La acuicultura noruega suma un nuevo movimiento de consolidación. El grupo Alsaker ha firmado un acuerdo vinculante para adquirir el 100% de su competidor Bolaks, una operación que, de completarse, dará lugar a la mayor empresa privada de cultivo de salmón en el oeste de Noruega, con un peso notable en varias comunidades costeras.
Según los términos divulgados, la entidad combinada reunirá más de 25.000 toneladas de biomasa máxima autorizada (MTB) en las áreas de producción noruegas PO2 y PO3, y aspira a una capacidad productiva total superior a 50.000 toneladas. En el sector, estos indicadores marcan la diferencia entre un operador regional y un actor con músculo industrial para negociar, invertir y planificar a largo plazo.
Una operación con lógica de “cadena integrada”
El argumento central de la compra es industrial: Alsaker y Bolaks defienden que el grupo resultante podrá apoyarse en una cadena de valor plenamente integrada, con margen para optimizar instalaciones de smolt, emplazamientos de engorde, wellboats, embarcaciones de servicio y plantas de sacrificio/procesado. Además, Alsaker sostiene que la integración contribuirá a asegurar empleo local y a generar eficiencias a lo largo de toda la cadena.
Quién es quién en el acuerdo
Bolaks es un operador con base local en el municipio de Bjørnafjorden, con 10 licencias de peces para consumo, 2 licencias de reproductores y un permiso para producción en tierra; también controla la mayoría de Sævareid Fiskeanlegg, lo que refuerza su integración desde ovas/reproductores hasta pescado final.
Alsaker, por su parte, está radicada en Onarheim (Tysnes, Vestland) y cuenta con 24 concesiones, además de activos propios en la cadena (hatchery, matadero, wellboat y flota de servicio, según la información corporativa difundida). En 2024, la compañía produjo en torno a 30.000 toneladas (peso eviscerado), un tamaño que ya la situaba entre los principales productores noruegos.
Próximo paso: el visto bueno de Competencia
Como es habitual en operaciones de este calibre, la transacción queda sujeta a la aprobación de las autoridades de competencia. Hasta que llegue ese visto bueno, las empresas mantienen el foco en el encaje operativo y en la continuidad de las inversiones previstas en sus zonas de actividad.
