los pescadores de Pakistán se oponen a la presencia de los arrastreros de altura que no pueden pescar a menos de 12 millas náuticas de la frontera marítima de un país, pero esta práctica se lleva a cabo desde hace años con total impunidad. La llegada de 12 nuevos arrastreros chinos al puerto de Karachi en octubre de 2020 ha exacerbado la preocupación de los pescadores.
Los pescadores locales se quejan de que los arrastreros se dirigen a los mejores lugares. Algunos de estos lugares están enclavados entre lo que dicen que son las montañas del fondo marino frente a Gwadar. Uno de ellos se llama, de hecho, Koh-i-Dap (la boca de la montaña). «Los arrastreros llegan allí y nos privan del pescado», alega Gulzar Baloch, mientras descarga su pesca en el puerto pesquero de Gwadar. «Cuando se cruzan con nosotros, nos lanzan trozos de hielo y pequeñas piedras y nos ahuyentan». Otro pescador añade: «A veces nos quitan las capturas a la fuerza».
Pakistán divide su mar en tres zonas: la zona 1, hasta 12 millas náuticas, pertenece al dominio de Sindh y Baluchistán; la zona 2, entre 12 y 20 millas náuticas, es una zona de amortiguación declarada; mientras que la zona 3, de 20 a 200 millas náuticas, está controlada por el gobierno federal. Más de la mitad de los 990 km de costa del país se encuentran en Baluchistán. Como no se exige licencia para pescar en las aguas de Sindh, los arrastreros locales y extranjeros casi han acabado con las poblaciones de peces de esa zona. La mayoría busca ahora las aguas de Baluchistán.
Qadir Baksh R.B. es un líder local de una organización llamada Gwadar Mahigeer Ittehad, que lucha por los derechos de los pescadores. «La pesca ilegal está respaldada por una gigantesca mafia que opera desde hace décadas», señala. «Por desgracia, todos los gobiernos, incluido el actual, están de la mano de los delincuentes».
Oposición creciente en América Latina
La cada vez más creciente pesca ilegal por parte de barcos chinos se ha convertido en una seria amenaza para la amplia variedad de peces que habitan tanto en el Pacífico oriental como en el Atlántico sudoccidental, así como también para ese sector de la economía en países de América latina que son bañados por uno u otro océano, como el caso de la Argentina.
“En todo el mundo uno de cada 5 peces que se consumen ha sido capturado de manera ilegal, 20 % de los casi 100.000.000 de toneladas cada año y, generalmente, en las zonas vedadas a la pesca”, afirmó, a Inter Press Service, Juan José Cárdenas, uno de los oceanógrafos venezolanos más reconocidos del continente.
“Una de las zonas más afectadas es la de las islas Galápagos de Ecuador que están rodeadas de un área marina protegida de 193.000 kilómetros cuadrados de superficie, lo que la convierte en uno de los semilleros de especies marinas de mayor demanda para el consumo humano del mundo entero”, agregó quien se desempeña como investigador en la Universidad Simón Bolívar de Caracas.
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Según Cárdenas. al comienzo de cada verano boreal los barcos extranjeros faenan, de manera ilegal, junto a las aguas de Ecuador y Perú, y, ya una vez mar afuera, frente a las aguas de Chile, cruzan el estrecho de Magallanes, y remontan el Atlántico sudoccidental frente a la Argentina, Brasil y Uruguay.
Precisamente, según un estudio elaborado por especialistas de Oceanía, una organización no gubernamental internacional que realiza seguimiento a la pesca ilegal no declarada y no reglamentada (IUU por sus siglas en inglés), durante el primer semestre del año pasado, unos 350 barcos de bandera china faenaron frente a las aguas territoriales de la Argentina, donde existe una gran riqueza tanto del calamar Illex argentinus, como de la merluza hubbsi, de langostinos y de muchas otras preciadas especies ictícolas.
“Es una flota que, según capitanes de navíos argentinos, incurre en la IUU con trasbordos no reportados que camuflan la pesca ilegal, transfiriendo pescado entre barcos y apagando los transpondedores que indican la ubicación de sus naves”, señala la ONG.
El informe da cuenta de que más de 400 barcos de bandera china pescaron por cerca de 621.000 horas a lo largo de la ZEE argentina entre los años 2018 y 2021, y desaparecieron de los sistemas de rastreo más de 4.000 veces.
“El gobierno argentino ha reportado que, por contraste con las 400.000 toneladas anuales de Illex desembarcadas en sus puertos a finales del siglo XX, desde 2015 se capturan menos de 100.000 toneladas anuales, con apenas 60.000 en 2016”, agrega el informe.
“Informes del sector en los medios locales dan cuenta de que, en cambio, los buques extranjeros -chinos, españoles, surcoreanos y taiwaneses-, han podido pescar hasta 500.000 toneladas anuales de calamar, tanto en las proximidades de su ZEE como en incursiones dentro de ella, un volumen que puede representar entre unos 5.000 a 14.000.000.000 de dólares al año”, concluyen los especialistas.