La Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu) está molesta con la campaña que está realizando Sea Shepherd generando una mala imagen entre el sector y de total de indefensión «grabando ellos mismos practicas que la flota no realiza, proyectando imágenes crueles que no son acometidas por nuestra flota». Además de no poder actuar Sea Shepherd en aguas internacionales se alían con países terceros y abordan a los pesqueros de pez espada, en plan amenazante impidiendo la actividad pesquera y ponen en peligro la seguridad pesquera.
Pese al corte de aletas a bordo es legal, la flota española no practica el finning (corte de aletas y descarte del cuerpo), sino que la especie se procesa a bordo. «Desconocen estas organizaciones que el interés de la flota es el cuerpo el tiburón, en lugar de dar la imagen que se descarta y se lanza por la borda», señalaban desde Orpagu. Mientras tanto Sea Shepherd lleva a cabo campañas que «no son reales» y «encima nos amenazan con sus armas , cuando los piratas son ellos», decía Juana Parada de Orpagu.
En este momento, el pez espada se encuentra en buen estado de salud y apuestan por un control científico de los tiburones «con lo que buscamos una gestión del recurso para alcanzar su conservación. Nosotros somos los principales interesados en la conservación de la especie, mientras que estas organizaciones tienen todo tipo de apoyos económicos para montar sus campañas basadas en la tergiversación». Desde Orpagu si se solicita una «igualdad de oportunidades» con el resto de terceros países que no cumplen las normativas de sostenibilidad. «Esos operadores que envian el pescado a la Unión Europea deberían de cumplir la normativa y haciéndosesu pesca en base a unas condiciones sociolaborales idóneas».
Grave incidente con el Cedes
El malestar de Orpagu se desató una vez que las autoridades de Liberia mantuvieron retenido durante varias horas al barco gallego «Cedes», perteneciente a la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu), a la que pertenece la embarcación. El «Cedes» fue abordado por miembros del Ejército del país africano, en colaboración con la organización conservacionista estadounidense Sea Shepherd. Finalizada la inspección, afirman, las autoridades liberianas entregaron al patrón la correspondiente acta, «sin que se haya reflejado en ella ninguna irregularidad cometida por el pesquero».
Orpagu denunció la «indefensión» de sus tripulaciones ante los abordajes de Sea Shepherd en colaboración con autoridades de terceros países. Afirmaron que el buque «Bob Barker», responsable del abordaje, tenía desactivado su Sistema de Identificación Automática (AIS), lo que representaría una ilegalidad, y relata que las nueve personas que subieron a bordo del «Cedes» —cinco de ellas provistas de armas de fuego—«obligaron a parte de la tripulación a cortar las aletas de varios ejemplares de tintorera con el único fin de sacar fotografías y difundirlas posteriormente a los medios de comunicación», lo que indicaría un intento de acusar al pesquero gallego de prácticas ilegales. La tripulación del «Cedes», compuesta por catorce trabajadores, obedeció o en un primer momento «intimidada por la presión», pero después, afirmó Orpagu, se negó a seguir colaborando «a pesar de los requerimientos violentos de los militares».
La organización subrayó que no se trataba de un hecho aislado. En octubre de 2017, recuerda, se dirigió un escrito al director general de Pesca de la Comisión Europea, detallando alguno de los abordajes sufridos el pasado año por otros palangreros y atuneros españoles y franceses e incidiendo en la peligrosidad de estos sucesos debido a las «tácticas intimidatorias empleadas contra las tripulaciones de los barcos comunitarios»