La Comisión Europea ha presentado la primera evaluación a mitad de camino de las “Directrices estratégicas para una acuicultura de la UE más sostenible y competitiva (2021–2030)” y de los Planes Estratégicos Nacionales Plurianuales (MNSP). El balance: mucho movimiento institucional y financiero, pero avances aún modestos en el agua y en las granjas.
Según el informe, la acuicultura de la UE produjo en 2023 alrededor de 1,05 millones de toneladas, con un valor aproximado de 4.800 millones de euros, lo que sitúa a la Unión como el décimo productor mundial, con apenas el 0,86 % del volumen global y el 1,6 % del valor.
Entre 2014 y 2023 el volumen ha caído un 1,7 % anual, mientras que el valor ha crecido un 3,4 % al año, impulsado por especies de mayor precio como trucha, salmón, dorada, lubina y atún rojo de engorde. La producción se concentra en cuatro países —España, Francia, Grecia e Italia— que suman dos tercios del total europeo.
El informe confirma además un dato preocupante: la fuerte caída del cultivo de moluscos, especialmente mejillón, por el impacto combinado de cambio climático, contaminación, calidad de aguas y presión de depredadores. En contraste, crecen desde niveles aún pequeños las algas y los crustáceos, y la piscicultura avanza de forma moderada.
En términos económicos, la acuicultura comunitaria muestra una ligera mejora del Valor Añadido Bruto (+10 % entre 2017 y 2022), pero con un descenso del beneficio operativo (EBIT) del 3 % y una productividad laboral y de capital a la baja. El retorno sobre la inversión se mantiene en torno al 8 %, estable pero lejos de un gran dinamismo.
Cuatro grandes objetivos… y muchas barreras antiguas
Las directrices de 2021 fijaban cuatro objetivos horizontales:
- Reforzar la resiliencia y competitividad.
- Impulsar la transición verde.
- Mejorar la aceptación social e información al consumidor.
- Aumentar conocimiento e innovación.INFORME DE ACUICULTURA
La evaluación reconoce que, desde Bruselas, se han dado pasos importantes:
- Creación del Mecanismo de Asistencia para la Acuicultura (AAM) y de una base de conocimiento en línea, con documentos de buenas prácticas y cursos online.
- Publicación de cinco documentos de trabajo sobre obstáculos clave: complejidad administrativa, planificación espacial, adaptación al clima y transición energética.
- Lanzamiento de la Iniciativa de Algas de la UE y campañas de comunicación sobre la acuicultura europea.
- Apoyo a proyectos mediante EMFF, EMFAF, Horizonte Europa, Interreg y la plataforma BlueInvest.INFORME DE ACUICULTURA
Los Estados miembros han alineado en general sus planes nacionales con estas directrices. Entre los avances detectados destacan:
- Designación de zonas aptas para acuicultura en varios países, aunque todavía se traduce poco en nuevas concesiones.
- Algunas reformas legales para agilizar licencias, si bien los procedimientos siguen siendo complejos y largos.
- Medidas para mejorar el desempeño ambiental, el bienestar animal y la descarbonización, con adopción incipiente de energías renovables y economía circular.
- Campañas de comunicación, iniciativas de turismo acuícola y trabajo en trazabilidad dentro de la nueva normativa de control.
Sin embargo, el informe concluye que el impacto global en el terreno es todavía limitado. Los grandes problemas que frenan el crecimiento —acceso al espacio y al agua, maraña administrativa, conflictos de uso del litoral y lenta adopción de innovaciones— siguen muy presentes.
Dinero hay: más de 200 millones, pero resultados discretos
En el plano financiero, la evaluación estima que los Estados miembros han comprometido en torno a 210 millones de euros del Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (EMFAF) para acuicultura entre 2021 y 2024, bajo gestión compartida.
- Aproximadamente el 35 % de esos fondos se dirige a resiliencia y diversificación (nuevas especies, nuevos productos, modernización).
- Un 43 % apoya la transición verde: reducción de impactos, mejoras ambientales y eficiencia energética.
- En cambio, el esfuerzo en sanidad y bienestar animal y en adaptación al cambio climático se considera todavía insuficiente, pese a su importancia para la resiliencia a largo plazo.
El papel del Consejo Consultivo y la necesidad de llegar al sector
El Consejo Consultivo de Acuicultura (AAC) ha participado activamente en la elaboración de documentos técnicos y en la discusión de las medidas, pero reconoce las dificultades inherentes a representar un sector muy diverso y fragmentado. El informe subraya que el AAC debe reforzar su papel en la difusión de estas buenas prácticas y orientaciones hacia los productores, y no solo hacia las administraciones.
La Comisión, por su parte, insiste en que muchos de los instrumentos necesarios ya están sobre la mesa, pero que la “traducción a cambios reales” depende ahora de la voluntad y capacidad de las autoridades nacionales y regionales, así como de la propia industria.
Qué falta para llegar a 2030
De cara a la segunda mitad del periodo 2021–2030, el informe plantea una agenda clara si la UE quiere cumplir sus objetivos:
- Acelerar la simplificación de licencias y avanzar en una planificación espacial local que reserve espacio efectivo para la acuicultura.
- Desarrollar estrategias de adaptación al cambio climático específicas para el sector, con financiación asignada.
- Incrementar el apoyo a sanidad y bienestar animal, claves para la competitividad.
- Escalar el uso de energías renovables, prácticas de economía circular y sistemas de menor impacto ambiental.
- Mejorar la difusión y adopción de las buenas prácticas y documentos técnicos elaborados por la Comisión y el AAM entre las autoridades regionales y los propios productores.
La conclusión es nítida: la brújula política está bien orientada y el marco de ayudas existe, pero si no se abordan de forma decidida los cuellos de botella estructurales, la acuicultura europea corre el riesgo de seguir estancada en un contexto global donde otros competidores sí están creciendo.
