El equipo de biólogos y veterinarios de Caviar Riofrío ha sido capaz de reproducir sus primeros esturiones Beluga. Así, ha logrado que en las instalaciones de la localidad de Riofrío nazcan esturiones Beluga en cautividad. Se trata de un hito teniendo en cuenta que esta especie está prácticamente extinguida en la naturaleza y su caviar es uno de los más codiciados a lo largo y ancho del mundo. Compra de un millar de ejemplares a Hisparroz.
El pasado año, la compañía realizó la compra de un millar de ejemplares Beluga y Osetra al grupo Hisparroz, en Doñana. La operación superó el medio millón de euros y tenía como finalidad recuperar el ciclo de vida del esturión tal y como vivía en los ríos de la Península Ibérica, entre ellos, el Guadalquivir. Durante varios meses y todavía en Doñana, se inició la alimentación 100% ecológica y se realizaron los trámites pertinentes para conseguir la certificación.
Fue en marzo cuando los esturiones viajaron hasta la pequeña localidad de Riofrío. Pronto, los ejemplares, de más de 20 años y cerca de 100 kilos de peso, se adaptaron perfectamente al agua que mana apenas a unos metros, en la Sierra Gorda de Loja, y el equipo de biólogos comenzó a estudiar cómo reproducirlos.
Para la fecundación se escogen el semen y las huevas más fértiles, se realiza una reproducción controlada y, una semana después aproximadamente, eclosionan. En esos primeros diez días se alimentan de su saco vite lino y poco después de un crustáceo microscópico llamado Artemia Salina.
Cumplidos los tres meses empiezan a ingerir el pienso ecológico que comen todos los ejemplares. Cuando cumplan 15 años, a través de una ecografía se diferenciará los machos y a las hembras. Y éstas, a partir de los 20-25 años, podrán producir el codiciado caviar Beluga.
Carlos Cadenas, consejero delegado de la firma, celebra el logro: “ Ser capaces de reproducir la especie Beluga en cautividad, a demás de ser una nueva vía de negocio, cumplir con la misión de recuperar el ciclo de vida de los esturiones tal y como vivían en la Península Ibérica, significa compensar las pérdidas acaecidas tras la riada de 2018, cuando se perdieron más de 11.000 ejemplares