El auge del consumo de pescado entre los mayores de 50 años es la lección que China ofrece a Europa. La transformación demográfica que vive China está modificando profundamente los hábitos de consumo alimentario, y el pescado no escapa a esta tendencia. Un informe reciente de Alibaba Group revela que el grupo de consumidores mayores de 50 años ha pasado a ser el principal impulsor de las ventas online de productos pesqueros en el gigante asiático.
Esta evolución, con implicaciones directas para productores, distribuidores y plataformas digitales, ofrece lecciones valiosas también para el sector pesquero europeo, especialmente para el italiano, que aún no ha logrado adaptar su oferta a las necesidades de esta población senior.
En China, el consumidor de edad avanzada se ha convertido en protagonista de una nueva era de consumo azul. Atraídos por los beneficios nutricionales del pescado, su frescura y su carácter saludable, los mayores de 50 muestran una creciente preferencia por alimentos como gambas congeladas, pepinos de mar o cangrejos peludos, comprados a través de plataformas como Taobao y Tmall, donde en 2024 se estiman unos 380 millones de compradores. De hecho, los datos apuntan a que este grupo de edad ya supera en volumen de compra a los menores de 29 años, inclinando la balanza del mercado hacia un perfil más maduro, informado y exigente.
A diferencia de los consumidores jóvenes, seducidos por el diseño del packaging o las campañas de marca, los senior buscan calidad organoléptica, seguridad alimentaria y facilidad de preparación. Este patrón de consumo tiene consecuencias en toda la cadena de valor: desde la producción hasta la logística y la distribución, que deben adaptarse para satisfacer una demanda que valora la funcionalidad y la salud por encima de las modas.
Europa no puede pasar por alto este fenómeno. Según Eurostat, más del 45% de la población ya supera los 50 años, y esta proporción seguirá creciendo. Sin embargo, las estrategias del sector pesquero siguen centradas en atraer a las familias jóvenes o en abastecer al canal de restauración rápida. La lección que llega desde China es clara: adaptar la oferta a las necesidades de los mayores no es solo un gesto de inclusión social, sino también una oportunidad de negocio.
Esto implicaría repensar los formatos de venta —como porciones individuales y envases fáciles de abrir—, enfatizar los beneficios nutricionales como los omega-3 o el bajo contenido graso, y ampliar la gama de productos listos para cocinar. También se abren nuevas oportunidades en el comercio electrónico y en la entrega a domicilio, terrenos aún poco explorados por el sector pesquero italiano.
Además, la ralentización del crecimiento de la producción interna de pescado en China —que podría pasar de un 3,3% anual a cerca del 1%— incrementará la demanda de importaciones, especialmente de productos de alta calidad. En este contexto, las producciones mediterráneas pueden posicionarse como una opción atractiva para el mercado chino, siempre y cuando se acompañen de estructuras logísticas modernas, narrativas comerciales bien definidas y alianzas tecnológicas que respondan a la exigente competencia asiática.
El auge del consumo de pescado entre los mayores de 50 años en China no es una simple curiosidad de mercado: representa un cambio de paradigma. Para el sector pesquero europeo, y particularmente para el italiano, anticiparse a esta transformación demográfica puede significar una ventaja competitiva decisiva. Observar lo que ocurre hoy en China es, sin duda, prepararse para el mercado del mañana
