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viernes, diciembre 12, 2025
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España salva la cuota de merluza pero encara un 2026 crítico por la caballa y los días de pesca en el Mediterráneo

Bruselas mantiene las 17.445 toneladas de merluza sur en aguas ibéricas mientras España se indigna por la gestión de la caballa y promete pelear “con determinación” por más días de faena en el Mediterráneo

España se agarra a un dato relativamente positivo en un Consejo de Ministros de Pesca de la UE lleno de incógnitas: la cuota de merluza sur en aguas ibéricas se mantendrá en 2026 en 17.445 toneladas, el mismo nivel que este año. El propio ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, lo calificó como “una magnífica noticia”, al tratarse de una especie clave para las flotas del Cantábrico y el noroeste y muy valorada en los mercados. El mantenimiento del TAC aporta un mínimo de estabilidad a armadores y tripulaciones tras años de ajustes, en un contexto en el que otras especies afrontan recortes mucho más severos.

El respiro de la merluza contrasta con la tormenta que se cierne sobre la caballa (xarda o verdel). El Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) ha recomendado una rebaja de hasta el 70 % en las capturas, un tijeretazo que, de aplicarse, golpearía de lleno a la flota del Atlántico nororiental, con Galicia en primera línea. A esa presión científica se suma un problema político de fondo: la gestión compartida de la caballa entre la UE y varios países extracomunitarios —Reino Unido, Noruega, Islandia, Rusia, Islas Feroe o Groenlandia— que llevan años fijando unilateralmente sus cuotas al margen de Bruselas.

Planas no ocultó su malestar y habló abiertamente de “indignación” por la actitud de estos socios, al entender que vacía de sentido los esfuerzos europeos por ajustar sus capturas a los dictámenes del ICES. “No sirve de nada que reduzcamos hasta un 70 % nuestras posibilidades de pesca si otros siguen otra lógica”, vino a resumir, en una crítica velada al reparto desequilibrado del esfuerzo de conservación. Desde Galicia, la conselleira do Mar, Marta Villaverde, ha cifrado en unos 65 millones de euros el impacto combinado del eventual recorte de caballa, lirio y abadejo, al considerar “inasumibles” los porcentajes que se manejan sobre la mesa.

Las organizaciones del sector también han levantado la voz. Desde la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores se denuncia que, año tras año, la normativa comunitaria “acorrala” a la flota con nuevos límites y exigencias, mientras crece la dependencia de importaciones de terceros países. La patronal Cepesca, por su parte, advierte de que la suma de recortes en especies como la caballa, el abadejo, la cigala del Golfo de Cádiz o el lenguado amenaza la viabilidad de muchas empresas pese al alivio relativo que supone la merluza sur.

El tercer gran frente de la negociación se abre en el Mediterráneo occidental, donde la Comisión Europea ha puesto sobre la mesa uno de los planteamientos más controvertidos del paquete: reducir en 2026 el esfuerzo de la flota de arrastre a apenas nueve días de pesca al año por buque, una cifra que el ministro español considera “de otro planeta”. Planas recuerda que, desde 2020, las embarcaciones mediterráneas acumulan recortes históricos de días de mar y han asumido cierres espaciales, vedas y mejoras de selectividad que, según los informes científicos, ya están dando frutos en la recuperación de varias especies demersales.

“Vamos a luchar con determinación para conseguir más días de pesca que el año pasado”, aseguró el ministro antes de entrar al Consejo, subrayando que el esfuerzo del Mediterráneo “no puede ponerse a cero cada ejercicio” como si las medidas adoptadas no existieran. El Gobierno español reclama un número de jornadas similar, al menos, a las 143 que se alcanzaron en 2025 tras aplicar mecanismos de compensación, y pide que la Comisión reconozca que la sostenibilidad ambiental debe ir de la mano de la sostenibilidad económica y social de las comunidades costeras.

Planas admite que la negociación será “larga y compleja”, pero confía en lograr un equilibrio razonable: mantener el buen estado de los recursos sin empujar a la flota al amarre definitivo. Mientras tanto, el sector aguarda el desenlace con mezcla de alivio por la merluza, preocupación por la caballa y una inquietud creciente por el futuro del arrastre mediterráneo, que se juega en esta cita buena parte de su capacidad para seguir saliendo a la mar en 2026.

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