Autor
David Willer
Investigador Henslow, Sustainable Seafood, Universidad de Cambridge
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, un tercio de las poblaciones de peces se capturan a un ritmo que supera lo que pueden reponer estas poblaciones, y el 90% se pesca hasta su límite sostenible. Una de las principales causas de la sobrepesca es, irónicamente, la demanda de alimentos para peces. Más de un tercio de todo el pescado capturado en el mundo se destina a alimentar a los animales de granja en lugar de a las personas. La piscicultura, o acuicultura, es el sector alimentario de más rápido crecimiento en el mundo. La mayor parte del salmón del Atlántico que se vende en los supermercados del Reino Unido es de piscifactoría.
La cría de estos grandes peces depredadores implica alimentarlos con una dieta rica en ácidos grasos omega-3 y proteínas, nutrientes que también son esenciales para los humanos para el desarrollo del cerebro y la función nerviosa. En un nuevo estudio, mis colegas y yo descubrimos que si la gente comiera el pescado capturado en la naturaleza, como las sardinas, que suele destinarse a las piscifactorías de salmón, dejaría casi 4 millones de toneladas de pescado en el mar y proporcionaría 6 millones de toneladas más de marisco.
Alimentar a las personas, no a las piscifactorías
El mar proporciona a la humanidad una gran cantidad de alimentos ricos en nutrientes, de los que nos hemos beneficiado durante miles de años. El marisco es una de las fuentes más fáciles de absorber de nutrientes clave como el omega-3 y las vitaminas D y A que los humanos necesitan. Se cree que una dieta que incluya marisco puede haber ayudado a los humanos a desarrollar cerebros más grandes. Existe una responsabilidad global de utilizar este recurso de forma sostenible, ya que más de 3.300 millones de personas dependen de él como fuente de proteína animal.
El salmón criado en granjas costeras frente a Escocia es la mayor exportación de alimentos del Reino Unido por su valor económico total anual (seguido del pan y la bollería). Nuestro equipo de investigación llevó a cabo una evaluación exhaustiva de la industria escocesa del salmón, recopilando datos sobre el contenido de nutrientes de los peces, la composición de la harina y el aceite de pescado y examinando la transferencia de micronutrientes de los piensos a los peces.
Descubrimos que si se eliminara el pescado salvaje de los piensos para salmones y en su lugar se utilizaran únicamente subproductos del pescado -como recortes y restos del fileteado de los peces de piscifactoría- se podrían dejar en el mar 3,7 millones de toneladas de pescado y la producción mundial anual de pescado podría aumentar en 6,1 millones de toneladas. Más de la mitad de los minerales y ácidos grasos esenciales disponibles en el pescado salvaje se pierden actualmente en la boca de los humanos cuando se alimenta con ellos al salmón de piscifactoría.
Al comparar el salmón con otras opciones, nuestra investigación también puso de manifiesto los beneficios para la salud y el medio ambiente de consumir mariscos cultivados de forma más sostenible, como los mejillones. Los mejillones pertenecen a la clase de moluscos bivalvos que incluyen mariscos como las almejas y las ostras (pero no los langostinos, las langostas o los cangrejos). Nuestras investigaciones han demostrado que los mejillones son uno de los alimentos más sostenibles del planeta, más que cualquier otra carne, pescado y la mayoría de los cultivos terrestres como la soja, el trigo y el arroz.
Los mejillones no necesitan alimento, simplemente se alimentan de las algas del agua. Los arrecifes que crean actúan como criaderos donde los peces jóvenes pueden desarrollarse hasta alcanzar su tamaño completo, ayudando a regenerar las poblaciones de peces salvajes. Las piscifactorías de bivalvos no utilizan tierra ni agua dulce. De hecho, actúan como un sumidero de carbono.
Pero, ¿y si te gusta comer salmón? El uso de alimentos alternativos en las piscifactorías de salmón está creciendo, pero algunos son mejores que otros. Los piensos elaborados a partir de cultivos como la soja y el maíz necesitan mucha tierra y agua para producirse, pero los elaborados a partir de algas son más ricos en omega-3 y utilizan el espacio del mar (del que hay mucho) en lugar de la tierra. Necesitamos más investigación e inversión para producir alimentos marinos nutritivos y reducir la presión sobre los ecosistemas marinos.