«Les insto a que salgan de Londres habiendo encontrado una estrategia sobre gases de efecto invernadero que comprometa al sector marítimo a cero emisiones de aquí a 2050» Este mensaje se envió a los Estados miembros de la Organización Marítima Internacional el lunes 3 de julio, al comenzar una semana de negociaciones para establecer una trayectoria vinculante para la descarbonización del transporte marítimo.
Además de los criterios técnicos y los objetivos cuantificados de reducción, la OMI también está trabajando en los aspectos financieros de la cuestión, incluida una propuesta de impuesto mundial sobre el carbono. Aunque esta propuesta cuenta con el apoyo de muchos países, sobre todo de Europa y la cuenca del Pacífico, está encontrando una considerable resistencia por parte de las grandes potencias, encabezadas por China.
En una nota diplomática, China juzgó poco realistas los objetivos de emisiones cero para 2050. Recordemos que la OMI funciona según el principio del consenso. Y para que los convenios internacionales que la organización pone en marcha entren en vigor, es necesario obtener la ratificación de un volumen crítico de tonelaje y de países signatarios. En estas condiciones, el apoyo de las grandes potencias marítimas parece necesario si se quiere lograr un marco reglamentario viable.