Anfaco-Cecopesca se han reunido con la Dirección General de la DG Mare para demandar un posicionamientio fuerte de la Comisión Europea ante Tailandia para defender políticas e intereses comunitarios en el proceso de negociación del acuerdo de libre comerciop.
Durante la reunión, se debatieron las últimas acciones tomadas por el Gobierno de Tailandia, que generan serias dudas de voluntad de cumplimiento en materia de pesca INDNR o social, y que fuerzan a exigir cambios antes de tomar decisiones en materia comercial.
Especial mención tuvieron los productos a base de atún, siendo Tailandia el principal productor mundial con cerca de 600.000 toneladas anuales[1] y para los cuales ANFACO-CECOPESCA solicitó su exclusión total del acuerdo de libre comercio.
Recientemente, una delegación inédita de ONGs (EJF y OCEANA) y máximos representantes de la cadena de valor (EUROPECHE y ANFACO-CECOPESCA) se reunieron en Bruselas con la Directora General de la DG-MARE, Charlina Vitcheva, con el fin de manifestar su grave preocupación por que los procesos de negociación de acuerdos de libre comercio actualmente en proceso, como Indonesia, Filipinas y, especialmente, Tailandia, puedan aprovechar el cambio de ciclo político en la UE, para avanzar técnicamente en materias que perjudiquen los intereses comunitarios bajo la política comercial actual[2], y asimismo solicitar que se eviten acuerdos que reduzcan la influencia global Europea en la lucha contra la pesca INDNR.
En octubre de 2023, más de 90 ONGs[3] elevaron una carta conjunta al primer ministro tailandés, que manifestaba las graves consecuencias de las decisiones que su gobierno pretendía implantar orientadas hacia una desregulación pesquera total, que además podría permitir situaciones como el trabajo infantil o mayor laxitud en los controles portuarios. Esta preocupación se suma a las peticiones del sector transformador español, liderado por ANFACO-CECOPESCA, que reiteradamente ha solicitado la exclusión total del atún de la negociación, al considerarse que “Tailandia no está lista, ni preparada, ni desea adaptarse a los estándares europeos”. Este mensaje, ha vuelto a transmitirse por el representante de ANFACO-CECOPESCA en esta reunión, recordando el apoyo de otras asociaciones industriales europeas, como ANCIT (Italia) y ANICP (Portugal), que juntas representan más del 90% de la producción europea de conserva de atún, o el apoyo recibido en el Consejo Consultivo de Mercados (MAC, por sus siglas en inglés).
Tailandia es el mayor productor mundial de productos de atún (congelado, preparaciones y conservas), con casi 600.000 toneladas anuales[4], y el mayor exportador de preparaciones y conservas, representando más del 30% total mundial. Una de cada tres latas exportadas de atún en el mundo, es tailandesa.
La principal ventaja competitiva de la industria en Tailandia proviene de varios factores que impiden un level playing field:
- Importa materia prima (atún entero) de países como Micronesia, Vanuatu, Kiribati, o Nauru. Un análisis de abastecimiento realizado por ANFACO-CECOPESCA, indica que hasta el 45% del atún entero que transforma no sería elegible para la Unión Europea por cuestiones de pesca INDNR o sanitarias. Sería materia prima ilegal o no válida, significando una auténtica dificultad de control y aseguramiento de cumplimiento dentro del entramado de fábricas tailandesas.
- El país no tiene ratificado convenios fundamentales en materia de derechos humanos, como la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, o en materia laboral, como el Convenio sobre la Libertad Sindical o el Derecho de Sindicación y Negociación Colectiva. Esta situación permite que en las fábricas puedan existir condiciones de abuso recurrentes.[1]
- A nivel medioambiental, sus fábricas no cumplen con los mismos estándares de emisiones que en la UE[2], ni tienen planes para reducir su huella de carbono, ni una gestión de sus residuos o envases similar a la UE.
- En materia sanitaria, durante la última auditoría de la UE de 2023[3], se siguen encontrando deficiencias a resolver tras años de cooperación en dicha materia demostrando las dificultades existentes en el país para el cambio.
Un aspecto fundamental destacado en la reunión es que Tailandia debe ser tratado de forma excepcional.
Si bien cuenta con una gran capacidad de transformación, adolece de producción (flota), situación que no se corresponde con Filipinas o Indonesia. La ausencia de flota, con unas capturas de atún entero tailandesas inferiores a 4.000 toneladas anuales[8], supone que necesitan importar masivamente materia prima de países, muchos de ellos no elegibles para el mercado europeo, suponiendo una dificultad de vigilancia en trazabilidad considerando las deficiencias encontradas en la última inspección que no permiten a las autoridades tailandesas proporcionar garantías fiables. Lo anterior, rompería con la estrategia y principios de negociación en materia de origen y promoción de prácticas pesqueras sostenibles, puesto que el país no dispone de flota en tal sentido y no podrá proveer productos con materia prima originaria. “Bajo ningún concepto se deben otorgar excepciones a Tailandia sobre las reglas de origen enteramente obtenidas o flexibilidades de acumulación, y tampoco la posibilidad de adquisición de flota para falsear orígenes”, declaró ANFACO-CECOPESCA.
Por todo lo anterior, ANFACO-CECOPESCA reiteró que Tailandia no tiene comparación con otras negociaciones comerciales realizadas o en proceso, tanto por la estructura industrial (principal transformador mundial de atún) como por ausencia de flota. Cualquier flexibilidad arancelaria o apertura de contingentes para productos de atún, significaría un golpe letal para los intereses comunitarios que, ante nulas garantías de level playing field, reduciría su posibilidad de exportación al mercado europeo disminuyendo drásticamente sus 12.000 empleos en España y significando un cambio radical de la estructura industrial y su inversión. Un paso en la dirección contraria a la soberanía alimentaria.
Esta acción tendrá seguimiento tras las elecciones al parlamento europeo de junio y la próxima ronda de negociación entre Europa y Tailandia, que tendrá lugar también en dicho mes.