Ante el riesgo de una nueva huelga por la subida de precio de los carburantes, el sector muestra su «máxima preocupación» por las consecuencias que tendría para empresas y consumidores
Los transportistas han pedido al Gobierno que tome nuevas medidas para aliviar los altos costes que están teniendo que asumir, sobre todo por el alza de los carburantes. Esta misma semana, el Comité Nacional del Transporte de Mercancías (CNTC) -máximo órgano de representación del sector- mandaron un escrito al Ministerio de Transportes solicitando que se prorrogue hasta el 31 de diciembre la bonificación de 20 céntimos por litro de combustible y que para los camiones de hasta 7,5 toneladas la subvención sea de 40 céntimos.
Por el momento no aluden a la huelga, algo que sí hizo unos días antes la Plataforma en Defensa del Transporte por Carretera -convocantes de los paros del pasado mes de marzo- si no se toman medidas «más eficaces» que reduzcan los costes de los transportistas y no salgan a pérdidas.
Ante esta delicada situación, la cadena agroalimentaria advierte de que «no podrían soportar» una nueva huelga del sector del transporte. En un comunicado conjunto, organizaciones agrarias (Asaja, Coag, UPA y Cooperativas agroalimentarias) y empresariales (FIAB, AECOC, Aces, Anged, Asedas, Cedecarne, Fedepesca, Hostelería de España y Marcas de Restauración) señalan que los paros del mes de marzo provocaron problemas en la cadena de abastecimiento de productos básicos que no se pueden volver a permitir. «Mostramos la máxima preocupación por las graves consecuencias que un nuevo paro podría tener sobre las empresas y los consumidores», aseguran.
De esta forma, los representantes del sector agroalimentario recuerdan que prestan un «servicio esencial» para el abastecimiento de alimentos a la población, un carácter esencial que fue reconocido durante la pandemia. Ademas, el sector agrario se encuentra en plena campaña de fruta de verano y gran parte d ella producción española tiene como destino mercados internacionales, por lo que un paro del transporte significaría pérdida de prestigio y de destinos de exportación.
Y aunque reconocen que el conjunto de la sociedad está soportando una «situación muy difícil» por la elevada inflación, aseguran que la cadena agroalimentaria está haciendo un gran esfuerzo para repercutir «lo menos posible» al consumidor el alza de los precios d ella energía, combustibles, fertilizantes y materias primas.
«Un nuevo paro supondría la entrada en pérdidas de muchos operadores del sector, que están soportando a duras penas una coyuntura económica y geopolítica sin precedentes», explican en el comunicado.