Dieciséis barcos de cerco de puertos catalanes, miembros de la Organización de Productores Pesqueros Peix Blau de Catalunya, expresan su indignación debido a la prohibición de pesca de atún impuesta por las legislaciones pesqueras.
A pesar de que la costa está llena de atunes y así lo avala un informe científico publicado en 2020 por la Generalitat (ICATMAR, 20-03), las autoridades no les permiten pescarlos, lo que deja a los pescadores locales de cerco en un difícil escenario.
La interacción de esta especie con la pesca de cerco es inevitable debido a la depredación existente entre especies pelágicas de distinto nivel trófico, lo que ocasiona daños en los artes de pesca y en las capturas de pescado azul, con la consecuente disminución de la calidad y el precio de estas últimas.
Los pescadores alzan su voz para manifestar lo que consideran un grave contexto de desamparo: Mientras a ellos se les restringen las cuotas de pesca de pequeños pelágicos, alegando las autoridades razones como la sostenibilidad de las pesquerías y la disminución cuantitativa de estas especies en el Mediterráneo, las mismas autoridades prohíben a los pescadores capturar los atunes que se comen los pequeños pelágicos. Dándose así un sinsentido que está protagonizando el día a día del litoral catalán actual.
Los marineros afectados instan a que se les permita la captura de al menos un ejemplar de atún por barco y día, sin detrimento de las cuotas asignadas a otras modalidades. Pues de este modo seguiría habiendo multitud de estos peces pero se reduciría un poco el negativo impacto que producen en el sector.
Hasta la fecha, no se les ha concedido y sigue formando parte de una lucha con adarmes de esperanza de que se mejore en un futuro la situación.