Kim Jong Un exhibe músculo naval y antiaéreo con una nueva prueba de misil y la construcción de un submarino nuclear
La prensa estatal norcoreana asegura que el líder supervisó el disparo de un misil antiaéreo de largo alcance y visitó un astillero donde avanza un submarino nuclear de 8.700 toneladas, pieza clave de su plan de modernización de la Armada
Seúl / Pyongyang. Corea del Norte ha vuelto a combinar mensaje político y demostración militar en un movimiento de alto voltaje regional. La agencia estatal KCNA informó de que Kim Jong Un supervisó el test de un misil antiaéreo de largo alcance en un emplazamiento cercano al Mar del Este (Mar de Japón), y que también inspeccionó la construcción de un submarino de propulsión nuclear de 8.700 toneladas, sin precisar ni la localización del astillero ni la fecha exacta de la visita.
Según el relato oficial, el ensayo del sistema antiaéreo fue un éxito y los proyectiles impactaron en blancos simulados situados a unos 200 kilómetros, mientras Corea del Sur confirmó que seguía los preparativos del lanzamiento.
La segunda escena —la más estratégica a medio plazo— se desarrolló en un complejo de construcción naval donde, de acuerdo con KCNA, avanza un submarino nuclear que el régimen presenta como plataforma “estratégica” de ataque. La agencia describió el programa como uno de los pilares de la política de modernización naval y lo encuadró entre los grandes objetivos definidos por el Partido de los Trabajadores para elevar el poder defensivo del país.
Un submarino para “soberanía estratégica” y una Armada con más peso ofensivo
En su visita al astillero, Kim puso el acento en el valor del proyecto para la doctrina de “autodefensa” que proclama el régimen y vinculó la construcción del submarino —junto a nuevos destructores— a un salto en la capacidad de combate de sus fuerzas navales. KCNA le atribuye el compromiso de acelerar la fabricación de buques de superficie y submarinos y de “combinar” esos cascos con distintos sistemas de armas ofensivas.
Las imágenes difundidas por medios estatales apuntan a un estado de avance significativo del casco, lo que ha alimentado el debate externo sobre cuánto falta para que Pyongyang convierta el anuncio en una capacidad operativa real. La Associated Press señala que el material gráfico sugiere un progreso relevante en la plataforma y advierte de que, si llega a desplegarse, incrementaría la capacidad de disuasión norcoreana al permitir lanzamientos desde un vector más difícil de detectar. AP News
Mensaje a Seúl, Washington y Tokio en un escenario de escalada
El contexto regional es el telón de fondo de la maniobra. Reuters recoge que Kim volvió a presentar el refuerzo del componente naval como respuesta a un entorno internacional “inestable” y al incremento de la cooperación militar entre Estados Unidos y Corea del Sur, además de criticar la presencia de submarinos estadounidenses en puertos surcoreanos.
En ese mismo marco, la noticia también ha reactivado la discusión sobre una carrera tecnológica submarina en Asia nororiental. AP recuerda que Corea del Sur ha explorado opciones para desarrollar o adquirir submarinos de propulsión nuclear y que las relaciones intercoreanas siguen deterioradas, con Pyongyang negándose a retomar negociaciones de desnuclearización desde el colapso diplomático de 2019.
Drones, satélites y submarinos: el plan de 2021 sigue avanzando
La visita al astillero se suma a una larga lista de programas estratégicos que Kim presentó como prioridades desde 2021: misiles balísticos de combustible sólido, capacidades hipersónicas, satélites de reconocimiento y una modernización naval orientada a ampliar el abanico de medios de ataque y disuasión.
El elemento más sensible es el submarino: un activo así apunta a una lógica de “segundo golpe” (mantener la capacidad de respuesta incluso tras un ataque), algo que elevaría el nivel de incertidumbre para sus adversarios. Analistas citados por AP han señalado, además, que la creciente cooperación militar entre Pyongyang y Moscú podría abrir la puerta a asistencia técnica, aunque no existe confirmación pública independiente sobre transferencias concretas de tecnología nuclear naval.
De momento, el anuncio cumple una función inmediata: fijar un relato de avance tecnológico en plenas tensiones regionales y reforzar la idea —repetida por el régimen— de que su seguridad pasa por ampliar el componente estratégico, también bajo el agua.
