España acelera en consumo de pescado mientras Italia se frena por el envejecimiento. La población española, más joven y en crecimiento, impulsa un mercado dinámico que refuerza el papel del país como referente en el Mediterráneo.
La evolución demográfica europea está marcando diferencias notables en el consumo de productos pesqueros, y España emerge como uno de los países más dinámicos del continente. Mientras Italia acusa un proceso de envejecimiento que ralentiza su mercado, España mantiene uno de los niveles de consumo de pescado más altos de Europa, consolidando su posición como referencia mediterránea en el sector.
Según datos de Eurostat, España superó en 2024 los 48 millones de habitantes, con un incremento superior al millón de personas en la última década. El país presenta una edad media de 45 años, con un 21% de población mayor de 65 años. Estos indicadores contrastan con Italia, que ha caído a 58,9 millones de habitantes y cuenta con una edad media de 48,4 años y un 24% de población anciana.
La estructura poblacional más joven y en expansión de España sostiene un patrón de consumo más amplio, diversificado y abierto a la innovación gastronómica. Este dinamismo se traduce en un mercado que, además de ser motor para la propia industria pesquera nacional, representa un atractivo laboratorio para nuevos productos y formatos, tanto frescos como procesados.
En comparación, Italia refleja una demanda más marcada por la llamada “silver economy”, con preferencias hacia productos prácticos, saludables y de fácil preparación, como monoporciones y presentaciones orientadas a un consumidor maduro y selectivo.
El contraste entre ambos países ilustra cómo la demografía se ha convertido en un factor competitivo clave. España no solo mantiene un alto consumo interno de pescado, sino que también ofrece oportunidades de crecimiento para la exportación, al configurarse como un mercado con consumidores jóvenes, exigentes y abiertos a la experimentación.
Para los expertos, el caso español demuestra que el sector pesquero puede crecer cuando se combina tradición culinaria con tendencias innovadoras, en un contexto demográfico favorable. Así, el futuro de la industria no dependerá únicamente de cuotas pesqueras o cadenas logísticas, sino también de entender cómo evoluciona la población y adaptar la oferta a sus nuevas demandas.
