La ONG Changing Markets condena la utilización de harina y aceite de pescado par alimento de la acuicultura, basado en los hallazgos de investigaciones realizadas Vietnam, India y Gambia, Change Markets ha presentado un informe que condena la la producción de harina y aceite de pescado (FMFO) para su uso en la creciente industria acuícola mundial. Según sus investigaciones está destruyendo las poblaciones de peces, los ecosistemas marinos y los medios de vida tradicionales. como socavando la seguridad alimentaria de las comunidades vulnerables. Nuestros hallazgos revelan que la demanda de FMFO está alimentando la sobrepesca, exacerbando otras presiones sobre las poblaciones de peces silvestres, como el cambio climático, y que las especies que se toman para producir FMFO a menudo son peces de grado alimenticio.
En cualquier caso, la tendencia es intentar sustituir la harina de pescado por otras harinas en todos los peces, sean o no carnívoros. De hecho, España cuenta con un Plan Estratégico para conseguirlo paulatinamente. La primera idea han sido las harinas vegetales, es decir, “buscar plantas con alto contenido en proteína, como la soja”. Pero no es tan sencillo: “Si le damos vegetales a un carnívoro, que tiene su sistema digestivo adaptado a comer peces, le van a sentar mal. Los fitoestrógenos pueden afectar a su metabolismo o a su reproducción. Además, desde mi punto de vista, si intentamos aumentar la sostenibilidad de la acuicultura por esta vía vamos a acabar deforestando el Amazonas para plantar soja”, advierte el científico del CSIC.
Por eso, apuesta por otras muchas soluciones: la cría de insectos para alimentación de los peces, las proteínas sintéticas y el fitoplancton para aportar los ácidos grasos. En cualquier caso, “se necesita mucha investigación”.
Harinas vegetales
Lo cierto es que los piensos para peces ya están sustituyendo la proteína procedente de harinas de pescado por proteína vegetal, pero la razón no tiene mucho que ver con la sostenibilidad ni con el aparato digestivo de los peces: simplemente, la soja sale más barata.
En general, la materia prima del pienso basado en harinas y aceites de pescado tiene un precio muy volátil. Una de las razones es que la producción de anchoveta peruana sube y baja radicalmente de un año a otro porque depende de fenómenos climáticos como El Niño y esto repercute en toda la cadena de producción, de manera que los empresarios acuícolas se quejan de cómo fluctúa el precio de los piensos.
“El miedo al cambio tiene que ver con una visión cortoplacista del sector, si miran un poco más allá, la propia normativa europea va a fomentar una transformación hacia un sistema más ecológico, hacerlo ahora va a ser menos doloroso y el pienso de origen vegetal va a tener un precio más estable”, destaca José Antonio Bautista. De hecho, una de sus conclusiones tras realizar el informe es que “España está en una posición privilegiada para poder meterse de lleno en la acuicultura sostenible y sustituir los piensos hechos con harina y aceite de pescado por piensos que estén hechos con otro tipo de productos”.
El hecho de que el mejillón cope más de tres cuartas partes de la producción hace que el resto, la parte que se ve afectada por el problema de los piensos, aún esté en la “parrilla de salida”, frente a otros países de Europa, en los que el sector es más maduro. “Está previsto que la acuicultura en España crezca mucho en los próximos años, hay muchas empresas que se están renovando, quitando barcos del mar para hacer piscifactorías o granjas marinas y mucha gente está viendo oportunidades de negocio”, comenta. Y desde el punto de vista de la sostenibilidad, tanto medioambiental como financiera, la búsqueda de alternativas es ineludible.
Algunos ya se han adelantado. El informe identifica el caso de Caviar de Riofrío, la primera empresa acuícola española en adoptar un sistema 100% ecológico y sostenible en toda su cadena de producción. El pienso que usa es una parte vegetal y otra parte de proteína animal que viene de descartes de pescado, restos de fileteado y pesquería sostenible, además de harina de insectos. Además, ha diversificado su negocio incorporando turismo, ya que ofrece visitas guiadas.
Anchoveta peruana
El proceso comienza con la pesca de la anchoveta peruana (parecida a nuestro boquerón), que es el pez más usado en para estos piensos, aunque también se utiliza caballa, arenque o sardina. Esta materia prima se transforma en harinas y aceites de pescado en las primeras fábricas por las que pasa. Después, los productores de pienso fabrican el alimento para peces a partir de ellas y se lo venden a las piscifactorías, que se lo dan a especies muy demandadas, como el salmón y la gamba. De allí llegan al consumidor final a través de supermercados y restaurantes.
En el comercio mundial, todas estas relaciones son muy complejas y perjudican a países como Gambia, Vietnam o India, que dependen de la pesca para alimentar a su población, de manera que Changing Markets denuncia que este tipo de sobrepesca está poniendo en riesgo su seguridad alimentaria. A veces se desvía el pescado utilizado para consumo humano a las plantas de harina de pescado, como sucede en India, según ha comprobado esta organización. El mayor productor mundial tanto de harina como de aceite de pescado es Perú, ya que en sus aguas se pesca la anchoveta.
La acuicultura española tiene un peso enorme en el mundo. Según los datos de la Asociación Empresarial de la Acuicultura de España (APROMAR), en 2018 produjo 348.395 toneladas de peces, mariscos y moluscos, cifra que pone a nuestro país en cabeza de la UE. Sin embargo, la inmensa mayoría es mejillón, muy por delante de los peces carnívoros que más se crían: lubina, trucha arco iris y dorada.
España es el noveno país que más cantidad de aceite de pescado importó a nivel global en 2018